Caminaba por la calle cuando vi un cúmulo de gente muy emocionada me acerqué un poco para ver de qué se trataba, entonces lo vi, era el famoso cantante Miguel Rivera.
He sido su fan desde hace mucho, su voz, su encanto, carisma y su historia me enamoraron desde el primer momento, aún después de todo lo que he hecho en la vida, él sigue siendo mi ídolo.
No podía moverme, sabía que no podía dejar de caminar, tenía trabajo pendiente por terminar, aun así, mis pies estaban fijos al suelo y mis ojos clavados en él.
Entre el tumulto él volteo en todas direcciones, más de una vez nuestros ojos se encontraron, sentí que trataba de reconocerme por más imposible que fuera.
Algunas personas se comenzaron a ir, yo bajé la cabeza y sentí como esas pupilas cafés se quedan fijas en mí.
"Seguro solo es un engaño de mi mente" pensé. Escuché murmullos y resuellos acompañados de pasos en mi dirección, sólo traté de ignorarlos, pero una voz muy familiar me llamó.
- ¿Me daría su autógrafo? - dijo aquel joven encogido de hombros extendiéndome una hoja de papel de libreta mal arrancado y un plumón.
Confundido levante mi vista topándome con él, Miguel estaba pidiéndome un autógrafo.
Sentí mis mejillas calentarse y solo asentí, tomando los objetos, escribí mi nombre en la hoja y se la devolví, se veía muy feliz por eso y yo me sentí morir.
Una limusina pasó al lado sonando el claxon.
- Muchas gracias, ya me tengo que ir -
Se subió a la limo y se fue.
Yo aun no entiendo qué demonios fue lo que pasó.