Capítulo 10: Aiden

136 15 11
                                    

Los sueños se pueden hacer realidad

Aiden

La luz entra directamente por la ventana de mi habitación, el sol quema, calienta y revitaliza. Mi cama está desordenada, estoy casi seguro de que tengo la mitad de los vasos de la casa encima de mi escritorio y hay muchos papeles por todos lados, pero no quiero ordenar aún, solo quiero tocar un rato la guitarra. Tomo a mi vieja amiga y me despierto con la música, con los acordes, con esta improvisada melodía.

Para mí la música es aquella compañía que nunca sobra, que siempre es bien recibida, que calma y alegra, que sana. Mi padre tocaba guitarra cuando era joven, me enseñó desde pequeño algunas canciones, aunque no supe valorar el verdadero significado de la música hasta que crecí y entendí que su enseñanza valía oro. Mentiría si dijera que mi repentino interés fue solo por amor al arte, porque la verdad solo quería impresionar a las chicas, pero luego comencé a encontrarme a mí mismo en las cuerdas. A veces compongo, otras veces solo improviso y luego olvido lo que he tocado, solo la dejo fluir, me expreso a través de acordes, con la plumilla o sin ella, mi guitarra acústica es definitivamente mi vieja amiga.

Una llamada me desconcentra del momento y la dejo sobre la cama, contestando el celular.

—Hola, mamá.

—Aiden, ¿puedes cuidar hoy a Olivia? Me ha surgido una reunión y Erik está en Sídney en un congreso, la niñera no puede y no sé a quién más pedirle que la cuide.

Me incorporo de la cama.

—Claro que puedo cuidarla, ¿debo ir a buscarla o la traerás?

—Ya vamos en camino, llego en diez minutos.

Camino hasta el baño y aplico pasta dental a mi cepillo.

—Está bien —respondo.

—Eres el mejor hijo del mundo —se despide de mí y corta la llamada.

Tomo una ducha rápida con agua helada y termino de alistarme justo cuando el timbre de la casa suena. En cuanto llego al salón principal descubro que Joshua ya ha abierto la puerta y Olivia se ha lanzado sobre él riendo.

—Mamá —la saludo abrazándola con fuerza y ella responde de la misma forma—, te ves bien hoy.

—Tú siempre me dices lo mismo...

—Porque es cierto —sonrío.

—¿Cómo es que cada vez que te veo siento que estás más alto?

Río un poco por su comentario.

—Me viste la semana pasada.

—Y ya creo que has crecido mínimo cinco centímetros más...

—Eres una exagerada.

Me entrega un bolso con cosas que quizás podría necesitar para cuidar de Olivia.

—Ahí está su inhalador, no lo olvides, si tiene un ataque de asma llámame de inmediato.

—Lo sé, lo sé...

—Y ahora está obsesionada con las ballenas, encontró algunos álbumes tuyos en casa y se lo pasa mirando fotografías de cualquier tipo de cetáceo, pero principalmente la ballena azul. Pregúntale al respecto, te dará una presentación completa del animal, créeme, Erik le ha enseñado todo lo que ha encontrado en internet.

Observo de reojo a Olivia, que sigue jugando con Joshua con demasiada energía.

—Vale, no llegues tarde a tu reunión.

El día que te despierten las estrellas (+18)Where stories live. Discover now