Capítulo 12: Aiden

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Somos éxtasis, somos libres.

Aiden

—¿A dónde vamos? —me pregunta Chloe.

Sonrío girando el volante de la camioneta y continúo por un camino más rocoso.

—Sorpresa, Margarita de Frambuesa.

Acaricio su muslo con mi mano libre, ella apoya la suya sobre la mía y siento la suavidad de su palma sobre mi dorso. Me pregunto cómo es que alguien puede volverse adicto a la calidez única de cada persona. He estado con tantas chicas que ya ni siquiera recuerdo sus nombres y supongo que cada una tuvo algo que me atrajo, pero la calidez de Chloe es insuperable, es adictiva por ser tan especial. Ella es suave pero fuerte, es amable pero sabe ponerle un alto a las cosas. Y eso me encanta.

—No soy muy fan de las sorpresas, me dan ansiedad...

—A ti todo te da ansiedad.

—Casi todo —corrige—, pero en particular las salidas sorpresas sin un contexto me ponen nerviosa. ¿Estamos lejos? ¿Cerca? ¿Cuándo regresaremos a casa? Sabes que tengo una hija que cuidar.

—Artemisa estará bien hoy sin ti, le dejaste comida y agua, y tiene muchos rascadores con los que jugar.

Chloe gira hacia mí. Lleva un pañuelo en el cabello que utiliza como cintillo y hace ver sus rizos más voluminosos debido al peinado. Me encanta su cabello así.

—¿Vamos a comer? Comí hace poco, no tengo hambre aún.

—No...

—¿Vamos a alguna playa?

Nop.

—¿A un río, lago u otro lugar similar? Porque no he traído bikini, no tengo nada que usar.

—Por mucho que me gustaría verte nadando desnuda, no, no vamos a un río ni lago.

Casi puedo ver sus mejillas más sonrojadas. Podría decir que ya la he visto desnuda, pero no sería del todo cierto. Aquel encuentro que tuvimos en su baño la semana pasada fue, entre otras muchas cosas, demasiado excitante y encantador, pero era de noche y solo la iluminaba la luz de la luna y algunas pocas velas, por lo tanto no pude apreciar su cuerpo como me habría gustado hacerlo, aunque sí pude sentirlo. Y algo me dice que eso fue mucho mejor, porque sentir ese tipo de poder, de dominio, de saber que sus gemidos eran causados debido a mí, al placer que yo le regalaba, me hizo sentir satisfecho.

—Bobo —murmura volviendo su vista hacia el paisaje.

Solo puedo ampliar mi sonrisa ante eso.

Media hora más tarde llegamos al campo de mi tío Gabriel. Esta mañana he hablado con Erik para preguntarle si podía ir al establo de su hermano y me dijo que sí, que podía montar a los caballos si quería.

Aparco, toco dos veces la bocina y me apresuro a abrir la puerta de Chloe. Ella me agradece dándome un beso en la mejilla.

—Muy bien, ¿dónde estamos?

A unos metros del establo está la casa de Gabriel, que se aproxima al escuchar los bocinazos que he dado.

—¡Aiden! —se apresura a decir antes de darme un fuerte abrazo y unas palmadas en la espalda.

—Hola, Gabriel —tomo a Chloe de la cintura acercándola más a mí—, te presento a Chloe. Chloe —hago un ademán hacia mi tío—, Gabriel, hermano de Erik.

La bella morena sonríe y saluda a mi tío, tan encantadora como siempre, antes de volver a mirarme sin saber exactamente qué hacemos aquí. Le pregunto a mi tío por su familia, su trabajo y su vida en general para no ser maleducado, y cuando ya considero que hemos tenido suficiente plática superficial le pregunto:

El día que te despierten las estrellas (+18)Where stories live. Discover now