24

754 34 0
                                    

Ya habían pasado cuatro meses, y Alexa seguía siendo el juguete personal de Francis y sus hombres.

Los días pasaban, le traían comida, pero ella solo a veces comía. Su vientre no había crecido nada. Era como si lo que tuviera dentro... ya estuviera muerto.

Seguían probando las drogas en su cuerpo, divirtiéndose por los efectos que le provocaban.

En cada encuentro traía más personas para pasarla con ella.

Las súplicas se acabaron hace tiempo, solo quedaban los débiles jadeos cuando le dolía algo.

Hacían y deshacian su cuerpo a su antojo, ella ya no ponía resistencia, simplemente se dejaba hacer hasta que todo acabara.

Su cuerpo ya estaba sufriendo los estragos por la sobredosis. Muchas veces tenía convulsiones o paros respiratorios momentáneos, como ahora...

En ocasiones sentía una fuerte punzada en la cabeza, y su pecho se oprimía, sacándole todo el aire, sin permitir que lo volviera a recuperar. Dejaba de respirar por momentos, agotando así su cuerpo.

Los fallos respiratorios se volvían más constantes al igual que el sangrado nasal.

Los moretones y cortes en su cuerpo iban aumentando. Muchos de ellos fueron ocasionados durante el acto sexual, otras por no querer comer.

Solo la tomaban sin cuidado, importandoles nada las heridas en su cuerpo.

Ahora estaba tendida en la cama, retorciéndose y temblando ante la falta de aire, en cuando volvía a respirar, sus pulmones ardían y su cabeza no paraba de dar vueltas, así eran todos sus días.

Sus paros eran más seguidos y más largos, era probable que el siguiente sería la última.

...

Con Leonardo, todo parecía ir bien, pero ninguno de ellos sabían que él estaba a nada de matarlos a todos, su paciencia se había esfumado.

Carlos a duras penas podía calmarlo, para evitar que cometiera una locura.

Aún seguía investigando a Francis, conseguía poco y nada... El cabrón se escondía bastante bien.

Francis se aguantaba las ganas de reírse. Ver a Leonardo en ese estado, era la pura diversión, nada más esperaba que perdiera la poca cordura que le quedaba para tomar su posición.

Ahora se dirigía otra vez al lugar en donde tenía a la menor. Vigilando que nadie lo viera.

Bo se percató de la presencia de una persona que lo venía siguiendo en silencio.

Una persona especializada, contratada por Carlos, era de su confianza, por lo cual le dio esa tarea, ya que Carlos no podía dejar por mucho tiempo a Leonardo solo, por preocupación.

Francis se subió a su coche y emprendió camino, se desviaba del camino principal, perdiéndose entre las curvas y espesas zonas de un bosque, en donde había una casa no tan grande, estaba situado en la zona más profunda.

El que estaba encargado de seguirlo, se tomaba su tiempo para no levantar sospechas. Su trabajo lo realizaba lento, pero seguro, enviaba información a Carlos para mantenerlo al tanto.

Ahora éste estaba merodeando por la zona en silencio y sin ser visto.

Francis entró a la habitación, encontrando a la menor acostada y temblando ligeramente.

—Buenas noticias señorita Doria, tu querido leoncito está a punto de perder la compostura, y yo estaré ahí para tomar el mando —cantó con mucha felicidad en su voz—. Oye, no seas aguafiestas, y vamos a celebrar conmigo. —Agarró sus piernas para acercarla a la orilla de la cama—. ¿Por qué tan seria? ¿Me extrañaste? —preguntó, jugueteando con sus labios resecos de Alexa.

RETORCIDO CAPRICHO (Ese Es El Trato 1) Where stories live. Discover now