Capítulo N°38

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Hamburguesas

Parte 1. El trío del ahora, el trío del después.



Pensar en Sasha era pensar en todo lo bueno que podía existir en el planeta. O al menos así lo era para Jason McLarence.

Ella era amable, cordial, empática y buena consejera. Pero por sobre todas las cosas, era su mejor amiga.

Quizá ese fue el impedimento de que llegara a desarrollarse más que una bonita amistad con ella para Jason.

Era eso, más a parte Collins.

El novio de la chica, el cantante de la banda por la que todos parecían tener cierto interés últimamente.

A Jason le desagradaba tanto pensar en él. En él junto a su mejor amiga. A su mejor amiga junto a él. A Sasha besándose con él. Había tantos escenarios que detestaba y, aun así, cada uno de ellos los había presenciado en vivo y en directo.

Y por supuesto que no iba a mentir que le desgarraba el corazón verla junto a él.

O al menos así había sido, antes de comenzar a aceptar la realidad.

A veces, ser realista puede resultar doloroso.

Pero una dosis de ella puede ayudar a solucionar las penas.

Y en este caso, los enamoramientos.

Porque cuando Jason entró al bar de Haz de Luz aquel día y miró a Sasha abrazada de Collins junto a sus otros mejores amigos alrededor, no sintió celos, ni ira, ni ningún sentimiento de desprecio. Es más, sonrió. Sonrió porque al fin se sentía aliviado de toda aquella situación.

Amaba a Sasha y probablemente siempre guardaría un bonito sentimiento por ella en su corazón, pero ya no la amaba de la forma en que le era tan difícil ser su amigo. La amaba justo como ella le amaba a él.

Y estaba bien con ello.

Klen se alegró cuando se lo contó una noche tomando cervezas en el auto, antes de ambos introducirse a casa.

—¡Al fin! —había brindado su hermano.

Y le daba la razón.

Finalmente podía dejar aquel capítulo atrás y continuar con su vida.

Qué momento más oportuno para ello.

Jason no continuó torturándose más, muchos años queriendo a la misma persona le habían hecho convertirse en un chico sin experiencia alguna en citas, en chicas y en relaciones.

Por lo que, aunque hubiese salido de su encaprichamiento, se encontraba inseguro de marcar al número que había querido llamar desde el momento en que se lo habían otorgado.

Fue Klen quien sin ningún miramiento había tomado su teléfono y marcado uno por uno los dígitos del papelito para después lanzárselo sobre el regazo y salir tranquilo de su habitación a continuar lavando sus dientes, mientras a él se le salía el corazón del pecho por la incertidumbre y los nervios.

¿Y si había tardado demasiado en llamar?

Ya habían pasado exactamente siete días.

¿Debía esperar más?

Agh, que frustran...

—¿Hola? —se recompuso rápidamente sobre su cama cuando la chica contestó—. Mira, no sé quién ordenó una jodida pizza, pero yo no fui, ¿está bien? Así que deja de estar insistiendo ya, por favor. Tengo un examen mañana y más me vale estudiar, así que, por mi propio bien y el tuyo si no quieres continuar lidiando con mi estrés y mi irritación menstrual más te vale no volver a marcar mi número —y entonces colgó.

AgridulceWhere stories live. Discover now