cap.8

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Recuerdo bien cuando tenía 13 años y mis nuevas representante y agente nos citaron en su casa-oficina en la ciudad

-Aqui tienes Miguel, tú primer cheque.

-¡Woorale, Gracias!- dije tomando el papel, era mucho dinero para mí entonces.

-Y aquí está lo que vamos a invertir en la posible primera gira- dijo Izabel a mis padres mostrándoles unas hojas (seguramente con el otro cheque)

-¿Una gira? ¿No es mucho?- preguntó mi madre preocupada.

-Para nada, su disco consiguió buenas ventas en toda América, la disquera realmente nos apoya y ya ha dado conciertos en varios lados. Es el mejor momento para impulsar su carrera- alegó Sawako

-¿Y su escuela?

-Mis calificaciones no han bajado nada, podríamos llegar a un acuerdo- insistí

Ellos lo pensaron un buen rato antes de aceptar, con algunas condiciones, lo de siempre: mantener buenas notas, ayudar en casa, ocupar el dinero en la escuela y cosas mega importantes. Aún con eso yo estaba muy feliz para pensar en discutir con ellos.

-Llámenos cuan lleguen. Les mantendremos informados con los detalles de la gira.

Nos despedimos de ellas y tomamos un autobús para volver a Santa Cecilia.

Muchas cosas han cambiado desde que la verdad de papá Héctor salió a la luz y tras mucho esfuerzo no solo pude cantar en La Plaza Del Mariachi sino que también pude grabar un primer disco "Un poco loco". Fue difícil y ahora tendré mi primera gira, y lo mejor es que será con el apoyo de mi familia.

Llegamos a casa en la mañana, mis tíos ya andaba trabajando como normalmente lo hacen pero no vía mamá Elena por ningún lado. fui a buscarla a su cuarto, ella se quejaba de un extraño dolor en su pierna que apareció en los días anteriores.

-Buenos días- Saludé

-¡Miguel!- me llamó sorprendida -No los escuche llegar.

-Acabamos de llegar ¿Está bien Mamá Elena?- pregunté

-Sí, solo que estás chigada pata no quiere andar hoy- dijo señalando a su pierna -Pero no te preocupes, yo puedo sala, ve a dejar tus cosas, corre.

Insistió asta que me fuí, ella aún se muestra fuerte ante todo y se niega a recibir ayuda.

Los días siguientes la situación empeoró, mi abuela se quejaba al caminar y al ya no poder hacerlo. Siguió restándole importancia, creo que tenía mido a estar en silla de ruedas como mamá Coco. Finalmente un día le fue imposible levantarse y la llevaron al doctor.

El diagnóstico fue claro: Trombosis.
Se le tapó una vena, el doctor dió dos alternativas, operación o medicamentos, ambas cosas son caras y riesgosas.

Operar se dificulta por la edad de mi abuela.
Los medicamentos no eliminan el problema, solo lo controlan.

Mientras tanto ella estaba en cama o sentada al sol, Rosa le presto su tablet para que vea la novela, los gemelos iban a jugar con ella y a veces me dejaba cantarle pero cuando quedaba sola comenzaba a llorar.

Mis tíos y padres no se ponían de acuerdo en como resolver el problema, consiguieron el dinero pero el procedimiento a seguir fue una decisión difícil.

Busque por mí cuenta soluciones alternas durante semanas asta que una alerta de Google prometió resolverlo todo.

Joven prodigio cura a paciente de trombosis con tratamiento experimental.

Luego de leer el artículo corrí a contarle a todos en casa, una solución sin cirugía, para siempre y en solo un día, era un milagro.

-Es demaciado dinero...- la única respuesta, un susurro más bien.

Mi mamá se acercó a mi.

-Miguel, es genial que quieras ayudar pero no tenemos tanto dinero- volteó a ver a los demás y luego volvió a mi -Tomamos una decisión y...

No podía esperar más, tenía que hacer algo.

-Yo tengo dinero, puedo hacerme cargo, déjenme hacer... Por favor.

-Vamos a preguntar qué el hospital, si conseguimos apoyo con este tratamiento ¿Podríamos intentar?- intervino Rosa a mi lado.

-Los llevaré para hablar con el doctor- cedió mi papá, pero si no pueden aplicar en dichoso tratamiento nos quedamos con nuestra decisión.

Estaba más que feliz de escuchar eso. Nos dirigimos al hospital esa misma tarde, nos hicieron ir y venir por el hospital asta poder hablar con alguien que nos diera razón.

El jefe de doctores nos dijo que ya conocía el caso y método, según él se traba de un procedimiento simple, sin embargo, dijo que pasarian años para que llegase a México (lo típico) entonces le conté de mi plan.

Algunas semanas después llegó lo necesario para aplicar el tratamiento y lo mejor es que no sería solo para mamá Elena, servirían para todos los pacientes en la misma situación.

El día de la intervención llegó, puedo decir con mucha alegría que todo salió más que genial. También salimos en las noticias pero eso no es importante.

Y todo gracias a un tal Hiro que inventó y creo este tratamiento en el momento justo para mí abuela.

Debe de ser una buena persona...

Mi idolo [Higuel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora