La forma tan única que tienes para lograr destruirme y construirme es, aunque suene muy difícil de admitir, mágica.
Tan solo unas palabras susurradas en mi oído, con tu bella y dulce voz logran hacerme sentir a salvo, de alguna forma, como si estuviera en mi hogar.
Porque sé que eso eras tú, mi hogar.
Cuando estamos juntos lo demás no importa, solo sobra a nuestro alrededor.
Tan solo tú y yo sabemos las palabras que susurramos en las noches de vela, mientras nos abrazamos como dos amantes que al fin lograron rencontrase.
Porque luego de tanta búsqueda al fin encontré lo que me hacía feliz, lo que me completaba, lo que lograba hacerme sentir la persona más grandiosa en este lugar.
Tan solo dos palabras resumían mi mundo en aquel momento y sabía que eso sería así hasta el fin de los tiempos.
Tú, eres esas palabras.
Tú.
Siempre habías sido tú.