- Buen día Hiro. -
- Buen día. -
Hoy volví a mi vida normal, luego del extraño día de ayer estoy listo para regresar a la normalidad.
Entré a la compañía como en cualquier otro día, los demás empleados me saludaban como era de costumbre, sin embargo, percibí algunas miradas y murmullos que no fueron para nada gratos, como el adulto que soy solo los ignore.
Tome el elevador para subir al penúltimo piso y llegar a mi oficina, el recorrido como siempre aburrido se me hizo eterno, hasta que las puertas por fin abrieron.
Unos pasos antes de llegar a mi oficina, fui detenido por la secretaria.
- Señor Hamada, ¿Ya tiene los planos? -
Quería golpearme directo en la cara, lo olvide por completo.
- Les falta muy poco, en un momento se los entrego - Sonreí nervioso, la envejecida mujer me barrió con la mirada y dio media vuelta.
- Es para hoy, señor Hamada. -
- Yo siempre cumplo los plazos - Dicho esto, entré lo más pronto posible a mi oficina cerrando la puerta, terminando retrancado sobre esta.
Saque mi celular en función de recuperar los planos que ya había hecho y se supone ya debería de tener listos. Baymax me los enviará en breve.
Bueno, quizá no debería de preocuparme tanto, después de todo, está es la compañía que formamos mis amigos y yo, claro, en asociación con los Frederickson.
Así podemos mantener la vida laboral con ser los héroes de la ciudad.
Me senté en mi escritorio, de inmediato llegó el archivo con los planos que necesitaba, programé mi lista de reproducción favorita y me dediqué a trabajar.
Si, a esto yo llamo normalidad.
Algunos minutos después (a lo mejor una o dos horas) alguien llamó la puerta mientras mandaba a imprimir mi trabajo terminado.
- Está abierto - respondí sin apartar la vista del computador.
La puerta se abrió, se escucha tacones avanzar en mi dirección, supe de inmediato de quién se trataba.
- Hiro, hola ¿Ya está listo lo que te pedí? - pregunta dulce como siempre.
- Todo listo Honey Lemon - tomé la hoja de papel albanene con los planos recién impresos y se la di.
- Gracias - respondió contenta mientras los miraba - ¿Estas escuchando a Miguel otra vez? - indagó sentándose sobre mi escritorio. Yo la mire con intriga - No te voy a regañar ni nada, pero... ¿Quieres hablar de lo de ayer? -
Me incomodé ante sus palabras.
No, realmente no quiero hablar de eso ahora, parece que todo el mundo sabe todo lo que ocurrió, todo el mundo menos yo.
En realidad, no quería ser grosero con Honey lemon, pero tampoco pensaba seguir repasando aquello.
Mejor solo rodear el tema.
- Ah, sí, Tadashi llegó de visita ayer, me gustaría que conociera las instalaciones - le sonreí esperando su respuesta.
Ella se quedó callada unos segundos, pareció procesar mi mensaje más a fondo para terminar soltando un suspiro y volver a sonreír.
- Es una gran idea Hiro, le diré a Wasabi, ¿Qué tal si lo invitamos para la hora del almuerzo? Hoy no hay tanto trabajo. -
Me alegra que haya entendido mi situación. Le asentí.
- Voy a llamarlo y te aviso - ella asintió.
Honey salió de mi oficina y yo le llamé a Tadashi, él no me contestó así que lo intente de nuevo, pero seguí sin respuesta, llamé a Baymax y le indique que hablara con Tadashi.
Un par de horas más tarde mi robótico amigo me informo que lo había puesto al tanto y que mi hermano ya se dirigía a la empresa.
Salí a recibirlo con Honey y Wasabi, al verlo ambos se apresuraron a abrazarlo a modo de saludo.
Tadashi sonrío ampliamente por esto, yo me acerqué a ellos para comenzar el recorrido, pero tras dar un par de pasos noté una cierta molestia en el rostro de mi hermano.