Al Estilo Emma© #1

Por shipsinthesky

2.4M 185K 120K

Venir al mundo por error, tener trastorno de pánico y poseer un coeficiente intelectual brillante, eran cosas... Más

SINOPSIS
AL ESTILO EMMA
TRÁILER
Rara
Vivian y el cliché de dios griego
Atención masculina
Coincidir
Alma gemela
La manada
Un raro hipoglucémico
Virgen protege a virgen
Mala suerte
Los amantes
Brandon, el hombre mono
El residuo de McClain
Dos tipos de amor
Asamblea
Una simple clase
Una noche de película
Secreto
En Venice Beach
El desaparecido
Educación sexual
Milagro de noche de brujas
El corazón más noble
Desnudando el alma
La soltería
Un domingo
Soy Colin Oschner
Hipótesis
El planeta sigue girando
Mientras el universo siguiera expandiéndose
Con Colin de manera oficial
Tiempo de una nueva historia
Libro #2: El Novio De Emma
una propuesta de 4 de marzo

Los celos

53.6K 3.8K 2K
Por shipsinthesky

Saber que no necesitaba preocuparse más por Brandon le trajo serenidad, al menos en ese sentido, esperaba que tampoco necesitara preocuparse porque el mismo dañara a Colin de forma física o mental. A pesar de ciertas inseguridades, confiaba en que podría empezar a gozar totalmente de su peculiar relación con su raro preferido, aunque todavía era algo que preferían mantenerlo en secreto; él seguía sin tener idea de cómo encarar a sus amigos, tal vez Vivian tuvo razón todas las veces en las que se refirió a él como hombre carente de pelotas porque se encontraba actuando como uno, tenía miedo de su propio mejor amigo, ¿dónde quedó la confianza? Colin siempre describió a Eugene como su hermano, siempre le decía a Emma que ambos eran cercanos, pero últimamente estaba actuando como si Eugene fuese un completo desconocido, pero ella prefirió no meterse porque pensaba que él sabía lo que estaba haciendo.

Ella quería un batido de galletas después del almuerzo y él la acompañó para comprarlo, solo para comprarlo, porque beber un batido de Oreo a esa hora del día le pareció una aberración, pero no lo dijo en voz alta porque sabía perfectamente que la comida era un tema delicado para Emma, la veía todo el tiempo almorzando ensaladas, pero finalizaba el día comiendo donas y bebiendo batidos de chocolate; además, hacía un par de días le mencionó que se sentiría «más gorda» si hacía una degustación de postres sola. Colin no conocía ni una sola mujer que fuera segura de su cuerpo, todas las que conocía intentaban obedecer el canon de belleza impuesto por la sociedad y le daba una rabia que Emma estuviese metida en eso porque él la consideraba extremadamente sexi, incluso fantaseaba todo el tiempo en cómo se vería totalmente desnuda..., y mojada..., sobre él. Le pasaba que sus mayores conflictos tenían que ver con sus pensamientos impuros hacia ella, buscaba con desesperación una manera de reprimir las ganas que tenía de tocarla, aunque sea encima de la ropa, pero no lograba silenciarlas.

—¿Cuál es tu color preferido? —le preguntó Emma, de pronto. Acababa de pagar, sacó la pajilla de cartón del batido e inclinó la cabeza a un lado para lamerla por lo largo; Colin miró esa acción detenidamente y le empujó la cabeza cuando reaccionó, a lo que ella rió—. Cole, es un dato importante.

—Blanco.

—Santo cielo, acerté.

—Te ganaste otro batido, señorita.

Emma abrió la boca y dirigió una mano sobre su pecho fingiendo sorpresa, a continuación, se paró frente a Colin, pegándose completamente contra el pecho de él, mirándolo desde ahí abajo con la barbilla en alto, incluso adhirió su mentón al torso. Colin miró de reojo, a través del ventanal del restaurante, cómo Eugene se encontraba distraído abriendo una bebida, por lo que se atrevió a tomarla de la nuca para besarla con un pico; ambos sonrieron, sobre todo ella, quien interrumpió esa escena melosa levantando su batido para beberlo sin despegarse de él, hizo un ruido al absorber por la pajilla y se apartó después.

