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بواسطة aliceindrama

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«Porque, yo no soy ella y tú no eres él. Afortunadamente». Historia dedicada a dos personas, las cuales amo... المزيد

Importante.
Sinopsis.
Capítulo uno.
Capítulo dos.
Capítulo tres.
Capítulo cuatro.
Capítulo cinco.
Capítulo seis.
Capítulo siete.
Capítulo ocho.
Capítulo nueve.
Capítulo diez.
Capítulo once.
Capítulo doce.
Capítulo trece.
Capítulo catorce.
Capítulo quince.
Capítulo dieciséis.
Capítulo diecisiete.
Capítulo dieciocho.
Capítulo diecinueve.
Capítulo veinte.
Capítulo veintiuno.
Capítulo veintidós.
Capítulo veintitrés.
Capítulo veinticuatro.
Capítulo veinticinco.
Capítulo veintiséis.
Capítulo veintisiete.
Capítulo veintiocho.
Capítulo veintinueve.
Capítulo treinta.
Epílogo.
Agradecimientos.

Prólogo.

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بواسطة aliceindrama

Ya había tenido suficiente de él.

Esa era la última canallada que le perdonaba.

Virginia esperaba tras bastidores, a ser llamada para hacer su entrada en el programa de televisión. Mientras que, aguantaba las lágrimas y apretaba el nudo en la garganta tras recordar una y otra vez, a su ex.

Estaba en un proceso de reivindicación con ella misma. Sin embargo, ese hombre había declarado en su contra. Y, cinco minutos antes lo vio en la pantalla chica de su camerino, parloteando con cara de mártir frente a un puñado de reporteros, sedientos de noticias amarillistas.

Suspiró, cerrando los ojos y concentrándose en lo que debía decir junto a la presentadora.

―En diez segundos, Virginia ―anunció un técnico, que terminaba de acomodarle el micrófono. Ella asintió, dejando caer los hombros.

Sin poder evitarlo, los nervios se instalaron en la boca de su estómago, una vez hubo escuchado que tenía que hacer su entrada. Dejó todo lo malo atrás, y pasó al escenario con una sonrisa y agitando su mano en dirección al conglomerado de personas que yacían en una sección del lugar.

―Recibamos a Virginia Moreno ―exclamó la mujer, dándole la bienvenida con un beso en la mejilla y un abrazo que duró más de dos segundos―. Un placer, tenerte aquí.

―Muchas gracias, por invitarme ―dijo, sonriente. Tomaron asiento, frente a frente.

Sumieron su conversación, en el proyecto que acabó de culminar, confesó algunos posibles miembros del elenco, ya que siempre se mantuvo en secreto, y desató una ola de preguntas por parte de la entrevistadora, las cuales ella contestó algunas.

―Virginia, tengo una sorpresa para ti ―informó afable, la mujer, ojeando las tarjetillas―. Es una persona de mi entera confianza, tiene un programa aquí en el foro. Lo transmiten a las diez y media todos los martes.

Virginia frunció el ceño, si acaso veía televisión. Optó por mostrar los dientes, frente a la cámara que pasó.

―Veo que no sabes de quién hablo ―adivinó―. Entonces, sin más, después de comerciales tendremos aquí a mi amigo Salomón, el lector. Hablaremos sobre el tarot, y él leerá el futuro que dé para Virginia en el año siguiente... ¡Ya venimos!

Desactivó su micrófono y la periodista, aprovechó para comentarle acerca del hombre y su programa.

―Entonces, solo él adivinará mi futuro ―reiteró Virginia, mientras le retocaban el maquillaje y peinaban su cabello―. Interesante.

―Puedes preguntarle lo que sea, si quieres ―aseguró, leyendo el tarjetón del bloque―. Tranquila, al minuto que sientas incomodidad saldremos del aire.

―Gracias. Espero sea rápido, no me siento bien.

―Se te nota, querida. ¿Puedes disimularlo?

Ella asintió.

El conteo regresivo por parte del productor, alertó a la conductora y se prepararon para salir a escena.

―Seguimos con el programa, en esta ocasión nos acompaña Salomón. ―La gente aplaudía, hasta silbaban. Virginia quería que la tierra la tragara―. Como dije antes, hará lectura de las cartas a mi invitada.

Salomón le indicó a Virginia que partiera el mazo en tres partes, para luego él regarlo y hacerla escoger cuatro cartas al azar.

―Esas cuatro cartas, nos van a hablar de tu panorama en el año de 1999 ―mencionó él, haciendo ademanes. Virginia, solo asentía con la cabeza y seguía instrucciones―. Elígelas ahora de donde quieras. Puede ser con la mano derecha.

Así lo hizo y tomó una de las primeras cartas, para después seguir con los demás montones y entregárselas al lector.

―Muy bien ―dijo―. Aquí tienes, cuatro cartas importantes. ―Ordenaba las baratijas, mientras ella fijaba su vista en lo que él hacía―. Lo primero que nos habla, son de viajes. Tú, vas a estar conectada en otros sitios, vas a estar viajando continuamente; o vas a tener nuevos contactos, con nuevos públicos. En 1999, es de viajes.

¿Viajes? Si quiera he ido a grabar algunos promocionales de mi nueva película.

―Febrero, debes tenerlo muy en cuenta ―continuó Salomón―. Febrero va a ser un mes radical, algo cambias e inicias con nuevas perspectivas. El número seis repite, o sea, que el sexto mes, junio, es importante para tu vida. En junio, trasladas, cambias, reformas donde estés viviendo, lo que estés haciendo... Hay un cambio radical en tu vida. Pero, a nivel sentimental.

No. Nada de amor, por favor.

Virginia alzó las cejas, todavía sin emitir sonidos. Ladeaba la cabeza y se dedicaba a observar y a escuchar con suma atención, lo que el hombre frente a ella profería.

―Termina un ciclo de karma que traías, e inicias otro nuevo. Esto es importante que lo sepas, porque la parte sentimental ha sido el talón de Aquiles en este momento de tu vida. Pero, en 1999, te liberas, y te liberas para encontrar algo muy importante. ―Salomón cogió otra carta, y se la enseñó. El corazón de Virginia latía con fuerza―. No sé, pero debes tener muy en cuenta; bigote o chivera. ―Hizo una mueca y entrecerró los ojos―. No sé por qué ―repitió―, pero las cartas del tarot lo dicen. Y, te vas a acordar mucho, cuando aparezca ese personaje dentro de tu vida. Hay bigote o chivera, importante esto. Recuérdalo que es después, o hacia el sexto de mes de 1999. ―Afloró una sonrisa de boca cerrada. Quizá, no todo estaba perdido en su vida amorosa.

― ¿Tienes alguna pregunta para él, antes de salir? ―inquirió la periodista, que hasta ese punto estuvo concentrada en la lectura de su colega.

Virginia se aclaró la garganta, sin subir la mirada y negó con sutileza.

―No. En público, no ―contestó la conductora―. Okey, yo tengo una pregunta. El de la chivera y el bigote, ¿es buen hombre? ¿Tiene buen corazón?

Virginia agradeció mentalmente que esa mujer, indagara en el tema por ella. Entonces, Salomón agarró de nuevo la carta y la mostró, diciendo:

―Sí. Para ella, va a marcar fuertemente. Va a ser una persona que va a acoplar, porque ella en su karma tenía que liberar a nivel sentimental dos etapas. Ya quemó una, viene la que realmente va a ser definitiva para ella ―explicaba Salomón, volteado, pero sin darle la espalda a su cliente―. Empieza un nuevo ciclo.

El conglomerado de personas, comenzaron a aplaudir y Virginia se espabiló, disimulándolo con la primera sonrisa sincera que dedicaba esa noche. Buscó a su madre entre la gente, para luego ver a la periodista. En sus facciones, demostraba una fatiga y confusión. Aparte que, desde que inició el programa solo pensaba en llorar y desahogar su dolor.

―Se nos acabó el tiempo ―comunicó la mujer―. ¿Te cuadra o no te cuadra?

―Totalmente ―respondió, asintiendo.

La conductora dio por terminado el programa, y en menos de cinco segundos dejaron de transmitir.

―Muchas gracias por venir ―agradeció la conductora, volviendo a abrazarla―. Espero que, cuando encuentres a tu hombre, porque sé que será así; me lo traigas acá y me lo presentes.

―Dalo por hecho ―croó, llamando a su mamá. La señora se levantó y caminó con dificultad, hacía ella―. Con esto me he distraído, eres increíble, Saralegui.

Salomón se retiró. Casi que, por arte de magia, había desaparecido. Sino, Virginia estaría preguntándole algunas cosas más.

Salieron del foro, para ir al estacionamiento donde su automóvil aguardaba. Ayudó a subir a su madre y luego se subió ella y dio marcha al apartamento de su hermana.

Cuando hubo llegado, Gisela la esperaba en planta baja. Le abrió el portón del estacionamiento, y se saludaron una vez que desalojaron el coche.

―Ay, mi hermana, tengo tanto que contarte ―le dijo, en cuanto la tuvo en frente y pudo darle un abrazo. Se vieron por la mañana, pero no tuvieron oportunidad para platicar.

― ¿Cómo te fue con Saralegui? ―inquirió Gisela, apretándole la mano a su madre y su hermana, guiándolas al ascensor.

―Bien, mejor hablemos arriba.

Ojearon a los lares, por fortuna no rondaba ningún paparazzi en la zona.

Gisela acostó a su madre, conversó con la señora hasta que se quedó profundamente dormida. Arrastraba las pantuflas a donde esperaba su hermana, que se adelantó con su merienda nocturna, comía un yogurt descremado.

―Entonces, Virginia... ―pronunció, metiendo su regordete dedo en el bote de yogurt y probando un poco.

― ¡Gisela, no! ―exclamó, pegándole un manotazo―. Sabes que eso no me gusta.

―Ya. No es para tanto. ―Se rio―. Cuéntame, que te dijeron.

―Creí que me habías visto ―fingió ofenderse.

―Me ocupé en limpiar la casa ―se defendió, señalando la pulcritud del lugar.

―Bueno, me han leído las cartas...

Y así, Virginia contaba con lujo de detalles a su hermana menor, lo ocurrido en el programa.

Lo que ninguna sabía, es que, cada palabra dicha por Salomón iba a cumplirse. Comenzaba la segunda etapa amorosa, en la vida de Virginia Moreno.


N/A: 

Aquí el prólogo, me gustaría saber que piensan de esto, con solo leer lo publicado. La verdad, me importa mucho lo que piensen, como dije antes; es un impulso increíble. 

Gracias por Miradas Entrelazadas, son lo más. 


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