The Black House: Amor y Vampi...

Por JhoannyElizabeth

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The Black House (casa negra) está habitado por dos familias de vampiros los Anderson y los Scharrier. Liderad... Más

Prologo
Introducción
capítulo 1
capítulo 2
capitulo 3
capitulo 4
capitulo 5
capitulo 6
capitulo 7
Capitulo 8
capitulo 9
capitulo 11
capitulo 12
capitulo 13
capitulo 14
capitulo 15
capitulo 16
capitulo 17
capitulo 18
capitulo 19
capitulo 20
capítulo 21
Capítulo 22
capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Epílogo

capitulo 10

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Por JhoannyElizabeth


Joseph se encontraba sentado en la silla de su despacho, ver a su pequeña Julieta le había hecho sentir paz, le había dado fuerzas, había hecho que sus ojos retomaran el brillo, estaba enamorado, de ella, solo de ella, y haría lo posible para mantener en secreto su contacto, ella prometió visitarlo algún otro día, ella regresaría a Casa Negra por él, para verlo, y haría lo que sea para que su tío Zachary no se diera cuenta de aquello.

Levantándose de su silla, salió de su despacho, camino por el corredor hasta dar con su habitación, topándose con Katherine sentada en la cama de sui recámara.

-¿Qué hacéis aquí?-pregunto en tono arrogante, ella le irritaba, le irritaba demasiado.

-Vine a visitarte querido-contesto ella con una mueca como sonrisa.

-No tengo ganas de verte Katherina.

-No soy Katherina.

-Lo sé-dijo Joseph con una sonrisa burlona. -por favor Katherina podéis retirarte quiero descansar.

-Y yo quiero hablar con vos Joseph.

-Por favor, Katherine no quiero discutir.

-Ah yo tampoco querido.

-Katherine, no estoy de humor, por favor, retiraos.

- ¡No! No me iré de aquí hasta que vos aceptes hablar conmigo.

- ¡Bien! Hablaremos pero que sea rápido no tengo humor para escuchar tus estupideces-grito Joseph, él no quería ser grosero con ella, era una chica después de todo, y era entenada de su abuelo, pero era imposible ser amable con ella, ella le sacaba de los estribos en unos segundos.

-Bien. -contesto Katherine entre dientes.

-Empieza a hablar-dijo Joseph, sentándose en uno de los sofás negros de su sala.

-Bien-exclamo ella. -vine a hablar acerca de Elizabeth, sé que la has visto.

- ¿Cómo estás tan segura?

-Se nota en tus ojos Joseph. Hace unos días desde que esa mortal desapareció, vuestros ojos eran de color gris, ahora son de color dorado, café. ¿Cómo podéis explicar eso?

-Me he alimentado. -respondió Joseph obviándolo.

-No te creo.

-Katherine, no he visto a Elizabeth, y si esto es una trampa para decirte que la he visto y vos vayáis corriendo a decirle a Zach, bien ve y dile que no la he visto desde su desaparición, he estado enfermo, esa es la razón por la cual mis ojos eran grises, Logan me ha ayudado a alimentarme para recuperar mis fuerzas. Ahora por favor, Katherine podéis retiraros.

-Está bien. -refunfuñó ella.

-Buenas noches.

-Buenas noches.

Ella salió y el cerro la puerta de su recamara, camino hacia la ventana abriendo la cortina, observo la luna, suspiro.

-Elizabeth mía, estés donde estés, sabes que te amo y que siempre lo haré, por siglos, no dejaré de amarte, no me importa que seas una mortal, no me importa en absoluto, yo por ti, terminaría con mi vida como vampiro para estar junto a ti, hasta en la muerte, te amo preciosa. Amarte es mi pecado, pero si pecar es mi destino entonces pecare para siempre, no me importaría dejarle la mitad de la casa a mi tío siempre y cuando este contigo a tu lado, eres lo más hermoso que me ha pasado en la vida, me has dado la vida que algún día perdí, me has devuelto el alma que no tengo, me has dado un corazón, cariño mío, me has hecho sentir amor, después de tantos años de oscuridad me has traído la luz, una luz que me ilumina sin matarme, una luz en la cual me encantaría pertenecer por toda la eternidad, te amo tanto, que sin ti a mi lado mi mundo se destruye, mi cuerpo se debilita, mis ojos pierden su color.

Y así como si su pensamiento fuera escuchado, el viento le respondió en un susurró, "Te amo"

Joseph sonrió, él sabía que podría ser o no una broma, podía ser tal vez que ella le haya mandado un te amo que el viento le hizo llegar, mandándole un sonoro beso a la luna, cerro la cortina nuevamente, sintiéndose en paz, camino hasta su colchón, acomodándose, se retiró su enorme anillo con una piedra roja, para tener uno de esos sueños eternos hasta que alguien lo despertará. Y si no dormiría para siempre, hasta reencontrarse a Elizabeth en sus sueños. Aquellos sueños que habían desaparecido desde hacía tanto tiempo.

A la mañana siguiente, a las 10 de la mañana, Joseph despertó, Logan había entrado a su recámara para saber si él se encontraba bien, y se sorprendió al ver que se había quitado su anillo, así que Logan le colocó el anillo nuevamente, provocando que Joseph despertará.

-Joseph, ¿estáis bien? -exclamo Logan al ver que este abría los ojos.

-Sí, si lo estoy. ¿Por qué lo preguntáis?

-Porque anoche vos te habéis quitado el anillo, ¿querías quedar semimuerto? ¿Acaso vos queréis seguid dormido por una eternidad?

-No, no, nada de eso, sabía que vos vendrías a despertarme, quería descansar bien por una vez a lo largo de mi vida, vos sabéis mejor que nadie que no he podido dormir bien desde que soy vampiro, y ahora que Elizabeth ha desaparecido, he estado muy mal.

-Sí, Joseph te comprendo. -Logan suspiró- ¿lo volverás a hacer está noche?

-Sí, cabe la posibilidad sí, es más podría hacerlo todas las noches hasta ver a Elizabeth nuevamente.

- ¿En serio Joseph?

-Estoy bromeando amigo, lo haré hasta que descansé bien, y recuperé mis fuerzas.

-Está bien, en ese caso vendré a verte todas las mañanas para despertarte.

Joseph rio ante el comentario de su amigo. -Está bien esperaré a que vos vengáis por mí.

Logan y Joseph bajaron al comedor, Logan se acercó a la alacena y tomando unos frascos con liquido rojo espeso cerro la puertilla acercándose nuevamente a Joseph, entregándole uno de los frascos. Joseph lo tomó, y leyó la inscripción, "sangre real"

- ¿Sangre real?

-Sí, ya sabes, obtuve la mejor sangre para mi hermano.

- ¿En serio? -pregunto Joseph a Logan, este otro asintió con la cabeza - ¿a quién habéis matado, la reina, el rey, la princesa o al mayordomo?

-El mayordomo no tiene sangre "azul"

-Tienes razón, entonces dime ¿de quién es la sangre?

-Del príncipe de Francia. -dijo una voz femenina detrás de ambos chicos, al instante ellos voltearon.

- ¿Erie? -susurró Logan.

- ¿Qué pasa Logan?

-Erie ¿vos habéis conseguido la sangre? -pregunto Joseph.

-En realidad fue un trabajo en equipo. -exclamo la chica mirando a Logan.

- ¿Así qué? ¿Quién de los dos obtuvo la sangre?

-Ambos Joseph, yo extraje la sangre mientras el príncipe dormía, Logan solo me acompaño.

-Está bien Erie.

- ¿Vaís a beberla?

-Es sangre de humano, yo no he bebido sangre de humano desde la vez del leñador... no sé.

-Joseph, sabemos que vos no bebéis sangre de humano, pero por favor, hacedlo por esta vez, te dará las fuerzas necesarias para que te recuperes y para que busques a Elizabeth.

-Está bien, la beberé. -contesto Joseph resignado, bebiendo así todo el contenido que el frasco contenía.

-Y bien ¿cómo estuvo? -interrogo Erie curiosa.

-Nada mal. -contesto Joseph.

-Lo vez, la sangre humana no es tan mala como creías-exclamo Logan.

-Lo sé, no dije que fuera mala, solo que no me gusta atacar a inocentes, y extraerles lo que los mantiene con vida, solo para mi alimentación.

-Pero Joseph, es parte de la cadena, carnívoro mata herbívora.

-Pero nosotros no somos carnívoros. -exclamo Joseph.

-Mi punto es: que si los carnívoros pueden matar a los herbívoros para alimentarse ¿por qué nosotros no podemos chupar unos cuantos mililitros de sangre para nuestra supervivencia?

-No lo sé Logan, lo único que sé es que está es la última vez que bebo sangre humana, mientras Elizabeth siga siendo mortal, yo no probaré sangre de mortal, se siente como si bebiera la sangre de ella.

-Está bien-suspiro Logan.

-Joseph, te buscan en la puerta-interrumpió Charles.

- ¿Quién es?

-No lo sé, solo pide hablar contigo.

-Hazlo pasar a mi despacho, si es posible acompáñalo hasta él. -sentenció Joseph, mientras se internaba por los pasillos hasta su despacho.

Charles hizo pasar a Charlie a la enorme casa, guiándolo al despacho de Joseph.

-Vienes a ver a Joseph-dijo Charles

-Sí técnicamente. -respondió el chico.

-Y vos sois ¿vampiro?

-No, no lo soy.

- ¿Sois brujo?

-No.

- ¿Entonces vos que sois?

- ¿Acaso importa?

-No, sólo quiero saber.

-Bueno, soy licántropo.

- ¡Ah! -exclamo Charles sorprendido, Scott y Tom escucharon mientras caminaban por los pasillos.

- ¿Un licántropo en la casa? -pregunto Scott.

-Sí, eso escuché, tú no.

-Sí por eso pregunto.

-Pues, entonces ¿qué hará un licántropo en la casa?

-No lo sé.

-Y ¿si seguimos a Charles y a ese lobito a ver a donde se dirigen? -ofreció Scott.

-Vale.

Ambos chicos caminaban por los pasillos siguiendo a Charles y Charlie por los corredores de la enorme mansión, hasta que dieron con el despacho de Joseph.

Charles toco la puerta de madera, escuchando un "adelante" detrás de esta. Charles dejo que Charlie pasara por la puerta susurrándole un "suerte" muy bajito, que solo él podía escuchar. Si bien Joseph no era de mal temperamento, podía ser un tanto agresivo al enojarse y todo dependía de lo que viniera a hablar el hombre lobo.

-Buen día Joseph. -exclamo el chico.

-Buen día, contesto él de la misma manera. - ¿Vos sois?

-Soy Charlie, líder licántropo de la manada perteneciente a los bosques del sur.

-Un gusto Charlie. ¿A qué vienes?

-Vine a hablar contigo.

-Bien-sonrió Joseph inclinándose sobre su escritorio. - ¿de qué queréis hablar?

-Es acerca de Elizabeth. -soltó el chico.

- ¿Vos tenéis a Elizabeth?

-Sí. Yo la tengo.

- ¿Por qué la tienes?

-Para evitar que sus poderes sean utilizados por Zachary, yo obedezco órdenes no las impongo ¿bien? Me han pedido cuidarla, si bien la secuestre, la mantengo siempre vigilada, diariamente se alimenta y esta cómoda en una cabaña que dispuse solo para ella.

-Entonces. ¿Vienes a decirme, que tienes a Elizabeth, pero no piensas devolverla?

-No, no es sobre eso. -contesto Charlie.

-Hablad entonces.

-Me enteré de que Elizabeth vino la noche anterior a visitarte.

-Sí, si vino, ¿eso qué tiene de malo?

-Nada, solo que no me voy a arriesgar a que Zachary se enteré de estas visitas, y quiera meter a Elizabeth a la fuerza a esta Casona. Así que vine a hacerte una proposición. Ella me ha dicho que quiere verte porque ella te ama, tengo entendido que es tu enamorada. Así que esta es mi propuesta. Tú podrás ir a los bosques del sur una noche por semana y quedarte hasta una hora antes del amanecer con ella, no me interesa que planees hacer con ella, yo solo autorizo que tú vayas a visitarla y estar con ella, mi manada está enterada de esto, y Sam vendrá a buscarte a media noche él te custodiará todo el camino hasta la cabaña de Elizabeth. ¿Qué dices?

-Está bien, mientras pueda verla no me importa que tenga que hacer. -Joseph esbozó una sonrisa y el brillo en sus ojos de color marrón se iluminaron.-acepto.

Joseph acompaño a Charlie hasta la puerta de la mansión.

-Te veo la próxima semana-dijo Joseph en un susurro.

-Perfecto-exclamo Charlie estrechando la mano de Joseph.

* * *

Una nueva semana, ya eran dos semanas en las cuales Elizabeth había sido secuestrada.

Era miércoles, mitad de semana, según Sam la gran bruja del bosque llegaría a la aldea de la manada para ver a la criatura mortal, la vampiresa con el poder lunar su "creación"

- ¿Estás lista?

-No.

- ¿Nerviosa?

-No.

- ¿Qué sientes entonces?

-Nada.

- ¿Nada?

-Sí es que, no sé, ¿quién es ella? ¿Qué quiere de mí?

-La gran bruja del bosque, es la bruja más poderosa de todo este territorio, vive en los bosques centrales, tiene 8500 años, desde su infancia ha practicado la magia, nadie ha podido derrotarla. Siempre tiene un hechizo bajo la manga que la hace sobresalir y ser mejor que los demás. Sabes Elizabeth, no sé con exactitud que quiere ella de ti.

-Quiere tu poder-exclamo una voz masculina, Sam y Elizabeth voltearon hasta dar en la puerta de la pequeña cabaña, notando que Charlie estaba ahí parado.

- ¿Mi poder?-tartamudeo Elizabeth.

-Si querida, tú poder. Eres la vampiresa lunar, según la historia de mi abuelo, ella quiso realizar a su primera primogénita. Que fuera bruja de nacimiento, que no sea mortal, y que tenga poderes desde su natalicio, que ella ya supiera que tenía que hacer, sin necesidad de enseñarle. Pero algo fallo, la Gran Bruja Jenna, utilizo la luz de la luna para hacer su creación, lo que hizo que la pequeña infante fuera mortal y que no tuviera conciencia de bruja, Jenna se molestó por lo sucedido, echando de la aldea rio abajo a la pequeña infante, una familia de vampiros encontró a la pequeña, y la adoptó, según cuentan la familia sometió a transformación a la niña a la edad de 20 años, creando así un hibrido, un linaje especial, la chica tenía el poder de un vampiro, pero al estar ligada a la luna, era tan poderosa como una bruja, salvo que no era inmortal, era vampiro, pero, al tener el poder lunar ella podía ser mortal, se enfermó, y murió, dejando para sí, una semilla, que los padres de Zachary y Edward, cultivaron, Elizabeth, tú eres esa semilla, al salir, Edward te tomo, eras como un pequeño fruto, acabaste en manos de unos mercaderes, pero para el año de 1990 una pareja de recién casados ingleses te vieron llorando en medio de un bosque, sin padres a quien buscar decidieron adoptarte y criarte como si fueras su hija propia, creciste teniendo esa idea, jamás te enterarías de tus poderes bueno eso hasta que tuvieras 20 años cuando empezarán a florecer por sí solos.

- ¿Soy adoptada? -pregunto ella al borde de las lágrimas.

-Sí Elizabeth.

-Todo este tiempo fui adoptada. -exclamo ella sollozando.

-Elizabeth, fuiste adoptada pero muy querida, eras como la primogénita de esa familia inglesa, no porque seas adoptada ellos no te iban a querer, te criaron como su hija, te crecieron como su hija, te mimaron, te consintieron.

-Pero tal vez lo hicieron por lastima.

-No Elizabeth, lo hicieron porque, aunque no estuviste en el vientre de ella, fuiste una bendición para su vida.

-Por favor, déjame sola. -sentencio Elizabeth para acostarse en la cama.

Sam salió de la cabaña, dejándole su espacio a la chica. Al cerrar la puerta suspiro.

No se había percatado de la presencia de un inmortal chupasangre a su lado.

-Hola- exclamo Joseph alegremente, tenía una enorme sonrisa en el rostro, sus ojos ya dorados tenían un esplendoroso brillo. Sam se sobresaltó al saludo y volteándose a ver al vampiro que tenía a su lado, se sintió palidecer. ¿Y ahora qué hacía? La gran bruja del bosque llegaría ese mismo día, en cualquier momento y Joseph estaba ahí.

-Hola- contesto Sam preocupado.

- ¿Te sucede algo? -pregunto Joseph de la manera más amistosa que sabía, no había convivido con licántropos, pero Sam es el protector de su amada y tenía que ser amable con él, inclusive si fuese necesario haría una amistad con él.

-Eh... no- contesto Sam titubeando.

- ¿Seguro?

-Muy seguro-contesto Sam con algo de firmeza - ¿vienes a ver a Elizabeth?

-Eh... sí. ¿Está? -pregunto Joseph entusiasmado.

-Sí.

-Está adentro, me ha sacado después de contarle la historia de su vida, pero soy yo, tal vez a ti si quiera verte. -dijo Sam un tanto cabreado.

- ¿Seguro? ¿No es mejor darle su espacio y tiempo para pensar? -exclamo Joseph preocupado.

-Sí, pero tal vez verte le haría bien. Intentémoslo. -sugirió Sam.

-Está bien.

-Adelante-dijo Sam abriendo la puerta de la cabaña. Joseph entró a la cabaña, estaba nervioso, la vería, pero le preocupaba el hecho de que ella estuviese mal, camino hacia adentro de la cabaña. -les dejo- suspiro Sam cerrado la puerta. Joseph camino adentrándose más, hasta encontrarse con el cuerpo de Elizabeth echa una bola en el rincón de su cama. Sin hacer el más mínimo ruido camino hacia la cama, se sentó a la orilla de esta y escucho sollozar a Elizabeth.

-Elizabeth- dijo Joseph en un susurró acercándose más a ella. Ella no hizo caso alguno, al parecer no le escuchó. –Elizabeth. -dijo nuevamente Joseph, obteniendo respuesta de una Elizabeth diferente.

- ¿Qué pasó? - contesto ella en un susurró audible para él.

- ¿Te sientes bien hermosa? -pregunto Joseph.

-No- contesto ella de inmediato.

- ¿Qué sucede?

-De todo.

- ¿Cómo qué?

-Conciencia deja de ser tan preguntona- exclamo Elizabeth un tanto enojada, las lágrimas que caían por su mejilla y el cabello en su rostro no dejaban ver a Joseph a su lado.

- ¿Conciencia? -dijo Joseph riendo un poco- no soy tu conciencia.

- ¿Entonces quién eres? -pregunto ella confundida. Él aparto su cabello de su rostro y con sus pulgares limpio las lágrimas que recorrían su camino.

-Soy Joseph- dijo él con una sonrisa para asegurarse de que ella lo veía.

-Joseph- sonrió ella. - ¿qué hacéis aquí?

-Vine a veros señorita.

-Oh tan lindo. Te extrañaba Joseph.

-Y yo a ti Elizabeth, y yo a ti.

Él tomo sus manos de ella, y las acerco a sus labios para posarle un beso a los nudillos de ambas manos, lo que hizo sonreír más a la chica.

-Te amo. –dijo él separándose un tanto de ella, para acercarse a su delicada boca.

-Yo a ti. -contesto ella. Al instante él se acercó más y sus labios se juntaron haciendo una sonora danza de amor.

Amor, ella había logrado sacar el lado romántico y cursi de un frío vampiro, haciéndole ver que él era capaz de amar. A su vez él había hecho saber a Elizabeth que la amaba, aunque ella fuese mortal, no importaba en absoluto lo que fuera, él la amaba y eso era lo que importaba.

El momento más romántico, hasta que fue interrumpido por Sam quién entraba a la cabaña asustado y agitado. Haciendo que los enamorados se separasen.

- ¿Qué sucede? - exclamo Elizabeth al ver a Sam de esa forma.

-Elizabeth, ella está aquí.

- ¿Quién? - pregunto Joseph

- ¿En serio? ¿Ahora? -pregunto ella preocupada.

