Este capítulo va dedicado a @memeLc ,ya que hace poco fue su cumpleaños. Gracias por votar y comentar en todos mis capítulos, no sabes lo que significa para mí.
Ahora os dejo leer el capítulo...
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Al ver a mi amiga, me aparté de Darwin de un salto. Los ojos de Naomi echaban chispas y me miraba cabreada. Darwin se puso a un lado mío, mirando a Naomi con curiosidad, como si le sonara de algo.
- ¿Pero a ti qué demonios te pasa?- me gritó cuando estuvo a cinco pasos míos- ¿Te crees que es normal encerrarnos en tu cuarto e irte a tontear con un idiota?-miró a Darwin- Sin ofender, claro.
-Nosostros no estábamos tonteando, y lo de encerraros tiene una explicación lógica.
- Sí,claro, una explicación lógica.- dijo con sarcasmo.
-Eres Naomi, ¿verdad?-preguntó Darwin sonriendo- Rose te robó la apariencia el sábado pasado.
-¿Qué me robaste la apariencia?-me preguntó Naomi abriendo los ojos- Tú estás muy mal, mujer. Te voy a denunciar.
- Claro, eso sería muy normal. Mañana irás a la comisaría humana y dirás: "Oye, mi mejor amiga me robó la apariencia el otro día. Exijo que se le denuncie."
- Dejémonos de tonterías y vayamos al grano. Quiero esa explicación "lógica" de por qué encerrar a tus mejores amigos en tu cuarto y luego salir pitando a besuquearte con este-señaló a Darwin, que parecía estar apunto de romper en carcajadas. Claro, para él la escena debía de ser muy graciosa. Pues para mí NO.
Iba a abrir la boca para explicarle cómo conocí a Darwin y la existencia de Harliam, cuando Naomi soltó una exclamación de sorpresa.
- Yo a ti te conozco.-le dijo a Darwin.
- Eso es imposible, Naomi.- contesté riéndome. En cambio, Darwin, había palidecido ante la afirmación de mi amiga.
- ¡ Es muy posible! -dijo Naomi ahora mirándome a mí- Es muy posible dado que va a nuestro colegio en la Tierra.
Ahora sí que solté una carcajada. Darwin continuó sin hablar.
- Naomi, ¿seguro que no te has dado un golpe en la cabeza?
- ¡Rose, cómo es posible que no te acuerdes! Es el chico con el que hace unas semanas chocaste y te tiró al suelo. Yo te dije que estaba bueno y tú contestaste que era un maleducado y entonces yo...
Siguió hablando, pero yo ya no le prestaba atención. Me había girado para mirar a Darwin, que se miraba los zapatos como sí fueran muy interesantes.
- Darwin, ¿eso es cierto?-pregunté- ¿Ya nos conocíamos de antes?
- ¿Te llamas Darwin?-Naomi soltó una risita- Pobre de ti, tienes nombre de pez.
¿Pero qué diablos le pasa a todo el mundo con el nombre de Darwin y que se parece a un pez?, pensé con irritación mientras Darwin fulminaba con la mirada a mi amiga.
-Sí.-contestó a mi pregunta anterior en un susurro.
- ¿Y por qué no me dijiste nada?-pregunté molesta. No me gustaba que me mintieran, me hacían sentir como una tonta a la que han engañado, y odiaba ser engañada.
Nos miramos a los ojos durante unos instantes mientras que mi mente trabajaba a toda máquina buscando una relación. Pelo negro, ojos azules, colegio terrestre... Entonces todo encajó.
- No-dije en un tono muy bajo-, no puedes ser tú.
- ¿Alguien tiene palomitas?-preguntó Naomi al aire- Esto tiene pinta de que se va a poner interesante.
Darwin y yo la ignoramos completamente.
-Tú eres el niño que me puso la zancadilla.-dije entrecerrando los ojos.
-No era un niño, tenía trece años.-contestó con la barbilla en alto.
- ¿Así que no lo niegas?
-¿Por qué iba a hacerlo? Eso sería mentir.
- Pues me llevas mintiendo desde hace un tiempo, no sé que supondría para ti hacerlo una vez más.
- Yo no te he mentido-repuso-,sólo te he ocultando información.
- ¡El daño es el mismo! -le grité. Naomi silbó por lo bajo.
- De todas formas, ¿tanto importa? ¡ Por Dios, sólo te puse la zancadilla! -ahora Darwin también estaba gritando, y yo me encogí en mi chaqueta.
- ¿Sólo una zancadilla?-repetí atónita- ¿Sabes lo que se siente? No, claro que no. No sabes lo que es ser nueva y no tener amigos, y que de repente se te acerqué un grupo de gente y te humillen delante de todo el mundo.
- Mira, ¡yo ni siquiera quería hacerlo! ¡Adam me dijo que lo hiciera!
- No sé quién es Adam, por si no lo sabes. Además, si ese tal Adam te dijera que te tiraras por un precipio, ¿lo harías?
-Adam es mi amigo, nunca me diría que hiciera eso.
Adam debía de ser el idiota castaño, pensé.
- Claro, Adam es un buen amigo. Es tan buen amigo que te dice que le pongas una zancadilla a una niña que no conoces, y tú lo haces. Es la definición perfecta de amistad.
- Tú no conoces a Adam, ¡no sabes cómo es! Y, además, ¡sólo éramos unos niños!
- "No era un niño, tenía trece años"- le imité.
- ¿Sabes? Tu amiga tiene razón, estás muy mal. Buscas problemas donde no los hay y eres una exagerada. Encima te crees más lista que los demás y vas de superior. Pero, ¿sabes qué? No eres la única que lo ha pasado mal en la vida, no tienes ni idea de lo que yo he pasado.
Naomi se le quedó mirando con la boca abierta y sus palabras fueron como una bofetada para mí. Se me llenaron los ojos de lágrimas.
- Tienes razón, no conozco a Adam. Pero te conozco a ti; o eso pensaba.
Una lágrima se deslizó por mi mejilla y Darwin se dio cuenta del daño que me habían hecho sus palabras, pero yo ya estaba corriendo hacia el bosque con Naomi pisándome los talones.
- ¡ No quiero volver a verte en mi vida! -grité antes de dejar de ver el claro- ¡No vuelvas a Eldim nunca más!
Corrí hasta salir del bosque y luego corrí hasta el castillo. No paré de correr una vez entré dentro, y de camino a mi habitación me choqué con mi madre, que me preguntó qué me pasaba. La ignoré y subí las escaleras hasta mi cuarto, donde me encerré. Puse mi cara entre las manos y se me escapó un sollozo. Lo que más me dolía de todo, es que, en el fondo, Darwin tenía razón.
Alguien tocó a la puerta y Naomi entró a la habitación. Se sentó a mi lado en la cama y me pasó un brazo por los hombros mientras lloraba.
- No derrames más lágrimas, ese idiota no se lo merece-afirmó-. ¿Quieres un helado de chocolate o algo así?
Yo negué con la cabeza, recordando el helado de chocolate que Darwin se había tomado cuando le enseñé Eldim. No vale la pena que llores por él, me dije a mí misma.
Pasaron tres semanas, y llegaba diciembre. Naomi se había venido a Eldim los tres fines de semana, por lo que no me había aburrido. A veces pillaba a Josh y a Naomi lanzándose miraditas, y me preguntaba que es lo que habría pasado cuando estuvieron encerrados solos en mi cuarto. A veces, sólo a veces, también echaba de menos a Darwin.
El tercer fin de semana en el que no sabía nada de Darwin, estaba con Josh y Naomi en mi habitación. Alguien tocó energéticamente a la puerta y mi hermano Rick entró, pálido como un fantasma.
- No encontramos a Gema por ninguna parte.
***
P.O.V Darwin
Estaba sentado en la hierba, por fin disfrutando de un rato solo y sin agobios. Allí, en la hierba del claro de Eldim, no tenía que aguantar las burlas de mi hermano, las órdenes de Adam, las insinuaciones de Jess y las preguntas preocupadas de mi madre.
Hacía tres semanas, Rose me había dicho que no quería que volviera a Eldim, pero no había podido evitarlo. Me sentía como un idiota al haberle dicho lo que le dije, que no eran más que mentiras. Además, ella había tenido razón durante cada momento de la discusión, pero ahora yo ya no podía hacer nada para remediarlo.
Se escucharon unos pequeños pasos detrás de mí, y mi cuerpo se tensó. Pero cuando me giré, detrás sólo había una niña pequeña. Lo más curioso, es que nunca la había visto en mi vida y a la vez me resultaba familiar. Había algo en la delicada forma de la cara, en la suave curva de su pequeña nariz y en la sonrisa radiante, que me recordaban a alguien.
- Hola, Darwin. -dijo la niña, que no debía de tener más de seis años. Tenía el pelo de un color muy extraño, empezaba en rubio, hacia las orejas se volvía anaranjado y acababa en un rojo caoba. Los ojos eran de un verde intenso, como la hierba en la que estábamos sentados.
- ¿Cómo sabes mi nombre? -le pregunté. La niña sonrió misteriosamente y soltó una risita.
- Simplemente, lo sé.- Y, en ese momento, caí en la cuenta de a quién me recordaba. A su manera, era muy parecida a Rose.
-Eres la hermana de Rose, ¿verdad? -la niña volvió a sonreír.
- Me llamo Gema.
- ¿Y qué haces aquí, Gema?
- He venido a buscarte.- respondió como sí fuera obvio.
- ¿Cómo sabías que estaba aquí?
- Haces muchas preguntas.-contestó mirando al lago.
- Te pareces a Rose.- ella sonrió, como si fuera un cumplido. En realidad, para mí sí que era un cumplido.
- Rose, a veces, exagera un poco las cosas. No debes tomarte en sentido literal sus palabras.
- Te lo ha contado, ¿verdad? -contesté con una sonrisa triste. Ella negó con la cabeza.- Si no te lo ha contado, ¿cómo lo sabes?
- Yo sé muchas cosas sin necesidad de que nadie me las cuente-repuso-. También sé que los dos os arrepentís de decir las cosas que os dijisteis.
- Rose me odia.
-No te odia, está enfadada contigo-contestó-. Son conceptos muy diferentes. Deberías ir y pedirle perdón, aunque tú también tengas parte de razón. Ella también se arrepiente de todo lo que te dijo, ¿sabes?
Miré al lago pensativo. Si tuviera que describir a Gema con cuatro adjetivos, serían: dulce, tierna, inteligente y misteriosa. A lo lejos se escuchó la inconfundible voz de Rose llamando a su hermana pequeña. Sin pensarlo, cogí a la niña en brazos y le di un beso en la mejilla.
- Vamos a reunirnos con tu hermana.-le dije. Ella volvió a sonreír.
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AQUÍ ESTOY DE NUEVO, LECTORES!!!
¿Qué os ha parecido el capítulo?
¿Creéis que Rose perdonará a Darwin?
¿Qué pasará con Gema?
Espero que os haya gustado e intentaré subir el siguiente capítulo pronto. Gracias por ser los mejores lectores que podría desear.
~Gem_bc~