Capítulo N° 48

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Dessert


Marie habría esperado que Klen le diera a Henry más detalles de los que le había dado a ella, sin embargo, si lo había hecho o no, Henry se lo guardó todo. Salió con rostro impertérrito de la habitación y le miró descender los escalones en un abrir de cerrar de ojos, cuando por fin reaccionó, le siguió, reteniendo el nudo que le hacía doler cada vez más los nódulos de su garganta, obligándose a contener las lágrimas que parecían querer salir en cualquier momento, convencida que de hacerlo solo daría riendas a un mal agüero en pro de la situación. Y de eso ya tenía suficiente con el aguacero que hacía afuera.

—Madison, necesito que me prestes tu auto —le oyó decir con urgencia.

Florián estaba a punto de abrir la boca y decir una burrada cuando Henry posó su mirada sobre él y negó, defendiéndolo a tiempo, pero no a Madison, quien se había encontrado sumida en la escena de la película ignorando el intercambio de miradas tensas.

—¡Ja! Sí, claro —respondió la chica, enredando deliberadamente una enorme porción de la pasta en su tenedor.

Florián le removió la pierna con su pie, obligándola a alzar la vista.

Henry aún se mostraba imperturbable frente a ellos y cuando los ojos de la chica le examinaron frunciendo el ceño ante su interrupción, volvió a reiterar su demanda.

—Te lo traeré con el tanque lleno, de verdad lo necesito. No te lo pediría si no fuera realmente necesario.

Le creyó, Henry jamás le rogaría por algo que no se tratara de vida o muerte. Nunca de los nunca.

Aparto la mirada de él y la posó en Marie, quien mantenía la vista fija en la espalda del chico con los ojos aguados.

—¿Está todo bien? —se dirigió a ella cuando preguntó, sin embargo, Henry se vio obligado a responder.

—Su hermano tuvo un accidente, necesito llevarla con su familia.

Aquello fue lo gota que colmó el vaso, Marie dejó de contenerse y finalmente ahogó un jadeo ante lo real de la situación cuando lo escuchó de otra persona.

A Madison no le faltó más explicación que aquella, se levantó y rebuscó en su bolso las llaves de su auto, para después tendérselas al pelirrojo, quien las tomó apurado y se regresó a tomar la mano de Marie.

—Cariño, todo estará bien. Te lo prometo.

Marie asintió sin responder y juntos se apresuraron a cruzar la puerta de entrada rápidamente y sin perder tiempo.

—¡Conduce con cuidado! —pidió la rubia desde la puerta y Henry asintió, abriendo el coche e introduciendo a Marie dentro para luego rodearlo.

La verdad es que estaba nerviosísimo, Klen no le había dicho mucho, pero sí lo suficiente para saber que la situación era más delicada de lo que parecía.

Cuando se encontraron cerca de Hertfordshire, el tráfico comenzó a ralentizarse, rodearon un coche mientras conducían sobre el único carril disponible y al hacerlo, ambos quedaron impresionados de la magnitud del accidente.

Reporteros se encontraban cerca, a la espera de la respuesta forense y los policías se encargaban de mantener el control vehicular en el único carril disponible.

La carga del trailer se encontraba desparramada sobre el asfalto y la carrocería del coche de Jason y de otros cuatro autos más se encontraba destrozada en su totalidad.

Marie, al ver la sangre sobre uno de los vidrios del coche se volvió histérica. Soltando lágrimas sin parar, tantas que le empañaron la visión.

Henry quiso hacer algo por ella, pero debía controlarse y mantener las manos temblorosas sobre el volante con la mente despejada de aquellas horribles imágenes si quería llevarlos a ambos a salvo hasta su familia. 

AgridulceWhere stories live. Discover now