-Ya... ya basta no te acerques, -dijo alejándose. -¿O qué? No puedes hacer nada, estas en mi casa y puedo hacer contigo lo que me plazca. -Agarró su cintura y la apego a su cuerpo. -Podría desnudarte y darte contra el sofá justo ahora, -susurraba muy cerca de sus labios.