Corazón de cristal [LIBRO 1]

Af Brisa_Novasp

4.6M 279K 49.8K

Emma es una chica aplicada que empieza el último año del instituto. Tiene una vida normal, amigos normales. E... Mere

Sinopsis
Book trailer
Dedicatoria
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Extra
✽ Agradecimientos ✽

Capítulo 12

78.5K 6.1K 1K
Af Brisa_Novasp

Steven me quitó las palabras y cualquier opinión que pude haber tenido antes. Es amable, tierno y parece ser realmente sincero, me refiero, cuando se abre con alguien, mostrando quién realmente es.

«Ojalá yo fuese Owen».

Esas palabras están taladrando mi mente, ¿él realmente siente algo? Espero que no. No quiero herirle. Podríamos ser buenos amigos, eso me ha demostrado.

Nada más.

Porque mi mente, de alguna manera algo escalofriante pero hermosa, está con Owen.

Y luego otras palabras de Steven me atropellan lentamente:

«En el colegio, cuándo tú comenzaste a faltar, Owen no se veía bien y faltó también. Le gustas. Es más que obvio».

«Y de hecho, no creo que él bese a una chica luego de besarte a ti. Vi cómo te miraba, Em. Owen te quiere»

En el momento que él fue tierno conmigo, no supe qué decir. Tampoco quise decir nada. Pero estoy muy sorprendida por Steven.

¿Por qué no me gusta Steven? ¿Por qué Owen sí? ¿Y por qué si Steven siente algo por mí, me ayuda en la relación con Owen? ¡Y después dicen que las chicas somos complicadas!

Steven es realmente guapo, pero no de la forma misteriosa de Owen. Solo espero que encuentre lo que necesita.

«Owen te quiere», dijo Steven. Y, ¿sabes qué? Yo también le quiero.

Pero aún tenemos cuentas pendientes.

El lunes, Owen no fue al colegio. Ni el martes. Ni el miércoles. Ni el jueves. Y hoy, que es viernes, tampoco lo veo. ¿Realmente se habrá enfermado? ¿Será grave? ¿Estará enojado conmigo? Me desilusiona entrar al aula y ver como esta se llena, pero que su asiento siga vacío. Supongo que Celina me ha preguntado a lo largo de la semana si me sentía bien por esto, porque yo, por mi parte, casi no he hablado.

Todos los días que pasaron de la semana parecieron ser un lunes. Aburridos. Monótonos.

―¿Segura qué estás bien? ―pregunta Celina. Asiento, respondiendo de forma muda su pregunta―. Pues... cuéntale a tu cara, parece que no se entera.

―¿Tan transparente luzco?

―Sí. Por suerte aún tu carne y huesos no se notan. ¿Es por Owen? ―su voz es baja, asegurándose que nadie escuche.

―No ―muerdo mi labio inferior.

―Emma... ―dice Celina, como regañándome.

Me rindo. ―Sí.

―¡Lo sabía! Le pegaré, te juro que lo haré... y no... ―ahora está comenzando a chillar. Así que me apresuro a hablar para silenciarla antes de que pueda escucharnos toda el aula.

―Celina, calma. No... No es su culpa. ―mi voz tiembla, y ella me mira cómo si hubiese enloquecido.

―¡¿No recuerdas verlo en labios de esa pelirroja?! Porque yo sí, ¡y qué bien que la estaba pasando! ―ahora ella está molesta. No sé si conmigo o con Owen.

―¿Tú estás segura que se trataba de él? ―pregunto más bajo aún, como un susurro.

Ella se pone rígida. Parece pensarlo y su cara toma una mueca madura.

―En verdad... no lo sé. Pudo haber sido... ¡Estaba igual vestido!

¿Y si había culpado injustamente a Owen después de todo?

La cagué. La cagué hasta el fondo.

Lágrimas se asoman en mí. Qué bronca. ¿Qué pasa conmigo?

―No te culpes, Emma. Él seguro volverá. Además, todavía no podemos determinar su inocencia. No sabemos si realmente se besó o no y...

―Me va a odiar, ¿verdad?

Ella no contesta. Genial.

Owen, lo siento, digo en mis pensamientos. Quiero llegar a casa. Enterrar la cara en la almohada y ahogar gritos. Oculto semblante para que nadie me vea, sin éxito.

―¿Qué sucede, Cusnier? ―pregunta el profesor, acercándose a mí.

Toda el aula se gira a vernos... mejor dicho: a verme. Mierda. Intento encontrar mi voz, pero no puedo. Miro a Celina en busca de ayuda, pero cuando iba a abrir la boca para hablar, Carla y su timbre irritante salen a la luz.

―Tiene síndrome pre-menstrual. Es claro. ―Truenan risas en todo el salón. Mi cara estalla en carmesí.

―¿Pue-puedo, i-ir al b-baño? ―pregunto temblando de rabia y de tristeza.

―Sí, claro. Casas, acompáñela. Pero intenten volver pronto.

Mi deseo de salir del salón incrementa paso a paso que doy hasta llegar a la puerta. Oigo más risas detrás de mí, mientras el profesor intenta acallarlas. Los pasillos huelen a producto de limpieza y no casi nadie caminando por allí. Una chica de segundo año, de pelo largo negro, me observa curiosa.

