Capítulo 32- Me sentí tan agraviado

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El lunes, He Yu se dirigió puntualmente a la universidad de al lado con su bandolera y llamó a la puerta.

  

El maestro que está más cerca de la puerta le recibió: "Por favor, entre".

  

He Yu dijo amablemente: "Hola, estoy buscando al Profesor Xie".

  

"Xie Qingcheng, es un estudiante tuyo".

  

Xie Qingcheng salió del despacho interior y, para sorpresa de He Yu, llevaba unas gafas hoy.

  

Xie Qingcheng no era miope antes.

  

"Justo a tiempo". dijo simplemente Xie Qingcheng: "Adelante".

He Yu no pudo evitar echar un vistazo más a cómo se veía con las gafas. Era bastante guapo y lo hacía verse un poco menos feroz y un poco más intelectual. Ya no se veía tan irritante.

Es una lastima que, una vez que Xie Qingcheng abrió la boca para hablar, volvió a tener la actitud que hacia que He Yu lo detestara: "Estaba usando algunos materiales para hacer los power point de la clase, y hay textos que hay que pasar a una versión electrónica. Hay muchos datos médicos en ellos, y no estoy seguro de qué tan exacto es el software, es fácil que se cometan errores cuando se pasa de imágenes a texto. Una vez que termines de escribirlos, compruébalo unas cuantas veces más, ¿entendido?"

  

He Yu miró los grandes libros de medicina que tenía sobre su mesa, casi todos ellos utilizables como herramientas para matar personas.

  

"Profesor Xie, ¿sabe que la tecnología puede liberar a la humanidad?"

  

Xie Qingcheng dejó caer frente a el un ejemplar de "Psicología general" y otro de "Psicosociología", el escritorio se agitó y la pantalla del ordenador tembló.

  

"Pero también sé que la humanidad no debe confiar demasiado en la tecnología. Manos a la obra, empezando por los textos que he subrayado en rojo en ambos libros".

  

He Yu miró los dos gruesos libros como ladrillos, con una gran cantidad de papeles con anotaciones entre ellos, lo que los volvían casi el doble de gruesos. Trató de mantener un buen temperamento, después de todo, estaba sentado en la oficina de Xie Qingcheng, y había varios profesores en la misma sala que no habían salido. Así que le susurró a Xie Qingcheng y le dijo.

  

"¿Acaso quieres matarme?"

"No. Sólo quiero ejercitar tu paciencia y perseverancia". Xie Qingcheng se puso a su lado con una taza de café y tomó un sorbo.

  

He Yu: "......"

  

"No pido mucho. Solo hazlo con cuidado". Xie Qingcheng soltó esa frase, arrojándole una lata de Red Bull a He Yu y se dio la vuelta para seguir con sus asuntos.

  

He Yu entrecerró ligeramente sus ojos albaricoque.

  

Abrió el ordenador de Xie Qingcheng, el cursor se movió al "Word" y se detuvo, habia una neblina detrás de sus largas pestañas.

  

Libro de Casos ClínicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora