Nuestro Amor

By Quinner_

392K 18.2K 13.9K

Esta es la historia de Aaron y Stephen, dos principiantes en el amor con mentalidades y metas distintas, cont... More

Prólogo
1- Presidentes
2- Pervertidos
3- Abstinencia
4- Tu boca
5- Sobre ti
6- Aroma
7- Sin Vergüenza
8- Fuera de la residencia
9- Festival Valeska
10- GAY
11- Erótico
12- ¿Mentiras?
Extra 1: Navidad
Extra 2: El Premio
13- Su "Primero". Parte 1
14- Su "Primero". Parte 2
15- San Valentín Parte 1
16- San Valentín Parte 2
17- Sus Fetiches.
18- En el comité
Extra 3: Brett Hamilton
Extra 4: Audífonos
Extra 5: La razón de ser un imbécil
19- Hacerlo bien
20- Año Uno
21- Cumpleaños de un pervertido
22- Lo que eres para mi
23- Muy pronto
Extra 6: No lo que parece. Parte 1
Extra 7: No lo que parece. Parte 2
Extra 8: ¿Y si...?
24- Te haré decirlo
25- Cumpleaños de un presidente
26- Mi inspiración
27- Su pasado
Adiós "Mi Mundo Pervertido"
28- Desesperación
Extra 9: Punto de no retorno.
Extra 10: Un día normal. Parte 1
Extra 11: Desconocido. Parte 1
Extra 12: Desconocido. Parte 2
11 de Abril
29- Lo que me gusta.
30- Metamorfosis.
31- Torpes enamorados.
Perfil de Personaje
32- Lo que eres.
33- Familia.
Extra 13: Límites.
Extra 14: Chico problema.
Extra 15: Idiotas.
Extra 16: Un día normal. Parte 2.
¡Sorpresa!
34- Queen.
35- Año Dos.
36- Graduación.
37- Crueles realidades.
38- Razones para hablar.
39- Las palabras correctas.
40- Epifanía.
Actualizaciones futuras
Extra 17: Entrevistas.
41- Ámame todos los días.
42- Nuestro futuro.
43- El deseo de un adulto nuevo.
44- Planes y permisos.
Extra 18: Antes de Stephen.
💜Muchísimas gracias💜
💜P & R💜
Extra 19: Esa persona especial. Parte 1
Extra 20: Esa persona especial. Parte 2
Extra 21: Ebrio, adorable y honesto.
45- Año Tres.
46- Compromiso.
Por favor, no más.
Extra 23: Vírgenes y despistados. Parte 2
Extra 24: Antes de Aaron.
47- Reunión familiar. Parte 1

Extra 22: Vírgenes y despistados. Parte 1

2.2K 144 287
By Quinner_

Benjamín:

Cinco meses.

-Mm...

Cinco meses es el tiempo en el que Jace y yo hemos estado saliendo como novios y -a pesar de que en realidad no es mucho tiempo- cada día desde que comenzamos a besarnos ha sido increíblemente difícil para mí.

-Benjamín... -murmura Jace, a penas logrando alejar sus labios de los míos lo suficiente como para hacerlo.

Algo atontado y completamente incapaz de dejarlo ir, me inclino hacia adelante -hacia él- hasta que vuelvo a sentir en mis labios la misma suavidad y calidez que me ha estado haciendo querer más después de cada probada.

-Bejamín... -repite Jace casi sin aliento al mismo tiempo que me empuja suavemente con sus manos- No puedo respirar...

Sus preciosos ojitos azules suben hacia mí y me miran por encima de un par de mejillas ruborizadas en un color rojo que acelera mi corazón tanto que la ridícula posibilidad de tener un infarto a los 17 años me asusta por un instante.

Suelto un suspiro y busco calmarme imaginando la cosa menos sexy que puedo para que ese pequeño problema -también conocido como mi pene amenazando con ponerse duro- no ocurra. Pero a éstas alturas -en las que tengo a Jace sentado en mi cama mientras intenta respirar agitadamente a través de sus labios entre abiertos después de besarnos por un largo rato y en las que sé perfectamente que mis padres no llegarán hasta dentro de otras dos horas como mínimo- ¿si quiera puedo culpar a mi pene por querer estar duro?

Sé que tener una erección es una reacción normal -especialmente cuando se da porque el chico que te gusta es extremadamente sexy sin si quiera intentarlo o saberlo- más esto es algo que ha estado pasando con demasiada frecuencia desde que nuestros besos se volvieron más largos y -además de ser vergonzoso porque sigo siendo un chico virgen que no sabe cómo lidiar con una erección usando otra cosa que no sea mi propia mano y una porno en la madrugada con audífonos y la puerta de mi habitación cerrada con llave- esto parece ser algo unilateral.

Había mirado la entrepierna de Jace cada vez que nos encontrábamos en un situación como ésta -pues me siento más que curioso por saber si su tamaño es tan adorable como lo es él- pero hasta ahora no he notado ninguna reacción de su parte. No había logrado ver un adorable bultito queriendo hacerse notar o una manchita húmeda distinguiéndose de la tela de su pantalón en ningún momento.
Incluso ahora no hay nada y no sé si es porque su pantalón es mágico y lo esconde como ningún otro jamás o porque -quizá-  soy malo besando y mi falta de experiencia se da a relucir con el hecho de que él no se excita como yo.

Un sentimiento de inseguridad y pena hacen que una mueca inevitablemente se forme en mi rostro, pero -aun cuando tal vez no soy bueno y no tengo ni idea de cómo hacerlo apropiadamente- quiero admitir que deseo más que sólo besarlo y quiero preguntarle si al menos una vez ha pensando en ir más lejos conmigo. 

Claro que con todo lo que he tenido que hacer para poder llegar a hasta aquí con él estoy un poco preocupado de que al mencionar algo tan íntimo como el sexo se asuste y -en el peor de los casos- cause que él quiera volver a poner su distancia límite entre nosotros, algo que -después de haber sentido sus labios y sus abrazos- podría soportar aún menos que la situación actual.

-¿Por qué haces esa cara? -pregunta Jace, sacándome de mis pensamientos para traerme de vuelta a la realidad- ¿Te duele algo?

Mi pene.

-No -niego con la cabeza- Estoy bien.

-Entonces, ¿por qué haces esa cara?

-Porque sólo tengo ésta -respondo casi como si estuviera preguntando, haciéndome el tonto y cambiando de tema tan rápido como puedo- ¿Deberíamos ver esa película de la que hablaste ayer? La encontré en Netflix.

Con un ceño ligeramente fruncido por parte de Jace, dejo mi problema de vuelta en ese rincón dentro de mi cerebro en el me gusta tirar las muchas cosas que me da pereza resolver hasta el momento que llegan a ser algo de vida o muerte y me estiro hasta la mesita de noche junto a mi cama para tomar el control remoto de la televisión y encenderla.

Ruego internamente que lo que Jace esté viendo sea mi forma torpe de escribir el título de la película que quería ver y no esa parte de mi pantalón que muestra la media erección que ha ocasionado con sus besos, y sigo mi desesperado plan de distraernos viendo la película con la esperanza  de que la excitación -y dureza- se vayan eventualmente. Pero ni si quiera alcanzo a ponerle play porque -sin ningún aviso- Jace asienta una mano sobre la mía y me toma el rostro suavemente con la otra para que me gire hacia él.

El hecho de que ahora se siente lo suficientemente seguro y cómodo conmigo como para tocarme de esa forma y hacerme mirarlo directamente sin dudar, me pone tan feliz que simplemente me dejo guiar como el tonto enamorado que últimamente estoy descubriendo que soy.

-Si hay algo mal puedes decirme, ¿sabes? -comienza a decir- Tal vez no sea tan fuerte como tú, pero haré mi mejor esfuerzo por ayudarte en cualquier cosa que necesites.

Y eso -junto con toda la sinceridad y ternura que acompañan sus palabras- hace que el corazón se me derrita completamente dentro de mi pecho.

Le doy un beso que intento no prolongar hasta el punto en el que vuelva a decirme que no puede respirar y -cuando me alejo de él- pienso velozmente cómo debería decir esto sin parecer un adolescente cachondo o algo parecido.

-No quiero asustarte... -admito, casi agraciado con lo incómodo y difícil de decir que esto se está volviendo para mí.

Una sonrisa se forma en el rostro de Jace al mismo tiempo que niega con su cabeza.

-No te tengo miedo -sonríe- Me gustas.

Y eso a mí me... ah... ni si quiera sé cómo describirlo.

-Así que, ¿hay algo que esté mal?

Trago saliva en ese instante y me armo de valor. Es todo o nada, Benjamín, ¡venga! ¡dilo! ¡tú puedes! ¡Dilo de una forma linda que no lo asuste!

-Quiero tocarte.

Y sí, mis verdaderos deseos se escapan hacia mi boca como palabras pronunciadas fuerte y claro antes de que pueda si quiera pensarlas mejor.

El meme del chico con un arcoíris en la cabeza que viste una bandera LGBT mientras grita con las palabras "GAY PANIC" abajo se hace presente en mi mente como el gran estado de ánimo que tengo internamente mientras miro el rostro de Jace, casi mordiendo mi lengua para no decir nada más por miedo a cagarla.

Irónicamente, su respuesta ni si quiera tarda en llegar.

-No necesitas mi permiso para tocarme -ríe- Aparte de mi familia, tú eres el único que puede hacerlo.

Por un corto momento me emociono, pero luego -cuando proceso mejor la última parte ha dicho- mi boca cae abierta, completamente escandalizada y aterrada por malos pensamientos que comienzan a atacarme porque el "tocar" del que yo hablo es de tipo sexual.

Entonces -luego de un par de segundos en los que sentí ganas de llamar a cualquier autoridad de protección de menores- me doy cuenta por su expresión risueña y adorable que quizá lo he malinterpretado y él a mí también.

-Jace -balbuceo, aun con el susto que me ha dado encima- ¿Cómo crees que quiero tocarte?

-Con besos y abrazos -responde, confundido por la pregunta.

-¿Nada más?

Jace me mira realmente sin tener la más mínima idea de a dónde quiero llegar y eso -junto con la respuesta que vino después- no sólo confirmó mi suposición y me hizo sentir aliviado por no tener que llamar a protección de menores, sino que también me dio un bajón de realidad sobre el por qué soy el único que ha tenido la necesidad de sacar éste tema.

Haciendo un poco de memoria quizá debí haberlo esperado, puesto que -debido al aislamiento social que ha tenido hasta ahora por el bullying que sufrió y su propio miedo a las personas- hubieron varias situaciones en las que tuve que explicarle cosas comunes como ésta porque no sabía sobre ello, sin embargo nunca creí que el tocarnos -o el sexo- iba a ser una de ellas.

Es decir, sí, sabía que Jace además de lindo era algo inocente desde un principio pero maldita sea, ¡realmente no entiende que lo que quiero es tocarle sus partes íntimas y -cuando se encuentre listo- tener sexo con él! ¿Si quiera sabe cómo se tiene el sexo? Es decir, yo tampoco sé mucho sobre eso, pero al menos sé por dónde meterlo.

-¿Dije algo malo? -duda, regresándome de nuevo a la realidad con un gesto triste e inseguro.

-¿Qué? No... ¡No! -respondo en pánico, haciéndolo pegar un pequeño brinco porque sin querer levanto la voz un poco- Perdón. No dijiste nada malo, es sólo que la forma en la que quiero tocarte es...

Miro hacia el techo y busco las mejores palabras para explicar el contenido para adultos que quiero en un lenguaje para chicos inocentes, pero mi cerebro -que parece haberse declarado harto y fuera de servicio después de haberlo hecho trabajar tanto en tan poco tiempo- no me ayuda en lo absoluto.

No sé cómo debería explicar esto sin morir de vergüenza o aterrarlo con mis palabras durante el intento, así que -en un impulso de excitación acumulada desde hace meses- decido mostrárselo con acciones.

-¿Puedo intentar algo? -pregunto, acercándome a él aun más- Si no te gusta, puedes decírmelo y pararé de inmediato.

Percibo un poco de incertidumbre en los ojos de Jace, pero -como el chico curioso y valiente que se había vuelto después de todo el tiempo que habíamos pasado juntos haciendo cosas fuera de su zona de confort- termina por darme un pase verde para que haga lo que quiero y me hace una única pregunta, supongo que para sentirse un poco más tranquilo.

-¿Harás algo que no me gustará?

Yo sonrío y niego con la cabeza, comenzando a sentirme flechado por su bonita inocencia.

Quiero decirle que nunca haría algo que no le gustará porque me gusta demasiado, tanto como ningún otro chico  que haya conocido antes, pero la verdad es que ni si quiera sé si lo que estoy a punto de hacer será de su agrado, así que me limito a responder con un deseo que espero se vuelva realidad si lo digo en voz alta.

-Realmente espero que te guste...

Y entonces lo beso.

Uno nuestros labios en un beso un poco más intenso que el que tuvimos hace a penas unos momentos atrás y él me corresponde sin inmutarse, ya más que acostumbrado a sentirme en su boca. Me permito embriagarme con su sabor y el delicioso olor que desprende su piel y su ondulado cabello rubio hacia mi nariz por lo que no sé si son pocos segundos o un par de minutos y luego -cuando ya no me veo capaz de seguir manteniendo el autocontrol que había logrado hasta ahora- deslizo mi mano suavemente sobre su entrepierna.

Jace pega un brinco y corta nuestro beso en ese instante. Sus ojos me muestran confusión y sorpresa al mismo tiempo que sus mejillas se ruborizan al máximo por lo que acabo de hacer. Su mano no tarda más que unos cuantos segundos en ponerse sobre la mía como un acto reflejo de susto.

-¿Puedo tocarte aquí? -pregunto bajito, dejando mi mano en dónde está pero quieta, deteniéndome de acariciarlo hasta obtener su permiso.

-¿Por... por qué querrías tocar ahí? -se exalta, no siendo capaz de mirarme a los ojos por la vergüenza y pánico que posiblemente está sintiendo.

-Por favor... -pido, besando su mejilla suavemente para calmarlo aunque sea un poco- No haré nada malo, lo prometo... confía en mí, por favor.

Aun cuando me estoy muriendo por seguir, espero su respuesta más que listo para alejarme si es que al final decide que esto es demasiado para él. Espero y espero, cada vez más ansioso conforme pasa un segundo detrás de otro, y -cuando estoy por retirarme y pedirle perdón por si he ido más allá de lo que debía- la mano que tiene sobre la mía se hace a un lado y su cabeza asiente.

-Está bien -murmura, su rubor subiendo hasta colorear sus orejas- ...Confío en ti.

El corazón comienza a latirme descontroladamente en mi pecho después de eso.

Más que agradecido porque me esté dando una oportunidad de hacer algo aun más íntimo de lo que hemos hecho hasta ahora, busco su rostro con el mío y vuelvo a besarlo.
Muevo mis labios sobre los de Jace buscando desesperadamente saciar aunque sea un poco la urgente necesidad que tengo de él y voy abriendo su pantalón lentamente, tomándome mi tiempo tanto para quitar el botón como para bajar su cremallera.

Y no es hasta que deslizo mi mano dentro de su ropa interior que escucho el sonido más erótico y encantador que he oído jamás.

-Ahh...

El cuerpo de Jace tiembla y se estremece. Me giro hacia él algo sorprendido por lo que acabo de oír, pero él mueve en seguida su rostro hacia otro lado, impidiéndome mirar más allá del contraste que hace su cabello rubio con el color rojo de su oreja y mejilla izquierda.

-Perdón... -se disculpa tan bajito que a penas y puedo oírlo- No... no sé que fue eso...

Es ahí donde mi cabeza comienza a dar vueltas con su pequeño gemido resonando dentro e impidiéndome pensar adecuadamente.

Trago saliva y miro hacia mi mano, donde el sentimiento de calor se hace cada vez más intenso, y cuando me encuentro por primera vez al pene de Jace -que es tan lindo, pequeño y adorable como lo es él- la presión que hace mi ahora erección dentro de mi pantalón hace que pierda el control de mi respiración y comience a jadear.

-No te disculpes -suspiro- Eso fue muy sexy...

Lento y suave, comienzo a acariciarlo allí. Lo acaricio y lo beso repetidas veces en el cuello y en su mejilla, haciéndome camino hasta sus labios nuevamente al mismo tiempo que mi toque parece hacerlo aun más indefenso de lo que es.

-Ngh... ahh...

El bajito sonido de su voz saliendo agitada hacia mi boca entre cada uno de nuestros besos y la sensación de su caliente erección en mi mano me vuelven loco.

Es mi primera vez masturbando a alguien que no soy yo. No tengo experiencia en esto para nada, así que estaba bastante nervioso de que él no se sintiera tan bien como me gustaría que lo hiciera, pero al ver esa jadeante y ruborizada expresión que tiene en el rostro y las gotas de presemen que salen de su punta sin ningún tipo de control, un gracioso y satisfactorio sentimiento de orgullo se hace presente en mí.

-¿Estás bien? -pregunto, a penas separándome lo suficiente de sus labios para hablarle- ¿Cómo se siente eso?

