Capítulo 17: Chloe

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Yuanfen

Chloe

He venido al supermercado y me entretengo en la sección de artículos de papelería escogiendo algunos bolígrafos y agendas de mi agrado. Cuando ya considero tener lo necesario continúo mi recorrido hasta la zona de verdulería, donde siempre está el señor Baker atendiendo con una amable sonrisa.

—Buenos días, pequeña Chloe —me saluda en cuanto me ve—, ¿cómo estás?

—Genial, he comenzado un nuevo trabajo que me tiene muy emocionada.

Recojo algunas zanahorias frescas.

—Al fin te liberaste de tu antiguo jefe, ¿no? —Ríe un poco—. Me parece muy bien. —Pesa las zanahorias y me indica los canastos llenos de otros vegetales—. Hoy la espinaca está en oferta.

—Gracias por el dato.

Recojo espinaca, brócoli, morrón, tomate y albahaca. Lo vuelvo a dejar en la pesa para que él etiquete los precios y me entrega mi pedido.

—¿Es para tu abuela?

—Sí, ya sabes cómo es, no le gusta venir al supermercado, dice que "el consumismo y el capitalismo son sus mayores enemigos".

Él ríe otra vez negando ligeramente.

—Esa Marie... Mándale saludos de mi parte cuando la veas.

—En su nombre, señor Baker. Que tenga un lindo día —me despido.

Y me voy a la caja para pagar.

El hecho de venir todas las semanas al mismo supermercado y comprar usualmente las mismas cosas me ha ayudado a conocer al personal. Es una rutina que tengo asimilada. Siempre puedo ver a la señora Meredith conversando con el panadero, el señor Williams, ella se queja un poco de que los precios no dejan de subir, él la convence de que incluso pagando un poco más vale la pena comprarlo, porque el pan que preparan es de excelente calidad. Las chicas que atienden en la caja suelen cuchichear entre ellas, por lo mismo sé que Andrea, la rubia de cabello largo que suele atender por las mañanas, tiene un crush en Damián, el chico que repone los productos y siempre está en el pasillo seis.

Estoy en la fila con mi carrito cuando noto que una señora mayor también quiere pagar.

—Adelante —le cedo mi puesto. Y entonces puedo reconocerla—. ¿Señora Green?

—¡Chloe! —chilla ella—. ¡Cuánto has crecido! —Y me abraza con calidez apretándome fuerte.

La señora Green fue mi profesora en el instituto, donde enseñaba literatura. Era muy querida por todos, recuerdo que le hicimos una despedida cuando jubiló. A pesar del tiempo que ha pasado, considero que sigue luciendo bien, tiene un par de arrugas más, obviamente, pero su sonrisa la sigue haciendo lucir más joven.

—En serio me alegro de verla —murmuro—, ¿sigue viviendo aquí? ¿cómo es que no nos hemos encontrado antes?

—Pequeña Chloe, estuve viviendo en Ballina unos años después de jubilar, pero he vuelto aquí para pasar más tiempo con mis nietos. Te encantarían, son adorables. Y adoran los cuentos de hadas y criaturas mágicas. Siempre los llevo a la biblioteca, pero la más pequeña todavía no sabe leer y siempre está esperando que alguien le lea algún libro infantil. Suelo hacerlo yo, pero cada vez se me cansa más la vista.

—Yo podría leerles, me gusta ayudar.

—¡Eso sería increíble, Chloe! No sabes cuánto te lo agradecería, es muy importante inculcar los buenos hábitos de lectura en los niños, ¿no es así? —Sonríe apretando mi mejilla como si todavía fuese pequeña—. Usualmente vamos a la biblioteca de Middleton los jueves por la tarde.

El día que te despierten las estrellas (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora