Leyes del Amor Libro 3

By kayleyva

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Cuando la ex novia de Dominik Biagio le dice que está embarazada y quiere abortar este la convence de que le... More

Parte 3
Capítulo 1
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Vamos a DES PE DIR NOS

Capítulo 2

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By kayleyva

La maestra ya nos esperaba en la puerta de la guardería con mi hija, odio que hagan eso de sacarla a ella del aula, como si mi hija fuera el problema por ser diferente en lugar de educar a esos niños

El señor Brooks detuvo el auto antes de llegar.

- ¿Ocurre algo? Ella está allí

Cuando voltea verlo está mirando a mi niña como si esta fuera lo más hermoso que viera en la vida, ella llevaba el cabello suelto hasta la cintura y un vestido blanco con pequeñas flores azules, y su cabello estaba adornado con una tiara de flores celestes muy claras casi blancas parecía un hada del bosque.

- Ella es hermosa.

Su mirada era de total admiración.

- Claro que sí, le dije que era una princesa, venga conmigo señor Brooks le presentare a la princesa Antonella Biagio.

Nos acercamos más en el auto, el señor Brooks bajó primero y me abrió la puerta, al parecer ni la maestra ni mi hija se lo esperaban porque nos miraban con sorpresa o podría ser exclusivamente al atractivo hombre a mi lado que me trajo en su lujoso coche, carraspee sonoramente para que la maestra volviera su atención a mí.

- ¡Ah! Señor Biagio, lamento tanto la situación, usted sabe cómo son los niños, tal vez si Antonella no llamara tanto la atención...

El señor Brooks dio un paso al frente intimidando a la profesora.

- ¿Está usted sugiriendo que el botón más bello del jardín debe ocultarse para no ser arrancado, en lugar de protegerlo y dejar que florezca?

La maestra boqueaba como un pez fuera del agua.

- Bueno no, pero los niños son crueles y no toman a las personas diferentes con agrado.

- Los niños no son crueles, ellos nacen sin prejuicios, somos quienes los educamos quienes ponemos los prejuicios en ellos, debería plantearse que hace usted para que eso cambié.

Tomé a mi hija en brazos ya que la maestra soltó su mano de la impresión.

En otro momento sería gracioso, pero sé que la niña tiene que volver mañana y la historia se repetirá.

- ¿Papi dónde encontraste a este príncipe y por qué no tiene caballo?

El señor Brooks pareció salir de su papel de villano y en un segundo el hombre encantador y sonriente que se presentó en mi oficina estaba frente a mí.

- Discúlpeme Princesa Biagio, soy Richard Brooks y lamento únicamente tener un auto que ofrecerle.

El señor Brooks imito un perfecto acento inglés y una teatral reverencia que tenía a mi hija y su maestra totalmente encantadas.

Por la mirada que el señor Brooks y mi hija se dedicaban me di cuenta que fue amor a primera vista.

El señor Brooks se ofreció a llevarnos a casa, acepté por qué quería seguir hablando con él y me sentía incapaz de separarlo de mi hija cuando la veía como si fuera la primera estrella de la mañana, así que Antonella y yo subimos a la parte trasera del auto, el señor Brooks amablemente nos abrió la puerta y puso el bolso de Antonella al frente con él.

- Papi tengo hambre, me perdí la hora del almuerzo.

Ese momento fue incomodo, los niños piden lo que quieren en el momento que quieren.

- Pronto llegaremos a casa y te prepararé algo.

Me encanta cocinar, prepararle a Antonella su comida y cena, pero lo que más me gusta es hornear, pasteles, galletas y postres son el corazón de mi cocina. En verano preparamos postres de frutas y helados caseros.

- ¿Por qué mejor no vamos a comer todos juntos? sinceramente yo también perdí mi hora del almuerzo.

Antonella comenzó a gritar de alegría, pocas veces salíamos a comer fuera, no es que me sobrara el dinero además no soy fan de las pizzas y hamburguesas.

Al perecer el señor Brooks notó algo en mi rostro que se apresuró a disculparse.

- ¿Me permite invitarles a comer señor Biagio?

En verdad es encantador cuando el caballero oscuro esta dormido, espero que esta bipolaridad se deba a la situación que está viviendo.

- Por supuesto, le agradezco. Y también por lo de hace un momento con la maestra, he querido cambiar a Antonella de guardería, pero no hay cupo en ninguna. Esta es la más accesible en cuanto horarios que encontré.

Su mirada volvió a cambiar, el caballero oscuro volvió, que volátil es este hombre, me pone difícil el dejarlo entrar confiadamente a nuestras vidas.

- Descuide, últimamente descargo mi coraje con cualquier mujer que me provoque.

Lo entiendo por completo yo pasé por esa etapa antes, pero después entendí que no hay que generalizar, no todas son iguales, en los parques y juegos infantiles he encontrado madres maravillosas e institutrices amorosas.

- No puede culpar a todo el género por los actos de unas cuantas.

No parecía calmarse al contrario se veía cada vez mas molesto, como si estuviese perdido en sus recuerdos.

¿Cuánto daño le causó la pérdida de su bebé? Espero nunca experimentarlo.

- Pero ellas lo hacen con nosotros, nos usan como mejor les conviene valiéndose de sus artimañas y después se victimizan, nos arruinan y destruyen sin remordimientos y al parecer no hay nada que podamos hacer para evitarlo, las leyes siempre las protegerán, los medios les creen y nos condenan antes de enfrentar un juicio justo.

El auto comenzó a acelerar, al parecer la rabia del señor Brooks no le permitía notarlo.

- ¡¡Señor Brooks...Señor Brooks...RICHARD!!

Antonella estaba asustada en su lugar y el señor Brooks frenó en seco.

Este hombre es un peligro para el mismo. Intenté abrir la puerta, pero estaban los seguros puestos, no pensaba seguir en el auto de ese hombre tan inestable con mi hija.

- Abra la puerta necesitamos bajar del auto.

- No por favor no se vallan, perdóname princesa no sé que me pasó, por favor no se la lleve señor Biagio.

El hombre desesperado estaba de vuelta, ese impulso de protegerlo regresó.

Ya que tomé la decisión de ayudarlo, tengo que mantener mi promesa, aunque sea a mí mismo, este hombre sólo necesita tiempo y amor.

Por suerte en casa de eso tenemos mucho.

- Llévenos a casa señor Brooks, les preparare la comida, necesitamos hablar en un lugar tranquilo, si usted pretende frecuentar a mi hija necesito establecer algunos límites.

Me miró sorprendido, no se si por aceptar que esté cerca de nosotros después de su arrebato o por la palabra límites.

- ¿Limites?

- Reglas, como no acelerar el coche de pronto, poniéndonos en peligro por un impulso.

Su sonrisa ilumino el mundo, este hombre será mi perdición, es un niño travieso en el cuerpo de un sexy caballero adinerado.

- Soy todo suyo.

**

El señor Biagio es un tesoro en dos piernas, su hija es preciosa, educada y amorosa.

Son la familia que soñé tener.

Su casa es muy hermosa a simple vista, dos plantas y un ático; con un enorme porche y un jardín delantero un poco descuidado, es una buena propiedad, puedo adivinar que su jardín trasero también es amplio perfecto para que los niños jueguen. Poniendo atención se puede ver la falta de mantenimiento, supongo que al ser padre soltero no tiene mucho tiempo para encargarse de algunas cosas, eso cambiara pronto.

En el expediente que los investigadores nos entregaron decía que el señor Biagio heredó la propiedad de sus padres con una generosa suma monetaria, pero de eso al parecer ya no queda más que la casa, supongo que el dinero fue por lo que ella cambio a su hija.

Me estaciono en la calle, al parecer no tiene coche propio tampoco.

Dominik toma a Antonella en brazos, para poder bajar con ella, me apresuro a abrirle la puerta, tomo la bolsa que usa para la guardería y lo sigo a la puerta.

Colgando del techo tiene varias macetas con flores, introduce la mano en una y saca las llaves de la casa.

Lo veo con la boca abierta de la impresión, me sonríe.

- Descuide, lo más valioso lo tengo en mis brazos, no hay nada que valga más allí dentro.

Cuando entramos cuelga las llavees en la cocina cerca del refrigerador.

La casa huele a galletas, el mismo olor de Dominik.

- Abriere las ventanas, en la mañana hornee galletas y no tuve tiempo de ventilar la casa, ahora todo huele a galletas de chocolate.

- ¿Usted hornea galletas?

Me da una sonrisa paternal, no se llamarla de otra forma, esa que un adulto le da a un niño cuando este descubre algo simple sin ser condescendiente.

Se quita el saco y lo cuelga en un gancho de la puerta y lo imito.

Esta casa es muy acogedora, las muebles son viejos, pero bien cuidados, por todos lados hay rastros de Antonella, juguetes y fotografías.

Para ser la casa de un padre soltero está muy limpia y ordenada

Camina a la cocina y Antonella me invita a seguirlos.

- Tomen una en lo que preparo la cena.

Nos tiende un tarro con las galletas y tomamos una cada quien Antonella me mira esperando que coma de la mía y lo hago, es la mejor galleta que he probado.

- ¿Te casarías conmigo?

- Aún no está divorciado y si pregunta eso por una galleta no quiero pensar en que dirá cuando pruebe mi famoso pastel de frutas.

¿Eso es una insinuación? Si tengo la mínima probabilidad de que este hombre esté interesado en mí el camino será más fácil.

Le doy una mirada lasciva y sonríe tímidamente, pero me da la espalda.

- Antonella ¿Por qué no vas a jugar en lo que el señor Brooks y yo preparamos la comida?

- Si usted cree que yo puedo servir de algo en una cocina es muy inocente.

Dominik simplemente sonríe, me pasa una tabla de picar y un cuchillo, si este hombre me conociera un poco no pondría un arma en mi mano, me da la espada y comienza a sacar vegetales del refrigerador, su culo es precioso, me atrapa mirando y me encojo de hombros, el sólo rueda los ojos y sigue buscando.

- Tome, supongo que es lo suficientemente diestro para cortar vegetales.

- También se me da ablandar carnes y amasar bollos.

Dominik se apoya en la barra detrás de él, se arremanga la camisa, se quita la corbata y se desabrocha un par de botones ¿me estará provocando?

- Entonces es una lastima que vallamos a preparar pasta.

Estaba cortando tomates, mientras Dominik preparaba la pasta y albóndigas.

Se mueve de manera tan natural en la cocina, es todo lo que cualquier hombre busca en una esposa, me distrae tanto que terminé cortándome un poco, pero con el jugo del tomate me ardió.

Dominik dejó lo que estaba haciendo al escucharme quejarme y por inercia tomó mi mano entre las suyas llevando mi dedo a su boca y chupó, el siguiente quejido fue de placer y ambos nos sorprendimos.

- Lo lamento, fue un impulso.

- Lo mismo digo, aunque yo ...

Antes de que terminara de hablar rodo y los ojos y me dio la espalda como si nada hubiera pasado y yo no estuviera en su cocina con una erección.

- Cuales son sus intenciones para con mi hija señor Brooks, por que ambos sabemos que no me buscó únicamente para trabajar en su caso, fue para conocer a mi hija.

Me gusta que sea directo, pocos hombres se atreven a ignorarme y hablarme de la forma en que este hombre lo hace, cualquier otro ya estaría frio, pero en él me gusta.

- Quiero que me de la oportunidad de ser parte de sus vidas, de formar con ustedes la familia que ella me arrebató.

Volteó a verme apoyándose de nuevo en la barra, está vez con los brazos, cruzados con una mirada dura en sus ojos.

- ¿De formar parte de nuestra familia? ¿De qué manera? Sera usted un tío perdido que a aparecido de repente o pretende jugar el papel de mi marido.

- Si me da a elegir prefiero el segundo.

Su mirada me decía que no admitía bromas, pero no lo era, por ella estoy dispuesto a hacer lo que sea.

- Mire, la verdad no sé muy bien lo que estoy haciendo, pero sé qué es lo que quiero, si bien acudí a usted por un impulso, me e enamorado de ella al verla, simplemente estoy buscando conocer a su hija, sé que es suya, de eso no me queda duda, pero si estuviera dispuesto a compartirla salvaría el alma de este hombre, estoy perdido, desesperado.

Tiene usted todos mis datos y expedientes legales a su alcanzase, puede ver quien soy y ver que soy un hombre honesto, mi vida es pública, jamás los lastimaría.

Esa mujer me arrebató todo señor Biagio, ayúdeme a sanar mi dolor, permítame ser parte de sus vidas.

Estaba llorando, frente a este hombre estaba derramando las lagrimas que no pude antes, estaba dejándole mi corazón en sus manos.

- Únicamente porque entiendo por lo que está pasando y mi hija para mi a sido el regalo más grande que la vida pudo darme le daré esa oportunidad, pero si algo como lo de esta tarde, donde puso en peligro su integridad vuelve a pasar, se arrepentirá de haberse cruzado en mi camino ¿le quedó claro?

Este hombre, que parece un individuo simple y amoroso estaba frente a mi viéndome a los ojos y amenazándome, condicionándome y poniéndome a sus pies.

- Lo entiendo, de ahora en adelante obtendrá todo lo que quiera de mí, sólo quiero que me permita tomar el papel de un padre para Antonella.

- Entiendo que usted este acostumbrado a ese tipo de tratos señor Brooks, pero aquí no será así, no hay nada que yo necesite de usted, nada. Si yo le permito estar en mi familia será bajo mis términos, y en el lugar que yo se lo permita.

Los términos están claros, para llegar a su hija tendré que pasar por él, no ha nacido hombre o mujer que se me resista Biagio, simplemente es cuestión de tiempo para que seas mío y contigo tu hija.

- Es un trato, en cambio sólo permíteme consentirlos.

- Nada de trucos Brooks, ni sobornos.

Me tendió la mano y con un apretón firme sellamos el trato.

Después de comer con ellos volví a mi oficina y reuní a mis hombres.

- Esta mañana conocieron al señor Biagio y su hija Antonella, de ahora en adelante el señor Biagio llevará el caso de la escoria esa, así que su seguridad será su prioridad, quiero un par de hombre día y noche frente a su casa y otro par en la guardería de Antonella; a partir de mañana uno de ustedes en el papel de chofer los llevara a cualquier parte que el señor Biagio les indique y levantaran un reporte de ello.

- ¿A qué se refiere como prioridad?

- A que si llego a poner en peligro accidental o deliberadamente la seguridad del señor Biagio o su hija... están en libertad de neutralizarme.

Se miraron entre sí asombrados, algunos hombres en mi posición dan este tipo de órdenes a sus hombres para con sus esposas e hijos, para que si en algún momento alguna mala decisión o un mal giro en el juego los pone en peligro sus vidas sean la prioridad para ellos.

- Entendido señor Brooks, el señor Biagio y su hija serán nuestra prioridad a partir de ahora.

Tomé un trago de wiski, tendría que dejarlo pronto, no quiero ser un mal ejemplo para mi princesa, si, a partir de este momento también es mía.


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