Draco estaba más que congelado y aturdido por el repentino cambio de las circunstancias en ese justo momento.
El brazo de Potter había rodeado su cintura, por encima de las mantas para abrazarlo - sin ejercer presión alguna- sin embargo, el rubio se sentía bajo el hechizo del Petrificus Totalus porque se veía casi que incapaz de moverse.
Todo su sistema nervioso había entrado en una euforia ansiosa y la boca del estómago la tenía completamente cerrada, a un punto que llegaba a sentir cierto vértigo sin estar sometido a una altura.
—Potter.
Había querido que su voz sonara amenazante, que siseara como una advertencia silenciosa que dejaría claro la petición de distancia que se supone debía poner, y sin embargo, había salido a penas un lastimoso susurro que esperaba al menos hubiera sido audible para el receptor.
—¿Hm? —Se oía un tanto adormilado, sin embargo, le había escuchado. Malfoy trató con todas sus fuerzas de recomponer el control sobre sus propios nervios para poder moverse.
—¿Qué diantres se supone estás haciendo? — Dijo finalmente, encontrando su voz mientras se giraba sobre sí mismo para mirar de perfil al héroe medieval.
Potter refunfuñó entre dientes mientras abría uno de sus ojos para mirarlo desde su posición.
El rubio podría jurar que una corriente traspasó todo su cuerpo cuando sus miradas conectaron.
Tenía acelerado el corazón, estaba nublada su mente y no podía explicarse muy bien el por qué.
Potter abrió el otro ojo entonces, espabilándose un poco de su anterior estado adormecido. Era una batalla de miradas un tanto diferente a las que él solía llevar con el Potter de su tiempo.
No había hostilidad en esos ojos verdad, ni burla o si quiera una rivalidad. Lo único que podía observar en aquellos ojos esmeraldas, era curiosidad y cautela, quizá, algo de confusión.
Para cuando ambos hombres se dieron cuenta de lo que sucedía, sus pares labiales se habían encontrado por acción del Lord, en un reconocimiento sutil entre ambos, con cautela y cierto miedo.
Un escalofrío recorrió la espalda de Malfoy, mientras que su estómago se había llenado de miles y miles las mal llamadas, mariposas.
Se miraron por unos segundos, segundos en los que el pavor atravesaron la mirada del que sería un auror. Malfoy no le permitió pensar mucho sobre el asunto, ya que ni él mismo podía hacerlo realmente.
Se acercó de nuevo, tomando la nuca del gran héroe para atraerlo, empezando un beso un poco más demandante e intenso.
Potter le afirmó por la cintura, atrayéndolo entonces un poco hacia su cuerpo mientras sus hábiles labios respondieron sin atisbo de cobardía.
Una guerra entre ambos se desató por querer llevar el control de aquel intercambio oral, sin embargo, cuando la lengua de Draco se atrevió a invadir la cavidad oral ajena, Potter dejó salir un sutil gemido, que sonó más como un bramido.
Un corrientazo placentero directo al pene de Malfoy.
El medieval se apalancó hacia el frente, dejando a Malfoy debajo de su cuerpo mientras continuaba devorando su boca.
La idea de que Potter estaba totalmente desnudo sobre su cuerpo generaban cierto choque de pensamientos en la cabeza del rubio.
¿Le gustaban los hombres? ¿Le gustaba la idea de tener a Potter sobre su cuerpo mientras le besaba de esa forma?
Sus labios se separaron por necesidad, buscando ambos aire mientras sus miradas volvían a conectarse.
Potter tenía sus manos a lado y lado de la cabeza de Malfoy, apoyadas en la cama. Sus cabellos caían como una cortina negra mientras que los cabellos rubios de Malfoy estaban desperdigados por lo que usaba como almohada.
— Por el Rey y toda la familia real... — Suspiró Harry, apoyando su frente contra la de Malfoy mientras cerraba los ojos, suspirando. — Me estás volviendo loco, Dragón.
Draco sonrió sutilmente mientras su mano volvía a subir para coger la cuadrada quijada de Potter, la cual ya tenía barba.
El medieval le miró y antes de que pudiera decir algo más, el rubio volvió a unir sus labios en un apasionado beso, rodeando con su brazo libre el cuello de Potter para atraer su firme cuerpo.
Era increíble el calor que emanaba el cuerpo de aquel soquete. Aunque si lo pensaba, el mantenerse bien alimentado y en forma podría ser la razón.
Sin embargo, una idea azotó la cabeza de Malfoy cuando se dio cuenta de que...la boca y saliva de Potter sabía bien. Sabía mentolado.
Lo tomó de los hombros y lo alejó para mirarlo fijamente.
Si se ponía a pensar, era lógico imaginarse que el Potter medieval tendría mal aliento y en ese momento, había comido cuando estuvieron en el banquete, y también había bebido. ¿Por qué no tenía ninguno de esos sabores en la boca?
—¿Qué sucede? — Preguntó extrañado y claramente avergonzado el medieval sobre su cuerpo.
—Potter...— Dijo algo dubitativo, sin embargo, no entendía muy bien cuál podría ser la razón. Quizá, masticaba hojas de menta o algo así. Podría haber alguna explicación...¿Podría?
— No entiendo tampoco lo que sucede pero, realmente tengo ganas de besarte hasta hartarme, Dragón.
Malfoy mordió su mejilla interna, sintiendo de nuevo ese feeling en su estómago. Por el momento, decidió mandar al demonio sus propios cuestionamientos y volvió a unir sus labios con los de héroe.
Esa noche no pasaron de besos, estuvieron conociendo la cavidad oral ajena por mucho rato, hasta que finalmente el cansancio los venció, dejándolos caer en los territorios de morfeo mientras el héroe antiguo rodeaba el cuerpo de Malfoy en un posesivo abrazo.
Draco tuvo un sueño extraño, un sueño en que el aquel brioso héroe medieval tenía una varita y desprendía un poder colosal, tan agresivo como el de un león.
Que lástima que al otro día, Malfoy no recordaría lo que soñó.
El día siguiente, Malfoy había despertado sin Potter, como de costumbre. Había tenido una especie de crisis nerviosa al recordar que se había estado besando por largo rato con el antepasado de su enemigo jurado en la actualidad.
Se seguro se podría reír mil años debido a aquella ironía. Sin embargo, de nuevo estaba aquella duda respecto al aseo de Potter.
Ahora que lo pensaba mejor, Potter usualmente no solía tener malos olores fuera quizá, del olor a sudor normal cuando estaba entrenando.
Su barba y su cabello siempre estaba limpio a pesar de todo y la barba nunca lograba ser realmente espesa.
Potter era realmente limpio...muy limpio para ser un lord de la era medieval.
Ese día no había visto a Potter incluso cuando logró salir del apestoso castillo. Le habían informado que estaba dejando ciertos asuntos listos, debido a que ese atardecer partirían y no sabían cuantos días estarían por fuera.
Malfoy aprovechó para irse a caballo - Luego de mucho entrenamiento, había logrado llevarse medio bien con la bestia - hacia el riachuelo que estaba cerca del castillo, para asearse apropiadamente antes de partir.
Estaba casi que totalmente sumergido y desnudo, con a penas la nariz por fuera mientras miraba hacia el bosque con cierto temor.
Marwyn, Marwyn.
Tenía que enfrentar a un mago oscuro él solo. ¿Así se habrá sentido Potty cuando sabía que tenía que enfrentarse a Voldemort? Recordaba el momento en que tuvo que marchar solo hacia el bosque para enfrentar valientemente su supuesta muerte - Supuesta, porque el maldito volvió a sobrevivir - sin embargo, estaba seguro que él no tendría esa suerte como para resistir una imperdonable y salir ileso de eso.
Se estaba vistiendo - luego de haber limpiado su ropa - totalmente perdido en sus pensamientos, cuando escuchó pisadas que provenían del bosque.
Malfoy se giró de forma brusca, mirando hacia donde el sonido había hecho eco. Como si las ramas fueran pisadas.
Se acercó a su caballo y tomó la espalda que sabía debía de mantener consigo y que ya lograba manejar medianamente bien, sin embargo, rogaba que no fuera más que un estúpido cerdo o algo así.
—Te digo que es por aquí, joder. — Escuchó entonces una voz varonil extrañamente familiar.
Draco frunció el entrecejo y se subió en su caballo rápidamente sin dejar de empuñar su espada de nuevo. Sobre aquel enorme animal seguro intimidaría más a la persona que se acerca. Sin embargo, la espada se fue al suelo cuando de la maleza salió nada más y nada menos que Richard Flynn...seguido de Potter.
Harry Potter. El Potter de su época.
— ¡Malfoy! — La voz de Flynn le hizo parpadear varias veces, con las ganas de querer pellizcarse a ver si no estaba soñando.
— Por Merlin, eres un hombre con suerte, Flyn. — Bramó Potter mientras se encaminaba hacia donde estaba el rubio, pasando el riachuelo sin importarle mucho si se mojaba el uniforme de auror. — ¿Estás bien, Malfoy? — Preguntó el héroe mágico mientras le miraba algo extrañado, notando que Malfoy se encontraba en una especie de shock.
— No puedo creerlo...¿De verdad...? — Cerró la boca enseguida y sacudió la cabeza, bajándose entonces del caballo para estar a la altura de Potter.
Era mucho más delgado y bajo a comparación de su antepasado, con rasgos más finos y sin rastros de barba ni el cabello largo que poseía, más bien corto aunque igual de alborotado.
Sin embargo, esos ojos...los ojos eran los mismos.
—Tranquilo, nos ha costado un montón seguir la estela de tu magia, y como pensé, está completamente debilitada. — Explicó Potter mientras se tomaba el puente de la nariz. Flynn estaba del otro lado del riachuelo, mirando con culpabilidad a los otros dos. De seguro no se acercaba por Potter. —Estoy increíblemente molesto por esto, Malfoy. ¿En qué demonios estabas pensando al entrar a las cámaras de los inefables? Sin embargo, aquí el culpable directo es otro. — Dijo el héroe con desdén, al tiempo que miraba por encima del hombro hacia Flynn, el cual se encogió de hombros, avergonzado.
— ¿Estaban buscándome? El ministerio...— Empezó a preguntar Malfoy.
—No, el ministro ni nadie sabe de este incidente. Había sentido tu aura junto a la de Flynn, por lo que los busqué debido a que se supone, ya no deberían de estar en el ministerio, por lo menos, tú. Ya luego pude sacarle la verdad a Richard. — Suspiró con cansancio Potter. — Nos llevó varias horas dar con el tiempo en el que estabas pero...
—¿Horas? ¿Cómo que horas? He estado aquí por días, Potter. — Dijo confundido Malfoy, mirando consternado al auror estrella.
—Tampoco entiendo mucho, Malfoy, este no es mi trabajo y claramente jamás pensé que viajaría en el tiempo, pero debía vigilar y ayudar a Flynn. Pero, en nuestro tiempo, han pasado horas en lo que Flynn revisaba la cámara.
Draco se quedó en silencio mientras analizaba eso. Nuevamente se enfrentaba a los misterios que suponía, el tiempo. Tan impredecible y desconocido para su propio entendimiento.
— ¿Y tu varita? —Preguntó entonces Harry. — Tenemos que irnos lo más pronto posible.
—¿Qué? No, no puedo. — Dijo rápidamente Draco mientras retrocedía.
—¿Qué? Malfoy, no llegamos hasta acá para que te comportes como un crío, esta no es tu época y no puedes estar por aquí como si nada. ¿Dónde está tu varita?
— Potter, no es así de sencillo. Alguien tiene mi varita y tengo que recuperarla. — Dijo rápidamente, teniendo sentimientos encontrados en el pecho.
Sabía que lo correcto era irse, debía de volver a su vida, a su época, sin embargo, ¿Y el Potter medieval? contaba con su ayuda para enfrentar a Marwyn, no podía dejarlo ¿y si moría?
El pecho se le oprimió. Si moría, el soquete que tenía al frente no iba a existir, todo cambiaría y afectaría el futuro. No podía, sencillamente no podía.
—¿Quién te la quitó? Podemos recuperarme con facilidad y luego largarnos, Malfoy. No podemos quedarnos mucho tiempo, si algún otro inefable descubre esto, las consecuencias serán graves.
Malfoy apretó sus puños algo consternado. ¿Les diría? ¿Lo mejor era pedir la propia ayuda de Potter? ¿Qué pasaba si su antepasado y él mismo se encontraban de frente?
No sabía muy bien qué hacer, lo que sí era cierto, era que con Flynn y Potter actual era mucho más sencilla la idea de enfrentarse a Marwyn para poder liberar al Potter medieval de se compromiso y que consiguiera lo que necesitara.
No tenía opción, debía de contarle todo a Potter.
*AriMinds*