Lo único que Maia y Diego sabían sobre el niño nuevo, Christopher Vélez, era que sería su compañero en el grupo de arte, que se comía el pegamento, y su risa era demasiado contagiosa. Lo que Diego no sabía es que después de compartir una semana con Christopher, se convertirían en los mejores amigos. Y lo que Maia no sabía es que años después, él se convertiría en algo más que su mejor amigo. Pero...¿Qué sucede cuándo Maia desaparece sin dejar rastro?