Llegamos al salón de preceptoras para pedir las llaves del baño. Una de ellas me ve y se acerca sin vacilar.

―¿Qué pasó, cariño? ―Pregunta María. Mi primera preceptora en ese colegio. Ella es una persona genial, querida por todos. Seguro está llegando a sus setenta años, pero sigue trabajando siempre con una sonrisa. ¿La verdad? Admiro a María. Ella es una persona fuerte y cariñosa. La quiero.

Y ahí es cuándo sucede. Las demás preceptoras se giran a mirarme, todas curiosas.

No quiero llamar la atención, no cuando estoy llorando.

―Me siento algo mal... y hubo un...

Celina da un paso al frente ―Carla está muy pesada con ella, y Emma además no está teniendo una buena semana. Carla se aprovechó de eso ―corta, sin dar más información―. Queremos las llaves del baño, por favor.

―Sí, aquí tienen ―dice María entregando las llaves―. ¿Quieres que te compre algo, cariño?

―No ―contesto―, gracias, María ―articulo, lo más firme que puedo, dando una pequeña sonrisa a la amable preceptora.

Ella me da un fuerte abrazo. ―Cualquier cosa, me dices, ¿vale?

Yo asiento y le devuelvo el abrazo. ―Gracias.

Celina no puede abrir la puerta del baño y me pide que lo haga. Después de hacerlo -con esfuerzo-, entramos sin una palabra, y vuelvo a explotar. Celina me abraza fuertemente y me dice que todo irá bien.

Yo no sé qué creer.

―Vale... Tú siempre quisiste estar en un libro, creo que esto es lo más parecido, ¿cierto?

―Supongo...

―Tu personaje preferido será mío si no dejas de llorar ―suelta ella haciéndome reír.

Nooooo, ¿qué dices?

-Que tu personaje literario ahora es completamente y únicamente mío.

Mi risa aumenta. Y de repente me veo tan rara llorando y riendo como una histérica.

Al mirarme al espejo, mis ojos están rojos e hinchados. Pero al menos ya no estoy llorando. En cambio, estamos riendo con Celina. Ella devuelve las llaves a María y tomamos el camino más largo para llegar a nuestra aula, yendo por el patio del recreo.

―¡Oye, Emma! ¡Hola! ―nos sobresaltamos las dos.

Es Steven sonriendo atrás de nosotras.

―Hola, Steve ―digo con alegría verdadera―. Ella se llama Celina.

Celina me mira de reojo. Y claro que sí. Me olvidé de contarle de Steven.

―Hola, Cel ―La observa sonriendo cordialmente―. Un gusto conocerte.

―Ho-hola. Jum ―Se da vuelta hacia mí―. Me volveré al aula. Diré que te quedaste un rato más. Pero debes contarme toooodo. ―Enfatiza el «todo».

Ella se da media vuelta después de saludar, y va caminando sin mirar atrás.

―¿Qué ocurre? ―pregunta dulcemente, colocando un mechón de mi cabello suelto detrás de mi oreja.

―Estoy... ―«¿cómo decirlo?»―. Me siento culpable por haberle echado la culpa... a Owen.

Su mirada toma un brillo de reconocimiento.

―No te preocupes ―dice suave―. Un corazón enamorado puede ser pisoteado, pero estará dispuesto a perdonar y darle una oportunidad a aquella persona que ame. Muchos se convierten en idiotas por perdonar a personas que no valen la pena. Pero él sería un imbécil si no te perdonara.

―Pero le herí... Y además no está enamorado de mí... No sé si lo está.

―Te perdonará. No le hiciste nada malo.

―¿Cusnier? ¿Qué hace? ―pregunta la voz de mi profesor desde el otro extremo del patio. ―¡No la dejé salir para hablar con su novio!

Y ahí es cuándo me doy cuenta lo cerca que estoy de Steven. Oh. Me río por lo bajo, ¿mi novio? Bueno, cualquiera que nos viera a esta distancia lo pensaría. Nos apartamos al mismo tiempo. Yo colorada y él aclarándose la garganta.

―¡No soy su novio, soy su amigo, señor! ―grita Steven, haciéndome reír más. El profesor hace una mueca.

―Nos vemos, Steven ―digo alejándome.

―¿Nos vemos en el club? ―grita.

―¡Vale! ―Contesto. Y murmuro un "lo siento" al pasar por al lado de mi profesor de biología.

Hoy veré a Steven en el club. Y, con suerte, tengo una pequeña posibilidad de ver a Owen.

Gracias por tus comentarios y votos, realmente alegran mi día cuando recibo las notificaciones. ¡Su apoyo me motiva mucho! <3

-Bri. :)

Fortsæt med at læse

You'll Also Like

1.3M 108K 134
Hey, Jack. Te diría Hey, mejor amigo, pero eso solo me haría sentir más miserable de como ya me siento. ¿Friendzone? ¡No! ¡Algo mucho peor que eso! ...
150K 13.4K 13
Quien diría que el Play boy de la universidad terminaría siendo un buen padre. ~° Fluff, Soft. ~° Kookgi. ~° Yoongi Bottom ~° Historia completamente...
3.2K 799 21
Mackenzie Stone desapareció de una fiesta un sábado a las seis de la mañana. Su padre Tyrone comienza una investigación para encontrarla viva o muer...
1.6K 213 9
I just want to see you shine 'cause I know you are a star, girl