Enamorado de un fantasma [✓]

By virginiasriccio

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[TERMINADA] La línea entre lo paranormal y nuestro mundo es muy delgada. Dos dimensiones diferentes coexistie... More

Enamorado de un fantasma
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32 (parte II)
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Epílogo
NOTA

Capítulo 32 (parte I)

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By virginiasriccio


—Ahm... ¿hola? —le hablo a las dos chicas que se encuentran de pie frente a mí.

—Esperaba algo más que un "hola" dudoso —reclama Maddie.

—Discúlpame por creer que tener a tu cuñada y su guardaespaldas de pie frente a la puerta de mi casa a las ocho de la mañana un sábado no sea normal —replico.

—¿Quién es, Ally? —la voz de mamá se oye desde la cocina.

—Maddie y una amiga de ella —respondo, girando el torso hacia un lado y mirando en su dirección.

—El baile es la semana que viene —continúa la pelinegra cuando la miro—. Vinimos a buscarte para ir a comprar lo que nos vamos a poner.

—Lastimosamente, yo no iré al baile —aclara Daphne cuando he abierto la boca para preguntar—. Seré algo así como jurado cuando se prueben los vestidos.

—De hecho... —la pelinegra deja la frase inconclusa, mira a su amiga con una sonrisa inocente en su rostro.

Me hago a un lado para que entren, Madison guía a su amiga hacia la sala mientras yo cierro la puerta y acomodo mi bata de pijama.

Han pasado dos semanas desde el extraño acontecimiento en el piso superior. Todas mis emociones y el desespero que sentí fueron casi en vano, pues todo estaba intacto, a excepción de mi mano y el pantalón.

Mamá y papá no notaron absolutamente nada cuando les preguntamos si escucharon mi grito de dolor por «haberme quemado la mano al cocinar algo porque me dio hambre».

Lo sucedido quedó entre nosotros tres, y no hemos vuelto a sacar el tema.

—Como decía —continúa Madison luego de sentarse—, convencí al director para que te dejara ir. Que empieces a estudiar ahí el año que viene no significa que no seas alumna. Estás inscrita, que es lo importante.

—Será una buena oportunidad para conocer chicos —comenta Daphne, con un brillo en los ojos.

—Otra cosa —interviene Maddie—. Anne también se nos une en la compra de los vestidos.

Todo iba tan bien...

Estas dos semanas casi no he interactuado con Anne, a pesar de que se sienta todos los días con nosotros a almorzar.

No solo ha sido por mí, también por ella. Creo que la negación de Louis a su invitación creó distancia entre nosotras, y más al enterarse de que él le dijo que no para invitarme a mí.

Anne, 0; Allison, 1.

—Bien —gruño por lo bajo, aferrándome a los bordes de la bata antes que pudiera decir algo que sea de mal gusto.

Mi relación con ella no quiere decir que vaya a poner a Madison en su contra...

Mamá entra a la sala, saludando a ambas chicas, siendo presentada oficialmente a Daphne.

—¿Quieren algo de tomar? —pregunta mamá.

Daphne mira a Maddie.

—No me mires así, habla sin pena —ella se acerca a mi mamá, colocándose a su lado—. Es un amor, no te comerá. Por cierto, si hay algo fuera de lo normal, es culpa de Nathan.

Mamá la mira con suspicacia.

—¿Qué hicieron?

—Por ahora, nada —responde la chica.

—Esos dos juntos son un peligro —añade Daphne.

—No ayudas, querida —su amiga le sonríe con cinismo.

—Por cierto, ¿dónde está él?

—Día y hora... —dice mi madre, dejando la frase al aire.

—Durmiendo —Maddie y yo respondemos al mismo tiempo. Ambas nos miramos y reímos levemente.

—Ya no —habla una voz masculina desde la escalera, todas miramos a Nathan mientras se acerca a nosotras, específicamente a la mujer que nos tuvo nueve meses dentro de ella—. Buenos días, ma —besa su mejilla, seguidamente se acerca a mí, desordenando mi cabello—. Buenos días, pulga —me envuelve completamente con su cuerpo, quedando su pecho en mi rostro. Está sin camisa, por cierto.

Le devuelvo el abrazo, haciéndole cosquillas en la espalda. Se separa de mí y se coloca a mi lado, sacude la mano en forma de saludo hacia Daphne. Luego, simplemente se queda mirando a Maddie.

—¿Te vas a quedar ahí de pie sin venir a saludarme? —reclama la pelinegra, cruzándose de brazos y mirándolo con una ceja enarcada.

Él le sonríe.

—Siempre dejo lo mejor para el final, preciosa —finalmente se acerca a ella para abrazarla y depositar un corto beso en su boca.

—Maddie quiere culparte de algo, pero no quiere decir qué es —continúa mamá con el tema.

—Ella me culpa de todo lo malo —se defiende Nathan—. Es una diablilla con cara de ángel. ¿No ves cómo me habló porque no la saludé?

—¡Sí! —exclama Daphne, apoyando a mi hermano—. Con esa carita engaña a todos. ¿No recuerdas la broma que le hiciste a Eric, haciéndole creer que te habían secuestrado y...? —Maddie le lanza una mirada fulminante para que guarde silencio.

«¿Eric?»

Apenas ese nombre salió de su boca, mi mirada se dirigió de inmediato hacia la pareja a mi lado. Maddie tiene una expresión que explica más o menos las ganas que tenía de arrancarle la cabeza a Daphne, mientras que Nathan tiene el ceño fruncido.

—¿Quién es Eric? —pregunta mi hermano.

El nombre me suena, y me suena mucho.

—Es... un ex novio —la pelinegra trata de ocultar su baja de ánimo, pero no le sale muy bien que digamos.

Un ex novio... De repente, se me viene a la mente el sueño conmovedor que tuve hace unas semanas con un chico castaño de ojos claros tranquilizando a una chica.

Luego la escena cambió, y ella estaba con otro chico, igualmente castaño...

Louis me dijo, cuando le conté el suelo, que ese chico no está vivo.

Me tambaleo en mi lugar cuando la conexión entre ambas cosas me da de lleno en la cara.

«¿Es eso posible...?»

Un silencio incómodo invade el espacio, Daphne baja la cabeza y juega con sus dedos, mientras que Maddie y Nathan son los más incómodos de nosotros, él está tenso, nada comparado a cómo estaba cuando llegó a la sala.

Mi mirada se cruza con la de mi madre, le expreso que ayude a aligerar un poco la tensión.

—Ally, tu desayuno está listo desde hace unos minutos —mira a Daphne—. ¿Quieren algo?

—¿Tiene jugo? —cuestiona la chica, con algo de timidez.

—Sí —contesta con toda normalidad—. Ven a la cocina, Ally tú también.

De todas formas iría aunque ella no me dijera, no quiero estar sola con la parejita; además, parece que ellos necesitan aclarar lo que pasó, Nathan no se veía muy convencido con la simple respuesta de Madison, y la reacción de ella no ayudó mucho.

Me siento en mi puesto autoasignado de toda la vida en la encimera central de la cocina, mientras que Daphne espera a que mamá le ofrezca un puesto, justo frente a mí.

Ella le sirve jugo a ella luego de haber puesto mi plato delante de mí. Se sienta a mi lado, mirando a la chica.

—Por un momento pensé que Maddie le había hablado de él a Nathan...

Mamá y yo la miramos con ojos curiosos, lo suficientemente tímidas como para no preguntar directamente a qué se refiere, pero con las ganas de saber a flor de piel.

Daphne debe de notar nuestras miradas en ella, porque suelta un suspiro derrotado y murmura un «¿por qué hablé?» muy por lo bajo.

—Antes de que Maddie se mudara a Londres, tuvo un noviazgo con un chico llamado Eric. Él... murió hace pocos años, y ella estuvo muy deprimida. No le gusta mucho sacar el tema.

Guardamos silencio automáticamente, y me remuevo en mi asiento ante la abrumadora y extraña sensación que me ha invadido. Esas palabras solo avivan mis sospecha.

La mujer a mi lado saca temas de conversación para la chica frente a nosotras, y así nosotras tres nos conocemos un poco más. A medida que Daphne responde, mamá le cuenta alguna anécdota sobre alguno de sus hijos, sin importarle si es vergonzoso o no. Claro, como no hablan de ella, no le importa...

No me queda más que defenderme en algunas y simplemente callar en otras, culpa del delicioso desayuno que había preparado.

—¿Ya? ¿Todo resuelto? —mamá mira hacia la entrada de la cocina, seguidamente las dos también miramos. Maddie y Nathan están ahí, y éste último por fin se ha tapado el torso.

—Ahí, más o menos —responde mi hermano, haciendo una mueca de insatisfacción.

La pelinegra hace un chasquido con su lengua, golpeando ligeramente el abdomen de él. Su respuesta fue reír ante la reacción de su novia, aclarando que todo estaba bien respecto al tema de Eric.

Sin embargo, ella no me deja de mirar.

***

Sinceramente, me siento abrumada, como si estuviera dentro de una caja de fósforos sin abrir. La población dentro del centro comercial es lo que hace que me sienta así.

No soy fan de las grandes multitudes, siento que, en cualquier momento, tropezaré con los pies de alguien y caeré vergonzosamente al suelo. Además, estas fechas cercanas a diciembre atraen más personas.

Justo ahora, las cuatro estamos dentro de una zapatería; a todas a excepción de mí, les faltan zapatos. Yo me pondré unos que no he usado casi, no quiero que mis padres me maten al ver cuánto he gastado ya, tomando en cuenta que mi gusto en ropa es algo costoso, y que me gusta más comprar ropa y accesorios que calzado.

Ahora que lo recuerdo, debería comprar el regalo para Louis por su cumpleaños...

—¿Y esa cara de pocos amigos? —la voz de Anne interrumpe la exploración que le estaba haciendo a la tienda con la mirada, fijo mis ojos en ella—. ¿No te gusta comprar?

Hago una mueca de extrañeza que no sé si ha salido disimulada o no... No esperaba que ella me hablara tan amistosamente.

—No es eso —respondo, tratando de sonar medio normal, cruzando los brazos debajo de mi pecho—. Es que aquí hay más gente de la que me gustaría que hubiera. No me siento cómoda

—¿Ningún calzado te ha mirado bonito?

—No, aún. Pero sinceramente no quiero estar dentro de esta tienda. Las esperaré afuera —relajo mis brazos y señalo la entrada.

—De acuerdo —me sonríe ligeramente—. Les avisaré a las chicas.

Luego de un asentimiento de cabeza y una mueca de no entender nada de mi parte, cada una toma su camino, ella se adentra entre la multitud, mientras que yo me dispongo a sentarme en uno de los sofás que están delante de la tienda, del otro lado del pasillo. Saco mi teléfono en busca de algo que me entretenga mientras espero.

Luís: "Ya no es raro que te olvides de mí" (9:23).

"Ni siquiera un «buenos días»" (9:24).

"Nada" (9:24).

"Después no te quejes cuando debajo de tu árbol de Navidad no haya un regalo que diga: «Para: Ally. De: su guapo mejor amigo»" (9:25).

Así es. Lo tengo agendado como "Luís", incluso lo hice delante de él después de haberlo llamado así la primera vez.

Giro los ojos, a pesar de que sé que él no me puede ver. Miro la hora, lo había hecho esperar poco más de una hora.

Estoy a punto de enviar mi mensaje cuando me llega otro de él.

Luís: "Y para colmo estás «en línea» y no me respondes" (10:40).

Ally: "Deja de ser tan dramático. Esas cajas y bolsas van a estar debajo de mi árbol aunque me odies" (10:40).

Luís: "¿Dramático? Sólo digo la cruel verdad, querida enana. Y nunca te odiaría ;)" (10:41).

Ally: "Una verdad que sólo es cierta en tu mente. Ahora no te compraré nada para tu cumpleaños" (10:42).

Luís: "Recuerda que son dos regalos" (10:42).

Ally: "¡¿Dos, qué?!" (10:42).

¿Se le tostó el cerebro definitivamente? ¿En qué está pensando? Toda la vida le he regalado una sola cosa en su cumpleaños, ¡y ahora viene con eso!

Luís: "Mmhmm. Así como lees, señorita. ¿O ahora tengo que pagarte clases de lectura?" (10:42).

Ally: "Siempre te he dado solo un regalo" (10:43).

Luís: "Pero este año cumpliré dieciocho, debe ser más especial. Además, recuerda que cumplo el veinticuatro, y Navidad es al día siguiente" (10:43).

"Así que nunca me has regalado nada para Navidad" (10:44).

Idiota malagradecido. Lo amo.

Ally: "Mis regalos valen por dos. No empieces a cobrártelas trece años tarde" (10:44).

Luís: "Hace trece años no cumplía los dieciocho" (10:45).

—Volvimos —escucho la voz de Maddie frente a mí.

—Tardaron una eternidad —les digo, bajando la mirada a las manos de cada una. Todas llevaban más de una caja de zapatos.

—Compré unos para ti —continúa la pelinegra—. Somos de la misma talla así que no tuve problemas.

—Gracias, pero no tenías que... —me interrumpe.

—Es un gesto de cuñada a cuñada, amiga a amiga —se sienta a mi lado y se acerca a mí—. Además, recuerda el proceso de renovación —murmura mientras me entrega la bolsa con mis zapatos.

Bufo para mis adentros.

—Gracias —repito.

—De nada —se pone de pie, con una sonrisa triunfante en su rostro.

Luego de que Anne comprara lo que había dicho que era su amor platónico (con eso se refería a una blusa), fuimos a un par de tiendas más en busca de vestidos, pero ninguno nos llamó la atención lo suficiente como para darnos ganas de comprarlos.

Más o menos media hora después, entramos a un Burger King con la intención de descansar un poco los pies. Escogemos una de las mesas pegadas a la pared, de esas que tienen asientos corridos.

Al haberle dado dos mordidas a mi deliciosa hamburguesa, saco mi teléfono para ver la razón del por qué no ha dejado de vibrar en los últimos minutos.

Luís: "Ignórame, si quieres." (11:23).

"No importa." (11:23).

"Yo también te quiero, Ally." (11:23).

"Mi casa se quema y el patio se congela por el otoño, a ti no te importa." (11:23).

"Nah, no te asustes. No se quema realmente." (11:23).

Pongo los ojos en blanco.

Luís: "Solo fue Alisa intentando preparar el almuerzo." (11:23).

"Me haces falta :(" (11:24).

"Te quiero mucho, enanita." (11:24).

Debo admitir que con eso me mató. Me encanta cuando anda con esas. ¿Qué mujer no ama el lado tierno de un chico? Sobre todo si ese chico es el que ocupa tu corazón.

Ally: "Eres demasiado dramático. Deberías inscribirte en clases de teatro." (11:26)".

"¿Te hago falta?" (11:26).

Dejo el teléfono en la mesa mientras muerdo nuevamente mi almuerzo. Mi teléfono se enciende casi de inmediato, avisando que tengo un nuevo mensaje del dramático. Pero antes...

—Maddie —llamo su atención para que deje de conversar un momento, toda la mesa queda en silencio—. ¿Puedes tomarnos una foto? —quiero tenerla, me servirá en cualquier momento hablando con Louis y molestarlo, y también como recuerdo de este día, pasando tiempo juntas.

—Claro —accede ella.

Le paso mi teléfono con la cámara frontal ya activada, y ubica el aparato de tal forma que toda la mesa quepa, con integrantes incluidas. Cada una hace una mueca o muestra una sonrisa a medida que ella toma las fotos.

—Te dije una —le recuerdo, molestándola—. No que me llenaras la memoria.

Le agradezco cuando me entrega el teléfono y abro la conversación con Louis.

Luís: "Nah, ambos sabemos que fracasaré en eso." (11:32).

"Y sí, me haces mucha falta." (11:32).

Ally: "¿Te he dicho que puedo ver tu futuro?" (11:33).

"¿Y por qué te hago falta?" (11:33).

Luís: "¿Ah, sí? Dime, señorita «puedo ver tu futuro» ¿cuál es el mío?" (11:33).

"Me hacen falta tus ocurrencias de último minuto, que me tortures con tus canciones favoritas hasta que me las aprenda." (11:34).

He de decir que me han ganas de ir a buscarlo, abrazarlo y besarlo hasta desgastarme los labios.

Ally: "Tu futuro es que vivirás como un viejo multimillonario y solo en esa enorme casa." (11:36).

Sí, lo sé, es una respuesta seca, pero él hallará la forma de responder a eso.

Se está tardando en responder, por lo que aprovecho para seguir comiendo bajo la curiosa mirada de las chicas a mi alrededor; sin embargo, ninguna dice nada.

