—¡Vete de aquí, carajo!— Gritó Harry, ahora si estaba furioso.
—Solo respóndeme.— Su tono burlón también me estaba hastiando. Ahora estaba conociendo como verdaderamente es.
Limpia algunas lágrimas que estaban en mis mejillas sin dañar mi maquillaje y antes de que pueda darme cuenta, la puerta del baño se abre y vi a un muy sorprendido Harry mirándome por el reflejo del espejo.
—Rose. — murmuro, eso fue lo único que pudo decir y solo me miraba.
Lo bueno es que una había limpiado mis lágrimas y no se notaba mucho que había llorado, lo único que me delataba en este momento eran mis ojos que estaban brillosos y rojos.
—Lo siento, quería arreglarme y este fue el baño más cercano que encontré— murmure sin siquiera mirarlo.
Salí del baño y encontré a Logan apoyado en el escritorio de Harry y estaba revisando algunos papeles, cuando se dio cuenta que estaba ahí me sonrió.
—Pero que dichosos mis ojos que tienen el privilegio de verte.— se acercó a mí y besó mi mano.
Sonreí aunque no quise, sus tontas palabra siempre me hacen reír aún en los peores momentos.
—Ya puedes irte Logan. Ahora.— Siseó Harry. Logan lo miró detrás de mi hombro y solo rio mientras se iba a paso lento.
—Rose.— Escuchar que él diga solo mi nombre me dolía.
—Hoy tiene una reunión con el escritor que vino hace dos semanas con ropa holgada y empezó a regalar las plantas de todos.— lo interrumpí antes de que pueda decirme algo que no quiera escuchar. —También tiene un almuerzo con un empresario a las dos de la tarde. Después tiene...
—Rose.— Volvió a decir mi nombre y ahí recién me di la valentía de mirarlo.
Sus ojos se veían preocupados, pero no me decía más y eso me alteraba más.
—¿Si, señor Styles?— Pregunté lo más amable y educada que pude.
Él solo apretó los labios y agarro unos papeles para revisarlo.
—Nada, puede irse.
Sin si quiera mirarlo, salí de su oficina sacando todo el aire que había estado conteniendo.
Esto va a ser mucho más difícil de lo que pensé.
Seguí con mi labor y trate de que nada lo que él diga o haga, me afecte. Me encontré con Selena en los pasillos cuando iba a sacarle copia a unos documentos y nos aseguramos que en la hora del almuerzo, íbamos a salir a comer para que le cuente como pase mis días de 'vacaciones'. Harry no me ha pedido que haga nada para él, lo cual es algo muy raro, ya que siempre me pide que lo ayude en cosas muy simples.
¿Rose, me puedes traer un café?
¿Crees que puedes sacarle copia a este documento?
¿Serias amable y me traerme un muffin?
¿Puedes llamar a Ángela y decirle que no podré ir?
Por lo menos, ahora tiene el coraje de no pedirme sus típicos recados de cada día aunque que seguro con el paso de los días eso cambiará pero por lo menos hoy, no quiero no escuchar su voz.
—Rose.— Me llamó.
Creo que hablé muy rápido.
Ni siquiera me había dado cuenta que había abierto la puerta y estaba apoyado en el marco de la puerta mirando su celular.
—¿Si?— pregunté.
—¿A qué hora es mi almuerzo con el empresario?
Es un inútil, no se acuerda de nada.
—A las dos de la tarde. — contesté y luego miré mi celular —Exactamente en quince minutos.— Aclaré.
—Bien, será mejor que nos apuremos. Vamos.— Murmuró y empezó a caminar.
¿Vamos?
Cuando se dio cuenta que yo no lo estaba siguiendo, volteo a verme que seguía en mí mismo lugar todavía sin asimilar lo que dijo.
—¿No vas a caminar?— pregunto alzando una ceja, su tono no era para nada amable —¿Qué pasa, Rose?
—No lo entiendo, señor.— Admití.
—¿Qué no entiendes? Vamos a llegar tarde a nuestro almuerzo.
—¿Vamos?— volví a preguntar —¿Tengo que ir yo?
—¿Tú no eres mi asistente personal?— asentí sin saber que más decir —Entonces, tu deberías ir conmigo, debes saber lo que pasa.
—Usted nunca me ha dejado ir— susurré impactada.
Siempre quise ir para saber qué es lo que hacen exactamente ahí, una vez se lo pedí y él se rio de mí diciéndome que eso yo no tenía que saber, nunca más volví a hablarle de ese tema y él tampoco quiso comentarme sobre eso.
—Pero ahora quiero que vayas.— Contestó y luego miro su reloj —¿Vas a venir o no? No tengo tiempo, ni paciencia para estar rogando.
Inmediatamente me paré de mi sitio y agarre mi bolso con todo lo necesario para ir al almuerzo, Harry empezó a caminar y yo lo seguí detrás de él. Pasamos por el gran pasillo donde había más estantes de oficinas y mucha gente lo saludaba. Un fugaz recuerdo de lo que una vez me dijo Harry, vino a mi mente.
—¿No te das cuenta?— Sonrió —La manera en como la gente te mira cuando estas en la oficina. En como tus compañeros de trabajo voltean cada vez que pasas por su lado.
Yo nunca me daba cuenta porque paraba mucho más entretenida pensando en lo que debo de hacer, siempre apuntado en mi agenda que ni siquiera se me había pasado por la mente eso. Voltee a mirar a los lados y me di cuenta de las miradas que daban los demás. Me sentí cohibida por sus fuertes miradas y sus gestos. Apreté mi agenda más a mi pecho y miré al piso para no tener que pensar en sus miradas que me daban. Choque con el cuerpo de Harry y di unos pasos atrás.
—Lo siento, no me di cuenta.— Murmure arreglándome el cabello y mirando a los lados para darme cuenta que los demás me seguían mirando.
—No importa.— Contestó —Vamos, iremos en mi carro.
Fuimos hasta el ascensor que nos llegó hasta el sótano donde el carro de Harry estaba aparcado. Nunca me había molestado el silencio que había entre los dos y mucho menos en el trabajo. Tampoco nunca antes tuve algo que decirle para hacerlo reír o una simple conversación que no sea de trabajo pero ahora, después de todo lo que paso, es incómodo, todo lo que se escuchaba era carraspeos incomodos y miradas rápidas.
En ese lapso le mande un mensaje rápido a Selena disculpándome porque no podía ir almorzar con ella por asuntos de mi jefe. Entramos al auto de Harry y él prendió la radio para no tener que quedarnos callados todo el tiempo. El viaje fue rápido y llegamos cinco minutos antes de que la otra persona venga. Los dos nos sentamos en la mesa que yo había reservado pero ahora tuvimos que agregar una silla más, porque nunca pensé que él dejaría que yo vaya. Harry se veía muy nervioso, casi nunca lo había visto así ya que siempre oculta sus sentimientos y trata de verse neutral.
—Se ve muy nervioso.— Murmuré tratando de sonar normal y muy educada como debe ser cuando estoy en el trabajo.
Él me miro asombrado, seguro porque fui yo la que inició la conversación en un tema que no tiene nada que ver con el trabajo.
—Lo estoy.— Admitió mirando la puerta cada cinco segundos desde que llegamos.
—¿Puedo saber por qué?— pregunte jugando con mis dedos sin siquiera mirarlo.
—¿Puedo confiar en ti?— alcé mi cabeza de inmediato, sus palabras me dolieron.
Siempre pudiste confiar en mí.
Trate de quitar ese estúpido pensamiento de mi mente y asentí con la cabeza para que continúe hablando.
—Yo...estoy, teniendo problemas con la empresa.— Abrí mucho los ojos sorprendida de esa confesión —Necesito promotores y este señor que va a venir, puede que quiera ayudarme...
—Entiendo.— Respondí todavía un poco aturdida de lo que me dijo. —Pero...— me callé.
—¿Qué pasa?
—¿Qué hago aquí?— pregunte una vez por todas. Yo no tengo nada que ver con empresario, yo quiero ser editora como Harry, yo estudie para eso.
—Tu presencia me da calma.
No sé cómo tomar esas palabras de parte de él, así que solo me limite a mirarlo como lo hacía antes de la estúpida propuesta que le hice, sin saber que decirle por todo lo que él decía.
—Espero tu discreción en esto, Rose.— Tomo mi mano que estaba encima de la mesa y una descarga eléctrica paso entre nosotros. No sé si él la sintió pero lo único que hacía era mirarme.
Desvié la mirada porque no podía seguir mirándolo así y vi que el empresario que Harry estaba esperando estaba en la puerta.
—Ahí está.— Dije y Harry inmediatamente se paró. Yo lo imité y vio cómo se saludaron amigablemente. El señor era casi de la misma edad de Harry, no debe pasar de los treinta y cinco años y se veía muy en forma. Su cabello era castaño, tenía ojos color miel y estaba vestido con un terno muy formal para la ocasión. Al momento que se dio cuenta de mi presencia, se formó una sonrisa en su rostro.
—¿Y quién es esta señorita tan bella?— tenía un acento americano muy pronunciado.
—Rose Dixson.— Me presenté yo misma con una sonrisa en mi rostro. —Asistente personal del señor Harry Styles.
Los dos estrechamos nuestras manos mientras Harry aclaraba la situación.
—Rose estará en esta reunión para apuntar todo lo necesario.— Hizo una pausa. —Si no le molesta.
—Oh no, claro que no me molesta.— Lo miró y luego desvió su mirada de nuevo a mí —Nunca me molesta tener una señorita tan bella a mí alrededor.
Yo solo atiné a sonreírle porque como a Harry, no supe que decirle y no quería faltarle el respeto. El almuerzo pasó normal y pude conocer algunas facetas de mi jefe, el empresario le hablaba con mucha ligereza y haciendo bromas a cada rato. Harry trataba de seguirle el ritmo pero a veces sabía que quería hablar de temas serios, yo estaba preparada con mi agenda abierta si ellos dicen algo que es importante y apuntarlo. Los temas serios vinieron e intercambiaron algunas opiniones sobre el tema y fundamentos del porque debería ayudarlo. Casi me opuse a seguir comiendo en la hora del postre, porque había pasado mis límites de comida en el almuerzo pero las interminables insistencias del invitado de mi jefe terminaron convenciéndome. Finalmente él acepto el trato y Harry no pude verse más feliz y aliviado por eso. Yo también estaba feliz, por lo menos no nos íbamos a la quiebra.
Harry.
—¿Me disculpan? Es una llamada importante.— Murmuré mientras me paraba con mi celular en la mano.
—Adelante.— Dijo mi invitado. Y yo me paré de mi sitio y me aleje de la mesa para contestar la llamada.
Era de mi abogado que estaba preguntando como fue mi reunión con el empresario, le dije las buenas noticias y me dijo que solo faltaba firmar el contrato que justo ahora estaba yendo a mi oficina para dejarlo y todo continúe. Le agradecí y volví hacia la mesa donde estaba sentado pero me di con una desagradable sorpresa. La mano de ese miserable estaba en el cuello de Rose y tenía su boca pegada en su oído, Rose no se veía para nada contenta con eso y más bien, parecía estar conteniendo la respiración, se le veía aterrada, sus manos estaban temblando. Una ira recorrió mi cuerpo y me acerque a ellos a paso rápido.
—Lamento interrumpir.— Hable lento y él se alejó de Rose con una sonrisa en su rostro.
—No pasa nada amigo. ¿Vamos a tu empresa para firmar el contrato?— asentí porque no podía decir una palabra más. Sentía que si hablaba mi puño iba a ir directo hacia su mandíbula. —Bien, será mejor que vayamos ahora.— Se paró y le dio una última mirada rápida a Rose —Nos vemos ahí.
Se fue sin decir una palabra más, sentía que mi sangre estaba hirviendo y quería golpear algo. Hice que Rose se pare porque se había quedado sentada con la mirada perdida. La conduje hacia mi carro y conduje hacia la oficina de nuevo.
—Dime que te estaba haciendo.— No estaba haciéndole una pregunta, tenía que decirme sí o sí.
Ella se quedó callada por un momento y eso me frustraba más. Ni siquiera podía mirarla porque seguía conduciendo.
—Joder Rose, te juro que si no hablas ahora–
—Empezó a tocar mi cuello— me interrumpió y yo apreté mis manos al volante. —Y empezó a...susurrarme cosas desagradables en el oído— el sonido de su voz temblaba. —Me dijo que iba aceptar el trato contigo si yo...me acostaba con él.— susurro al final. —Que iba a ser algo rápido.
—¿Qué le dijiste tú?— trate de calmar mi voz.
—No pude decirle nada, justo en ese momento, usted vino.
Maldije sin importarme que ella este a mi costado escuchando todo lo que estaba diciendo, estaba enojado por la propuesta que le estaba haciendo él a Rose, ella no es ninguna puta para que le esté ofreciendo tal cosa. Aparque el carro en la cochera de la oficina y pude divisar el auto del bastardo que ya estaba ahí. Los dos bajamos rápidamente y entramos al ascensor.
—Si es por salvar la empresa —susurró ella. —Yo estoy-
—Ni se te ocurra terminar esa frase.— La detuve de inmediato. —Rose, mírame.— Pose mi mano en su barbilla y ella dirigió sus ojos a los míos. Sé que tenía ganas de llorar, su labio estaba temblando. —Tú no vas hacer tal cosa, no te vas a degradar así.
—Pero...la empresa...
—A la mierda eso, no dejaré que un chico te utilice por sexo.
—¿Así como tú lo hiciste conmigo?— susurro.
Mierda.
Aparto mi mano de su barbilla y me miraba molesta. Debo de admitir que no fue la mejor frase que pude haberle dicho.
—Rose...
—No quiero escucharlo, ya tuve suficiente por hoy.
Las puertas del ascensor se abrieron y ella camino a paso rápido dejándome con las palabras en la boca.
Hola, aquí tienen otro capítulo, realmente no sabia que poner, pero espero que les guste. Se que me odian por lo que paso en el capitulo anterior pero las cosas tenian que pasar asi. La vida continua (?) Y no quiero alarmarlas, pero esto recien comienza. (?) Gracias por leer, votar & comentar xoxo.