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Archivalda.

Era la primera vez que sentía el miedo en mi persona, no por los balazos, no por los cabrones que estaban disparando, si no por las tres personas que estaban frente a mí, Diego, Cesar y el morro de un solo riñón quien estaba pálido.

Nadie sabía qué hacer, ni siquiera mi apá ni los Zambada sabían.

—Ya nos cargó la verga quino— el que mi tío Alfredo llamara así a mi apá era por que estábamos jodidos.

—Vamos a dar la cara— dijo Vicente y se me hizo un nudo en la panza.

Me desconecte un rato de la realidad hasta que sentí como algo cubría mi cuerpo, Serafin me había puesto su camisa. Le agradecí con la mirada.

—¡Iván Archivaldo! ¡SAL PINCHÉ COBARDE!— gritó alguien y mire las venas saltadas de su frente.

—Alfredo llévate a Junior contigo enfrente— solo lo mire a los ojos y por primera vez el me sostuvo la mirada—Quiero a Archivalda en los asientos de atrás, no quiero ni un solo rasguño en su cuerpo— dijo viéndome, mis ojos empezaban a picar, pero mis lagrimas no salían, nunca había llorado.

—Iván yo iré contigo— Dijo el mayor de los Zambada al igual que Néstor, mi apá asintió rápido.

Los disparos se escuchaban cada vez más cercas.

Mí apá estaba muy nervioso, sus palabras hacia mi habían sido casi una despedida.

Iván Archivaldo Guzmán.

Di media vuelta con Vicente y Néstor a mi lado, la camioneta en la que habían llegado los amigos de mi hija salió por la parte de atrás, tenía muchos nervios, pero ellos estarían bien, mis hijos estarían bien.

Néstor comenzó con unas señas, que entendíamos a la perfección,  nos ubicamos en diferentes puntos de la casa, tratando de defendernos, de que no nos vieran, una detonación cerca de mí me hizo aturdirme, me destantie machín hasta que note que los balazos habían terminado, voltee buscando a mis compás, pero ellos ya estaban frente a mi, de rodillas y con la cabeza agachada.

Narrador omnisciente.

¡Da la cara pinché Chapito! ¿¡No que te creías la verga!?— dijo aquel hombre, uno de los herederos de algún poderoso cártel contrario. Ismael Casillas era quien estaba al frente de ese operativo.

—No me creo..— dijo el mayor de los Guzmán saliendo de su casa mientras fumaba un porro de marihuana que su hija había forjado para él, cada mañana Archivalda forjaba dos, uno para ella y otro para él— Soy la verga, y tú me la vas a pelar hoy..— le dio otra calada— Mañana...— soltó el humo— y todos los días de tu perra vida— le dijo sacando su arma.

Iván había sido lento, pues cuando quiso reaccionar ya lo tenían aprisionado igual que a sus amigos.

—Tu ego me lo paso por los huevos cabron, eres la misma mierda que yo— le dijo Casillas enojado.

—Soy una mierda, pero soy mil veces mejor que tú y eso es lo que te arde— Iván le decía con cinismo.

Hablando de gente los tres estaban jodidos, eran al rededor de 50 hombres para solo ellos tres.

—Ahora si ya valieron madre— dijo él mientras sonreía con sarna y apuntaba.

Archivalda.

Mi Tio se había ido creyendo que yo iba en la cajuela. Me di una ultima persignada.

—Ama, ayúdeme por favor, aún no la quiero conocer— dije mirando al cielo.

DIFERENTEWhere stories live. Discover now