Después de años de relación Pete decide terminar con Ed, al no tener a dónde ir decide quedarse unos días en casa de su jefe, sin imaginarse que ahí comenzaría a vivir el placer más grande que jamás había sentido.
Comencé a abrir mis ojos, y lo primero que sentí fue un dolor punzante en mi cabeza. A pesar de que no tome demasiado la resaca se hizo presente.
Mire a un lado y pude ver ese rostro que siempre me arrancaba suspiros, comencé a recordar lo que sucedió ayer, las compras, el bar, el amigo de Porsche, mi necesidad de hacer sentir a Vegas celoso y el magnífico sexo que tanto necesitaba.
Pase la yema de mis dedos por sus mejillas y después por sus labios, trate de ser cuidadoso para no despertarlo sin embargo minutos después, ya estaba con los ojos entreabiertos y una ligera sonrisa.
–Extrañaba despertar así—Dijo con voz somnolienta
–Solo dormimos separados una noche—Respondí tratando de restarle importancia. Aún cuando también lo extrañe.
–Se sintió como una eternidad—Se levanto un poco para acurrucarse en mi, poniendo su cabeza en mi pecho y pasando su brazo por mi cintura—No vuelvas a dejarme—Susurró
–No vuelvas a hacer tonterías—Dije, e inmediatamente se incorporó, sentándose a mi lado y mirándome a los ojos.
–Te prometo que no lo haré. Pete, yo..
–Esta bien, dejémoslo atrás—Interrumpí antes de que continuará.
–No. No quiero dejarlo así, necesito que lo hablemos—Mi miró fijamente y al no obtener respuesta mía, prosiguió—Cuando Tawan me propuso en la gala tener negocios juntos me negué, no quería que el tener contacto con él afectara nuestra relación. Pero después se acercó a Kinn y le platico ideas que tenía en mente, ideas muy buenas para ambas familias, cuando Kinn me lo dijo yo aún no estaba seguro, no quería tener problemas contigo, una parte de mi sabía que lo entenderías, pero otra se moría de miedo de que mal interpretaras las cosas… Irónicamente pasó lo que quería evitar.—Dijo, con una sonrisa débil—Necesito que sepas que no pasó algo entre nosotros, ni pasara. La sola idea de estar cerca de alguien que no seas tú, me enferma. Sé que lo que diga no cambiará lo que ya hice, cometí un error, y no puedo prometerte ser perfecto, pero si te prometo que día a día intentaré mejorar para ser digno de ti, quiero ser mejor persona para ti.—Tomó mis mejillas entre sus manos y se acercó hasta que nuestras frentes se tocaban entre si—¿Puedes por favor darme otra oportunidad?
–Vegas—No se en que momento las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos—Necesito que confíes en mí. No vuelvas a ocultarme nada, ¿Está bien?—Asintió en repetidas ocasiones y se acercó para apenas rozar sus labios con los míos.
–No volveré a hacerlo, Pete.—Me sonrió y después de besarme unos minutos, volvió a hablar—¿Puedo preguntar algo?—Hice un gesto de afirmación—¿En verdad bailaste con el amigo de Porsche?
No pude evitar reír ante su pregunta, lo que ocasionó que solo me mirara con confusión
–No, lo dije solo para molestarte.—Alzó las cejas y su boca se abrió en una “o”, fingiendo indignación—Te lo merecías
–Tienes razón, me lo merecía—Sonrió y se acercó nuevamente a mi para esta vez darme un beso más profundo.
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