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Iván Archivaldo Guzmán.
¿Desde cuando está doña vergas sabía la movida? ¿Donde quedaba esa hectárea que tenía? ¿Que madres le hechaba o que?
La mire cuando su teléfono hizo un sonido, al parecer un mensaje le había llegado.
—Ta enamorada— me dijo Alfredo seguro cuando ambos miramos como sonreía como pendeja mientras movía sus dedillos.
—Ningún verga está al nivel— dijo ella mientras nos miraba.
—Careces de humildad Archivalda— le dije serio mientras esperaba a que los pendejos de la gente de Alfredo subieran a mi Jr y próxima cabecilla del cártel.
—Carezco de...— se quedó pensativa— De coito, deja le hablo a un cariñoso—
Alfredo soltó la carcajada más escandalosa del mundo.
No supe cuánto estaba apretando el volante hasta que Alfredo me dio un manaso.
—¿Y tú qué chingados te crees junior? ¿No entiendes lo que es tener un bajo perfil o que madres?— Archivalda estaba hablando en un tono de voz muy serio para mi gusto.
—Para que todos se den cuanta quien sigue y de quien soy hijo— Archivalda le dio un sape.
—No tienes que andar presumiendo tu apellido verga, ¿donde chingaos queda la humildad que dices tener? No eres más o menos por tener ese apellido— dijo bien enojada—¡Mantén bajo perfil perro!— le gritó y hasta nosotros nos asustamos.
—¡¿para qué?! Para que nadie me conozca igual que a ti— dijo señalándola.
—Cállate Iván— le dijo Alfredo, Archivalda siempre había sido su adoración... solo de él.
—Es la verdad Tio, si mi apá hasta alardea de solo tener un hijo, y ese soy yo—
Mire por el retrovisor a Archivalda, quien tenía el ceño fruncido.
Serafín Zambada.
Escuchaba mi cuerpo chocar con el de ella, sus jadeos mientras yo le tapaba la boca y él como mi mano recorría su cuerpo.
La tenía empotrada en la pared, sentí como estaba apunto de llegar cada vez más cerca.
—Pinche prieto te e dicho que en mi casa no te eches a tus pu....— Vicente se quedo callado mientras que yo terminaba de subir la bragueta y ella acaloraba su vestido—Tú qué haces aquí Yasira—
—Vengo con mi amorcito—
—A no, yo vengo con una dama de compañía por que amorcitos no somos— rápido la mire mal y mi hermano Ismael soltó la carcajada.
Ella se fue de ahí enojada.
—¿Y para que es esta reunión o qué?— dije yo mientras veía como la banda llegaba y como están Los hermanos Ortiz probando sonido. Había un morro muy carita fantoche, pensé.
