Comienzo de la cuarentena en Sway House
—¡Todos a las duchas ahora! Sus valijas las dejan aquí y toda la ropa que se saquen a lavar, sus zapatos y medias aquí.—Nick estaba con un traje blanco y un cubrebocas gigante, nos mostró una bolsa de tela y ahí metimos nuestros zapatos mirándolo raro.—Aquí sus camperas, y mochilas. Fundas de teléfono. En estas bolsitas sus cadenas, anillos, aros y todo lo que lleven de accesorio.
—¿Qué diablos, Nick?—le pregunté mientras hacía lo que nos pedía confundida.
—Pueden llevar el virus.—no puede ser.—Siento cancelar su viaje, pero no voy a permitir que ninguno esté en contacto con otra persona, ni aeropuerto, ni nada. Ya bastante que estuvieron con miles de fans en Playlist.—esto en serio se descontroló.—Sway House entra en cuarentena hasta nuevo aviso.—todos nos detuvimos y lo miramos sorprendidos.—Tenemos un enfermero, compré comida y medicamentos para bastantes días. Congelé mucha comida... estamos bien, vamos a sobrevivir.—no va a sobrevivir ni el mismo virus en esta casa.—¡Nadie se enferma, nadie sale de esta casa, nadie entra! Dentro de veinte minutos los quiero aquí. ¡A las duchas!—miramos con miedo a Nick y subimos a ducharnos prácticamente corriendo. Entré en el baño y había una bolsa para dejar la ropa que usé ahora.
—Es un exagerado.—rodé mis ojos y entré a bañarme. Luego de unos diez minutos salí y me puse mi pijama. Bajé la bolsa y se la entregué a una mujer, la cual luego me roció alcohol por todos lados, esto en serio debía ser una broma. Todos estaban en los sillones esperándome.
—Bien. La casa fue desinfectada de arriba a abajo, en los baños hay una guía para lavarse las manos, un estribillo de One More Time de Britney y todo solucionado.—reí fuerte, pero Nick me miró serio. No era una broma... diablos.
—¿Dices que cada vez que nos lavemos las manos... cantemos?—le preguntó Jaden.
—Idiota, canta en tu mente.—Kio golpeó su cabeza.
—En realidad, deben cantarla. Así sabré que lo cumplen.—miramos a Nick queriendo asesinarlo. Esto en serio está fuera de control.
—¿No nos dejaste ir a las Bahamas por esto? ¡Aún no declararon ninguna cuarentena!—le dije frustrada. ¡Mis vacaciones!
—En pandemia mundial, Pey.—replicó.—Si algo les sucede, tendremos que ir a un hospital, y ni aunque me droguen pisaremos unos. ¡Nada de juegos idiotas, nada de bromas, nada de alcohol y nada de comidas pesadas!—suspiramos y se perdió en las escaleras.
—No será tan malo... ¿cierto?-preguntó Bryce.
15 minutos después
—¡Llamen a la ambulancia!
—¡No podemos hacerlo!
—¡Nick va a matarnos!
—¡Todo culpa de Kio!
—¡Lo siento! ¡No la vi!
—Ya no tiene sentido si en serio tiene la culpa Kio.—dijo Bryce con voz de niño y lo miré mal.
—¡Ayuden con mi pie!—les grité. Me cargaron y me dejaron en el sofá.
—Que Nick no se entere, o nos asesinará.—dijo Jaden. No Podía ser tan malo. Saqué mi zapatilla y mi media... y Anthony se desmayó. Somos pollo frito.
—¡Kio! ¡Maldita sea! ¡Estamos muertos!—le gritó Josh desesperado.
—¡Ya cálmense todos!—gritó ahora Griffin.—La Ley de Murphy siempre presente.—suspiró.—Traigan alcohol y un algodón, ahora.—les ordenó a los chicos mientras comenzaba a revisar mi tobillo.
—¡Idiota! No hagas eso que me duele.—cerró sus ojos con fuerza y suspiró. No era fácil ir a un hospital conmigo, imagínense tener al mismísimo hospital en tu casa y encima conocido. Era más fácil quejarme.—¿Es muy grave?
—Estamos muertos. Gracias a Kio.—dijo Griffin frustrado.—Ahora deben llamar a Nick y decirle que debemos ir al hospital o ir a comprar vendas y un gel para que se deshinche y algún ibuprofeno.—eso no suena nada bien.—Tienes un grave esguince, Pey.—genial, estoy muerta.
—¡Voy a asesinarte, Kio!—intenté pararme pero Griffin no me lo permitió.—¡Déjame arrancarle los ojos!—Kio se alejó y se escondió detrás de Bryce. ¿Cómo llegamos a esto? La primera pelea de esta estúpida cuarentena comenzó. Guerra de almohadas. Kio puso su pie sin querer y cuando pise con el otro para evitar caerme... me lo doblé. Genial.—¡Tenemos más de 15 días bajo el mismo techo! ¡Voy a matarte en algún momento!
—¡Llamen a Nick! Pónganle a Anthony unos anteojos y siéntenlo como si estuviera vivo. Está en shock.—les ordenó Griffin. Lo sentaron y Griff pasó un algodón con alcohol por su nariz. Reaccionó pero al ver mi pie todo hinchado, morado y feo, volvió a desmayarse.
—¿Por qué no tengo amigos normales?—habló Bryce mirando hacia el techo.
—Eres un idiota, Hall.—lo golpeó Josh.
—¡Claro, Nick! ¡No es nada para preocuparte! ¡Estamos al pie de las escaleras! ¡Un escalón! ¡Dos escalones! ¡Tres...!—gritaba Jaden. Todos se acomodaron rápido y taparon mi pie que se encontraba sobre la mesa con una manta. Sonreímos y miramos a Nick llegar frente a nosotros.
—¿Qué les sucede a todos ustedes? ¿Qué haces, Anthony con lentes en la casa? Son las ocho de la noche.—mis ojos se abrieron grandes y pasé mi brazo por sus hombros.
—¿Sabes? No es importante por qué lleva lentes dentro de casa.—le dije nerviosa y sonreímos aún más.—Pero cabe aclarar que todo es culpa de Kio y debes matarlo a él.—Griff suspiró.
—Pey se cayó, dobló su pie y tiene un grave esguince. Necesitamos vendas, gel o... ir al... hospital...—la cara de Nick se estaba poniendo roja.
—Nos va a matar.—dijo Josh. Los chicos me cargaron a mí y a Anthony y subieron corriendo a la habitación de Griffin. La cerraron con llave y se apoyaron en esta.
—Cuando se calme hablaré con él.—habló Griffin sacando una venda de su bolso raro. Parece que es de su trabajo.—No tendría que hacer esto, pero no tenemos opción.—sonreí mostrando todos mis dientes. Me sentía una reina y podía acostumbrarme a esto.
—¿Por qué tan paranoico?—les pregunté a los chicos mientras veía como Griffin vendaba mi asqueroso pie.
—Nick odia enfermarse, odia que nos enfermemos y odia por sobre todas las cosas, las grandes enfermedades.—me explicó Jaden.
—Y si nos enfermamos, vamos a morir gracias a él.—miré a Bryce.—Todo culpa de Kio.
—¡Salgan ahora mismo de la habitación! ¡Los dejé solos 20 minutos y sucede esto! ¡Salgan ahora!—sus gritos detrás de la puerta nos asustó a todos.
—Despierten a Anthony.—susurró Griffin pasándoles alcohol y algodón. Cuando despertó, miró mi pie ya vendado.
—Es un asco.—dijo tomando su cabeza.
—Gracias, Anthony. Ahora corre que Nick nos va a matar culpa de Kio.
—¡Lo siento!—lo miré irónica.
—¡No te perdono nada!—le grité.
—Ve a disculparte a otro lado.—le dijo Bryce.—¡Arruinaste el chiste! ¡Ya no tiene sentido vivir!—abrió la puerta y todos lo miramos sorprendidos. Nos llevó a nuestra tumba.—¡Vamos Nick! ¡Asesíname! ¡Ya no vale la pena pelear con Kio!—suspiré. Algún día esta casa será normal. Tengo fe en ello.
Día 1 en cuarentena
—Veo veo.—le dije Josh por décima vez.
—¿Qué ves?—contestó.
—Una cosa.
—¡Oh por Dios! ¿Qué cosa?—lo miré mal.
—Maravillosa.
—¡Wow! ¿De qué color?
—Morado.
—¡No! Debes decir...—rodé mis ojos y lo interrumpí.
—Color, color... morado.
—Tu tobillo.—me dijo divertido.
—Eres bueno, Richards.—ambos reímos. Los chicos estaban durmiendo. Nos levantamos como nunca a las diez de la mañana a hacer nada.—Ya no sé qué hacer. No podemos correr, ni hacer ejercicio afuera. No puedo hacer aquí dentro.
—Haz un pastel. Nick compró cosas para hacerlo.—suspiré. Tomé mis estúpidas muletas y ambos fuimos a la cocina. Josh me pasó lo que le iba pidiendo y preparé la mezcla. Cuando terminamos, lo puso en el horno.
—¿Y ahora que...?
—¡Abran paso!—Bryce bajó por las escaleras sobre un colchón y todos como idiotas detrás de él, filmando.
—No puede ser.—Josh reía.—Nick va a asesinarnos.
—No si yo lo hago antes.—me miró preocupado y yo solo mantenía mi cara seria.