Espero ver ese azul grisáceo tan bonito que tiene grabado en sus ojos, pero él no los abre para mirarme. Los mantiene cerrados bajo un ligero ceño fruncido que lo hace ver confundido, como si estuviera tratando de procesar mi pregunta o concentrándose en lo que está sintiendo para responderme.

Es demasiado lindo...

-Se siente raro... -suelta con poco aliento al mismo tiempo que yo le beso su mejilla en un impulso.

-¿Raro bien o raro mal? -dudo, no deteniendo en ningún momento el movimiento de mi mano.

Él niega con la cabeza.

-No... no lo sé... ngh...

Jace tiembla y me busca -o a mis labios más bien- aun con los ojos cerrados, ocasionando que una sensación extraña, pero agradable aparezca en mi pecho como algo que nunca antes había sentido y me haga darme cuenta -con mi sonrisa de tonto en el rostro- que estoy cayendo demasiado fuerte por él.

-Me gustas -admito y realmente hago mi mejor esfuerzo por no pedir más de lo que me ha permitido el día de hoy, pero mi determinación se queda corta cuando, en un espasmo causado por jugar su punta con mis dedos, Jace muerde mi labio con poca fuerza y lo tira hacia abajo, hacia él- Agh... 

Mi cuerpo se estremece inevitablemente por eso y me excito tanto que finalmente alcanzo el límite de dolor que puedo aguantar en mi no atendida erección.

- Jace... -lo llamo jadeando, mi labio inferior aun atrapado entre sus dientes- ¿Sería... ah... mucho para ti si toco el mío con el tuyo?

El precioso azul grisáceo de Jace aparece a penas unos segundos después de hacer mi pregunta. Abre un poco su boca, haciendo que sus dientes suelten mi labio, y cuando creo que va a responderme baja su mirada a mi entrepierna con la respiración agitada. Intento analizar su expresión porque me muero por descubrir qué es lo que está pasando por su cabeza en este momento, pero la excitación es tanta que mi mente está en blanco, completamente nublada por el calor y la cercanía de Jace.

Claro que -aun en este estado- que él se sienta cómodo y sin miedo sigue siendo mi prioridad número uno.

-Es sólo una pregunta -murmuro, dándole un beso en la frente, por encima de sus bonitos mechones rubios- No te estoy presionando, ni nada... Si no te sientes cómodo con ello y no quieres, está completamente bien.

Jace se queda quieto, sólo respirando entrecortadamente y mirando en silencio mientras yo aguanto el dolor en mi pene como si no ocurriera nada. Y es que a pesar de ello -considerando que antes no me dejaba acercarme a menos de un metro y tanto más de él- me siento muy feliz de haber llegado hasta aquí. Es decir, me había tomado muchos meses y bastante esfuerzo hacer que confiara en mí. En este punto ya hemos hecho muchísimas cosas juntos tanto como amigos como pareja que somos, más esto sigue siendo una zona desconocida para ambos y a pesar de que realmente me muero de ganas por llegar aun más lejos, el tocarnos -o tener sexo más adelante- no es una obligación ni tampoco algo que depende sólo de mí.

Así que si Jace no quiere que llegue más allá de esto, estoy más que listo para olvidarme de ello y seguir esforzándome hasta el momento en el que...

-Está bien.

-¿Qué?

-...Está bien -vuelve a decir, pero esta vez subiendo sus manos hacia su rostro para cubrirlo en un arranque de vergüenza- Puedes hacerlo...

Por lo atontado y agitado que estoy, me toma un par de segundos darme cuenta de que realmente ha dicho eso y no ha sido mi cerebro jugándome una mala broma por la excitación.

Estoy atónito, completamente sorprendido de que me deje seguir y quiero preguntarle si está seguro, pero mi habilidad para formular oraciones parece haberse ido junto con mi autocontrol porque no logro sacar de mi boca algo que no sean respiraciones agitadas.

Incapaz de expresarme con otra cosa que no sean acciones, me inclino hacia él y le planto un beso sobre sus manos casi como si le diera las gracias.
Luego, con dedos temblorosos y algo ansiosos porque su mirada -a pesar de esconderse en su mayoría bajo sus manos- sigue cada uno de mis movimientos, voy desabrochando y abriendo la cremallera de mi pantalón.

Mi rostro arde y me siento bastante avergonzado cuando llega el momento de descubrir mi erección de la tela de mi ropa interior, pero igualmente lo hago. Me muestro frente a Jace tal como él lo ha hecho conmigo y -por mera curiosidad- alzo mis ojos hacia los suyos para ver qué tipo de reacción está teniendo.

Una sonrisa se me escapa cuando la idea de que estamos compitiendo por quien puede ponerse más rojo y se siente más avergonzado se cruza por mi cabeza fugazmente.

Entonces -luego de reírme un poco porque Jace me ha tirado una mirada confundida por la sonrisa que he soltado- me acerco un poco más a él, moviendo mis piernas por debajo de las suyas para eliminar ese no tan grande espacio que nos separa y uso mi mano para juntar nuestros miembros.

Jace se sobresalta un poco cuando éstos se tocan por primera vez.

-Agh... ¡Está caliente! -se queja él con un suspiro.

La sensación de la piel del miembro de Jace rozando con la mía es demasiado real. Y tiene razón. Está caliente e incluso un poco húmedo por las gotas de presemen de ambos... se siente increíble.

Comienzo a masturbarnos a ambos, primero lento y luego adquiriendo un poco más de velocidad.

Jace aparta las manos de su rostro para poder respirar mejor al poco tiempo y yo me aprovecho de eso para atrapar sus labios con los míos y besarlo, pero esta vez uso mi lengua.

-¡Ngh...! ¡Mmm....!

No se suponía que hiciera eso sin avisar o preguntar por su permiso antes, pero sin querer terminé dejándome llevar por el ambiente y la excitación... le pediré perdón después.

-¡Espera...! -jadea en mi boca, su cuerpo estremeciéndose cada vez más- ¡...Me siento raro!

No estoy muy seguro de a qué se refiere cuando dice "raro", pero si es lo que creo que es, entonces...

-Yo también -admito y acelero el movimiento de mi mano.

Continúo haciendo eso y lleno mis oídos con los cada vez más fuertes gemidos y respiraciones de Jace hasta el momento en el que ambos llegamos al borde y nos venimos.

-¡Ahh!

-¡Ngh...!

La visión frente a mí de mi novio estremeciéndose y jadeando con fuerza porque acaba de venirse y la extraña sensación que deja nuestro semen combinado al chorrear por mi mano me hace sentir aturdido y -tal como el virgen inexperto que soy- me pone duro de nuevo.

Me muerdo el labio para no soltar un "Mierda", ya que siempre he intentado no decir groserías frente a Jace, e inclino mi cabeza hacia adelante para descansarla entre su hombro y su cuello hasta el momento en el que logremos tranquilizar nuestras respiraciones.

Ninguno dice una sola palabra durante todo ese tiempo. El silencio reina y no es hasta que me estiro para tomar un pañuelo de mi mesita de noche que limpie mi mano y nuestros miembros, que logro hablar. 

-¿Cómo estuvo eso? -pregunto, algo nervioso por la que pueda ser su respuesta.

-Fue raro -admite luego de pensar un poco- ...Nunca tuve orina de este color.

Eso me detiene en seco.

-Estás bromeando, ¿verdad? -vacilo, listo para reírme cuando diga que me está tomando el pelo.

Pero después de haber pasado tanto tiempo prestando atención a las expresiones de Jace para acercarme a él -primero como amigo y luego como novio- lo conozco tan bien que sé que la que tiene ahora mismo indica que ha ido en serio.

-Jace... -comienzo a decir- Eso no fue orina... era semen. ¿Sabes qué es eso?

Como si fuera un niño escuchando temas para mayores por primera vez, él niega con la cabeza ingenuamente y espera una explicación por mi parte, pero antes de que pueda si quiera pensar en una forma de decirlo sin morir de vergüenza en el intento, me doy cuenta del otro significado de esas palabras.

-Entonces esa fue tu primera... 

Mi voz se pierde antes de lograr terminar la oración y mi rostro comienza a arder con tanta intensidad que siento como si mi cabeza fuera a explotarme en cualquier momento.

Su primera eyaculación. 

Con tan sólo decirlo para mis adentros se desataba un mar de emociones que combinaban el asombro, una nueva excitación y una creciente necesidad de ir a disculparme con sus papás por robarle la inocencia y pureza a su niño. 
No me esperaba esto. Estamos a nada de convertirnos en universitarios... a esta edad, creo que es completamente comprensible si eres virgen de sexo o incluso de besos, pero ¿de eyacular? Realmente no creí que eso fuera posible. 

Me veo obligado a sacudir mi cabeza y parpadear varias veces para ajustar mi vista cuando empiezo a distinguir una areola sobre la cabeza de Jace y un par de alas blancas saliendo de su espalda.

No me iré al infierno por esto, ¿verdad?

Una enorme necesidad de protegerlo se hizo presente en mí todo el tiempo que le expliqué -tan avergonzado como nunca antes en mi vida- que el semen no es orina o algo similar a ella. Jace está aun más perdido que yo en este tema -algo que supuse desde el principio, pero no a este grado- e insulto la falta de educación sexual en las escuelas como mil veces por ello.

Después de resolver una que otra duda suya -y confirmar con rápidas búsquedas en Google que mis respuestas fueran correctas y no burradas sacadas de mi poco conocimiento del tema-, me acuesto bocarriba en mi cama y busco enfriar mi cabeza. La tierna mirada azulada de Jace se queda sobre mí unos segundos y luego regresa a la pantalla de mi celular, donde ve curiosamente un corto pero bastante informativo vídeo que encontré en YouTube.

Miro el techo, intentando no pensar en nada -porque tengo el cerebro un poco cansado después de tantas emociones en un periodo de tiempo tan corto-, pero igualmente termino dándole vueltas al asunto.

-¿Realmente nunca habías escuchado nada de eso? -le pregunto, aun sin creérmelo- ¿Qué hay de una erección? ¿Te había pasado antes?

-Erección es ponerse duro, ¿verdad? -duda y yo asiento- A veces por las mañanas -responde, acostándose a mi lado sin despegar su mirada de mi celular- Pero no sabía que tenía que hacer algo con eso. Siempre lo dejaba hasta que volvía a la normalidad... Oh, creo que ya entendí -sonríe a penas acaba el vídeo.

La aparición de ese hoyuelo tan bonito que tiene en su mejilla izquierda y sus ojos haciéndose pequeños por su sonrisa, me hacen sonreír de vuelta y derretirme un poco también. Me levanto lo suficiente como para apoyarme en mi codo y así mirarlo directamente. 

La vista es maravillosa y no logro resistirme a inclinarme y darle un beso suave en los labios que él corresponde en seguida.

-Entonces... -murmuro- ¿Podemos hacer esto otra vez? 

-¿Ahora?

-No -río, sabiendo perfectamente que no tengo el control suficiente para no pedir por más si lo hacemos otra vez- Me refiero a cuando sintamos ganas de hacerlo... ¿Podemos?

-Está bien, pero... ¿saldrá semen todas las veces? 

Asiento entre risas. Por alguna razón que él diga "semen" me hace reír.

-Me aseguraré de limpiarte bien cada vez -sonrío- Igual si te sientes como que va a salir puedes decir "voy a venirme" o "voy a correrme", así también lo sabré.

El rostro de Jace hace una mueca que dice sin palabras "¿por qué alguien diría algo así?" y yo suelto una carcajada.

-No me mires así -río- Así le dicen, ¿que no lo has visto en las pornos?

-¿Pornos?

Una nueva expresión de duda se forma en su rostro, pero ni mi corazón ni mi cerebro tienen la fuerza suficiente como para aguantar una explicación y búsqueda en Google aun más explícita que la que acabamos de tener, así que niego con la cabeza y lo abrazo.

-Nada, nada. Dejemos las clases de sexualidad hasta aquí, ¿si? -digo, casi a modo de súplica- ¿Vemos la película?

Él asiente sonriente, olvidándose del tema más rápido de lo que esperaba. Supongo que realmente quiere verla.

-Pero hagamos palomitas antes.

-Okay -sonrío y le doy un beso rápido en sus labios antes de levantarme, jalarlo de la mano juguetonamente para que se levante también y así llevarlo conmigo a la cocina.

El que Jace me permitiera tocarlo más íntimamente me hizo muy feliz. Mis deseos por más seguían presentes, pero decidí olvidarlos momentáneamente y tomarme mi tiempo para disfrutar de él y nuestra relación. No tenía ninguna prisa, la verdad, así que los meses pasaron sin que me diera cuenta entre risas, besos, algo más allá de eso si nos sentíamos con ganas y -a penas una semana antes de que cumpliéramos ocho meses saliendo- Jace me sorprendió con palabras que nunca esperé salieran de su boca.

-¿Te gustaría tener sexo conmigo?

Y yo -que me encontraba comiendo como casi todas las veces en las que decide sorprenderme con algo- me atraganto y comienzo a toser. Él me ofrece agua, preocupado, y a mí se me vienen recuerdos de cuando me dijo que le gustaba por primera vez mientras comía un helado que sentí casi se atora en mi garganta y me mata. Pero ahora no es momento de pensar en eso.

-¿Qué... qué acabas de decir? -le pregunto al mismo tiempo que toso y busco recuperar mi compostura.

Jace espera a que me encuentre mejor y cuando lo estoy, repite sus palabras.

-Sólo me preguntaba si te gustaría tener sexo conmigo.

Lo dice tan a la ligera que el pensamiento de que no sabe lo que el sexo implica se cruza por mi cabeza como una gran posibilidad.

-Jace -comienzo a decir con la voz algo rota después de tanto toser- ¿Por qué preguntas eso tan de repente? 

Un pequeño rubor se pinta en su rostro y desvía su mirada de mí para ver sus manos y jugar con sus dedos, algo que normalmente hace cuando se siente nervioso o tímido.

-Sólo he estado pensando en ello últimamente... ¿no quieres?

Trago saliva, sabiendo perfectamente por el calor que estoy sintiendo en mis mejillas que seguramente me he pintado de rojo. ¿Que si no quiero? Oh, no tienes ni idea Jace.

-Sí quiero -admito- He querido hacerlo desde hace un tiempo ya, pero ¿si sabes lo que eso conlleva? 

Estiro mi mano hacia las suyas y tomo la izquierda, enredando mis dedos con los suyos para llamar su atención y hacerlo mirarme. Esto no es cualquier cosa después de todo y -si realmente quiere intentarlo- necesito asegurarme de que está seguro y tiene al menos una idea básica de lo que es el sexo como por ejemplo, no sé, por donde lo metería.

-Creo -responde con un tono que suena más como si estuviera preguntando- Pero tú sabes de estas cosas, ¿no? Tú me enseñaste lo del semen.

En otro tipo de situación me hubiera reído porque hasta la fecha me sigue pareciendo divertido cuando el dice "semen" con esa voz tan inocente suya, pero ¿en esta? Lo único que puedo hacer es sentirme avergonzado porque no conozco tanto del tema ni tengo la experiencia que él piensa. Saber sobre el semen es un conocimiento común, pero ¿el sexo? No es como que en la escuela se diera una materia en la que te explicaran qué hacer paso a paso, con mucho trabajo hacían mención del sexo hetero por ser considerado un "tabú", así que ¿sexo entre hombres? No había forma alguna.

Nunca se lo dije a Jace de forma directa porque no vi la necesidad y tampoco es algo que ande diciendo fácilmente, pues es personal y no es de la incumbencia de nadie, pero viendo el tipo de situación en la que me acaba de poner... supongo que debo decirlo.

-Honestamente soy virgen -confieso, algo apenado- Incluso cuando me encantaría hacerlo contigo ahora, realmente no tengo ni idea de cómo... Podría lastimarte o algo, y terminaría odiándome demasiado si eso pasara.

Lo miro, intentando hacerlo ver lo sincero que estoy siendo con este tema y lo serio que soy sobre él.

Sus ojos sostienen los míos en silencio y -cuando parece comprenderme- regresa su mirada a sus manos y hace una expresión triste, como la de un niño al que acaban de regañar.

-Okay -murmura y yo no lo entiendo.

¿De dónde sacó todo esto? Yo no había mencionado nada sobre sexo, era imposible que en su trabajo en la veterinaria hablaran de algo como eso y sé que -por su aun existente miedo a otras personas- realmente no hay alguien que pueda influenciarlo de esa forma así que ¿cómo? ¿Habrá visto alguna de esas molestas publicidades sexuales que aparecen en las páginas de internet como spam? ¿O quizá había escuchado a Agnes y Tiffany hablar entre clases? Esas dos de lo único que hablaban era de las puerquezas que hacían con sus novios.
No lo sé, pero para que haya sacado el tema y haga esa expresión es que verdaderamente le interesa, ¿no? 

Mi rostro se siente un poco caliente por la inevitable felicidad, pero al mismo tiempo hago corajes internos porque alguien o algo puso ese tema en él y no fui yo.

-Hagamos algo -digo, cambiando mi tono de voz para animarlo aunque sea un poco- Si realmente quieres hacerlo conmigo y estás completamente seguro de eso, preparémonos adecuadamente. Investiguemos un poco... o mucho, mejor y luego, cuando ambos nos sintamos listos, intentémoslo. ¿Eso suena bien para ti?

