Capítulo XIII

91 10 0
                                    


- ¿Qué quieres que te explique? - preguntó Christopher.

- ¿Por qué se fue será? - respondí con otra pregunta.

- Son sus temas Maia, seguro ya te contará - dijo alzando los hombros.

- No me ayudas ¿sabes? - le di la espalda.

- Ahora te enojas conmigo - dijo agarrando mis hombros.

Aún su tacto producía algo en mí, así que decidí cambiar de tema para no morir por dentro.

- No estoy enojada - dije mirándolo y haciendo un gesto con mi mano.

- Bueno, ¿podemos dejar a Diego de lado? - me dijo agarrando el control de la tv.

- Sí, sí, podemos. Ahora me hablarás de tus temas o es que debo de seguir pagando por no haber respondido los mensajes - pregunté sin mirarlo.

- Pues para tu suerte yo no tengo temas, ya sabes, las vacaciones son aburridas sin ti - dijo con una sonrisa.

Demonios, amaba esa sonrisa, pero amigos. AMIGOS. AMIGOS.

- Lo sé, lo sé, soy indispensable para ti - dije en tono gracioso.

- Lo eres, no hay nadie a quien podamos fastidiar - dijo riendo.

- Lo arruinaste, tan bien que estábamos - dije cruzando los brazos.

- Deja el drama ¿quieres? que tengo buenas noticias.

- Dijiste eso sobre el campamento, las clases de voley - empecé a contar usando mis dedos - sacar a pasear a los perros.

- Entendí, entendí.

- Sobre el gimasio para luego por Nicolás ni me quisieron hablar.

- Nicolás esto, Nicolás lo otro - dijo rodando los ojos.

- O sea yo me tenía que tragar todo mientras hablabas de Wendy hace un año, y ahora que yo hablo de Nicolás te enojas.

Tan solo me acordaba de Wendy y los celos me carcomían, debía aceptarlo odiaba el hecho de que Christopher haya estado con ella. 

- No compares a Wendy con Nicolas, son completamente diferentes.

- No comparo nada, solo te lo menciono para que veas lo molestoso que era. Ya ahorapuedes por favor dejar de ir por otro lado y contarme las buenas noticias - dije esto último usando los dedos como comillas.

- Hemos encontrado un trabajo de verano espectacular. – comentó Christopher.

Me abrazaba por los hombros mostrándome su sonrisa. 

- Y supongo que pasear perros, ya no cuenta.

- No Maia, no es eso.

- Menos mal porque se irían a la quiebra, igual ya era hora. Necesitan dejar de perecear – dije tomando un sorbo de soda que había en la mesa-

- Exacto señorita Vasco. Dejaremos, los tres, de andar de perezosos.

- ¿Los tres? ¿Qué tres? ¿Quién es el intruso? – pregunté apagando el televisor preocupada.

No podía ser yo, la responsabilidad y yo no éramos muy amigos que digamos. Mi cama era mi más fiel y mejor amiga.

- ¿Lo dices de verdad Maia? – me miro sonriendo.

- No es gracioso Vélez, que yo me entere que me hayan cambiado, ahora entiendo todo, por eso se fue Diego. ¡JA! Los descubrí.

- A veces me pregunto qué hice para merecerte como amiga. – dijo rodando los ojos.

- ¿Perdón? – dije indignada.

- Cuando digo tres, eres tú, Maia. Diego y yo. Los tres iremos a trabajar desde la otra semana – dijo parándose para darme un abrazo.

- Se puede saber de cuándo acá eres mi papá y tomas decisiones por mí - rechacé su abrazo.

- Bueno, tu papá estaba muy contento cuando le hablamos sobre la noticia.

- Toda la vida, toda la vida. Abraham Vasco no pensando en mí. Lo lamento pero tengo cosas más importantes que hacer.

-Un poco más y tu papá quería que te busque uno que sea de doble turno. Además comer y dormir no cuentan como cosas importantes

- Demonios, y de qué se trata este trabajo.

- Ya vez, reniegas sin saber. Es algo simple. Atenderemos en el cine que está en el centro de la ciudad. Es cerca y siempre estaremos juntos.

- No se oye tan complicado - dije agarrándome la barbilla - además el cine no está abierto desde temprano y puedo dormir tranquila. 

- Te complicas la vida cuando no debes. Además ya llega tu cumpleaños, faltan pocas semanas  y debemos celebrar los sweet 16 como se debe.

- Somos latinos, nada que sweet 16. Y por cierto con ustedes no celebro nada, así de simple. ¿Vas a querer más soda? - pregunté caminando a la cocina.

- ¿Por qué no? 

- Y tienes el descaro de preguntar. Porque siempre suceden cosas malas, mi mamá me termina castigando por las pavadas que hacen - le alcancé la soda.

- El año pasado me sacaron a media noche por las puras, perdimos el bus porque en vez de alistar los pasajes, decidieron alistar comida.

- Pero eso lo hace más divertido, tan solo acordarme - empezó a reír.

- ¿Quieres que te golpee cierto? Perdí mi dinero, tantos dólares a la basura. Alistaron comida sabiendo que estaba prohibido. A veces pienso que lo hacen a propósito.

- Qué agresiva has regresado. 

- Lo que provocan en mí Vélez.

Me acerqué a él agarrando un cucharón, sin darme cuenta estaba acorralada contra la mesa. Estábamos demasiado cerca que me asustaba, había dejado los sentimientos por Christopher tirados y muy lejos, que estar así hacían que los pelos se me pararan de punta.

- Así que eso provoco en ti - dijo pegando su frente con la mía.

- Sí, me da rabia de solo acordarme.

Dos segundos después..

- Creo que debemos de pedir más pizza - dijo.

De la que te salvaste Maia, un suspiro de alivio salió de mis labios.

- No puedo creerlo, hemos tragado dos cajas de pizza solos - dije tratando de olvidar lo que había pasado hace poco.

- No puedo con la comida - dijo agarrándose la barriga - yo invito.

- Uy no, al parecer esto del trabajo te está cambiando. ¿Dónde quedó el Christopher que no invita ni un chicle?

- La oferta es limita, lo tomas o lo dejas.

- Que sea con doble queso.


(...)


- Esta vez será genial, lo podemos planear desde ahora y saldrá espectacular.

- Eso venimos diciendo los últimos tres años y cada vez sale peor. De las mil cosas que planeamos ni una nos sale bien. No me quiero arriesgar. Mejor ese día me dejan dormir y listo.

- Es vacaciones Maia, haremos algo divertido.

- Como sea. ¿Alguna película que quieras ver?










Adiós... | Christopher Vélez | -PAUSADA-Where stories live. Discover now