Capítulo 8

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La semana escolar pasó volando y llegó el viernes. Y Naomi se venía con nosotros.

Cuando llegamos a Eldim, Josh nos estaba esperando. Los tres juntos, como en los viejos tiempos. Todavía me acuerdo del día que Naomi se vino por primera vez aquí.

FLASHBACK

Josh me estaba esperando y cuando nos vio a las dos juntas, abrió los ojos sorprendido.

- ¿Quién es esa?- por ese entonces tenía trece años, él catorce, y como que mi amigo no tenía mucho tacto.

- Que majo.- comentó Naomi.

- Es mi amiga, Naomi.- le contesté frunciendo el ceño al ver como la miraba.- Ya te dije que iba a venir una amiga.

- Cierto.- me dijo ahora mirándome a mi con una sonrisa.- ¿Y de qué elemento es?

- Es terrestre.- le dije como si fuera obvio. Naomi pasaba la mirada de uno a otro como sí fuéramos un partido de tenis.

- ¡¿Es terrestre?!

- Sí.- contestó ella por mí.- ¿Tienes algún tipo de problema con las terrestres?

- Ni, claro que no.- contestó él un poco nervioso al ver las miradas que le lanzábamos.

- Perfecto.- sonreí y enseguida entablamos conversación sobre alguna tonterías. Me sentía feliz de que los dos amigos que tenía, aparte de mis primos, se llevaran bien.

A veces pillaba a Josh lanzándole miradas extrañas a Naomi, como si fuera algo valioso. En esos tiempos, la barriga se me retorcía. Naomi siempre había sido muy guapa y, además, tenía su extraña personalidad que la hacía interesante. Ya sé que parecía un poco mal estar celosa de Naomi, pero si el chico que te gusta mirara así a tu mejor amiga, alomejor te pondrías en mi lugar.

Gracias a Dios, lo de Josh fue pasajero. Me di cuenta de que en realidad lo que sentía por mi mejor amigo no era más que admiración fraternal. Y Josh dejó de lanzarle esas miraditas a Naomi cuando se acostumbró a ella.

FIN FLASHBACK

Pasamos la tarde juntos. Nos sentamos en el salón frente a la televisión con un cuenco de palomitas y vimos una de esas películas viejas que te hacen sentir bien y mal al mismo tiempo.

Sin darnos cuenta, nos quedamos los tres dormidos en el sillón. La mañana del sábado mi madre nos despertó con un golpe con la almohada a cada uno. Mi madre es tan dulce.

Miró la posición en la que nos habíamos quedado dormido los tres con el ceño fruncido. Josh tenía la cabeza sobre mis piernas que estaban estiradas, Naomi tenía sus piernas por encima del pecho de Josh (pobre) y tenía su mano encima de la de Josh. Mi mano estaba estirada y reposaba sobre la cara de el chico, que parecía haberse quedado con la peor posición el dormir. Nos levantamos los tres de un respingo y rojos como un tomate.

- Tú, jovenzuelo -dijo con una sonrisa mientras señalaba a Josh-, tu madre estaba preocupada por ti. Corre a buscarla, que te espera una buena paliza como no aparezcas por tu casa enseguida.

Josh desapareció volando por las escaleras mientras nosotras dos nos reíamos a carcajadas.

- No os riáis tanto- nos dijo mi madre con un brillo divertido en sus ojos castaños-, que con ese pelo que lleváis parecéis espantapájaros.

Repito, mi madre es tan dulce.

Naomi y yo fuimos a arreglarnos y luego dimos un paseo por los jardines del castillo. Nos sentamos debajo de un árbol que tenía unas extrañas y brillantes flores azules, mi color favorito. Naomi, que era más alta que yo, me cogió una y me la dio.

Frozen fireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora