Little bit of medicine, littl...

By ilse8a

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Amy Miller, es una doctora interna en el Hospital San Martín de Londres que suele ser muy amable con sus paci... More

Little bit of medicine, little bit of love.
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6 { Parte I }
Capítulo 6 { parte II }
Capítulo 7 { Parte I }
Capítulo 7 { Parte II }
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13 { Parte I }
Capítulo 13 { Parte II }
Capítulo 14 { Parte I }
Capítulo 14 { Parte II }
Capítulo 15
Capítulo 16 { Parte I }
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19 { Parte I }
Capítulo 19 { Parte II }
Capítulo 20 { Parte I }
Capítulo 20 { Parte II }
Capítulo 21
Capítulo 22 { Parte I }
Capítulo 22 { Parte II }
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
MARATÓN
Capítulo 26
Capítulo 27 { Maratón 1 }
Capítulo 28 { Maratón 2 }
Capítulo 29 { Maratón 3 }
Capítulo 30 { Maratón 4 }
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41.
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Ask Ilse
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Extra: Accidente
Extra: Boda
Capítulo 73
Capítulo 74
Epílogo.
Agradecimientos.
Playlist
Little bit of Everyone
LBOM, LBOL EN FÍSICO!!
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MIS HISTORIAS
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Capítulo 16 { Parte II }

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By ilse8a

Cuando nos acercábamos a la que era la sala donde preparábamos todo para la fiesta, Grace apareció de quien sabe dónde con varias pequeñas sillas de color amarillo. Me apresuré a ayudarla ya que sentí que en cualquier momento se le caerían.

—Son las últimas que faltaban —me dijo Grace mientras cada quien tomaba una pila de sillas.

—¿Ya está todo listo? —pregunté.

—Casi.

Llegamos hasta la puerta y al abrirla me sorprendí. Todo estaba muy bien acomodado ya. La decoración, la comida, las mesitas para los niños y en la mitad del salón colgaban varias piñatas. La música ya sonaba, pero no era la música infantil que Alex había mencionado, Erick había puesto algo que identifiqué como Kanye West.

—Es una fiesta para niños —le dije al castaño mientras dejaba las sillas en el suelo.

Él me dedicó una tierna sonrisa, como sintiéndose apenado, pero me contestó:

—Todavía no llegan.

—Tiene razón —lo defendió Grace, que se puso a mi lado.

Le lancé una mirada pícara pero luego me alejé para darles espacio. Mike y Kya entraron en la sala y abrieron los ojos con sorpresa al ver todo acomodado.

—Parece un salón de fiesta —dijo Mike mirando a su alrededor.

—Todo se ve hermoso. Me hubiera gustado poder ayudar —dijo Kya y luego se miró a sí misma—, pero no hubiera podido.

—No te preocupes —le dijo Mia acercándose a donde estaban los chicos—, gracias por venir a acompañarnos hoy.

—Si necesitan alguna ayuda extra, que no necesite levantarme o moverme tanto, puedo hacerlo —dijo Kya con una sonrisa.

—Claro, lo tendré en cuenta. —Mia asintió y luego miró a Michael—. ¿Es tu novia?

—Oh no —dijo él soltando una risilla. Kya también se rio.

—No, no, somos solo compañeros de habitación —explicó Kya.

Mia se rio y sus mejillas se encendieron por la imprudencia que había dicho. Me acerqué hasta ellos y les dediqué una sonrisa, disimulando que no había escuchado su conversación. Mia se volvió a mí y yo me apresuré a hablar:

—¿Ya te lo ha dicho Erick? —pregunté ladeando mi cabeza.

—¿Qué Alex y Dan se están encargando del payaso y que tiene todo bajo control? Sí —respondió—. No sé por qué, pero siento que hay algo sospechoso en eso, ¿a qué payaso contrataron que deben tenerlo bajo control? Eso me preocupa, tampoco quiero a un psicópata divirtiendo a los niños.

Solté una carcajada.

—No lo sé, Alex me dijo eso, ni si quiera sé para que ocupaba a Dan —mentí encogiéndome de hombros.

—Está bien. Por lo menos no hará falta el entretenimiento. —Mia suspiró. Luego lanzó una mirada a Mike y Kya que seguían frente a nosotras, pero ahora estaban hablando, encerrados en su propia burbuja—. Te lo han quitado, lástima —dijo en voz baja y negando con su cabeza.

Me reí.

—Michael nunca fue mío. Le gustaba coquetear, pero hasta ahí.

—Oh sí, ya recuerdo que tú suspirabas por otro. Créeme, Mike tampoco hubiera estado mal. —Se rio entre dientes.

Negué con la cabeza y me aparté de ella sin quitar la sonrisa de mi rostro.

Nathan estaba acomodando lo que hacía falta de las botanas en la mesa principal, mientras que Grace y Erick entre risas se pusieron a acomodar las sillitas alrededor de la sala. Todo estaba listo ya. Ahora solo faltaba que llegaran los pequeños y rezar porque la actuación que harían Alex y Dan fuera buena.

Esperamos unos minutos más, acomodamos los últimos detalles de la sala y Mia fue por los pequeños para traerlos a su fiesta sorpresa. Me moría por ver sus caritas. Antes de que los niños llegaran por la puerta aparecieron Dan y Alex. Fue imposible no hacer una mueca extraña al verlos, pero enseguida me eché a reír como una tonta. Los demás se dieron cuenta de que me reía y dirigieron sus miradas en la misma dirección que la mía y se toparon con los dos chicos. Igual que yo, rompieron en carcajadas.

—¿Y querías que yo me pusiera eso? —exclamó Erick reprimiendo sus carcajadas.

—Hey, fue lo que encontramos ayer —dijo Alex mirando su atuendo—. No había disfraces de payasos, ni si quiera de esos escalofriantes.

Alex y Dan se veían graciosísimos ya que llevaban unos trajes de zanahoria. Dan llevaba el sombrero de mariachi con el que había aparecido un día antes y Alex se había puesto los bigotes. La nariz de ambos estaba cubierta con una bola roja de plástico. Alex llevaba en la cabeza una peluca larga de color verde.

—¿Por qué zanahorias? —dije alzando los brazos sin parar de reírme.

—Era la única cosa que había en la tienda de disfraces que era apto para niños, hubiera preferido ser un plátano o una fresa, pero somos zanahorias —dijo acercándose poniendo una cara triste. Comencé a carcajearme nuevamente pues apenas podía moverse. El traje se cerraba justo por la mitad de sus pantorrillas y parecía que estaba rellenito, como si fuera un peluche, eso dificultaba que caminara con naturalidad.

—Oye me parece bastante original y créanme, las risas no van a faltar. Esperen a que los vean los niños —dijo Grace tapándose la boca para calmar sus risas.

—Hasta podrían hacerse famosos —dijo Mike, haciendo notar su presencia en la sala.

Dan lo miró y lo señaló con un dedo.

—Ni una palabra de esto, ¿de acuerdo? —le advirtió y Mike alzó los brazos en son de paz.

—Medio hospital los debió haber visto, créanme, esos trajes no pueden pasar desapercibidos —dijo Nathan conteniendo una carcajada.

—De hecho, nos miraban tan confundidos y miraban a todos lados creyendo que había cámaras —dijo Alex riéndose entre dientes y negando con la cabeza.

—¿Y que se supone que harán? —pregunté aun tratando de controlar mis risas, el estómago comenzaba a dolerme.

—Eso ya lo verán —dijo Alex quien me guiñó un ojo—. Ahora ven acá. —Me tomó del brazo para atraerme a su cuerpo cubierto por el color naranja.

—¡Aléjate zanahoria! —Lo solté y troté un poco lejos de él. Me siguió, aunque un poco lento porque no podía moverse muy bien.

—¡Debes amarme, soy saludable! —exclamó a mis espaldas.

Eso hizo detenerme ya que me agarró un fuerte ataque de risa. Me apreté el estómago con los brazos y me agaché un poco. Entonces Alex me alcanzó y me rodeó con sus brazos.

—¡Te tengo! —dijo en un tono travieso—. Ahora debes comerte a esta zanahoria —susurró en mi oído.

Me reí y después el depositó un beso tierno en mi mejilla, el bigote que llevaba puesto me hizo cosquillas.

—¿O quieres que la zanahoria se convierta en un monstro come personas? —volvió a susurrar.

—Ninguna de las dos opciones me molesta. —Me giré para quedar frente a sus ojos, lo miré con una sonrisa. Entonces Alex se acercó lentamente a mí, pero antes de que llegara a tocar mis labios con los suyos lo de tuve con una mano—. El único problema es que tenemos público.

Él se volvió y escuché como Dan soltaba una carcajada. Erick y Grace se dieron la vuelta para parecer que no nos prestaban atención. Nathan los imitó y siguió con la atención puesta en la comida. Kya nos miraba con una ceja enarcada y Mike se cruzaba de brazos y asentía lentamente, como si aprobara lo que veía.

Sentí que mis mejillas se encendían un poco y cuando Alex se volvió a mi noté también el color de sus mejillas. Le dediqué una sonrisa y este se rio.

—Al parecer ya no es un secreto —murmuró muy cerca de mí.

Me reí y miré el suelo.

—Lo es, solo que es un secreto que guardan muchas personas —dije lo suficientemente alto como para que los demás entendieran el mensaje.

Alex se mordió el labio y al verlo hacer ese gesto quise robarle un beso, pero un beso de verdad y con tantas personas mirándonos iba ser muy incómodo, así que mejor contuve mis impulsos. Ya lo haría cuando estuviéramos solos. No podía creer que aun con el disfraz a mí me parecía un hombre muy atractivo.

—Bueno, debemos escondernos —dijo Dan haciendo que se interrumpieran mis pensamientos y tomando a Alex del brazo—. Mia no debe vernos hasta que sea el momento de salir.

—Bien, ¿en dónde? —preguntó Alex torciendo el gesto y paseando la mirada por la sala.

—En ese baño. —Les señalé una puerta que quedaba al fondo—. Ahí quédense y yo les avisaré cuando deben salir.

Ellos asintieron y caminaron hasta la puerta. Era un baño pequeño, no sabía cómo cabrían ambos chicos y sus disfraces. Dan entró y antes de que Alex entrara se volvió a mí y me dio un casto beso en los labios.

—Te veo en un rato. —Me causó gracia, íbamos estar a solo unos metros cerca.

—Esperamos un buen show —le dije con una sonrisa.

—De eso no hay duda. —Me guiñó un ojo. Después cerró la puerta

Solté un disimulado suspiro y me giré, en el mismo instante en que la puerta de la sala se abría. Al darse cuenta de eso Erick cambió la música y dejó una canción infantil. Mia entró en la sala de la mano de dos pequeñitos. Los niños abrieron los ojos con mucha sorpresa.

—¡Sorpresa! —gritó Mia sacudiéndolos un poco.

Las caritas que pusieron los niños cuando entraban no tenían precio, se emocionaron mucho al ver el salón decorado, la música y las piñatas. Debía comprender la razón por la cual se emocionaban tanto, pasaban la mayor parte del tiempo viendo paredes blancas o acostados en una cama. Esto era algo que los llenaba de alegría y se les reflejaba en sus caritas.

Los niños, con sus amplias sonrisas entraron en el salón, riéndose y mirando todo con mucha curiosidad. Se sentaron en las sillitas. Unos cuantos cantaban la canción que estaba de fondo.

—¿Todo es para nosotros? —Escuché como un pequeño le preguntaba a Nathan sobre lo que había en la mesa. Era una réplica en miniatura de Nathan y él hablando con el pequeño se veía adorable.

—Todo —le respondió mi mejor amigo.

—¿Y no nos va a hacer daño? —preguntó una niña de pelo negro y corto, de ojos grandes.

—Claro que no —le contestó Nathan con una sonrisa.

Los dos niños se miraron y luego aplaudieron con emoción, después se fueron a sentar.

—¡Gracias, doctora Mia! —decía un niño abrazándole una pierna a mi amiga, el niño no tenía cabello y llevaba un gorrito de lana. Ella se rio y se agachó para devolverle el abrazo.

—No fue nada, Chris —le dijo mientras lo abrazaba.

La hermanita de Dan, Emily, también estaba entre los niños, ya no tenía cabello, pero llevaba un bonito pañuelo de color rosa que combinaba con su bata. Se acercó a Mia y esta la tomó en sus brazos. Le preguntó algo en el oído y Mia se dio la vuelta, como si buscara a alguien.

—No lo sé, debería estar aquí —fue su contestación.

Mia al verme se acercó hasta mí con la niña en brazos.

—¿Dónde están Dan y Alex? —preguntó con el ceño ligeramente fruncido.

Me acerqué a Mia para no arruinarle la sorpresa a Emily sobre los payasos.

—Van a ayudarle al payaso, serán como sus asistentes —susurré—. Están preparándose ahí dentro. —Señalé el baño.

Mia enarcó una ceja.

—¿Caben en ese lugar?

—Mejor de lo que pensé —respondí con una risita.

—Bien —dijo finalmente y yo me tranquilicé, ya no quería que me preguntara más por ellos—. Tu hermano está ocupado, pero no tardara en venir —le dijo a Emily, la niña asintió—. Entre Grace y tú vayan sirviendo la comida ¡Nathan! —Le gritó a mi amigo, él se acercó hasta donde estábamos—. Ayúdame con las piñatas.

Se alejaron y yo le hice señas a Grace para que viniera hasta donde estaba, de la misma manera le dije a Kya que se acercara y ella ayudada por Mike llegó hasta donde estábamos. Erick y Mike fueron a ayudarles también con las piñatas mientras nosotras tres nos quedamos en la mesa sirviendo. Kya se dispuso a tomar los bollitos y ponerlos en los platos, mientras que Grace les ponía un pedazo de sándwich y la gelatina. Yo me dediqué a servir los jugos de diferentes sabores.

Mientras servíamos nos dedicamos también a observar como los niños se divertían con las piñatas, golpeándolas y de vez en cuando sacando algunos dulces que estaña dentro. Se escuchaban muchas risas y gritos, pero valía la pena soportarlos porque ellos estaban felices.

Sin querer uno de los niños golpeó a Nathan en la entrepierna con uno de los palos de la piñata, este se fue hasta el suelo del dolor. El niño se quedó preocupado, pero después comenzó a reírse ya que vio que Erick y Mike lo hacían. Nathan pudo erguirse después de unos momentos, pero se le dificultaba moverse.

Observé como algunas niñas formaron un círculo y éstas se ponían a bailar alegremente. ¿Cuánto tiempo había pasado que no les permitían asistir a alguna fiesta porque estaban en tratamiento? Era duro pensar que ellos no disfrutaban de su infancia como es debido. Mia había tenido una gran idea al planear esto, en verdad se lo merecían.

Los dulces comenzaron a caer de la piñata y los niños los recogían.

—¿Podemos comérnoslos? —le preguntó a Mia una niña de cabello corto y rubio.

—Sí, son para ustedes —contestó ella sonriente—, pero no se coman todos hoy o les dolerá el estómago —les advirtió.

Al enterarse que podían comer dulces, los niños se emocionaron y dejaron a Mia hablando sola. Eso me causó gracia. Mia se dio cuenta que me reía y se acercó a mi mientras negaba con la cabeza.

—Niños —dijo en un suspiro.

—Te felicito, esto fue una gran idea —le dije sonriente.

—Ellos han sido valientes, fuertes, soportan mucho más que los adultos, se les nota esas ganas de vivir. Se lo merecen —dijo con un tono autoritario, pero en ningún momento perdió su sonrisa.

—¡Hey, Amy! —La voz de Grace me llamó, al momento en que me volví ella me hizo una seña con su cabeza señalando los platos ya listos para ser entregados.

Entre Grace y yo nos pusimos a repartir los platitos con las magdalenas, la gelatina y el pedazo de sándwich. Mientras tanto Mia les daba el vaso con jugo. Algunos niños, los más inquietos, estaban siendo entretenidos aún por Mike, Erick y Nathan, que parecían disfrutar compartir el momento con los niños.

Los niños se dispusieron a comer contentos. Hoy habían tenido un desayuno diferente y conociendo la comida que daban era muy obvio que lo disfrutarían mucho más. Algunos se pusieron a jugar con el betún de las magdalenas, poniéndoselo en la cara o dibujando en el plato. Se estaban divirtiendo mucho y todavía no llegaba la mejor parte.

—Llámale a los payasos —me ordenó Mia cuando ya casi todos habían terminado de saborearse su postre.

Asentí y me fui en dirección al pequeño baño. Estaba ansiosa por ver lo que pasaría, moría por ver a los chicos haciendo el ridículo, moría por ver a los niños riéndose a carcajadas y moría por ver la reacción de Mia.

Abrí la puerta y los dos se pusieron de pie, uno desde el suelo y el otro desde el escusado.

—Ya era hora —se quejó Dan.

—No pensé que fuera tanto, pero llegó la hora del show —les dije reprimiendo una carcajada, verlos con sus disfraces me causaba mucha risa—. No me decepcionen —les dije y les guiñé un ojo.

Alex se acercó a darme un beso tierno en la mejilla para después sonreírme. Me giré y miré a Mia, los chicos necesitaban una presentación. Mia ordenó que le bajaran a la música y entonces dijo:

—Niños, hay una sorpresa más, tenemos un show para ustedes. Ellos... ¡son los payasos! Démosles un fuerte aplauso para recibirlos —dijo y comenzó a aplaudir. Los niños gritaron de emoción y yo abrí completamente la puerta para dejarlos pasar.

Alex y Dan caminaron graciosamente al salir del baño, las carcajadas resonaron en la sala en las que iban incluidas las de los mayores. La cara de Mia fue de la sorpresa hasta las carcajadas, tenía que admitirlo era muy divertido ver esa escena.

—¡Hola pequeños! —dijeron ambos al mismo tiempo y con una voz muy graciosa.

Entonces el espectáculo empezó. Los chicos se pusieron a tontear; dijeron chistes, se burlaron uno del otro, bromearon con los niños, hasta hicieron un pequeño bailecito que causó muchas risas. Alex decía algunas frases que resultaban tan graciosas y Dan le seguía la corriente. Definitivamente si se dedicaban al entretenimiento de fiestas no se morirían de hambre.

Se turnaron el sombrero de mariachi y jugaron con él. Hicieron que varios niños participaran incluyéndolos en las bromas. Nadie paró de reír en todo ese rato, a todos nos tenían atentos y entretenidos, y lo mejor era que todo estaba en un ambiente muy sano.

Nunca me hubiera imaginado esta faceta de Alex, parecía que disfrutaba el hacer reír y entretener a los demás porque nunca le había visto una sonrisa tan sincera y tan amplia como en esos momentos. Estaba fascinada con lo que hacía, muerta de risa como los niños y con los ojos abiertos para no perder ningún detalle de él haciendo lo que le gusta.

—Dan —lo llamó Alex en una exagero acento británico—. Seguramente has escuchado que nosotras, las zanahorias, somos muy buenos para la vista.

—Exacto, Alex, de eso no hay duda —respondió Dan que parecía seguirle el juego.

—Claro, no hay ninguna duda de eso porque... —Alzó su dedo índice—. Nunca he visto un conejo usando anteojos.

La sala se llenó de risas de los pequeños y de nosotros también, incluso Dan se estaba riendo por la broma, al parecer había sido una improvisación de Alex.

—Gracias, pequeños. —Alex hizo una reverencia y Dan lo imitó, los niños se pararon y les aplaudieron.

El espectáculo les salió de maravilla, hasta me hizo recordar la forma con la que Patch Adams* hacía reír a los niños, claro en la película.

Simplemente estaba maravillada con lo que habían hecho. Erick volvió a subir a todo volumen la música y los niños fueron a abrazar y darle la mano a las zanahorias gigantes. Alex y Dan parecían estar disfrutándolo mucho.

Noté como Emily abrazaba con mucha fuerza a su hermano y este le plantaba un sonoroso beso en su mejilla. Alex cargó a dos niños y los hizo girar un par de veces. Mia miraba todo con mucha alegría, había salido mejor de lo que pensaba.

Era tanta la alegría que se presenciaba en la sala que no nos dimos cuenta cuando la puerta se abrió.

Alguien entró ahí pero no le tomamos importancia hasta que después nos dimos cuenta que era el doctor Archer, jefe de Mia, jefe de oncología pediátrica, y estaba parado del otro lado de la sala. Tenía una amplia sonrisa en su rostro y admiraba la escena como nosotros lo hacíamos.

Mia, al darse cuenta de que su jefe estaba ahí, fue hasta él y los dos comenzaron a platicar. Una conversación que no pude escuchar por las risas y la música que invadía la sala, pero sabía que no era algo malo. El doctor estaba sonriente y le decía algo a Mia. Cuando el doctor Archer pasó a retirarse, Mia volvió a mi lado y me dijo:

—Me ha dicho que le gustó mi trabajo, que fue algo muy bonito y que está orgulloso —me dijo sonriente.

—No podría estar más de acuerdo con él, Mia —le dije dándole un abrazo.


*Patch Adamas: mayormente conocido como el doctor de la risa terapia, es un médico estadounidense, activista social, diplomático y escritor. En su vida se inspiró la película Patch Adams, en la cual Robin Williams interpreta el papel 

¡Díganme que amaron esta parte del capítulo! Hahhah ¿Qué les pareció la fiesta? ¿Fue una buena idea? 

Jejeje pues aquí tienen. Espero que hayan disfrutado del capítulo ( dividio en dos ) de la semana.  El capítulo va dedicado a @_JaviDs porque sus comentarios son hermosos, me hacen reír bastante y asdfghjkl me encanta que suelte todo. Gracias :D 

Nos vemos el próximo fin de semana. 

Adiós xoxo 

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