Lost in the time / Harco

By AriMinds

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Él sabía que todo había sido su propio error. Él conocía el tipo de consecuencias que podrían tener sus actos... More

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By AriMinds

—¡Abran las puertas! 

Se oyó a lo lejos una voz varonil y gruesa; Draco se sentó en el lugar en el que estaba, levemente aturdido y asustado por el vibrar del suelo. Su mirada tardó unos segundos en aclararse debido a la luminosidad del sol, sin embargo, notó que allí, a varios metros de él, más de una decena de hombres en sus caballos corrían hacia el castillo y no le costó mucho identificar a Potter a la cabeza.

Lo extraño de todo era que Potter llevaba a alguien...alguien que parecía iba inconsciente. 

Pudo notar mientras se levantaba de un brinco para ir hacia el castillo, que las puertas del mismo se abrían y cómo Potter básicamente se tiraba del caballo, tomando entonces en sus hombros el cuerpo que llevaba. 

Sus hombres le imitaron y se bajaron, algunos iban cojeando y otros sostenían sus brazos o cabezas. 

Draco se abrió paso entre los caballos, mientras las doncellas se apuraban a tomarlos para llevarlos al establo. 
Se adentró en el castillo y lo primero que vio fue a Potter cerca de la chimenea mientras que varios de sus hombres rodeaban un cuerpo que habían colocado sobre la mesa larga del comedor. 

—¡Mi Lord! ¡Está perdiendo mucha sangre! — Gritó con voz pastosa el pelirrojo. 

Draco se llevó una mano al pecho algo aturdido por lo que pasaba. El hombre, o más bien, el chico que estaba sobre la mesa era uno de los chiquillos que el día anterior le había pasado un caballo. No tendría más de 17 años y en su pecho había una enorme herida que no dejaba de sangrar. 

— Haceros a un lado. — Ordenó Potter. 

El rubio colocó su atención en el héroe medieval y notó que tenía una daga totalmente naranja debido al calor a la que la estaba sometiendo en la chimenea. 
La garganta de Draco se secó y justo cuando entendió lo que Potter iba a hacer al acercar aquella daga a la herida, el estruendoso grito que profirió el menor le hizo retroceder para cubrirse las orejas, cerrando los ojos entonces. 

Los gritos eran atroces y rogaban por piedad, por lo que Draco se giró y sin querer ver absolutamente nada más, salió corriendo de allí nuevamente. Volviendo al olor puro del jardín. 

Sin embargo, una vez estuvo afuera, tuvo que inclinarse para vomitar lo que tenía en el estómago a causa de la impresión que había sentido por lo visto anteriormente. 
Los gritos del chico ya no se oían, pero las manos de Malfoy no dejaba de temblar y las arcadas eran intensas cada que recordaba la gran herida del pobre mocoso. 

—Dragón...

Draco se apoyó contra un palo de madera que estaba cerca suyo -el cual era usado para amarrar a los caballos - tomando aire a bocanadas mientras mantenía los ojos cerrados. 

—Respira, Dragón. 

Oyó Malfoy al tiempo que una fría mano le corría un poco los cabellos de la frente. El rubio volvió a tomar otra gran bocanada de aire y finalmente abrió sus ojos grises, encontrándose con el rostro de Potter. 

Su barba estaba algo desordenada, tenía rastro de sangre seca en la cara y en el pecho y manos. Su cabello estaba hecho un desastre y tenía algunos moretones en el cuerpo. 
Draco sintió una pulsada en el pecho ante aquella imagen. 

—El chico...¿Qué le pasó? 

—Lo han atacado, no se defendió adecuadamente, sin embargo, ya dejó de sangrar. ¿Tú te encuentras...

—¿Cómo demonios puedes estar tan tranquilo? Le has quemado la piel a un mocoso, es a penas un niño . — Se quejó el rubio con un tono lleno de incredibilidad. 

—¿Un niño? — Preguntó Potter mientras fruncía el entrecejo. — No es un niño, ya es un hombre y de no haber quemado su piel iba a morir desangrado. ¿Por qué tienes que cuestionar todo lo que hago como si fuera malo? 

—¡Porque es bárbaro, Potter! 

—¿Bárbaro? ¡Bárbaro lo que hacen aquellos rufianes de los Meltan! ¡Se roban a las mujeres, las violan y las matan! ¡Lo mismo para los niños! ¡Asesinan ancianos y saquean los hogares! ¿¡De qué maldito lado estáis!? ¿¡Creéis que soy un bárbaro!? ¡Tú ya estarías muriendo en la hoguera de ser así! 

La grave voz de Potter hizo que Malfoy apretara los puños y sintiera levemente los ojos escocerle aunque no pensaba ponerse a llorar. Sentía el corazón acelerado y todo el cuerpo temblarle. Aquel hombre se veía salvaje, brutal e imponente. 

—Quiero largarme de aquí, maldita sea. — Renegó al fin, negando para alejarse de Potter, sin embargo, una vez empezó a andar, el mayor le tomó del brazo. 

—No os atreváis a dejarme con la palabra en los labios. — Dijo en tono bastante fáctico el Mayor, mirando con rudeza al rubio. 

—¡Hago lo que me venga en gana! ¡No soy tú...! 

Potter vio rojo y elevó uno de sus manos en forma de puño. Draco tragó saliva y enseguida cerró los ojos esperando - por Merlín - que no le rompiera la quijada, sin embargo, el golpe jamás llegó. 

—Que Dios bendito me libre de todas las desdichas que me hacéis sentir, Sir Malfoy. Porque os juro que voy a enloquecer. 

Dicho eso, se giró y se devolvió hacia su castillo. Draco dejó de aguantar la respiración y observó por donde se había ido el otro. 
Suspiró y se largó en busca del árbol en el que había estado, una vez allí, gritó con frustración y muy para su sorpresa, un montón de hojas salieron a volar debido a un despliegue de magia involuntario. Ver aquello volvió a humedecer los ojos del rubio y se limitó a sentarse para esconder el rostro entre las piernas, abrazando estas últimas. 

Odiaba el lugar en el que estaba, odiaba tanta barbarie, tanta desigualdad...tanta diferencia con su mundo, con su época, con su magia. 

No supo en qué momento, pero en esa posición se quedó dormido. 


— Dragón, despierta. 

Draco abrió poco a poco sus ojos. El cielo se encontraba matizado por un hermoso naranja debido al crepúsculo inminente y allí, en todo su campo visual, tenía al más sexy de los jodidos antepasados de Potter el cual por lo menos ya no estaba manchado de sangre. 

El rubio se estiró con cierta molestia, escuchando cómo sus pobres huesos hacían sonidos al moverse. Se levantó y suspiró con cierto desosiego. 

—Hm, Yo...— Empezó a hablar el moreno, rascando su nuca con cierta molestia. — Lamento como os grité. Estaba alterado, sin embargo, no es la forma. — Suspiró y se cruzó de brazos. Malfoy lo miró un poco sorprendido, aquí era cuando ese Potter sí parecía Gryffindor. — Iré a una quebrada, necesito lavarme y ...

—Iré contigo. — Dijo rápidamente con la esperanza restaurada, la idea de poder asearse le hacía ilusión. 

—Bien, iremos en los caballos. 

No dijeron mucho más que ello. Draco podía notar que Potter se sentía incómodo y tenso, y él no planeaba ponérsela más fácil. Que se jodiera, había sido un bárbaro gilipollas, aunque si se ponía a pensar no era tan bárbaro como decía pero eso no tendría que decírselo al señor "Lord". 

Ambos se montaron en los caballos y Draco siguió a Potter en silencio hasta que llegaron al borde del bosque donde pudo ver la naciente de un riachuelo con una cascada mediana.
La luz ya era escasa pero el paisaje era hermoso, incluso ya podía ver algunas luciérnagas. 

Potter desmontó el caballo y empezó a sacarse su ropa hasta quedar completamente desnudo. 
El rubio parpadeó con rapidez y miró apreciativamente al hombre de arriba abajo por su espalda. El moreno tenía una cantidad insana de cicatrices en la piel y aún así lucía glorioso, fuerte y totalmente macizo. 

—Si no os apresuráis no esperaré. 

Draco tragó saliva, regañándose mentalmente por seguir encandilándose por ver al cretino medieval sin ropa. Él no era ningún gay como para que eso sucediera. 
Tratando de no perder la dignidad ante él mismo, Draco se sacó la ropa por fin y caminó hacia el riachuelo, sintiendo en su piel la frialdad brutal del agua pero no quiso hacer caso de ello a pesar de que todo su cuerpo se estremeció, necesitaba asearse por lo que se metió rápidamente al agua, sumergiéndose por completo. 

Cuando emergió, sintiendo todo el cuerpo estimulado por el frío y la frescura del líquido, la luz ya era a penas muy muy tenue. 
Se giró para buscar a Potter y notó que este le estaba mirando con una enigmática mirada. 

—¿Qué? —Preguntó con cierto recelo mientras empezaba a nadar lentamente de un lado a otro sin alejarse mucho de Potter. 

—Vuestra piel...— Comentó algo incómodo. — Quiero decir...es...muy diferente. Cualquiera de mis hombres que os viera como yo acabo de veros diría que vio algún hada o especie de ninfa en el agua. 

Draco miró a Potter como si fuera un subnormal pero luego cayó en cuenta de que, aquellas personas permanecían mucho bajo el sol sin ninguna clase de protección y era normal que mantuvieran morenos. 

—Así que os gusta mi piel. ¿Quién diría que el Lord estaría apreciando el cuerpo de otro hombre? — Quiso molestarlo un poco y cuando vio que el mayor desviaba la mirada supo que había dado en el blanco, Potter seguía siendo Potter. Un impertinente bastante tímido. 

—No me juzguéis, no es mi culpa que vuestra delgada figura pueda confundirse con la de una doncella. 

—¿Qué? — Draco abrió la boca indignado y estaba a punto de soltar un comentario mordaz cuando súbitamente algo en su cabeza hizo un enorme sonido de clic.

Potter seguía sin mirarlo. 

—Así que te parezco atractivo. — Molestó, acercándose entonces un poco hacia el que en un futuro sería auror. Notó cómo automáticamente Potter se tensaba. 

—¿Qué barbaridades estáis diciendo, hombre? ¿Acaso os golpeaste...? 

Draco sonrió, se acercó aún más a Potter el cuál no terminó de hablar y más bien balbuceó, mirando fijamente al más delgado. Malfoy podría reírse como desquiciado. 

Porque sí, él, el que estaba super delgado, desarmado y sin magia, tenía a todo un Lord enorme y fuerte, un héroe de sus generaciones arrinconado contra la grama que fungía como muro en aquel riachuelo. 

—También pienso que eres atractivo...Potter. 

Los ojos de aquel hombre se abrieron mucho y Draco sonrió con galantería, la sonrisa que sabía hacía caer a muchos magos y brujas. ¿Cómo no se le había ocurrido antes? Si seducía a Potter podría recuperar mucho más rápido su varita. 

—Eres peligroso, incluso más que una mujer. — Siseó Potter con cierto recelo sin apartar la mirada del menor. — Sin embargo, no soy un mocoso y no caigo con facilidad ante los encantos blasfemos de una criatura como tú. 

— Oh vamos, Potter. — Insistió, acercándose más. Su pecho y el del moreno ya casi podrían rozarse, se estaban mirando fijamente y Draco podía percibir lo tenso que estaba el otro en ese justo momento. 

—¿Que pretendéis? — Cuestionó el Lord, con la mandíbula algo apretada. 

—Quiero besarte...— Susurró Malfoy y como si hubiera oprimido un interruptor, Potter lo echó hacia atrás y salió casi que volando de aquel riachuelo. 

—Estás demente. Eres una serpiente que quiere hacerme caer en tentaciones obscenas, pero no me vas a arrastrar a tu cuento pecaminoso. Límpiate y vamos. 

La carcajada de Malfoy se hizo escuchar entre el tranquilo silencio del lugar a penas acunado por las ranas, el agua y las criaturas nocturnas. 
Potter suspiró y evitó reír también, sin embargo, estaba nervioso no entendía bien qué sucedía y sentía que su propio juicio se estaba yendo al demonio por culpa del dragón. 

Draco salió, temblando de frío y miró su ropa con cierto pesar, no quería colocarse eso sucio nuevamente. 

Scourgify

Dijo entonces, concentrando su magia y apuntando con su mano la ropa. Un pequeño flip flip se escuchó y pudo notar la suavidad y frescura de sus prendas nuevamente como recién lavada. No podía creer que hubiera funcionado pero era lógico, eran hechizos bastante básicos que alguien tan diestro como él podía ejecutar sin varita. 
Contento empezó a vestirse, agradecido de que la oscuridad lo protegiera de los ojos de Potter. 

—No realices magia tan a la ligera, si alguien os ve será un problema. 

Draco quedó algo petrificado al oír aquello y su entrecejo se frunció enseguida. ¿Potter lo notó? ¿No estaba alterado? ¿Cómo demonios? 

Buscó a tientas su caballo y con cuidado se subió en él. No veía absolutamente nada, sin embargo, Potter al parecer leyó su mente porque tomó las riendas de su caballo y empezó a caminar con el suyo, conociendo quizá la ruta en la oscuridad. 

No tardaron en ver las antorchas del castillo encendidas por la hora y sin más, se dirigieron al lugar. 
Draco pudo sentir la mirada de Potter en su nuca todo el tiempo y no podía evitar sentirse bien. Le gustaba la idea de tener la atención del medieval en él, en su cuerpo y eso que no poseía unas voluptuosas tetas. 


Luego de la cena y de que Draco viera que el chico de la tarde andaba dormido con algo de fiebre pero siendo cuidado por una moza, subió con Potter a la habitación. 
No lograba acostumbrarse a los olores y en verdad que aquello le quitaba el apetito de forma monumental. 

—Dios, Potter. Necesito limpiar esta habitación. — Dijo entonces Malfoy una vez el mayor colocó la tranca en la puerta. 

—¿Qué? 

—Lo haré con magia, sin mi varita. Creo que puedo hacerlo pero no soporto más el olor. 

—El olor, bueno, sí es peculiar pero...

—Sí, vuestra nariz debe estar más que acostumbrada pero la mía no. Lo puedo hacer con rapidez ¿Sí? 

Potter suspiró y asintió, cruzándose de brazos para apoyarse en la puerta mirando fijamente al rubio. 

Draco sonrió y movió sus dedos con cierta ansiedad. Jamás había intentado casi realizar magia sin varita, sin embargo, se repetía en la mente que eran hechizos básicos que podría realizar. 

Fregotego, Tergeo, Scourgify ...

A pesar de que algunos hechizos no salían al primer intento, Draco empezó a limpiar las cobijas gruesas de la cama, la cama, la alfombra y el armario de Potter. El suelo, las paredes e incluso la propia ropa de Potter y a Potter. 

El mayor se había reído ante el atrevimiento insolente de Malfoy, sin embargo, no había perdido su aire bonachón y Draco muy satisfecho de sí mismo, pudo notar que incluso la piedra maciza de las paredes se veía más gris, más reluciente, gracias al cielo. 

— ¿Haz terminado? 

—No, falta uno... Florentia

Potter frunció el entrecejo y entonces, pudo sentir un olor floral por toda la habitación, leñoso y bastante agradable para el olfato. 

—Por Dios, no sabía que podía hacer estas cosas sin mi varita. — Rió Draco. 

Rió y él mismo no se lo podía creer. Se había emocionado tanto por el hecho de hacer magia sin su varita que se olvidó de la situación en la que estaba. 
Aclaró su garganta y volvió a ver a Potter, el cual lo mirada con una expresión enigmática pero que denotaba puro interés. 

— Para haceros sonreír debe oler a flores. Un hada, me convenzo más. 

—Cierra el pico. 

—¿El qué? 

Potter se rió y entonces, por milésima vez en esas semanas, volvió a ofrecerle su cama a Malfoy y esta vez para su sorpresa, éste aceptó.
Draco esa noche pudo descansar con solemnidad, sin embargo, una pregunta se mantuvo en su mente en todo el rato que estuvo dormitando antes de caer dormido. 

¿Por qué Potter no parecía escandalizado por su uso de magia y más bien lo miraba con cierta curiosidad? 

No razonó mucho, olía bien, estaba fresco y tenía el estómago lleno. 

Sin más, se durmió. 


Muchas gracias por leer. No te olvides de comentar, votar y seguirme. 

*AriMinds* 


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