Luís: "No viviré solo porque tú estarás acompañándome. La casa no estará silenciosa porque nuestros nietos estarán corriendo por todas partes mientras Javier, Fred y Amanda trabajan. Cuando sea viejo, tú también lo serás, y, antes de que digas algo, mis hermanas no cumplen lo que tú sí." (11:43).

¿En serio acaba de hacer referencia a Phineas y Ferb?

Siento cada zumbido de cada par de alas de cada mariposa que se encuentra dentro de mí. Se me hace un nudo en el estómago, quitándome las ganas de seguir comiendo. Mis manos comienzan a sudar y lo único que puedo hacer es tomar y tomar de mi bebida para intentar calmarme.

Ally: "Ok, Candace, ¿qué mosquito te picó?" (11:47).

Luís: "Cupido." (11:48).

Ahogo un pequeño grito de emoción, pero lamentablemente todas en la mesa lo escucharon. Y realmente no me importa, la emoción no cabe dentro de mí, quiero gritar, una inmensa sonrisa amenaza con invadir mis labios y no podré evitar que salga.

Al mirar a mi alrededor, me doy cuenta que soy el centro de atención, y que las tres me miran esperando que diga algo respecto a mi reacción repentina.

—Ignórenme —hago un gesto con mi mano para restarle importancia, todas continúan con lo suyo menos Maddie, que no me deja de mirar.

La sonrisa que aún he logrado contener, finalmente sale al mismo tiempo que le paso mi teléfono a Maddie con la conversación abierta para que me dé su opinión. Ella alza ambas cejas y me mira con emoción, toma mi teléfono con ambas manos para comenzar a escribir.

—De nada —me dedica una sonrisa inocente mientras me entrega el teléfono.

Ally: "Ve mañana a mi casa" (11:55).

La miro con los ojos bien abiertos. Ella ha enviado eso, se ha ganado un funeral y un entierro pagado por mí.

—¿Sabes lo mala que soy para hablar de ese tipo de temas en persona? —le pregunto.

—Es tu oportunidad, Ally —responde como si nada—. No la desaproveches. Además, es tu mejor amigo. ¿Qué es lo peor que puede pasar? —se lleva el vaso a la boca casi de inmediato.

¿Ella es un tanto atrevida o yo pienso demasiado las cosas? Me inclino más por la segunda opción, esa es una de las consecuencias de no ser muy segura de mí misma.

Louis es mi amigo, pero también es el chico que me gusta, y no quiero arruinar las cosas con él.

Hablar de ese tema en persona me pone nerviosa, justo como cuando me dijo que tendríamos nietos; la única diferencia es que en persona me bloquearía al hablar, se me pondría la mente en blanco al ver su mirada fija en la mía. Si alguna palabra logra salir de mi boca, parecería que tuviera problemas de tartamudeo.

—Concuerdo con Maddie —apoya Anne, para mi sorpresa—. Él te conoce mejor que nadie. Seguramente ha aguantado todas tus locuras, bromas e incluso ha aguantado tus cambios de ánimo cada mes. Te ha visto en tus peores momentos, y sin embargo, sigue a tu lado.

Me sorprende el hecho de que ella sea la que me esté diciendo eso, después de todo soy la causa por la cual Louis se negó a ir con ella al baile... Y a ella le gusta él.

—Anne tiene razón —continúa Daphne—. O es masoquista o te quiere demasiado... Opto más por lo segundo, aunque no dejo de lado lo primero.

—Sea cual sea tu decisión, te apoyaremos a pesar de todo —añade Maddie. Todas asienten, indicando que están de acuerdo con ella.

—Gracias —les respondo con toda la sinceridad del mundo.

Bajo la mirada a mi teléfono para ver el mensaje que ha llegado.

Luís: "De todas formas iba a invadir tu espacio mañana." (12:07).

"Además, ambos sabemos que te aburres sin mí. Apuesto que estás acostada en tu cama, sola y sin hacer nada." (12:07).

Ally: "¿Estás seguro de eso?" (12:08).

Busco la imagen que mejor quedó de las que Madison tomó para enviársela, colocando en el pie de foto: justo ahora.

Luís: "Les hace falta alguien que dé el punto de vista masculino." (12:11).

"Te dejo disfrutar. Me guardas papas :)" (12:11).

Decido dejarlo en visto y me uno a la conversación que tienen las chicas.


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