Capítulo 28: Aiden

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De sueños compartidos

Aiden

Estamos celebrando el éxito que ha tenido la venta de nuestros productos en Nueva Zelanda con un súper desayuno en el jardín de la casa. Hace dos meses firmé junto a Joshua el contrato con Aurora y las cosas solo han mejorado en todos los aspectos de mi vida desde ese acontecimiento. Después del viaje con Chloe hemos organizado nuestros horarios para hacerlos más compatibles, lo que significa que puedo verla mucho más seguido. Si bien, ha estado muy ocupada con un proyecto "secreto", logramos vernos los fines de semana para pasar el tiempo, surfear y hacer otras cosas de las cuales jamás podría quejarme.

—Más chocolate —Olivia mira atenta los wafles de su plato—, ¿por favor?

Agito la salsa de chocolate y le echo más.

—No le digas a mamá.

Su sonrisa de complicidad me indica que no lo hará.

Dejo la salsa a un lado de su plato sobre la mesa y me sirvo también dos wafles y algo de fruta.

—¿Chloe no desayunará con nosotros? —pregunta Joshua recogiendo una porción de trocitos de manzana.

Ethan y Daniel también nos acompañan esta mañana. Todos estamos en la terraza desayunando un poco más tarde de lo habitual. Hemos preparado wafles y una gran variedad de fruta picada. El día está cálido, el sol radiante y tengo la sensación de que será una mañana agradable.

—Se ha ido temprano —Ethan lleva el tenedor con fresas a su boca antes de volver a hablar—, dijo que debía hacer algo.

—¿Algo? —El moreno me observa como si esperase que yo supiera qué planea Chloe.

—Ni idea. —Me alzo de hombros—. Nos contará después.

Suelta una risa negando discretamente con la cabeza.

—Ella y sus cosas secretas.

—¿Por qué luego de comer piña pica la lengua? —Daniel pincha un trozo de la fruta y lo estudia con atención.

—Una vez leí que cuando comes piña en realidad ella te come a ti. Es por las enzimas, la bromelina descompone las proteínas de la lengua, por eso hormiguea y arde un poco. —Todos observamos a Olivia como si acabase de descubrir la cura al cáncer. Ella alza la vista hacia nosotros—. ¿Qué?

Sonrío orgulloso de tener una hermana sabelotodo, y Daniel y Joshua me miran a mí buscando una explicación.

—No es solo una cara bonita —aclaro.

—¿Sabes qué son las enzimas? —Ethan frunce el ceño—, ¿cuántos años tienes?

—Oye —lo apunto con mi tenedor—, no subestimes la inteligencia de mi hermana.

—No lo hago, solo me sorprende. Cuando yo tenía su edad ni siquiera sabía qué era una proteína.

—Pues, yo a su edad comía tierra —Daniel ríe dándole un sorbo a su café—, y otras cosas más raras.

—¿Más raro que comer queso con chocolate? —Joshua limpia la comisura de sus labios con una servilleta—, porque dudo que alguien sea capaz de superar eso.

—Porque es asqueroso —interviene Olivia.

Y río ante ese comentario.

—Concuerdo, ¿qué pasa por tu cabeza, Joshy? —cuestiono divertido—, ¿queso con chocolate?

—No tengas el descaro de juzgarme, tú fuiste el que me retó a comer eso.

Suelto una carcajada más fuerte sin poder evitarlo.

El día que te despierten las estrellas (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora