¹POWER: ron weasley.

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RON WEASLEY.| Si había algo que Ron Weasley nunca haría, era asociarse a sí mismo con un Slytherin. Hast... More

𝖕𝖔𝖜𝖊𝖗
EPÍGRAFE
PRÓLOGO
I. MINISTERIO INVOLUCRADO
II. DETENCIÓN PARA DOS
III. NO DEBO DESOBEDECER
IV. EL AMOR DE UNA FAMILIA
V. CUESTIÓN DE ELECCIÓN
VI. ORGULLO SLYTHERIN
VII. COMPORTAMIENTO DISTINTO
VIII. LAS INSEGURIDADES AUMENTAN
IX. CAMBIANDO LA SITUACIÓN
X. QUIDDITCH MELANCÓLICO
XI. RECUERDO MORIBUNDO
XII. CASCABELES
XIII. UNA CARTA AMARILLA GIGANTE
XIV. AMISTADES INESPERADAS
XV. COMIENZO DE UNA TORMENTA
XVI. ROSAS NEGRAS
XVII. LOS CELOS REINAN
XVIII. FELICIDAD PASAJERA
XIX. CAUSA DE MUERTE
XX. PUNTO DE SEPARACIÓN
XXI. TINTA SOBRE TU PIEL
XXII. LO INEVITABLE
XXIII. LOS RECUERDOS MÁS FUERTES
XXIV. MIEDO AL AMOR
XXV. UNA DESPEDIDA WEASLEY OFICIAL
XXVI. DOS DE ABRIL
XXVII. WEASLEY ES NUESTRO REY
XXVIII. OCLUMANCIA
XXIX. ARMA SECRETA
XXX. DUELO SLYTHERIN
XXXI. DEPARTAMENTO DE MISTERIOS
XXXII. ANATOMÍA DE UNA CAÍDA FAMILIAR
XXXIII. LA ORDEN DEL FÉNIX
XXXIV. NEFARIO
XXXV. GRIS INTRÍNSECO
XXXVI. LA VIDA DE ELIZABETH NOTT
XXXVII. AMOR NO CORRESPONDIDO
EPÍLOGO

XXXVIII. AMOR

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CAPÍTULO TREINTA Y OCHO:

AMOR.


      Nova pestañeó antes de sentir formarse una sonrisa que no pudo evitar que cruzara todo su rostro. Había pasado demasiado tiempo desde la última vez que ella visto a los gemelos sonriéndole, y soltó una carcajada cuando se acercó. Sabiendo que era una gran fan de los abrazos si no se trataba del hermano menor de ellos o de su mellizo, ellos fueron los que iniciaron el abrazo. Aplastaron a la Slytherin entre ellos, dejándole poca capacidad para respirar. Pero ella no se atrevió a quejarse. Simplemente aceptó su agarre y rió cuando pelearon sobre quién de los dos se merecía abrazarla por más tiempo.

      Blaise aclaró su garganta —. Odio ser esa persona, ¿pero podemos comenzar con esto?

      Fred lució como si estuviera a punto de enviarle un comentario hiriente, pero entonces se percató que Blaise era la razón por la que Nova estaba parada frente a ellos y lo reconsideró. Además, no tenía duda de que Nova lo golpearía si se atrevía a insultar a Zabini —. Tiene razón—, estuvo de acuerdo, señalando a Nova y Blaise para que se sentaran frente a ellos. Nova lo hizo, dándoles una mirada de confusión mientras Rosmerta sonreía y le pasaba una jarra de cerveza de mantequilla. Nova la tomó felizmente. Arrugó los labios cuando su corte quemó, pero no le importó mientras que pudiera tomar la cerveza  —. Tenemos que hablar de algo.

      —Suenan extrañamente serios—, murmuró Nova, ignorando las miradas ofendidas que los gemelos le enviaron —. Oh, vamos. Saben que tengo razón.

      —Ese no es el punto—, corrigió George, rodando los ojos —. Este es un tema serio.

      —Sí—, continuó Fred, utilizando aquella molesta telepatía entre ellos —. Sabemos qué paso en el Ministerio—, Nova se encogió cuando Fred se estiró y posó su dedo sobre el corte en su ceja —. Vamos, ya sabes que lo hicimos. La mitad de nuestra maldita familia estuvo allí si contamos a Hermione y Harry, lo que George y yo hacemos. Además—, dio una pausa, ahora tocando gentilmente el corte sobre su pómulo —. Tienes muchos cortes y moretones, Slytherin rebelde.

      —No más que nadie de los que fuimos allí esa noche—, argumentó ella, sacudiendo la cabeza.

      —Ahí es donde te equivocas—, respondió George —. Físicamente, tal vez. Pero mientras Neville, Luna, Hermione, Harry y nuestros hermanos tienen un lugar al que ir, tú no.

      Nova volvió a encogerse. La idea había permanecido en el fondo de su mente desde que había regresado a Hogwarts. No había forma de que su Padre fuera a dejarla entrar a la mansión Nott, no después de lo que había hecho. Si ella nunca volvía a posar un pie en esa casa, sería demasiado. No obstante, había un problema, el hecho que la dejaba sin un hogar. Ella supuso que estaba, por falta de un término mejor, sin hogar —. ¿Y tu punto es?— cuestionó ella a la defensiva. Lidiaría con ello, como siempre lo hacía.

      —Nuestro punto es que tenemos un departamento sobre nuestra tienda de bromas con una habitación extra y necesitamos otro empleado para el verano—, dijo Fred, sin dudar al querer explicarse —. Si estuvieras dispuesta a trabajar, la habitación es tuya. Sin cargo.

      Nova pestañeó. Los gemelos la estaban mirando, ambos luciendo completamente serios y no como si estuvieran bromeando. Sus ojos lentamente se desviaron a Blaise, que se encogió de hombros —. No me mires a mí—, mencionó Blaise —. Solo les escribí y les conté tu situación. Ellos solos pensaron en la solución.

      —Mira—, habló George, pareciendo saber que Nova estaba a punto de rechazar la oferta y salir corriendo —. Necesitamos la ayuda. No sería por lástima, aunque incluso si lo fuera, ¿sería realmente algo malo? Sabemos que eres testaruda, pero igualmente queríamos ofrecértelo. Solo tendrás que trabajar durante el verano, ya que volverás a Hogwarts en Septiembre, y podrás quedarte en el departamento cuando sea que estés libre de la escuela. Podemos recibir tu trabajo en descansos como en navidad y así.

      La cabeza de Nova estaba acelerándose. Esa misma mañana, había despertado en su cama horas antes de que cualquiera de sus compañeros de Slytherin intentaran solucionar dónde iba a vivir. Ella había estado a punto de romperse y preguntarle a Dumbledore, pero finalmente decidió que no quería dañar su orgullo. No voy a poder solucionarlo, se había dicho a sí misma. Siempre lo hacía. Ahora, había una verdadera posibilidad de resolverlo. Nova no estaba acostumbrada a esa posibilidad. No estaba acostumbrada a que las personas le ofrecieran un lugar donde quedarse.

      —Puedo ver las ruedas girando en tu cabeza, Nott—, comentó Blaise, detrás de ella. Él suspiró y se sentó a su lado, aceptando la cerveza de mantequilla que le ofreció Rosmerta —. Es un buen trato. Para ser completamente honesto contigo, serías una tonta si lo rechazaras.

      Nova le envió una mirada fría.

      —Él no está equivocado—, habló Fred reflexivamente, encogiéndose de hombros cuando Nova se giró a mirarlo —. Mira, es un buen trato. Tendrás dinero extra para los materiales de la escuela y para cualquier cosa que te guste.

      —No debes decidirlo ahora—, sugirió George, notando la mirada aterrada en el rostro de Nova y adivinando correctamente cuáles eran sus miedos —. Solo queríamos avisarte porque las vacaciones comienzan pronto. Deberás decidirlo rápido—, George le dio una palmada —. No comiences a creer que eres un caso de caridad, Nova. No es lo que pensamos de ti y lo sabes.

      No importa. Eso es lo que Nova pensó. Pero en la forma en que lo veía, era realmente la única opción. Y vivir con Fred y George no sería demasiado horrible. Una broma por aquí, una broma por allá, pero ellos eran amables y se preocuparían por ella, y harían todo lo que Nova necesitara —. No—, dijo ella suavemente, suspirando para ella misma —. No, tienen razón. Es mi única opción.

      —Gee, vaya forma de minorizar nuestro gesto amable—, bromeó Fred.

      —No seas estúpido. Sabes lo mucho que significa esto para mí.

      —Sí—, asintió Fred, dándole una sonrisa —. Sí, lo sabemos. Haz hecho mucho por Harry y Ron. Lo apreciamos. Incluso si volvemos locos a nuestros hermanos...

      —No significa que no los amamos—, terminó George —. Repite eso, y lo negaremos y te echaremos.

      Nova rodó los ojos, pero había una ligereza en su pecho que no había estado allí al despertar esa mañana —. El horror, alguien enterándose que realmente les importa su familia—, Blaise aclaró su garganta y no-muy-sutílmente señaló su reloj, alzando las cejas —. Supongo que eso significa que tenemos que irnos—, ella intentó no dejar que los gemelos escucharan lo decepcionada que se sentía. Odiaba inflar sus egos. Pero no pudo evitarlo. Los dos tontos pelirrojos sentados frente a ella eran literalmente su salvación —. ¿Les escribiré a ambos? ¿Para concretar nuestros planes?—, Merlín, ella podía escuchar la voz de su Padre en su cabeza. ¿Qué diablos crees que estás haciendo? ¿Viviendo con mierda como los Weasleys?

      A Nova ya no le importaba.

      —Te escribiremos. Podemos pasar a recogerte en la plataforma—, anunció George felizmente, estirando su mano para sacudir la de Nova. Ella rió, pero estrechó sus manos diplomáticamente —. Bienvenida a Weasley's Wizard Wheezes, señorita Nott. Complacido de tenerla a bordo.

      —Todavía no empecé, bobo.

      —No importa—, y no les importaba a ellos, ella notó. Ella sintió su sonrisa antes de poder darles la satisfacción de verla —. Te veremos pronto, Slytherin rebelde. Debes volver a clase y ser una buena estudiante.

      —Dicen los que dejaron la escuela—, espetó ella.

      —Haz lo que decimos, no lo que hacemos—, replicó Fred, encogiéndose de hombros.

      La despedida fue real, entonces. Nova se sintió estúpida por tener un nudo en su garganta, pero no pudo evitarlo. Esos chicos le estaban dando un lugar donde vivir y la estaban tomando bajo su ala a pesar del pasado. Ellos creían en ella. En un momento de debilidad, se arrojó hacia adelante y capturó a los hermanos en un abrazo, imtentando contener sus lágrimas —. Gracias—, susurró, permitiéndoles abrazarle.

      —No lo menciones, Nott—, susurró Fred, palmeando su espalda antes de soltarla. George lo imitó.

      Cuando Blaise y Nova ya estaban en el túnel que los llevaría de vuelta a Hogwarts, Nova envolvió a Blaise con sus brazos y posó su cabeza sobre su hombro —. Gracias por ser mi mejor amigo, Zabini.

      —Siempre, Nott.


──────────────


      Era otro día antes que Nova pudiera ver a sus amigos en el hospital. Cuando llegó, Hermione y Ginny estaban jugando a algún tipo de juego de cartas que lucía menos peligroso que Exploding Snap, Neville estaba leyendo un libro de Herbología, Luna leía la revista de su padre (de cabeza entre sus manos), y Ron simplemente observaba a Hermione y Ginny, dándole consejos a su hermana que provocaban malas miradas por parte de Hermione. Neville fue el primero en notar a Nova parada en la puerta y le dio una gran sonrisa —. ¡Oye, Nova!

      Su saludo alertó al resto del grupo y todos se giraron para verla —. ¡Nova!—, gritó Hermione, sonriendo contenta —. Oh, ¡qué bueno que estás bien! Madam Pomfrey estaba enojada porque no viniste, especialmente después de una maldición Cruciatus, pero Dumbledore la convenció de que estabas bien.

      Ginny rodó los ojos —. Sí, qué suerte tienes. El resto de nosotros estamos atrapados aquí—, pero ella le sonrió a Nova, dejándole saber que no había verdadera malicia detrás de su comentario.

      —Qué bueno que están bien—, dijo Nova, incómoda. Ginny era la que lucía peor, con un ojo morado y su labio partido, pero parecía que se recuperaría pronto. Hermione tenía una venda alrededor de su mano y Nova imaginó que había otra debajo de su sweater, dónde la desconocida maldición oscura había golpeado su estómago. Luna tenía rasguños por sobre todo su rostro y su labio seguía hinchado por haber recibido un golpe en la boca, pero felizmente pasó una página de la revista. Neville parecía ser el más sano del grupo, pero Nova sabía que probablemente era el más dañado. Sufrir una maldición Cruciatus no era una linda experiencia. ¿Y haber recibido un Cruciatus por parte de la misma mujer que casi había asesinado a tus padres? Ella lo vio asentir en su dirección, dejándole saber que estaba bien, por ahora.

      Entonces, sus ojos se posaron sobre Ron.

      Habían cicatrices por parte de esos estúpidos cerebros en sus brazos. Él le envió una sonrisa triste mientras ella se le acercaba y, atontada, se sentó en la cama, teniendo cuidado de no sentarse sobre ninguna parte de su cuerpo e infligirle más dolor —. Hola—, dijo ella suavemente, estirando su mano para tomar la de él.

      —Hola—, respondió él. Le dejó que ella levantara su brazo hasta la altura de sus ojos e inspeccionara sus cicatrices —. Pomfrey dice que probablemente nunca se irán por completo, pero ella ha estado poniendo una cosa para apaciguar el color y hacerlas lucir menos severas.

      —Lo hacen lucir más macho—, comentó Ginny, riendo para sí misma porque pensó que era divertido.

      —Pero aparte de eso, ¿estás bien?—, preguntó Nova. Ron asintió y apretó su mano —. Bien—, Nova presionó un beso sobre una de las cicatrices sobre su muñeca, mirándolo por debajo de sus pestañas.

      Había algo ahí. Algo en los ojos de él que la llevaron a creer que no le estaba contando todo. Ellos lucían aterrados. Ella imaginó que cualquiera luciría así después de lo sucedido en el Ministerio – después de todo lo que ellos habían pasado – pero odiaba que tuviera esa mirada. No podía descifrarla. ¿Era solo lo sucedido en el Ministerio? ¿O había algo más? —. ¿Estás seguro?—, inquirió tranquila, su voz no siendo otra cosa que un susurro. Él asintió antes de retraer su brazo y colocarlo de vuelta a su lado. Cuando él palmeó el lugar a su lado, Nova se acercó y lo ayudo a acomodarse para que aún pudiera ver el juego de Hermione y Ginny mientras estaban los dos juntos sobre la cama del hospital.

      Ellos fueron liberados del hospital tres días después, y nadie estaba más feliz que Ginny Weasley. Ella bailó hasta llegar a las cocinas la noche en que fueron liberados con una sonrisa en su rostro lo suficientemente grande como para hacerla lucir una loca. Nova estaba sentada al lado de Ron, robando cucharadas del helado que él había pedido a los elfos domésticos cada vez que él se giraba para decirle algo a Harry o Hermione. Neville y Luna habían sido invitados a su pequeña reunión, pero Luna solo quería ir a la cama y leer el Quibbler, mientras que Neville quería ponerse al día con Dean y Seamus —. ¡Somos libres!—, su ojo seguía amorotonado, pero lo que sea que Pomfrey le haya dado había hecho que el oscuro morado se transformara en un suave color amarillo que solo podía ser detectado si alguien la miraba con atención —. Se siente genial estar fuera de esa maldita ala—, ella tomó una galleta que estaba sobre el estante y se le metió entera en la boca.

      Nova sonrió gentilmente mientras Ginny se sentaba a su lado —. Qué bueno que estés animada otra vez.

      — ¿Cómo no podría estarlo? Soy libre, hay galletas y todos están a salvo—, Ginny metió otra galleta en su boca. Nova encontró la mirada de Harry desde el otro lado de la mesa, dándole una mirada. Él la había buscado después de su charla en la oficina de Dumbledore y la había hecho prometer que no le contaría a Ginny, ni a Neville, ni a Luna lo que estaba sucediendo. Nova había asumido que él planeaba contarles a Ron y Hermione, pero ya que era sobre él y su vida, ella supuso que debería cumplir sus deseos. Harry había estado más callado, diferente, desde la muerte de Sirius. Incluso Nova lo notó. Y mientras él había estado intercambiando cartas con Remus Lupin (o mejor dicho, Lupin le había estado enviando cartas a Harry y Harry las había estado ignorando, por lo que Nova se había encargado de enviarle cartas a Lupin contándole sobre la salud de Harry para asegurarle que seguía bien).

      —Claramente son razones para celebrar—, respondió Nova. Ella apretó la mano de Ron, asegurándose a sí misma que estaban allí y estaban a salvo. Se percató que era algo que hacía inconscientemente un día cuando estaban en el hospital, buscando su mano para sostenerla y recordarse que él estaba vivo. No habían hablado sobre lo que había sucedido en el Ministerio, pero ella veía las cicatrices en sus brazos cada vez que él olvidaba que debía esconderlas de ella.

      —No estoy de ánimos para celebrar—, murmuró Harry bajo su respiración. Las cocinas se volvieron silenciosas ante el comentario. Mientras sus amigos sabían que él estaba lamentando la muerte de Sirius, no sabían hasta qué punto Nova lo sabía. Ellos no lo habían visto romperse en la oficina de Dumbledore —. Me voy a la cama—, se levantó repentinamente y se dirigió a la puerta. Hermione frunció el ceño.

      —Harry--.

      —Estoy bien, Hermione—, contestó rápidamente, el retrato cerrándose detrás de él. Los cuatro se observaron por un momento antes que Hermione suspirara.

      —Creo que debo ir tras él—, decidió ella, levantándose de su lugar y siguiéndolo fuera del retrato. Nova tenía el presentimiento de que Hermione siguiéndole solo lo molestaría más, pero no dijo nada. Hermione lo descubriría por sí misma, y Nova sabía que decírselo no la disuaría de hacerlo. Incómoda, Ginny se llevó otra galleta a la boca antes de suspirar.

      —La muerte de Sirius le afectó más fuerte de lo que creíamos que lo haría —, mencionó Ginny suavemente —. Quiero decir, sabíamos que lo haría. Pero Sirius era lo que le quedaba de sus padres—, Ginny posó su cabeza en sus manos, luciendo reflexiva —. No puedo imaginarlo.

      —Estará bien—, respondió Nova suavemente.

      — ¿Sí?—, preguntó Ginny —. Sí, tienes razón. Pero sigue siendo difícil verlo así.

      Nova nunca lo admitiría, pero a ella también le dolía verlo así. Era incluso más doloroso al saber que Harry debía volver con los Dursleys, la malvada familia de muggles con la que vivía cuando no estaba en la escuela. Pero no era solo eso. Era ver a Harry y saber que había perdido a otra figura paterna. Él había perdido a su Elizabeth Nott; la única persona que se interesaba por él como un padre se interesaba por su hijo. Claro, tenía a los Weasleys y a Lupin, e incluso a Dumbledore, pero había algo diferente sobre ese tipo de amor paternal.

      Nova seguía desviándose al recuerdo de ver a su madre en el Pensieve. Sabía que su madre había amado a su Padre incondicionalmente, pero saber que Elizabeth había amado a Edgar hasta el final hacía retorcer su estómago. Porque, desafortunadamente, no cambiaba nada. Edgar seguía siendo horrible y abusivo, y había causado más dolor a Theo y Nova del que ellos se merecían. Ella había pasado las noches despierta desde que había visto el pasado de su madre, imaginando su vida si Elizabeth se hubiera casado con alguien que la merecía, como Frank Longbottom o, incluso, James Potter. Se imaginaba lo completa que hubiera sido su vida. Tal vez sería lo suficientemente desafortunada como Harry y hubiera sido una huérfana con solo un año. Pero al menos sabría que su padre la amaba en la forma en que los padres estaban supuestos a amar a sus hijos.

      —Ya no tengo ganas de celebrar—, anunció Ginny, soltando otro suspiro —. Creo que me iré a dormir—, colocó su galleta a medio comer en el plato frente a ella y se las arregló para saludar —. Los veo en la mañana.

      Nova murmuró un adiós mientras Ron la saludó con su mano, su rostro manchado con el helado de chocolate que estaba terminando. Cuando la puerta del retrato se cerró, Nova volvió a apretar la mano de Ron —. Supongo que sabemos cómo liberar una habitación—, bromeó ella. Él rodó los ojos, pero le dio una pequeña sonrisa —. ¿Cómo te sientes?—, inquirió.

      —Nova, estoy bien—, respondió, pero había algo extraño en el tono de su voz y aquella expresión rara en su rostro otra vez. Era como si estuviera contemplando algo, una idea revoloteando en su cabeza —. Te preocupas demasiado por mí.

      —Tú no lo viste, el cerebro te estaba absorbiendo la vida y no podía detenerlo.

      —Y tú no escuchaste las noticias que tu novia recibió la maldición Cruciatus, y luego se rehusó a ir al hospital porque ya la había recibido antes—, respondió él, su mirada se endureció —. ¿Por qué no me lo dijiste?

      —No era importante—, él resopló, no gustándole la respuesta —. Está bien, bueno. Cuando estoy contigo, no me gusta hablar de mi familia. Ellos arruinan la felicidad que siento al estar contigo. Sé que estás enojado, y me enoja a mí, y sigue siendo un círculo vicioso hasta que arruina el tiempo que se supone que tenemos que pasar juntos. Amo a Theo con todo mi corazón, pero él no necesita arruinarme esto.

      Ron asintió, digiriendo las palabras antes de suspirar —. Nova... tu familia son Mortífagos.

      Nova inmediatamente se alertó —. ¿Y?—, replicó.

      —Eso no cambia cómo me siento por ti. Yo... te amo.

      Nova se congeló. No había escapado de su atención que él no había mencionado las tres palabras de vuelta cuando ella se lo dijo a Malfoy. Ella no reconocía el sentimiento que se expandía por su pecho, haciendo su corazón sentirse tan cálido. ¿Así se sentía estar enamorada? Sintió las comisuras de sus labios girarse hacia arriba en una pequeña sonrisa y ella volvió a entrelazar sus dedos.

      —Pero Harry deberá vencer a los Mortífagos algún día. Tendrá que vencer a Tú-Sabes-Quién algún día. Y la Orden va a ayudarlo. Yo voy a ayudarlo. Podría llegar el momento en que deba pelear contra tu padre. Pelear contra Theo—, él soltó su mano, y Nova no pudo ignorar el sentimiento de golpe en su estómago, como si alguien le estuviera quitando el suelo de debajo de sus pies —. Y sin importar lo mucho que me digas que lo entiendes, no lo haces.

      —Theo sabe que lo que está haciendo está mal. Es su decisión--.

      —Nova, él es tu mellizo. Sé cómo luce ese tipo de relación. ¿Realmente vas a decirme que no me culparías si le envió un Cruciatus cuando llegue el momento?

      Esa oración, la combinación de esas palabras, la golpeó con la fuerza de una maldición. Sintió que no podía mover ningún músculo de su cuerpo —. No lo harías—, susurró ella, negando —. No eres ese tipo de persona.

      Ron se encogió de hombros —. Si él estuviera a punto de lastimarte, o a mi familia, o a mis amigos, no hay nada que no haría.

      Nova pestañeó, demasiado aturdida como para procesar lo que estaba pasando —. ¿Por qué estás diciendo esto? ¿Qué...? ¿Qué ganas?

      —Nada, Nova. No tengo absolutamente nada que ganar de esto. Y sé que me odiarás, y probablemente tengas el derecho de hacerlo, pero creo que hasta que Tú-Sabes-Quién no sea derrotado y tu corazón no esté dividido en dos... nosotros necesitamos separarnos.

      Nada que él pudiera decir hubiera apaciguado el dolor que sintió en ese momento. Ella sintió como si fuera el remate de una broma que era graciosa para todos, excepto para ella. ¿Era amor lo que ella había sentido momentos atrás? ¿Calentando sus venas y haciendo que su estómago estallara en mariposas? Ahora, era como si alguien hubiera tomado su corazón y lo hubiera roto en millones de pedazos. Las mariposas en su estómago habían cambiado de dirección, dejándola con un sentimiento de vacío que no había sentido desde el comienzo del año.

      — ¿Quieres... terminar?

      —No, no quiero hacerlo—, pasó sus manos por su cabello —. Merlín, ¿no me escuchaste decirte que te amo? Pero es lo mejor. Tal vez cuando Tú-Sabes-Quién sea derrotado y tu hermano no pueda lastimar ni ser lastimado por las personas que amo.

      —No—, dijo ella, repentinamente enojada. ¿Cómo se atrevía? ¿Cómo se atrevía a decidir qué era mejor para ella? —. No. Me rehuso a ser de esas parejas que se separan y vuelven constantemente—, ella se levantó de la silla y se cruzó de brazos, su rostro rojo por la frustración —. Si quieres terminar, terminaremos para siempre. ¿Es eso lo que quieres, Ron Weasley?

      —No, eso no es lo que quiero.

      —Entonces, está decidido.

      —Pero si ese es el ultimátum que vas a darme, entonces sí.

      Sus rodillas se doblaron. Sus labios temblaron. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Pero cubrió todo eso con ira. Se rehusaba a dejar que él la vea llorar otra vez —. Bien. Supongo que terminamos, entonces. Weasley—, siseó su apellido con todo el desprecio que pudo invocar. No le importó ver el dolor en su rostro. No era nada comparado a lo que ella sentía.

      Se alejó de él y marchó fuera de las cocinas con su cabeza en alto, no dejándole ver el efecto que tenía sobre ella. Pero el segundo en que ella estuvo delante de la Sala Común de Slytherin, lo sintió. Se rindió, sus rodillas se doblaron hasta que cayó sobre ellas. No se molestó en levantarse, solo se hizo una bola en el piso fuera de la Sala Común y lloró contra sus manos. Su razonamiento era uno de los más estúpidos que ella había escuchado. Él había dicho que la amaba, ¿no? ¿Eso no era suficiente?

      No. No lo era. Porque si realmente la amara, él no hubiera terminado con ella. Él sabía lo que significaba para ella. Él no hubiera marcado una línea entre ellos si realmente la amara, sabiendo que a veces él era la única razón por la que ella se levantaba en la mañana. Ron Weasley no la amaba. No como ella lo amaba a él. Su definición de amor era diferente.

      El retrato se abrió y ella sintió a alguien sentarse a su lado —. Realmente no quiero hablar, Zabini—, lloró, su voz sonando ahogada debido a sus manos.

      —Qué bueno que no soy Zabini, entonces—, contestó una voz tan familiar que hizo a Nova pestañear en sorpresa. Cuando alejó las manos de su rostro, lo notó a su lado, su rostro vacío de su usual semblante. En su lugar, él solo lucía... resignado. Y sabio. Él sabía exactamente lo que ella estaba sintiendo.

      — ¿Es así cómo te hice sentir?—, susurró ella, sin esperanzas.

      —Solo a veces—, bromeó Malfoy.

      Ella asintió. Entonces, sus labios comenzaron a temblar otra vez y sintió que atrajo otro montón de lágrimas. Malfoy no dijo nada, solo rodeó sus hombros con su brazo y la atrajo a él mientras volvía a llorar, haciendo eco en el pasillo vacío —. Lo lamento, entonces—, lloró ella. Él solo sacudió la cabeza, apretándola.

      La Reina del Hielo de Slytherin finalmente se había roto. En la misma forma en que ella había roto a Malfoy, en la forma en que Theo había roto a Blaise, y rota de tal manera que ella no sabía si podría ser reparada.

      Malfoy la sostuvo con más fuerza cuando llegó otra ronda de llanto.

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