Capítulo 26: Aiden

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El hombre sol

Aiden

Los rizos oscuros caen por su frente y enmarcan su rostro que luce sereno, sus labios están ligeramente entreabiertos, hace algunos ruiditos a veces, como un bebé, pero es adorable. Y está aferrada a mí como un mono, con sus piernas enredadas entre las mías y su brazo rodeándome encima del estómago. Por un segundo me gustaría que no llevase puesta mi camisa, aunque incluso eso me gusta, me divierte que mi ropa le quede tan grande, solo acentúa lo pequeña que es en comparación.

Sonrío viéndola acomodándose con su cabeza en mi pecho.

No quiero moverme para no despertarla y tampoco quiero que despierte porque me gusta que me abrace así como lo hace ahora, como si fuera su todo.

«Te quiero en mi vida, te quiero todos los días» repito sus palabras en mi mente y una cálida sensación me invade.

Anoche ni siquiera sé en qué momento nos dormimos, hablamos muchas cosas importantes y luego solo divagamos en ideas ridículas hasta la madrugada. Me contó del caso de Álex, de cómo se sintió al fin enfrentarlo, dijo que vivir esa experiencia fue como una montaña rusa de sentimientos encontrados, que lo odió con todo su ser, que se odió a sí misma al recordar lo que tuvo que soportar con él, y luego se perdonó por haber permitido lo que él le hizo. Me confesó que al fin entendió que lo ocurrido no fue su culpa, aunque yo ya lo sabía. La manipulación psicológica que ejercen algunas parejas puede ser tan fuerte y poderosa que a veces uno no sabe qué es real y qué no lo es, ni tampoco sabes cómo enfrentar las cosas. Los abusadores te aíslan, te reprimen y te manipulan como una marioneta. Sé de eso, tuve una amiga en el instituto que pasó por algo similar. Tristemente, estoy seguro de que cada persona conoce a alguien que ha estado en una situación así. Chloe me ha dicho que está más tranquila ahora. Y puedo verlo, lo noto, lo vi anoche reflejado en su expresión más calmada, más ella.

Ha dejado de llover y brilla el sol tan fuerte como si la tormenta de ayer nunca hubiese ocurrido. No es tan temprano, aunque no quiero ver la hora. Sé que los chicos han despertado porque escucho algunos ruidos desde la cocina y el jardín. De seguro Ethan está pintando y Joshua está comiendo algo con Daniel. La verdad no me importa. Estamos en una cápsula perfecta aquí en mi cama, nadie nos va a molestar, es nuestro momento.

Recorro mi vista sobre ella otra vez amando la cercanía de su piel y la mía. Deslizo mi mano lentamente por su brazo y enredo mis dedos entre los suyos. Pronto los aprieta sujetándome también.

—¿Me veías dormir? —susurra muy bajito.

—No, solo estaba pensando —mi voz suena más ronca por las mañanas.

—No me digas.

—Te lo juro.

—Así que a veces piensas. —Alza la vista en mi dirección, su expresión continúa adormilada, pero me sonríe con ternura—. ¿Y en qué estabas pensando?

—En las ventajas de tener una novia de tamaño bolsillo.

Golpea suavemente mi pecho.

—No soy tamaño bolsillo, soy promedio.

—Mis camisas te quedan casi como vestidos y tienes que pararte en puntitas para darme un beso, cosa que considero, entre muchas cosas, algo encantador.

—El asunto aquí es que tú eres muy alto.

—Sí, bueno, algo.

—No, no "algo", eres realmente alto, Aiden.

—Ya, pero si comenzamos a realzar todas mis virtudes y atributos físicos no acabaremos jamás.

—Siempre tan egocéntrico. —Se reacomoda de costado apoyándose en su brazo. La luz del sol se filtra por las cortinas de mi habitación y realzan su tez color caramelo—. Supe que Joshua te golpeó.

El día que te despierten las estrellas (+18)Where stories live. Discover now