Resulta que estaba equivocada. Me habló de las aplicaciones para el nuevo iPhone, sus seguidores de Twitter, y trató de ser alguna especie de humorista sarcástico. Creo que si yo hubiera puesto de mi parte… No, ni siquiera así, podría gustarme alguien como George—así se llama—.
Estoy sentada, con los tobillos cruzados, en un banco que hay frente a la laguna artificial de la casa de los Parker. Simplemente no pude más aguantar sus divagues. ¿A quién quiere impresionar con sus mil seiscientos seguidores…? Por Dios.
La casa de los padres de Melany, me recuerda a los paisajes de una novela del siglo XIX. Los arbustos podados perfectamente, al igual que el césped. Me siento como un personaje de libro, atrapada en una familia perfecta, que no amo.
No puedo quitarme a Zayn Malik, su pasión y su inteligencia de la cabeza. No puedo, y no quiero. Me encanta poder conversar de algo relevante, y Zayn me da ese tipo de conversaciones. Al menos la única vez en la que hablamos.
-¿Todo bien?-doy un respingo y le sonrío a Niall-.
-Hasta que te acuerdas de mí-reclamo en broma, él hace una mueca-.
-Estoy huyendo del fotógrafo-reímos-¿Te diviertes? Veo que trajiste a tus amigas-dice, yo asiento-.
-Me estoy divirtiendo, todo está perfecto-le sonrío y palmeo su hombro-eres un hombre maduro y todos esas cosas ahora-me burlo. Niall suelta un bufido-.
-Ni me lo recuerdes. Pero vale la pena estar casado con ella, los dos somos un poco inmaduros, ya sabes-se encoge de hombros, un gesto que no combina con su traje-¿Y tú? ¿Cuándo vas a casarte, eh?-le golpeo el hombro, lo más fuerte que puedo, ni se inmuta-.
-Nunca, bueno, si me enamoro de alguien, sí-contesto, y él esboza una sonrisa-.
-Claro que lo harás, y no habrá poder sobre la tierra que te haga separarte de él-miro a Niall con el ceño fruncido-.
-¿Desde cuándo eres poeta? Ew, eso fue lo más cursi que has dicho en mi presencia, incluidos tus votos-reímos, y con su enorme mano me desordena el cabello, como cuando éramos pequeños-.
Me pasa un brazo por los hombros y me acerca a él.
-Siempre estaré pendiente de ti. Lo sabes, ¿No?-asiento-.
-Sí, solo que ahora tienes una esposa. Es linda-digo, él sonríe bobaliconamente-.
-Lo es, muy, muy linda, y yo estoy muy, muy enamorado-suspira-.
Está muy enamorado, en realidad, nunca lo había visto así. Se me ablanda el corazón, Niall me enternece tanto. Por eso es mi primo favorito. Se para y me ofrece su mano, yo niego con la cabeza y él saca su labio inferior hacia mí. No puedo. Volteo los ojos y le doy la mano.
-Todavía no bailaste conmigo-dice-.
-No bailé contigo, ni con nadie-río, él me frunce el ceño. Me encojo de hombros-no me mires así-le quito la lengua-.
Niall ríe y niega con la cabeza, llegamos a la pista y suena una canción lenta.
-Oh, creo que a Melany le gustaría bailar ésta contigo…
-No, está bien, bailé mucho con ella, no me le despegué desde que dijo que sí-se encoje de hombros y me atrae hacia sí-Y, dime, Tiffany, ¿Hay alguien?-inquiere, serio. De mi pecho emerge una feroz carcajada-.
-No-digo cuando dejo de reír-bueno… tal vez, pero no es para mí-murmuro, avergonzada, porque pienso en Zayn-.
-¿Cómo que no es para ti?-pregunta confundido-.
-No, bueno, olvídalo-balbuceo, él enarca las cejas-.
-Cuéntame, siempre me cuentas todo-vuelve a hacer un puchero, y volteo los ojos-.
-Esta vez no, y por favor olvídalo, no hay nadie, solo vivo para mis amigas y estudiar, soy una señorita excelente-le hago una cara, él niega con la cabeza-.
-No voy a presionarte a que me lo cuentes, pero voy a estar ahí para cualquier duda, o si necesitas consejo o ayuda-asiento-.
-No hay nada, es solo algo que yo quiero que pase. Creo que me gusta alguien, pero nada más, apenas y cruzamos unas palabras en dos ocasiones-digo, mientras me da una voltereta-.
-¿Entonces es tu amigo?-inquiere, niego con la cabeza-.
-No lo sé-me encojo de hombros-.
-De las mejores amistades, surgen los mejores romances-su voz suena pícara, gruño por lo bajo-.
-Es que ni siquiera es mi amigo-replico-.
-Entonces hazte su amiga-dice él, a su vez-.
-No puedo…-desvío la mirada-.
-¡Claro que sí!-exclama-.
-¡Tiene treinta años!-grito, él abre desmesuradamente los ojos, y las personas que se encuentran bailando cerca de nosotros, voltean a mirarme-.