-Sí. -exclamo Sam angustiado.

- ¿Quién está aquí ahora? Díganme- exclamo Joseph impaciente de saber que sucedía.

-Ella. La gran bruja.

- ¿Jenna? -contesto Joseph alterado.

-Sí ella. -respondió Sam.

-Ella no puede verme aquí. -exclamo Joseph.

-Lo sabemos. - exclamo Sam.

- ¿Qué hago ahora? - suspiro Joseph.

-No lo sé aún, debemos actuar rápido.

-Sí. –concordó Joseph.

Mientras dentro de la cabaña estaban en un caos, fuera Charlie entretenía a Jenna. Charlie sabía que Joseph estaba ahí.

-Entonces Jenna. ¿Tu visita se debe a?

-A ver a mi niña, mi pequeña vampira- exclamo la bruja.

-Ella no es una niña, es una adolescente.

- ¿Así? ¿Qué edad tiene?

-Casi 20.-exclamo Charlie.

-Oh ya es grandecita. Así que pronto desarrollará sus poderes lunares.

-Eso no lo sabemos aún. -contesto Charlie, mientras caminaba a lado de la bruja quién iba en dirección a la cabaña de Elizabeth.

- ¿Qué hacemos? - grito Elizabeth alterada. La tensión se hacía cada vez más grande.

- ¿Qué harán de qué? - dijo una voz por sobre todo el alboroto. Sam volteo encontrándose con la mirada de Charlie y de la gran bruja Jenna.

- ¡Oh no! Estamos en problemas. -susurró Sam al oído de Elizabeth, Joseph pudo escucharlo y Charlie también.

-Joseph queridísimo vampirillo ¿qué hacéis aquí? - dijo la gran bruja rompiendo la tensión y al notar a Joseph esconderse un poco tras Elizabeth y Sam.

-Yo. Bueno yo...-tartamudeo Joseph, a él le atemorizaba la presencia de la gran bruja y como no si ella había asesinado a su abuelo.

-Querido hablad sin trabas... os escucho. - Dijo la bruja sonriendo, como si fuera fácil hablarle a la bruja que hizo su vida miserable, le entrego una enorme responsabilidad al asesinar a su abuelo Edward.

-Yo he venido a ver a mi enamorada. -soltó seguro de su respuesta.

-Ah ¿sí? ¿Quién es ella?

-Elizabeth, -suspiro Joseph tomando la temblorosa mano de la chica.

Jenna se enrojeció de furia. Se suponía que esa chiquilla no debía enamorarse de nadie, si lo hacía tendría que compartir su poder con el ser amado, ahí estaba igual el motivo por el que Zachary la quería conquistar.

-Oh que hermoso. -escupió Jenna con sarcasmo. -un vampiro y una mortal.

-Tu sarcasmo no tiene lugar aquí Jenna- confeso Joseph. -sé que suena extraño, e ilógico, pero de verdad amo a esta chica, no me importa que sea mortal es perfecta así, la he cuidado desde que llego a Casa Negra y aunque a ti te aborrezca la idea de nuestra relación, a mí me agrada y me encanta que esto sea posible por ahora.

-Emm... sí, su relación me aborrece, me aborrece demasiado. Pero lo que más me aborrece de esto, es que tú y el bastardo de tu tío quieran quitarle el poder que yo le di a esta pequeña niña.

-Ya no soy una niña. - dijo Elizabeth interrumpiendo.

-Como sea, para mí lo eres. - contesto la gran bruja volteándose a ella. -haber contesta ¿qué edad tienes?

-19 años, en unos días cumpliré 20.

- ¿19? ¿Sólo 19?

-Sí. -contesto Elizabeth un tanto nerviosa pero retando a la fría y amenazante mirada que la bruja lanzaba.

-Querida, ves que, si eres una niña, yo tengo 5800 años y créeme cuando te digo que soy joven.

-No pareces. - contesto Elizabeth, Joseph tomo los hombros de la chica para evitar que hiciera algo.

- ¡Ja! Y tú ¿crees que me importa? Pues no, no me importa- contesto la bruja. -ahora me decías que en unos días cumplirías "20" – diciendo lo último en tono de burla. Lo que provocó que Elizabeth se enfadara.

-Sí. - contesto secamente.

- ¿En cuántos días los cumples?

-Supongo para el día del eclipse lunar. Creo que en unos 4 días.

- ¿Eclipse lunar?

-Sí, había escuchado que cada 100 años hay un eclipse lunar, nunca había presenciado uno hasta este momento y es el mismo día en que cumpliré 20.

-No es posible.

- ¿Por qué? - pregunto Joseph.

-Tú no te metas. -exclamo furiosa la bruja.

-Me meto porque me interesa, ella es la chica que amo y la protegeré de todo. Ahora Jenna explica todo lo que vos sepáis acerca de ese eclipse lunar.

-Es muy fácil, ella cumple 20.

-Yo le había dicho a Elizabeth que al cumplir 20 seria poseedora de sus poderes, no sé qué clase de poderes, pero ella los desarrollaría, por lo cual, o bien es transformada a bruja o...- explico Sam siendo interrumpido por la mirada de la bruja.

-No entiendo. -exclamo Elizabeth.

-Ni yo. - confeso Joseph tomando levemente su mano.

-Tú Elizabeth, al cumplir 20 tendrás poderes igual que los de una bruja, esa es la razón por la cual yo vine de visita- explico Jenna.

- ¿Para qué? ¿Para decirme que seré una bruja? yo no quiero ser bruja. No quiero ser como vos. - grito Elizabeth.

-Lo serás.

-No, no lo seré- contesto Elizabeth- Sam no terminaste con lo que estabas diciendo, dijiste que o bien me convertía en bruja o ¿qué? Hay un que ahora dime ¿cuál es la otra opción?

-Sam, no digas nada. -exclamo la bruja.

- ¡Cállate! - grito Elizabeth al borde del llanto. -dime ¿cuál es mi otra opción? Dime por favor, no me importa lo que ella diga, dime San dime.

-La otra opción es... que un vampiro te muerda, mantendrás la mitad de los poderes, pero serán débiles, y la otra mitad las tendrá el vampiro que te mordió. Sin embargo, cuando tengas descendencia, tus poderes completos estarán en ellos. - contesto Sam. La bruja miro a Sam con odio. Elizabeth abrazo muy fuerte a Joseph sollozando en su pecho. Ahora ella tendría que pensar en que quería ser. ¿Vampiro o bruja? Una decisión difícil. Y sin duda una decisión que la afectaría en mucho.

Sí era bruja, Jenna le prohibiría ver a Joseph de nuevo y sin su amor, ella no serpia nadie, le amaba demasiado para dejarlo ir, y si ella permitía que un vampiro la mordiera perdería la mitad de los poderes, cediendo la otra mitad de ellos, lo que provocaría una gran guerra. ¿Qué hacer? ¿Vampiro o bruja?

- ¿Qué harás Elizabeth? - pregunto la bruja. Elizabeth no contesto, siguió aferrada al pecho de Joseph, el miro a la bruja amenazantemente.

-No quiero verla. -susurró Elizabeth.

-Sam, Charlie, sé que no soy nadie para mandar aquí, pero les pido por favor, que escolten a Jenna hacia su aldea. Elizabeth no desea verla por ahora y necesito hacer que descansé, vosotros habéis visto lo sucedido- exclamo Joseph. Charlie y Sam asintieron sacando a la gran bruja de aquella pequeña cabaña.

- ¿Cómo os sentís? -pregunto Joseph separándose un poco de Elizabeth.

-No muy bien.

-Me he de imaginar eso.

-Es una difícil decisión.

-Lo sé amor.

-Joseph. - susurró ella.

- ¿Qué pasa?

-No quiero tomar una decisión.

-Cariño, en la vida debemos tomar decisiones difíciles, no importa que tan mal hagan a las personas de nuestro alrededor, siempre y cuando satisfaga vuestra necesidad.

-Joseph, no sé qué hacer.

-Tranquila cariño, esta no es una decisión que vos debéis tomad de la noche a la mañana. Es una decisión que se debe pensar mucho.

-Joseph... prométeme que pase lo que pase seguirás conmigo.

-Aquí estaré cuando me necesites.

-Te amo.

- Yo te amo a ti.

- ¿Te quedas conmigo esta noche?

-Claro que sí.

Joseph besó a Elizabeth, empezó con un beso inocente que poco a poco fue tomando pasión, ambos sabían a que llegarían si ese beso no paraba, él se separó de ella mirando en sus ojos el deseo, y ella miro sus ojos cafés tornarse de un color miel, que destellaba deseo. Ambos sabían lo que querían, ella acarició la mejilla del vampiro se acercó para besarlo nuevamente, ambos yacían acostados en la cama de la cabaña iluminada por unas cuantas velas. El romanticismo entre ellos se expandía por toda la cabaña, la noche estaba perfecta, y sin dejar de besarse, ellos sabían a qué se atenían. Sabían lo que querían, lo que deseaban y sin duda alguna estaba en sus metes continuar o parar.

-¿Segura de que quieres continuar?-pregunto Joseph preocupado, como ella esta era su primera vez con una persona lo que lo hacía especial, pero lo que lo hacía más intenso aún era el hecho de que ella fuese mortal y él un inmortal.

-Nunca he estado más segura en mi vida. -contesto ella, la adrenalina corría por sus venas. Joseph podía sentirlo y ahora ella había dicho la última palabra. Estaba segura, ella lo deseaba tanto como él la deseaba a ella.

Y así con el silencio de esa noche, después de todo un conflicto, y una dura decisión que tomar ambos se entregaron el uno al otro, sin importarles nada, sin importar lo que pensaran, sin que les importasen aquellas personas que querían separarlos o que veían su amor como un pasatiempo o una relación patética, no importaba absolutamente nadie en ese momento, no importaba Zachary, Jenna, Katherine Sam. Nadie solo ellos dos y el amor que ambos sentían. Solo eso y la pasión y el deseo que sentían al entregarse.

Ahora era más que evidente que se pertenecía el uno al otro. Y ya nada les importaría.

