Desde siempre, la humanidad ha tenido el presentimiento de que no está sola en el mundo, siempre se ha sentido acompañada de alguna manera, los más radicales siempre piensan que la Tierra tiene compañía de otras galaxias, de criaturas mitológicas y hasta seres del cielo o el infierno.
Tienen razón, no estamos solos.
Pero lo que nos acompaña no es nada del otro mundo ni de las profundidades del infierno, no, es más común y siempre, siempre está con nosotros.
Caso 1299.
Kim MinSeok, 18 años. Acusado de homicidio Múltiple, culpable. Sentencia: Cadena Perpetua.
A simple vista, MinSeok es un chico tímido y poco sociable, realmente no habla mucho y en clases había ocasiones en que solo se escuchaba su voz al pase de lista, tranquilo y un muchacho ejemplar, buen hijo, buen hermano mayor y talentoso en el soccer como ninguno, era la estrella del equipo.
Nadie creyó la atrocidad que cometió hasta que el mismo confesó con lujo de detalles.
Sucedió un 24 de diciembre, a solo un día de Navidad la familia Kim se alistaba para su viaje a Japón, estarían en el país vecino hasta el Año Nuevo y regresarían al día siguiente de la celebración, la hermana menor era la más emocionada y MinSeok lo era también hasta un par de días antes en los que comenzó a comportarse distante y a ser absolutamente insolente a la más mínima provocación, sus padres lo reprendieron fuertemente y planearon el viaje como método de distracción a su hijo mayor, quizá la presión de la Universidad estaba haciendo estragos en su bien portado hijo.
MinSeok se comportó indiferente durante todo el viaje, su madre le pedía un poco de extroversión y alegría, el chico solo respondía de mala manera, ganándose más regaños y desatando una pelea familiar que derivó en la tragedia de los Kim.
Justo el 25 de diciembre, en Navidad y después de la cena ocurrió la masacre.
MinSeok se cansó de la perfección de su vida.
Primero fue su hermana menor, a quien asfixió con una almohada y luego sumergió en la bañera llena de agua caliente, encontró a su madre en la cocinilla del departamento que rentaron, la golpeó en la nuca con un florero y la apuñaló 35 veces en la cara y el pecho, su padre fue atacado en la habitación, justo en la ducha; su hijo lo privó de la vida enredando un alambre en su cuello, después de eso, MinSeok apuñaló al hombre en repetidas ocasiones, llamó a la policía y él mismo se acusó de tales crímenes, siendo encontrado culpable dos días después.
Caso 1207.
Lu Han, 19 años. Acusado de cinco asesinatos, asesino en serie, culpable. Sentencia: Dos Cadenas Perpetuas sin libertad condicional y sin derecho a Fianza.
LuHan fue el estudiante nuevo muchas veces, de padre militar y madre escritora, poco importaba dónde viviera o lo que hacía, LuHan fue un nómada casi toda su vida, atravesando países y continentes con sus ausentes padres cuyo vínculo solo era él, hace mucho que la distancia acabó con el amor en los Lu.
Hijo único y de comportamiento extravagante siempre resaltó por ser animado y elocuente, para su última parada en Seúl, se ganó muchos amigos y una pausa en sus movida vida, hasta pasó más de dos meses en la misma Universidad, era sociable y asistía a muchas fiestas escolares, llenando su casa vacía con alcohol y quizá una caja de cigarrillos.
Pero se detuvo en cuánto conoció a alguien que lo complementaba en cualquier forma, LuHan regresó a su tranquila vida y se dedicó a querer a esa persona, hasta que tuvo que mudarse de nuevo y dejar atrás a su amor de verano.
Australia fue el nuevo destino de LuHan, consiguió amigos y una pareja, pero de nuevo, tuvo que irse y dejar todo atrás, así que cuando llegó a Alemania en otoño, se dispuso a dejar y a llevarse memorias del lugar.
Su primera víctima fue su primer amigo en Alemania, lo ahogó en un lago durante un paseo, de ese chico tomó todas las piezas dentales y el agua lavó la evidencia, pues para cuándo encontraron el cuerpo, LuHan ya había emigrado a Taiwán, dónde conoció y asesinó a su segunda víctima, una chica que se enamoró de él, a ella la degolló y le arrebató los ojos, de nuevo, cuándo el cuerpo fue encontrado, LuHan ya estaba en otro país.
Su tercera víctima la tomó en Canadá, fue su asesor escolar, al hombre lo apuñaló un total de 55 veces en el abdomen y tomó los anulares e índices de cada mano, arrojó el cuerpo a las vías del tren y se mudó con su familia a Chicago, dónde asesinó a una cajera de Starbucks golpeándola con un martillo en la cabeza, de la chica tomó las orejas y varios mechones mal cortados de su cabello.
Su última víctima la tomó en París, un chico que le brindó su amistad y le enseñó a hablar el idioma del país, lo atacó con ácido que le obligó a tomar y tomó las manos del joven.
LuHan se estableció en su natal China y fue ahí donde confesó todos sus crímenes, las descripciones encajaban tan bien con datos que solo conocería el asesino, fue detenido y juzgado en todos los países dónde reclamó a sus víctimas.
Caso 1200.
Wu YiFan, 17 años. Acusado de secuestro y tortura, culpable. Sentencia: 76 años sin libertad condicional.
YiFan resaltaba demasiado, siendo tan joven ya pasaba del 1.85, era apuesto y popular, capitán del equipo de básquet y miembro del consejo estudiantil, era fácil ser su amigo. YiFan era un chico muy agradable.
De padres divorciados y siendo hijo único, YiFan tuvo que mudarse a Canadá de su natal Guangzhou en China, no les costó adaptarse a su nuevo lugar ni mucho menos encontrar amigos, mantuvo su popularidad y hasta la incrementó cuando por tradiciones norteamericanas fue elegido el Rey del baile de Primavera, se hizo más popular y las Universidades más importantes del país pronto preguntaron por el hábil prospecto a jugador de la NBA.
Todas las tardes YiFan regresaba a casa saliendo de la escuela, una Universidad lo fichó para su plantel y el joven se dedicó de lleno a cumplir con las expectativas.
Por poco más de tres meses, YiFan se dedicó a sus estudios y sus prácticas, nada más para él hasta que conoció a otro chico recién llegado a su vecindario, se hicieron amigos y en un punto la amistad cruzó la línea y se convirtieron en pareja.
Pero el amor no es la cura a todo.
YiFan cambió un poco, se volvió un poco altanero y presumido, era celoso y hasta violento si su pareja no hacía lo que le decía, el chico intentó terminar la relación y fue la última vez que vio la luz del día.
Un par de horas después del rompimiento, YiFan lo subió a su auto después de dormirlo con formol, lo encerró en una vieja cabaña en el bosque y ahí inició su recién descubierta crueldad desmedida, pues todos los días abusaba sexualmente del chico, no solo con su cuerpo sino introduciendo botellas o cualquier objeto que lo penetrara, lo golpeaba y humillaba, dependiendo de su grado de satisfacción diario, decidía si alimentarlo o no, la última vez que visitó al joven lo bañó con agua hirviendo y le clavó agujas en el cuerpo, el chico murió por infecciones en la sangre y YiFan simplemente tomó su cadáver y lo entregó en el departamento de policía.
Los tres casos fueron sonados por todo el mundo, todos a manos de chicos aparentemente normales, los estudios psiquiátricos y toxicológicos no arrojaron nada que determinara la conducta tan violenta y repentina de los jóvenes.
Lo que impactó fue que al momento de confesar, los chicos lloraban a mares y se mostraban arrepentidos, los conductistas criminales afirmaron de trastorno en la personalidad, pero de nuevo, la psiquiatría no lo comprobó y fueron ellos mismos quienes dieron una pequeña pista de que en verdad jamás estamos solos.
Los tres jóvenes afirmaron que saben lo que hicieron, pero que no recuerdan haberlo hecho, esa confusión LuHan pudo explicarla diciendo que era como si estuviera viendo una película de horror en una habitación oscura, que su cuerpo se movía y alguien hablaba con su propia voz, pero que él no decía nada.
MinSeok dijo que después de la muerte de su familia, se miró al espejo y no pudo reconocerse, pues veía una psicosis absoluta y un rostro igual al suyo pero que no era él, YiFan relató cosas similares más la sensación de alguien siempre a su lado, intangible pero que le hablaba.
Nunca estamos solos.
Siempre nos acompaña nuestra locura y nuestros más bajos instintos que a veces encuentran la salida, como una sombra que no puedes ver pero que siempre está ahí.