Cry Baby!

By DarkRoom098

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Difícil es la vida para Izuku cuando descubren que su madre tiene cáncer y que cada quimio que necesita cuest... More

Prólogo:Trouble
Capítulo I:Colors
Capítulo II:Love Is A Bitch
Capítulo III:Entertainer
Capítulo IV:|Sacrifice| ¿Y cómo es que cuando me besas, me conviertes en esto?
Capítulo IV (II):|The Sinner|Mi debilidad es un hombre que me puso de rodillas.
Capítulo V: |Pillowtalk| Sí, comportamiento imprudente.
Capítulo VI:Something's Gotta Give
Capítulo VII: Lost In Japan
Capítulo VIII: River
Capítulo IX:|I Feel It Coming|Puedo verlo en tus ojos...
Capítulo X: |Halo|" Y ellos ni siquiera hicieron algún sonido"
Capítulo XI:|Robbers|
Capítulo XII:|Feel It Twice|
Capítulo XIII:|Black Lead|
Capítulo XIV:|The Dream Synopsis|
Capítulo XV:|50 ft.|
Capítulo XVI:|No me olvides aunque este agonizando en tus brazos|
Capítulo XVII: Dolor y aquel sentimiento culpable que nos hace mentirosos
Capítulo XVIII: Justo detrás de todo lo que eres.
Capítulo XIX: All Too Well
Capítulo XX: Dios, sabes que lo estoy intentando
Capítulo XXI: Estaremos Bien
Capítulo XXII: Déjame ayudarte
Capítulo XXIII: Solo Una Mano

Epílogo: Que manera tan celestial de morir

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By DarkRoom098

"Solo un gesto de tu parte salvó mi vida, y eso es lo que yo llamo amor. Ese instante donde nada más que nosotros cobramos sentido y todo lo demás se convierte en un mapa de lo desconocido."

...

En la penumbra de la habitación, la oscuridad tocaba con delicadeza su piel erizada por el tacto dedicado. Fueron meses donde ambos rozaron una parte de sí mismos tan oscura que hasta el sol no podría iluminar aquello. Al mismo tiempo, se transformaron en lo que se podría decir fue una versión mejor de ellos. Porque ahora algo tan común como quitarse los zapatos para dormir, se convirtió en un acto sumamente religioso. Era su última noche en Berna, para la mañana ya no estarían en la habitación del hotel, sino camino al aeropuerto para volver a Seattle, para volver a sus vidas cotidianas. Con los papeles azotando sus días y las visitas hasta las instituciones, no tuvieron tiempo para siquiera tocarse, apenas podían dormir y comer o hablar con sus amigos o familiares. Pero esa noche, la última, debía ser diferente. Para los dos Berna era especial, la magia de la ciudad los había hecho amar cada centímetro de la misma y recordarla como un nido de amor a pesar de que no había nada más que recuerdos agridulces en ella. Aún así, las muchas palabras y emociones vividas ahí la hicieron su lugar favorito. Su lugar para volver cuando el tiempo fuera difícil. Ninguno de los dos lo había dicho en alto pero eso era lo que pensaban de la ciudad europea.

Su ciudad para algún día volver, quizás encanecidos por el implacable tiempo.

—Déjame ayudarte con eso—Katsuki intervino, Izuku estaba tratando de quitarse los pantalones ajustados. Estaba agotado aunque no lo suficiente como para ignorar que su novio estaba arrodillado entre sus piernas. Tragó duro cuando la mano suave viajó por el interior de sus muslos hasta acabar en el borde de la pretina. Estaba al borde de la cama y alzó las caderas para que fuera más fácil—. Hermoso... Tan hermoso.

Katsuki susurró contra la piel al tenerla al descubierto, Izuku gimió cuando el par de labios se posó con cuidado sobre su rodilla helada. Sus zapatillas terminaron en alguna parte de la habitación y sus pantalones ya no hacían acto de presencia para oprimir su piel. Se quitó el chaleco con su camisa para dejar al descubierto su pecho cálido, la mirada roja recorrió todo hasta llegar a la tanga. Izuku cubrió sus pezones con su cabello largo y enroscado, sentía cierta vergüenza por la forma en que su cuerpo ya no parecía el de un hombre en forma. Estaba delgado pero ya no tenía abdominales que presumir, Katsuki tenía razón en decirle que parecía un twink. Sus brazos y piernas aún poseían algo de músculo pero su centro no parecía igual, igual una pequeña cantidad de barriga se asomaba, no podía evitarlo porque siempre debía estar probando sus dulces, la ropa lo disimulaba bien pero al desnudo era otra historia. Una historia que parecía ser el crimen favorito de Katsuki.

—¿No extrañas mi cuerpo fitness? Antes era delgado pero al menos tenía más carne en los huesos. Ahora parezco mujer—Katsuki lo observó enojado, lo empujó en la cama y lo dio vuelta, su estómago golpeó las mantas al mismo tiempo que su culo quedaba al descubierto. Estaba desnudo, ya no podía ocultar nada. Sintió la cama hundirse, las rodillas de Katsuki al lado de sus muslos, separándolos—. ¿Katsuki?

—¿Extrañarlo? ¿Te has visto al espejo siquiera? Eres jodidamente hermoso, tus piernas son gruesas justo donde deben serlo. Tu culo sigue siendo la octava maravilla del mundo, redondo y jugoso—Katsuki amasó las nalgas de Izuku, suave y lento, Izuku apretó sus manos al sentir la mirada roja sobre su cuerpo—. Tu espalda es jodidamente delgada y hermosa, con los músculos adecuados para hacerla curvilínea. Tus hombros son afilados aunque siempre fueron así, llenos de pecas. No sé si lo ignoras o simplemente eres un jodido ciego de mierda pero cuando fuimos esta mañana a la oficina de administración y ese imbécil pelirrojo se te acercó hablando alemán... ¿Lo recuerdas? Como te llevé hasta el baño del asqueroso lugar y te marqué el cuello... Fue porque ese jodido idiota te estaba coqueteando, eso es lo que provocas en los hombres, los excitas porque eres jodidamente caliente y hermoso. Da igual como seas físicamente, hay algo en ti y eso es mágico.

Izuku lo recordaba, no sabía muy bien alemán, y el hombre parecía nativo así que no supo qué había dicho por la fluidez de sus palabras. Pero la reacción de Katsuki ante sus palabras fue clara, estuvo sereno durante la conversación pero una vez se acabó, lo llevó al baño y lo besó de una manera que Izuku aún podía recordar, la sensación persistía silenciosa en su boca y cuello. De solo cerrar los ojos y pensar en sus gruñidos y besos, no necesitaba mucho más para sentir que su polla estaba erecta contra las mantas.

Katsuki lo observó, sonrió con soltura cuando con las manos separó sus nalgas y fue directamente con su boca hasta su culo. Izuku gimió pero fue evidente lo que había hecho en el baño media hora antes, el sabor a frutilla sintética del lubricante aún se sentía alrededor. Fue rápido, lamidas largas antes de sentirlo temblar bajo su boca. Se alejó y escupió, y con uno de sus dedos comenzó a penetrarlo.

—Katsuki...—las manos de Izuku apretaron las sábanas, su voz raspo con fluidez el silencio.

—¿Usaste tus dedos en el baño? No he visto juguetes por aquí—Izuku asintió, Katsuki mordió sus labios cuando el segundo dedo entró sin resistencia. Los gemidos de Izuku iban directamente a su polla, que ya dolía por lo dura que estaba. Acercó su boca hasta la espalda, gustoso fue besando las pecas—. Joder, cuando te veo así, no puedo evitar pensar en follarte, me vuelves loco.

A veces, la línea entre la locura y la lujuria era demasiado delgada para Katsuki. Mordió suavemente, Izuku gritó bajo cuando la misma mordida se convirtió en un chupetón y tres dedos cayeron de lleno en su interior.

—Katsuki, yo no puedo más... Ah, ponlo dentro pronto. Joder, te necesito adentro ahora—Katsuki aún estaba usando su ropa, de hecho estaba manchando la cama con tierra de sus costosos zapatos de cuero pero la verdad, no le importaba. Bajo el zip de su pantalón de tela negro, busco en el bolsillo derecho el condon que tenía en mente usar en el baño de la oficina de administración y lo dejó en la espalda de Izuku mientas se bajaba los pantalones, el cinturón resonó impacientando más a Izuku que dió media vuelta para mirar a Katsuki como se ponía el condon. La camisa roja le quedaba de una manera perfecta a Katsuki, estaba enamorado del hombre más erótico sobre la tierra y no estaba avergonzado de lo orgulloso que se sentía. Movió ligeramente su trasero y observó la sonrisa nerviosa de Katsuki.

—Jodida mierda provocadora—Katsuki alineó su polla, frunció el ceño mientras fue empujando lentamente, percibiendo la tensión en su estómago por lo bien que se sentía su polla al interior de su novio. Izuku apretó los dedos de sus pies y alzó sus caderas para tenerlo más profundo, había pasado tanto tiempo y las pollas de las aventuras de una noche en su pasado no se podían comparar con la de Katsuki, la cual era gruesa, con la longitud perfecta que daba justo en el lugar exacto para que pusiera sus ojos en blanco—. Mierda, estás muy apretado, relájate un poco.

—Se siente demasiado bien, ¡ah! ¡Sí, justo ahí!—Katsuki acarició las caderas con sus manos, viendo las cicatrices de las puñaladas. Sus labios bajaron hasta su hombro y besó suave sin moverse, percibiendo el temblor en las piernas del otro. Cerró los ojos y se ajustó para dar justo en ese punto, suspiró por lo bajo y comenzó a moverse lento. La desesperación poco a poco subió por su espalda hasta acabar siendo un sabor familiar en su boca. Izuku estaba gimiendo, casi enojado por la lentitud de su cadera pero también disfrutando de la sensación densa y rauda acumulándose en su cuerpo, con la sangre llenando su centro.

Ambos maldijeron por lo bajo cuando la obviedad de la lujuria tomó como presa sus cuerpos. Las mismas manos de Katsuki cayeron al lado de la cabeza de Izuku, apretaron las mantas cuando las caderas que estaba impactando fueron en su encuentro, era desordenada la forma en que estaban moviéndose por la cama, desesperada por el placer. Katsuki volvió a abrir sus ojos y vió la erótica imagen delante de sus ojos, las caderas de Izuku meciéndose por más, su culo temblando por las estocadas, su entrada húmeda y rosada absorbiendo su polla y el condón brillando por el lubricante. Se estaba volviendo loco de solo verlo, tuvo que cerrar los ojos otra vez porque la sensación era demasiado intensa. Sin embargo, estaba el sonido. La cama rechinando por el movimiento de sus cuerpos, sus pieles húmedas encontrándose y formando una melodía sucia. Los gemidos de Izuku y su respiración entrecortada. No podría continuar por mucho más si las cosas seguían así.

—Joder, Izuku voy a...—el grito lo interrumpió, el culo de Izuku se contrajo alrededor de su polla y casi dolió cuando intento empujar nuevamente, abrió sus ojos y vio la melena larga enroscada alrededor de su rosto, húmedo y pegado a él, y el absoluto éxtasis llevándose toda la decencia de su expresión. Katsuki grabó la escena en su mente, lo sumo e importante que se veía entre sus piernas. Completamente suyo—. Joder, te amo.

Lo dijo sin siquiera medir el tono casi depredador de su voz, la boca de Izuku se abrió quizás un poco por la impresión o por la forma en que lo tomó Katsuki, rápido y sin piedad. Su propia piel se erizó bajo el tacto, sus ojos cerrados por completo y llenos de lágrimas, con la boca abierta en una perfecta mueca repleta de lujuria y placer. Katsuki se mofó por la desesperación de su novio, con su sangre corriendo caliente por sus venas. Pero no era suficiente, necesitaba ver más para sentirlo hasta en su alma. Lo dió vuelta, Izuku abrió los ojos con fuerza y vio a Katsuki sacarse la camisa roja, mordió su labio inferior y recorrió con la mirada su pecho. No le tomó mucho tiempo para que su polla flácida fuera ganando sangre de nuevo. El sabor de su cuerpo, lo quería sentir en su lengua. Lo atrajo con brusquedad, besó sus labios y gimió fuerte cuando nuevamente las caderas lo impactaron de lleno.

—Te amo, te amo, te amo—poco a poco perdió la razón hasta que nada podría importar a su alrededor, solo ellos dos. El mal sueño de su vida, donde las pesadillas a veces formaban parte de su cuerpo dejaron de tener sentido cuando los brazos de Katsuki lo envolvieron como si fuera la cosa más hermosa en el universo. No se había dado cuenta de lo mucho que había extrañado estar así, con cuidado, como un sumo trofeo envuelto entre sus brazos; la intimidad de tenerlo tan cerca que su aliento era una suave caricia en su piel, el aroma de su sudor, mezclándose con su propia vida, complejo y lánguido de la sensación desesperada. Había tenido tanto miedo en el pasado, tanto por lo que alguna vez perdió que ahora todo era tan lejano que la felicidad y el placer completaron el enorme cuadro. Perfecto, la presión no pudo más y apretó la carne debajo de sus dedos, los labios se posaron entre los suyos y el orgasmo rompió su cuerpo. La sombra agradable del placer impactó tan fuerte que sollozó de pura enajenación. Estaba desesperado por sentirlo también llegar, culminar en su interior. Tomó entre sus dedos su rostro y pegó con fuerza sus frentes, la expresión desesperada envolvió su mente y susurró con suavidad contra su boca.

—Dich lieben, Katsuki Bakugō—los ojos rojos se cerraron entre lágrimas, Izuku lo sintió. Como el líquido cálido se cernía a través del condón en su interior.

Ya no tenía que imaginarlo, ya no tenía que vivir sus días pensando que algún día Katsuki vendría a su lado para pedirle perdón por todo porque estaba entre sus brazos, lo tenía ahí mismo y era completamente suyo, sin las ataduras de los demás. Lo abrazó con anhelo y lloró en silencio mientras su corazón y cuerpo se adaptaban a la sensación espesa de la alegría. Katsuki se enderezó, aun con el ceño fruncido pero con una hermosa sonrisa en sus labios. Ahora no había nada entre ellos más que la respiración que los mantenía con vida. Volvieron a besarse pero fue frenético, como si estuvieran tratando de quitarse entre ellos la respiración y el tiempo que perdieron arreglando sus corazones con los traumas del pasado. Poco a poco la poca ropa que a Katsuki le quedaba fue cayendo al suelo como las inhibiciones, las heridas del corazón acabaron sanando cuando ambos siguieron con ello, con la persecución del placer en sus pieles hambrientas, casi tan raudo como el delito de su amor al descubierto. Sin lamentos, sin llagas en la piel, solo amor y un juramento silencioso de compromiso hasta la cicatrización de la muerte.

...

Qué incondicional fue despertar en mitad de la noche y ver a Katsuki ahí, plácidamente durmiendo al lado suyo con Luna acurrucada entre ellos mientras que Boom se cernía con despreocupación a los pies de la enorme cama. Izuku estaba tan agradecido de su situación que se levantó, se alejó unos momentos y observó con cariño la imagen. Había pasado casi un año desde la muerte de su madre, el tiempo formó de su vida una línea ajetreada de trabajos tras trabajos, con la apertura de Delicias Midori y Katsuki asumiendo más responsabilidades en la empresa de su madre, todo era tan cansino que a veces deseaba perderse pero no podía dejar que la tristeza y la miseria lo atrapara porque no podía rendirse, Katsuki estaba ahí cada noche cuando no quería manejar hasta su hogar. Él lo llevaba en su automóvil y le hablaba sobre su día como si fueran una pareja de recién casados. Y así se sentía desde el día que volvieron de Berna y empezaron a formar su pequeña familia. Hablaron con todo el mundo y dejaron en claro que irían a su manera. Pasó una semana sin poder hablar mucho hasta que Izuku no soportó más y fue a la empresa de los Bakugō con la excusa de que debía hablar con Mitsuki sobre delicias Midori. Nunca llegó a la oficina de Mitsuki, de hecho ella llegó a la de Katsuki para encontrar a su hijo con la cara roja mientras evitaba a toda costa que ella se acercara. No fue muy difícil imaginar que la persona que estaba debajo del escritorio era Izuku y qué estaba haciendo. Los dejó, estaba feliz por su hijo, en realidad por ambos. Y esperaba que ellos fueran realmente felices.

Izuku observó la hora en su buró, eran las cuatro y media, buena hora para ir a preparar unos cuantos pedidos. En la pastelería poseía varios pasteleros profesionales que la misma Momo había aprobado, entre ellos, Kirishima Eijirou, pero para Izuku hornear significaba más que trabajo, era como fluir con los ingredientes y despejar por completo su mente al hacerlo. Por eso tomaba los pedidos más prácticos que llegaban, entre ellos estaban unos cupcakes, un bizcocho de pistacho, una torta de cumpleaños y una de bodas. En su cocina con la vista del enorme ventanal al lago y la vegetación de los alrededores no podía envidiar nada. Era feliz, y aunque las cosas a veces fueran difíciles por sus cicatrices, se sentía como si todo a su alrededor estuviera en su lugar. Al poco rato de trabajar con las tortas y el bizcocho, sintió que algo le acariciaba la pierna. Sonrió cuando notó la cola negra de Luna alrededor de su pijama naranjo con pequeñas explosiones. Fue hasta la alacena y le sirvió un poco de comida seca. Al sacar el saco de comida notó el paquete que había comprado por Internet, se suponía que debía llegar unos días antes del cumpleaños de Katsuki pero llegó cuatro meses después; se le olvidó entre las cosas y el trabajo y así se quedó con la depilación brasileña y las ganas de vestir nuevamente como CryBaby. No tenían problemas en la cama, solo que siempre había tenido la fantasía de visitar a Katsuki en la oficina vestido como CryBaby.

Escondió la caja y volvió a la cocina para seguir con sus cosas, al volver Katsuki estaba ahí, probando un poco del batido de claras de huevo. Siempre lo encontraba comiendo a escondidas, era increíble que después de comer tantas cosas dulces lo único que creciera en su cuerpo fuera la anchura de su espalda, sus trajes elegantes a veces le quedan demasiado ajustados y a Izuku no le molestaba en absoluto eso, al contrario, quedaba mirando como en cualquier momento la tela se podría romper porque Katsuki se rehusaba a ir con un sastre para arreglarlos, porque él no estaba "gordo". Izuku a veces le decía que sí, que estaba gordo solo para molestarlo, la respuesta que siempre recibía era la misma: "Gorda me la pones."

—Si sigues comiendo así tendré que hacer más y no me quedan más huevos, la tienda más cercana que tenemos es un supermercado que está a diez kilómetros y no es de los que abren las veinticuatro horas—Katsuki se detuvo y se acercó hasta el refrigerador para sacar un poco de agua.

—Mañana compraré diez bandejas de huevos para que hagas más de esta mierda. Sabe muy bien por las mañanas—después de tomar el agua se acercó a Izuku por detrás, lo abrazó mientras restregaba una gran erección mañanera en su culo, Izuku hizo caso omiso mientras sentía la respiración en su pelo para desplazarse a su oreja. La voz suave de su novio lo envolvió con delicadeza al darse cuenta que lentamente su pijama estaba bajando. Respiró con pausa, las manos de Katsuki fueron hasta un cajón pequeño que pasaba desapercibido a la vista, de ahí salió una botella de lubricante y dos condones—. Sigue cocinando, yo me encargo de lo demás, lindo pastelero.

Izuku lo hizo, siguió con la mezcla de las masas, no se movió mucho por la cocina y no se quejó cuando sintió los dedos enguantados con el condón y un poco de lubricante. Ambos se internaron con delicadeza, haciendo masajes en su próstata que lo hicieron doblarse un poco pero él lo sostuvo, dándole pequeños besos y alabanzas por como estaba abriendo sus piernas para que los dedos tuvieran mejor acceso a su culo. Se mordió el labio y los pantalones contrarios cayeron al suelo, las piernas de Katsuki quedaron al descubierto con su polla erecta, lista para ser enfundada en Izuku. Un movimiento suave, con la mano libre cubriendo su tronco con un condón y la cadera chocó. Izuku se aferró con ambas manos a la encimera al sentir la punta bulbosa, roma contra su anillo de carne. La sensación deliciosa de la polla abriéndole lentamente lo hizo encorvar la espalda y hallar un mejor ángulo para recibirlo, Katsuki frunció el ceño y bajó por completo el pantalón de Izuku, agarró con fuerza uno de sus muslos y le levantó la pierna para follarlo con más facilidad. Izuku hizo a un lado las cosas dulces, se aferró y siguió el movimiento de caderas contrario. El sonido del vaivén de sus caderas lleno la cocina y parte de la sala de estar, las respiraciones de Katsuki en su oreja y sus gritos ahogados alertaron a Luna para que saliera corriendo.

—Mírate Izuku, tomándome tan temprano por la mañana. Si vieras lo que yo veo, como tu culo me está absorbiendo con tanta desesperación... Joder, podrías volverte loco. Yo ya me estoy volviendo loco, cada mañana paseando por la casa con este culo y sin ropa interior. ¿Tanto quieres que te folle en la cocina?—Katsuki agarró el mentón de Izuku y lo obligó a observar su rostro, el más pequeño rodó sus ojos cuando las estocadas fueron más rápidas y profundas, apenas podía respirar y mucho menos procesar lo que le estaban diciendo—. Vamos Izuku, dímelo, ¿estás sin ropa interior porque querías que te follara en esta linda encimera de cuarzo? Dilo, no seas tímido, de nada sirve ser ahora así. Después de todo, hasta me has chupado la polla durante una conferencia de trabajo en la empresa.

Izuku gimió con fuerza, Katsuki con cada palabra que decía, más fuerte lo empujaba, su propia polla llorosa rozando parte del mueble de la cocina, cubierta de frío. Ante la falta de respuesta, Katsuki salió, se pudo escuchar un leve pop cuando la polla abandonó el culo de Izuku.

—¿Katsuki?—Izuku se dió la vuelta, Katsuki tomó su mano y lo llevó con cuidado hasta uno de los sillones de la sala de estar, la chimenea en frente de ellos aún poseía unos cuantos carbones a fuego vivo, el crepitar apenas se pudo oír cuando ambos cayeron de lleno.

—Si no vas a decir nada, entonces demuéstramelo Izuku—la sonrisa altiva envolvió con recelo la vergüenza de Izuku, quien se sentó en el regazo de su novio y con las manos temblando guió la polla dura hasta su entrada. Suspirando con desesperación cuando se abrió camino en su interior, apenas respirando al sentirla por completo, llenándolo. Fue inevitable sonreír—. Eso es, entrégate placer, no seas tímido con tu novio.

Izuku silenció a Katsuki con un beso. Fue profundo cuando movió sus caderas en círculos y fue inevitable abrir los labios para buscar oxígeno y liberar la deliciosa y eléctrica sensación de su centro en alguna parte de su cuerpo. Un gruñido y ambas manos cayeron en sus caderas, guiandolo para perseguir rápido el placer de ambos en ese baile, no podía siquiera preocuparse por el movimiento de las patas del sillón rayando el costoso piso de ébano, su único norte en ese momento era él, Katsuki al descubierto mientras lo besaba, gruñendo a veces cuando la sensación crispaba sus dedos y apretaba su carne íntima, e Izuku mordiendo, recibiendo su masculinidad porque amaba tener la polla dura y gruesa de su novio, rozando con brío su próstata, casi llorando por la lujuria y la sobreestimulación, no, ya estaba llorando porque su vista se nubló y no pudo ver la expresión de los ojos rojos al sentirlo. Izuku estaba como loco, cabalgando encima suyo, rebotando cuando no era suficiente para él, estando en su propia zona del placer para obtener ese rudo masaje.

—Izuku, voy a...—No lo dejó terminar, Izuku poseyó sus labios y mordió cuando el placer se acumuló con ahínco en sus entrañas y se corrió dejando gruesas cuerdas de semen en los músculos de Katsuki, ante la estrechez de su interior, el rubio arañó la piel de la caderas y descargó su orgasmo en el interior de su novio, agotado y con los labios ocupados en chupar con languidez los contrarios. Ambos se quedaron ahí unos minutos, tratando de conseguir un poco de oxígeno en sus pulmones mientras no podían dejar de mirar sus ojos—. Menos mal que usamos condón, esto habría sido un desastre y ya hemos cambiado el tapiz de los sillones siete veces.

Izuku pensó un poco mientras veía la emoción en los rojos.

—Aunque a veces vale la pena tenerte a pelo dentro mío—Katsuki se quedó en blanco y en silencio hasta que sus orejas se volvieron rojas. Izuku se rió antes de sentir como lo abrazaban.

—Joder, tengo que ir a trabajar pero cuando vuelva te tendré en el sillón y te abrazare hasta que se me caigan los putos brazos—Izuku sonrió, por momentos así estaba vivo. Era feliz con solo eso, sus palabras y caricias.

Después de unos minutos muy cómodos cada uno fue hasta la ducha para limpiarse y empezar sus días. Katsuki debía estar en la oficina e Izuku debía seguir con sus recetas antes de ir hasta Delicias Midori. A las nueve de la mañana, mucho después de que Katsuki se marchó a la oficina, Izuku salió con un café en la mano, con su regalo de cumpleaños fue hasta el centro de Seattle. Cuando pasó por el lado de la Bahía de Elliot, su corazón se aceleró porque Katsuki también tenía esa vista desde su ventanal en lo alto de la oficina. Su Maserati quattroporte negro se estacionó con elegancia justo delante de Delicias Midori, ahí estaba Momo con un ceñido traje rojo, llamando la atención del todo el mundo, y con justa razón porque se veía despampanante.

—Dios, todavía no me acostumbro a verte en este auto—Izuku sonrió casi culpable.

—Lo siento, tengo que usarlo. Después de todo es un regalo de Katsuki y aunque sea la cosa más cara en donde he puesto mi trasero, debo hacerlo para no hacerlo sentir mal—Momo se mofo.

—Cariño, la cosa más cara en donde te has sentado es Katsuki. Menudo oportunista, ya me ganó en acciones hace dos semanas. ¿Sabías que está planeando ir a Alemania el próximo mes para cerrar un trato de bienes raíces en Hamburgo? Si sigue así, tendrá que abrir otro servidor para albergar esos números en la cuenta bancaria—Izuku no dijo nada porque no sabía que Katsuki cerraría un trato en Alemania, al contrario, prefería no saber nada de sus negocios pero... De igual manera sentía cierta envidia de Momo que sabía todo antes gracias a Shoto—. Como sea, mientras no se meta en Mánchester, yo estaré feliz. Ahí tengo mis cosas yo.

—Estos niños ricos, por dios—Izuku susurro por lo bajo mientras veía a Momo perder los estribos al entrar en la pastelería, a lo lejos pudo ver a Kirishima que no podía evitar verlo con anhelo, era un poco triste, el chico aún parecía embelesado con Momo a pesar de toda su ruptura.

—Buenos días, jefe—dijo Kirishima mientras ponía en una de las vitrinas unos pasteles con un muy elaborado estilo coreano y con decoración en colores claros; unos momentos después entraron unas clientas atraídas por el aroma a horneado.

—Buenos días, Kirishima. Y no me llames jefe, ya te dije que es un poco extraño. No me molesta que me llames por mi apellido—el chico de cabellos rojos asintió un poco apenado pero se recompuso inmediatamente al ver a Momo acercarse para ayudar con las clientas. Izuku hizo lo mismo, fue hasta una de las mesas donde había una pareja con un catálogo para pasteles de bodas. Su hora era la primera de muchas.

El día transcurrió rápido y antes de que se diera cuenta, era hora del almuerzo. Momo lo invitó a comer en un restaurante a pocas cuadras de la pastelería. El parecía muy entusiasmado porque tenía planeado comprar lencería para su aniversario con Shoto. Después de años luchando con muchas cargas entre ellos, le quería hacer la pregunta y para él la mejor forma era a través del sexo.

—¿Quieres casarte con él?

—Sí, y también quiero tener hijos. Quiero adoptar pero primero debemos estar casados, Mitsuki nos ayudará con algunos papeles y ese tipo de cosas. Yo la verdad no entiendo mucho, para esas cosas soy un cabeza hueca y además tengo a Shoto, él entiende más de estas cosas.

—Ya veo, hijos... Supongo que se sienten preparados para ello—para Izuku era surrealista pensar en formar una familia pero Momo solo sonrió complacido.

—Delicias Midori dio sus frutos y los próximos proyectos puede que sean solo reuniones y firmas. Tenemos el suficiente personal y capital para dejar que las cosas fluyan pero tú sigues estando ahí, amas cocinar y yo amo ver como la gente se llena de alegría con los pasteles y cosas dulces que ofrecemos. Ver esa felicidad en un niño o una niña... La verdad, me llena el corazón y de solo imaginar que alguno de ellos podría ser mío...—Momo se veía tan animado y feliz con ello que era casi contagioso—. ¿Y ustedes qué harán para su aniversario?

—La verdad no tenemos aniversario ni fechas importantes aparte de los cumpleaños y el San Valentín. Nuestro noviazgo es raro—Momo sonrió.

—Bueno, entonces hagan una fecha especial. Da igual, un día sorprendelo en la oficina con algo sexy y después vayan a las Maldivas en su avión privado. La cosa es disfrutar del buen sexo y la buena comida. No necesitan una fecha especial para hacerlo. Solo hazlo, eres sexy amigo y tienes un buen trasero. Úsalo.

Izuku sonrió pero también tenía otra cosa en mente que le estaba molestando más de lo normal.

—Momo...—empezó un poco tímido pero se armó de fuerza para seguir—. ¿Fuiste activo con Katsuki alguna vez en el pasado?—Momo pestañeo varias veces antes de reírse.

—Yo nunca he sido activo en mi vida. La verdad, nací para recibir. Pero... ¿Por qué la pregunta?—la verdad era compleja. Izuku no quería decirlo abiertamente pero temía que en algún momento Katsuki se aburriera de él por ser pasivo. Intentó de muchas maneras ser activo o imaginárselo, incluso se imaginó a sí mismo siendo el activo de Katsuki pero no pudo porque simplemente no se excitaba con la idea, su polla se quedaba flácida incluso después de intentar frotarla con sus manos. Ahora la única manera que podía tenerla dura era con estimulación anal.

—Tengo miedo la verdad—se sinceró—, Katsuki no lo dice pero me gustaría saber si es realmente importante para él ser el pasivo o algo por el estilo, yo no he sido activo de ningún hombre y dudo mucho que pueda llegar a serlo y me da miedo, mucho de hecho, que llegue a buscar por fuera lo que no puede tener conmigo.

Para Momo no era nueva la conversación.

—Con Shoto también hemos tenido esta conversación, es algo natural que todas las personas tengamos preferencias personales. A él no le gusta recibir y a mi no me gusta dar, en eso somos compatibles. Sin embargo, nunca hemos sido algo diferente de lo que somos ahora y quizás eso pueda cambiar en el futuro, no lo sabemos porque solo son preferencias. Katsuki con la única persona que fue pasivo, fue con Shindo. Después de eso, nadie. Háblalo con él, sé sincero. Katsuki en ese sentido es comprensivo y mucho más si se trata de ti y no creas que te va a engañar, por dios, te ama más de lo que se ama a sí mismo.

Izuku asintió un poco más tranquilo por sus palabras. Ahora tenía dos cosas en mente, hablar con Katsuki sobre su preferencia y establecer una cita o algo especial para ellos dos en la menor brevedad posible. Después de todo, ambos habían estado trabajando hasta el cansancio los últimos meses.

....

Los días pasaron e Izuku en sus tiempos libres aparte de hacer pedidos especiales, comenzó a idear un plan de diez días para ellos dos donde fueran a algún sitio lindo y romántico. Decidió que Grecia era el lugar apropiado, específicamente Milos. Ya tenía unas habitaciones reservadas con vistas al mar, lujosas vistas y con un jacuzzi para pasar sus tardes. Honestamente, Izuku quería tener sexo alocado en alguna playa y disfrutar de Katsuki al máximo, por eso había hablado con Mitsuki para que les dejara esos días libres. La mujer parecía feliz de que Izuku le hiciera esa petición, era una sorpresa después de todo incluso para él tomar la iniciativa. El plan era simple, un día iba ir hasta la oficina vestido de CryBaby, después de follar con él en su hermoso y lujoso despacho, se lo llevaría directamente al aeropuerto y le chuparía la polla en el avión privado y una vez en Grecia, vivirían una pequeña luna de miel llena de amor y pasión. Pero antes de eso, debía hablar con él sobre el tema de su preferencia en la cama.

Y honestamente, estaba temeroso de la conversación. No quería conocer la respuesta.

—Buenas noches, bebé.—Izuku se detuvo en seco cuando vio a Katsuki entrar por la puerta de la casa, la enorme puerta oscura no le hizo justicia al brillo de su ropaje por culpa de la leve nieve que estaba cayendo cerca del lago. La sonrisa cansada en su rostro era evidente, deseaba hablarle sobre el tema pero se limitó a sonreír. Pero lo conocía demasiado bien para saber cuando algo no estaba bien—. ¿Qué ocurre?

La expresión de Katsuki cambió, dejó en uno de los sillones de lujo su maletín y se acercó hasta su lado. Izuku pudo oír el crepitar de sus propios pensamientos. Pasó un instante antes que su boca confesará todos esos temores que estuvo guardando por semanas, quizá meses.

—Katsuki... Sé que aún hay situaciones que nosotros debemos vivir y estoy muy feliz de que podamos hacerlas juntos... Pero hay una cosa que no te puedo dar y me preocupa que por eso perdamos nuestra relación.

—Izuku... ¿de qué estás hablando?—Ahora Katsuki estaba preocupado, se acercó hasta su novio y tomó sus manos con viejas quemaduras de horno, Izuku estaba temblando.

—Katsuki no puedo satisfacerte, lo sé y te pido perdón por eso pero no me dejes por favor. Lo intenté, intenté con todas mis fuerzas imaginar cómo sería pero no pude. No puedo siquiera pensar en la idea de ser tu top. Sé que antes disfrutabas de ser el pasivo, pero yo no puedo verte de esa manera. No puedo, lo siento, y sé que es una estupidez pero he estado leyendo que algunas parejas se separan por ello y la verdad me preocupa mucho que nosotros seamos una de ellas.

Katsuki se detuvo un momento, Izuku observó sus ojos y en los rojos solo pudo ver diversión.

—De verdad... ¿En qué universo crees que para mí será importante nuestras posiciones sexuales? Joder, incluso... ¿Cómo se te puede ocurrir que no puedes satisfacerme? Izuku, todo lo que haces, la forma en que te mueves, respiras, cocinas, incluso lees tus recetas con esos lindos lentes tuyos... Me resulta altamente erotico e irresistible, de solo pensar que puedo follarte todas las noches, me excito. Cuento las horas en la oficina para volver a casa y tenerte entre mis brazos. De verdad, tu cabeza tiene muchas ideas raras. Además—Katsuki se acercó hasta Izuku, tomando su mentón con cuidado y luego inclinándose hasta su cuello, besando cada uno de sus lunares y pecas. Apreciando el pulso en su piel—, qué importa, yo te conocí siendo CryBaby, la expresión de sexualidad, el eros mismo.

Izuku se detuvo un momento y después sonrió aliviado, con lágrimas cayendo por sus mejillas, lágrimas llenas de felicidad.

—Menos mal...

—¿Eso te tenía así?—Izuku asintió, Katsuki no se contuvo en abrazarlo— . Ah, es que eres tan lindo. Mi CryBaby, llorando por mi. Dios, te amo tanto.

—El único que puede tener a CryBaby—Susurró Izuku contra sus labios. Katsuki cerró sus ojos y se dejó llevar por el peso de las palabras. Tanto que sufrió por él y aquí estaban, tan cerca uno del otro que el aire no parecía necesario.
Lo abrazó con fuerza, restregando su rostro en el cabello contrario, olisqueando el dulce aroma de su shampoo. Izuku recibió con gusto su cariño, había sido un idiota. Cómo podría desconfiar del hecho que Katsuki siempre estaba tomándolo como si fuera una deidad. Suspiró profundamente, la tranquilidad ya estaba entrando en su cuerpo y con ello, la realidad de su amor y devoción por él. Ambos se movieron a uno de los sillones, se acurrucaron y se dieron besos mientras una película de fondo llenaba el ruido en la sala, al poco tiempo aparecieron Luna y Boom para hacer compañía. Izuku no quería nada más, estaba donde se hallaba porque todo en su vida había sido como debía ser y aunque muchas cosas no fluyeron como hubiera querido, lo importante era el ahora.

Y ahora era feliz.

...

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