Elizabeth y Joseph yacían acostados en la cama de la pequeña cabaña observando el techo de esta, solo se oía más que el palpitar de sus corazones y el ritmo de sus respiraciones.

- ¿Elizabeth? - pregunto Joseph rompiendo el silencio entre ellos, ella solo contesto con un sonido. - ¿Vos queréis entregadle vuestro poder a Jenna, Digo la Gran bruja?

-Joseph, realmente no lo sé. Esto me aterra y me confunde. ¿Sabes? A veces no quiero estar aquí, salvo por Sam.

- ¿Sam?

-Sí, él ha sido la única persona que ha estado a mi lado desde que llegue, me ha cuidado y ha sido un amigo fiel.

- ¿Cómo un perro?

-No es un perro Joseph, es un humano con un poder sobrenatural, como tú.

-Cariño mío, solo bromeaba.

-Está bien. -contesto ella, él tomo la barbilla de la chica para después levantarla y darle un beso en los labios.

-Te amo. Susurró dándole nuevamente un casto beso.

-Yo a vos.

-Elizabeth, escapémonos.

-Pero y ¿Sam?

-Luego vengo por él, está noche todos están ocupados con la visita de la bruja que poco notarán que nos escapamos, además soy vampiro ¿recuerdas?

-Ajá y eso ¿qué tiene que ver?

-Podéis subiros en mi espalda y con la velocidad que poseo nadie notará que estamos huyendo. Por favor, mi amor, regresemos a casa.

-Está bien. - dijo la chica asintiendo.-pero ¿de verdad regresarás por Sam?

-No. - contesto él, ella lo miro-Yo no vendré mandaré a alguno de la familia para que venga por él, ya sabes he estado fuera por unas cuantas horas y aunque deje a cargo a Logan, no puedo dejarle de nuevo mi trabajo, es muy duro para él y debo obedecer con el testamento de mi abuelo.

- ¿A qué hora salimos?

-Vístete y en minutos, iré por Sam.

-Y tú ¿saldrás desnudo?

-No. - el chico rápidamente se vistió sin problema dejando a la chica boquiabierta, Joseph salió por la puerta en busca de Sam.

* * *

- ¿Sam?

- ¿Qué pasa? - contesto él

-Tengo que confesarte algo, es secreto. - dijo Joseph

-Vamos a mi choza- confió Sam.

Ambos chicos caminaron un buen tramo hasta la choza de Sam, que se encontraba un tanto apartada de las demás, pero cerca de la cabaña de Elizabeth.

-Llegamos, pasa. - exclamo Sam.

-No sé qué tal te vaya a sonar esto, pero tengo que decírtelo por Elizabeth. - dijo Joseph una vez que ya habían entrado y cerrado la puerta.

-Bueno... dilo- dijo Sam sentándose al borde de su cama.

-Me escaparé esta noche con Elizabeth. Planeo llevarla de vuelta a Casa Negra. - confeso Joseph un tanto nervioso.

- ¿Qué? - contesto Sam exaltado. - ¿qué le diré a Charlie cuando se dé cuenta de que Elizabeth ya no está? ¡Me matará!

-No, eso no pasará... solo necesito que lo distraigáis o le inventéis algo. Una vez que lleguemos a Casa negra mandaré a alguien por ti.

- ¿Por mí? - exclamo Sam confundido- ¿para qué me querrían en una casa de vampiros? Soy un licántropo, se supone que debemos odiarnos no sé ni porqué me llevo contigo.

-Lo hago por Elizabeth, ¿bien? - confeso Joseph en un suspiro irritado- ella no quiere abandonaros, no quiere irse de aquí por vos, aunque haya pensado en huir no lo hace por vos. Ella ha encontrado en ti un amigo, alguien en quien puede confiar sus secretos más profundos. No quiero que ella se vuelva a sentir triste e ignorada en casa negra.

Yo no quiero verla infeliz por el simplemente de no llevarte con nosotros. ¿Sabéis? Ella no tiene amigos o amigas en casa negra solo la pequeña Erie, pero dudo que en ella pueda confiar tanto o igual como a confiado contigo.

- ¿Si acepto ir... en donde dormiré?

-Tengo una habitación extra en mi mitad de la casa, podéis quedaros ahí, por la comida no os preocupéis, podéis salir a cazar como tenéis acostumbrado o podéis comer algo de las reservas de la casa.

-Está bien. - suspiro Sam- iré por Elizabeth.

-Perfecto, gracias, amigo. - contesto Joseph sonriendo. -Mandaré a alguien por vos, deberéis de estar pendiente.

-Sí, sí. Ahora iré a distraer a Charlie.

-Bien. Nos vemos luego amigo. - finalizo Joseph saliendo de la cabaña para dirigirse a la de Elizabeth y escapar de la pequeña aldea de licántropos.

- ¿Estáis lista? - pregunto Joseph entrando a la cabaña.

-Sí.

-Andando. - exclamo Joseph abriendo la ventana que daba vista al paisaje del bosque.-tenemos un largo camino por recorrer.

Ambos jóvenes salieron por la ventana, Joseph tomó a Elizabeth por la espalda abrazándola y pegándola más a su cuerpo.

-Solo relájate y cierra los ojos. -susurro él al oído de ella, Elizabeth obedeció. Cuando Joseph la sentía segura, en un impulso alzo vuelo, abrazando fuertemente a la chica entre sus brazos.

Ella mantenía los ojos cerrados, pero le agradaba la brisa que sentía chocar con su piel. Era agradable sentir esa sensación de libertad unos minutos.

- ¿Te sientes bien? - pregunto Joseph.

-Perfectamente. -contesto ella. - ¿Qué estamos haciendo?

-Volamos. -contesto el chico depositando un beso en la cabeza de ella.

Volar... sentir el viento chocar contigo, ser libre como las aves. Volar como si no fuera nada más que sentir plena libertad, que romper ataduras. Volar y elevarse para sentirse bien, para sentir felicidad.

-Hemos llegado- exclamo Joseph poniendo con fuerza sus piernas en la tierra.

-Bien. - contesto ella.

- ¿Entramos? - pregunto Joseph extendiendo su mano hacia la chica, ella sonrió y la tomo.

Caminaron hacia la puerta de la gran casa sin notar que desde la ventana Zachary había estado observando su llegada, su sonrisa se expandió en su rostro. Elizabeth Carwell la grandiosa vampiresa lunar había llegado nuevamente a su casa, y nuevamente podía retomar sus planes de arrebatarle tan enorme poder que ella posee.

Joseph y Elizabeth caminaron por el enorme pasillo, él acompaño a Elizabeth hasta su habitación, la misma que había ocupado desde hacía ya un año.

-Descansa querida. - dijo Joseph una vez en la habitación.

-Igual tú. - contesto ella.

-Por mí no os preocupéis.

-Lo haré cada vez.

-Te amo por eso

-Yo te amo a ti.

-Iré a buscar a Logan- exclamo Joseph.

-Está bien.

-Recuerda, seguramente Zach habrá notado ya que regresaste, no le habrás la puerta ¿correcto? En dos días es tu cumpleaños 20 y no quiero arriesgarme a que te intente hacer daño.

-Está bien. - no es necesario que me lo digas, no abriré la puerta.

-Me preocupo por vos. Te amo y no quiero que algo malo te pasase.

-Gracias Joseph. Ahora id a buscar a Logan, sé que has de tener algo que hacer.

Joseph beso la frente de la chica antes de salir de la habitación, cerrando la puerta detrás de sí. Y retomó su camino hacia su despacho, encontrando a Scott por el camino.

-Scott.

- ¿Sí señor?

-Buscad a Logan y decidle que lo necesito.

-Sí. ¿Algo más?

-No, solo eso. Gracias Scotty.

-Con vuestro permiso Josh. - respondió el chico caminando hacia la recámara de Logan.

Minutos después, Logan yacía tocando la puerta del despacho de su mejor amigo.

- ¿Para qué me necesitáis? - pregunto Logan

-Más bien necesito pediros un favor. - contesto Joseph.

- ¿Qué favor? - interrogo Logan.

-Necesito que os vayas a la aldea de la manada de Charlie Borrew.

- ¿Para qué?

-Debéis de ir en busca de Sam.

-Vuelvo a preguntaros. ¿Para qué os queréis que vaya por él?

-Él vivirá aquí en Casa Negra con nosotros.

- ¿Por qué Joseph? Vos sabéis perfectamente que Vampiros y hombre lobos jamás congeniamos.

-Lo sé, lo sé. - contesto Joseph calmado. -es por Elizabeth... ella estuvo con el mucho tiempo, él se convirtió, así como un amigo para ella, y ella quiere que él viva aquí.

-Entonces por Elizabeth. - exclamo Logan, Joseph asintió. -No me parece una buena idea.

- ¿Por qué?

-Simple. Planeas traed a casa a un hombre lobo. Un licántropo. Alguien que no pertenece a nuestro linaje ¿para qué? Para hacer feliz a una chica. Joseph ¿de aquí a cuando haces cosas por alguien?

-Desde que me enamoré y quise haced feliz a alguien para ser feliz yo mismo.

-Cambias tus responsabilidades por amor.

-Logan se hacen todo tipo de cosas por amor. - contesto Joseph- por favor, hazme este favor.

-Lo haría, pero no puedo.

- ¿Por qué?

-Josh vos sabéis que yo y los lobos, tenemos un problema.

-Bueno. Vete a seguir con lo tuyo y mándame a Scott por favor.

-Como quieras. - contestó Logan saliendo del despacho.

Joseph suspiró. Si bien sabía que Logan tenía problema con esos seres, pero bien él podía haber hecho el favor.

-Joseph ¿puedo pasar? - pregunto Scott en la puerta.

-Adelante. -respondió Joseph.

- ¿Para qué me necesitáis? -pregunto Scott.

-Necesito que vayas a la aldea de Charlie, es licántropo. Antes de llegar verás a un tipo parado en medio del bosque, él es Sam. Vuestro deber es traer a Sam a Casa Negra.

-Está bien. - Contesto Scott, -Entonces tengo que buscar a Sam...-

-Sam Borrew-completó Joseph.

-Entendido Sir. - contesto Scott saliendo rumbo al bosque, en busca de Sam.

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