El mohín que había estado haciendo hasta ahora pasa a ser una pequeña sonrisa que me derrite un poco por dentro y me hace abrazarlo juguetonamente.

-¿Eso es un sí? -pregunto, encantado por lo increíblemente adorable que es- ¿Puedo tomar esa preciosa sonrisa como un sí?  

-Sí -sonríe- Eso suena bien.

-Entonces a investigar -me alegro y le planto un beso.

Bajo esa promesa comencé a hacer mi propia búsqueda en internet el mismo día. Me tomó menos de media hora darme cuenta de que las pornos no serían una buena referencia, puesto que eran tan poco realistas, nunca mostraban la preparación previa y ¿una hora y media o dos horas de sexo? No jodan. Soy virgen, quizá rompería un récord mundial si superara los 5 minutos adentro sin correrme.

Descartando así las pornos como fuente de aprendizaje, me concentré en leer varios blogs, páginas e incluso ver algunos vídeos para conocer la forma de ponerse el condón. No voy a mentir, fue algo penoso ver a las personas de los vídeos sosteniendo un pene de plástico -o incluso un pepino- para hacer la demostración, pero creo haber aprendido más de sexualidad en esas búsquedas que en todas las escuelas a las que he ido, lo que es algo triste supongo.

Algunos días pasaron mientras estudiaba toda la información que había encontrado y cuando me sentí más o menos confiado sobre mi conocimiento me armé de valor para ir a comprar mis primeros condones y lubricante. 
Creí que iba a ser algo rápido, tipo tomo caja y botella, pago y me voy; pero la realidad me golpeó en la cara a penas me encontré en esa sección de la tienda pues había tantas marcas de condones y lubricante. Literalmente había una variedad de colores e incluso sabores para elegir. En ningún lado había leído que esas cosas fueran comestibles así que me sentí muy perdido y creo mi confusión -y el mucho tiempo que me quedé parado mirando los estantes como un idiota que no sabe qué hacer- se notó bastante porque un chico que trabajaba ahí se terminó acercando a mí para ofrecerme su ayuda.

Fue muy amable -aunque algo confianzudo también- y me dio consejos bastante útiles que me hicieron más fácil elegir.

Después de haber pagado y darme cuenta que comprar las cosas para tener sexo es algo caro para alguien de mi edad, regresé a mi casa, me encerré en mi habitación e intenté ponerme uno de los condones para no pasar tanta vergüenza frente a Jace cuando llegara el momento. 

Fue horrible. 

Estaba tan asustado de que esa cosa me apretara el pene hasta dejarme sin circulación que -aun cuando sé que debe de estirarse y demás- perdí mi erección, y cuando logré tenerla de nuevo y me motivé a intentarlo una vez más, resultó que lo puse al revés. Ya en el tercer intento lo logré, pero había desperdiciado los tres condones que traía la caja así que tuve que pasar al día siguiente a comprar más.

No sé que fue peor. Que el chico que me había ayudado antes me viera regresar por más condones y me haya dicho "¡Eso, campeón!" tan alto que todas las personas en la tienda lo escucharon y voltearon a verme, o que mi mamá haya encontrado mis condones desperdiciados -porque no tenía la experiencia de ser cuidadoso al desecharlos- y me haya preguntado por ello con indirectas demasiado directas mientras cenábamos con papá.

Fueron días muy vergonzosos para mí. Hay varias cosas que me gustaría olvidar -como la plática que me dieron mis papás cuando les dije el porqué de los condones mal desechados-, pero todo valió la pena cuando llegó el día. Me sentía un poco más seguro que antes y estaba bastante animado porque habíamos terminado de estudiar para el día que cumplíamos ocho meses juntos, así que a penas terminó la práctica de baloncesto, me bañé muy bien, me arreglé y me vestí con un atuendo que mis amigos chulearon con un estruendoso "Wuuuuu". Compré rápidamente un pequeño, pero bonito ramo de flores -que esperaba le gustara a Jace- y luego me dirigí a su casa.

No era mi primera vez yendo ahí. Conocía a sus papás desde que éramos amigos y me había topado con su hermana pequeña algunas veces, pero nunca con sus hermanos mayores. No sabía mucho de ellos, la verdad, sólo que uno de ellos me había mandado una advertencia a través del inocente Jace al hacerlo decir que tiene cuatro hermanos mayores y que tres de ellos habían hecho karate y boxeo. Siendo honesto eso no me asustó ni nada, al contrario, me dio algo ternura y gracia porque cuando me imaginaba a los hermanos de Jace sólo podía ver una versión más grande de él con -quizá- un poco más de músculo, pero nada de lo que debiera preocuparme demasiado.

Por supuesto, a la vida siempre le había parecido divertido contradecirme así que cuando un pelinegro de ojos oscuros, extremadamente alto y bastante musculoso abrió la puerta de la casa de Jace, me sentí diminuto y como si estuviera frente a uno de mis antiguos bullies

-Hola, buenas tardes -saludo con una voz que intento no demuestre el pánico que estoy sintiendo- Soy Benjamín... vine por Jace.

Él asiente, pero en vez de llamar a Jace o algo parecido, se queda mirándome en silencio con un ceño fruncido que parece saber perfectamente lo que Jace y yo tenemos planeado hacer en mi casa hoy. 

Por instinto -creado por los muchos años en los que gente más grande que yo me golpeaba- mantengo una distancia algo razonable de él y una sonrisa educada que intenta no parecer grosero por lo anterior. Suplico internamente que deje de analizarme y llame a Jace, me deje pasar o algo y entonces -casi como un ángel mandado para salvarme- un chico castaño de ojos verdes llega a la puerta.

-Para ya -le dice al pelinegro con una sonrisa divertida, luego se gira hacia mí- Iré a llamar a Jace, espera un momento.

La posibilidad de que ambos sean hermanos de Jace se cruza en mi cabeza por un instante, pero luego -cuando el castaño sube su mano para decirle algo en secreto de mí al pelinegro- me doy cuenta que llevan anillos iguales. La expresión del pelinegro se suaviza con una sonrisa enamorada y yo inevitablemente me emociono porque nunca me había encontrado con una pareja casada o comprometida del mismo género.
Claro que esa emoción no tardo en irse y regresar a ser mi estado guardia arriba cuando el castaño se fue y el musculoso volvió a poner una expresión dura. Casi pego un brinco como un gatito asustado cuando se digna a hablarme por primera vez.

-¿Jace te dijo que tres de nosotros hemos hecho karate y boxeo? -pregunta.

-Eh... sí, sí me comentó -respondo.

-Bien. Ten eso en mente.

-Okay.

Y después de lo que fueron los minutos más infernales de toda mi vida, el castaño regresa con un Jace que sonríe como un niño pequeño a penas me ve.

-Hola -me saluda y me da un beso que, si no fuera por la mirada oscura que hay sobre mí, hubiera disfrutado mucho más.

-Hola -le sonrío- Te traje esto, ya sabes, por nuestros ocho meses juntos.

Le ofrezco el ramo de flores que había estado cargando desde que llegué, él las toma y sus ojitos le brillan con alegría en seguida. 

-Gracias -dice y me toma de la mano-¿Nos vamos?

Asiento y me despido rápida, pero educadamente del hermano de Jace y su pareja antes de seguir el camino de regreso al auto que me había prestado mi mamá después de suplicarle por una semana entera.

-¿A qué hora vas a regresar? -pregunta el pelinegro detrás de nosotros.

-Más tarde -responde Jace sin perder su sonrisa ni el paso hacia el auto.

-¿Cómo que más tarde? -gruñe el otro- ¿Que mamá no te tiene puesta una hora de llegada?

-No cuando estoy con Benjamín.

-¿¡Qué!?

Me giro para decirle que lo traeré de vuelta como a las 10 para calmarlo un poco y luego de escuchar un "¡Lo quiero aquí a las 9!" muy autoritario, emprendo mi camino con Jace a mi casa que -por el trabajo de mis papás- se encuentra sola.

La seguridad que había tenido conmigo después de tanto estudio e investigación comienza a desaparecer cuando finalmente llegamos y estaciono el auto. Estaba algo nervioso y no parecía ser el único. Jace dejó de hablar y comenzó a jugar con sus dedos desde que entré en mi vecindario. 

Abro la boca para decirle que no lo haremos si no quiere o no se siente seguro, que podemos tomarnos un poco más de tiempo y que no me molestaré o algo si decide pasarlo para otro día, pero antes de que pueda pronunciar aunque sea una palabra, él se me adelanta.

-Sé lo que vas a decir -murmura y yo sonrío.

-¿Ah, sí? ¿Qué iba a decir?

Jace levanta su mirada hacia mí.

-Estoy seguro y quiero hacerlo -admite- ...Sólo estoy un poco nervioso.

-Yo también.

-¿En serio?

Asiento y tomo una de sus manos para apoyarla en mi pecho, justo por encima de mi camiseta para hacerlo sentir lo acelerado que se encuentra mi corazón en este momento. Él ni si quiera esconde su sorpresa.

-También es mi primera vez -le recuerdo- Y va a ser contigo, el chico que más me ha gustado jamás. Claro que estoy nervioso, pero haré mi mejor esfuerzo para hacerte sentir bien.

Un ligero rubor se pinta sobre las mejillas de Jace después de escucharme.

-Yo igual -anuncia- También haré mi mejor esfuerzo para hacerte sentir bien.

La determinación e inocencia expresada en sus palabras y su mirada me hacen sonreír.

-Gracias -digo y le beso la frente- ¿Entramos?

Él acepta, así que ambos bajamos del auto. 

Nos tomamos de la mano a penas estamos juntos de nuevo y comenzamos a caminar hacia la puerta principal. Una vez dentro de mi casa seguimos nuestro camino hasta que llegamos a mi habitación y yo cierro la puerta detrás de nosotros.

-Seré gentil.

B😁💜☺J

Hola🥺💜

Primero que nada, sí, estoy viva, todo está bien, todo está correcto, no se preocupen haha🥰💜

Sé que ha pasado mucho tiempo, lamento eso, he estado muy ocupada con mis estudios, la campaña de vacunación y otras cosas, pero ¡finalmente estoy de vacaciones!😭✌🏼🎉
Intentaré publicar tanto como me sea posible hasta que éstas acaben -a mitades de agosto- así que si antes no recibían notificaciones mías, muy probablemente esta vez les lleguen tantas que incluso se harten de mi🥴

Realmente espero que en este punto -después de tanto tiempo de no actualizar- no hayan abandonado mi historia😔 y de corazón deseo que este capítulo les haya gustado. Estoy un poco oxidada con la escritura, pero hice mi mejor esfuerzo y pronto actualizaré la parte 2 de este extra, que será desde la perspectiva de Jace y sí, habrá escenas de sexo🥳💜 Había esperado tanto por escribir una escena así de estos dos hahaha

En fin, sería muy feliz si pudieran comentar y votar, principalmente la primera🙈

Muchísimas gracias por leer, actualizaré pronto, lo juro,
I PURPLE U💜💜💜💜

Continue Reading

You'll Also Like

104K 7.9K 24
Hazel, una chica que es famosa en la escuela por agarrar a patadas a todos y ser muy extrovertida y Noah, la chica mas popular de toda la escuela, a...
97.1K 12.5K 158
Entra para obtener más información de la historia 💗
130K 11.6K 63
Siempre fuí una débil e ingenua niña, más aún cuando ocurrió aquello que me marcó, aquel fatídico día que los perdí y con ellos se fue mi lado tierno...
425K 27.8K 29
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca. -¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen. -Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a e...