—Mi color es el amarillo —comentó, mirándolo en la altura del pecho— y mis flores son los girasoles porque mi papá siempre me los regala por ser las preferidas de mi difunta abuelita Sid, me encantan las fresas bañadas en chocolate, y el chocolate, bendito, era la clase de niña que se escondía para comer los chocolates de la alacena, bien, sigo siendo esa clase de chica —admitió, revolviendo el batido con la pajilla mientras sonreía—. Es tu turno de lanzar datos importantísimos sobre ti, nótese el gran sarcasmo.

—Pero esos son datos importantísimos y me facilitaste la existencia porque ahora sabré qué exactamente regalarte. Sobre mí, mi preferida es la flor de lavanda y prefiero la comida salada, mi fruta preferida es la naranja y realmente amo las zanahorias bebé, soy esa clase de chico que va al supermercado en vacaciones a comprar bolsas de zanahorias bebé para comerlas mientras mira La Teoría del Big Bang.

—Te regalaré una naranja y una bolsa de zanahorias bebé en tu cumpleaños —bromeó.

Colin sonrió arrugando la nariz y la agarró delicadamente de la nuca para guiarla a la salida, habían dejado a Eugene solo por demasiado tiempo, es que Alan no se presentó a almorzar con la manada y, sinceramente, Colin estaba preocupado, preocupado por él mismo, porque temía que Alan le hiciera algo peor que tomar su identidad sin permiso, pero ¿qué podría ser peor que eso? Todos sus amigos sabían que Colin cuidaba su buena reputación, principalmente para preservar la reputación de su famosa madre.

—Por un momento pensé que me abandonaron. —les dijo Eugene cuando se sentaron frente a él.

—El que le preparó el batido es nuevo en el puesto. —le explicó Colin, y no mintió del todo; el muchacho era nuevo en el puesto, sin embargo, no tardaron porque su inexperiencia, sino porque se quedaron a hablando entre los dos por cinco minutos antes de acercarse a pedir el batido.

—Pero está delicioso —acotó Emma.

De inmediato, llegó Alan, y los saludó como un militar debilitado luego de correr como condenado durante un entrenamiento, hasta el sudor se le escurrió por la frente, se sentó torpemente al lado de Eugene y gimió por el esfuerzo que hizo para llegar hasta ahí. El silencio se adueñó de la mesa, Colin no quería saber mientras que Eugene no quería preguntar, pero el silencio se rompió cuando Emma absorbió la pajilla.

—Acabo de tener relaciones sexuales con Vivian en el despacho de un maestro elegido al azar. —Alan recuperó el aliento para comentárselos y robó una botella de agua de la mesa, bebió cómo un perro; sacando la lengua sin apoyar el pico a los labios. Los tres fruncieron el ceño al mismo tiempo—. Esa mujer me asusta, le gusta maltratarme y creo que eso me encanta —admitió, riendo, todavía acelerado.

—Quieres decir que es igual a ti —le añadió Eugene—, que se siente sexualmente atraída por el riesgo.

Alan aceptó ese comentario y lo demostró apuntándolo a Eugene, —Le encanta el riesgo. Una secretaria nos pilló, pero no conoció nuestras caras, por eso salimos corriendo en direcciones contrarias, espero que no revise las cámaras, en fin, creo que hasta podría enamorarme de esa mujer.

Emma, tan callada hasta el momento, terminó atragantada con los que estaba bebiendo después de escucharlo pronunciar esas palabras finales, eso fue exactamente lo que le advirtió a Vivian: «Podría enamorarse... o tú de él», le dijo, y recibió burlas porque no sabía cómo funcionaba, según Vivian. Quizá Emma no sabía cómo funcionaban los revolcones, pero tenía una vaga idea de cómo funcionaban los corazones. La gente se enamora todo el tiempo de las personas menos esperadas, y ella temía por Alan.

—¿Estás bien? —le preguntó Colin, sobándole la espalda. Emma asintió y escondió su cabeza en el pecho de él mientras tosía para esclarecer su garganta, nada raro en esa acción, ¿verdad, Eugene? Colin le acarició el cabello y miró al protagonista del relato erótico—. ¿A quién demonios se le ocurre tener sexo en el despacho de un maestro? ¿Necesito recordarte que eres becado? ¿Debo recordarte que no tienes dinero para costear tus estudios de forma independiente? Ni siquiera tienes dinero para pagar tu comida.

—Quizá deberías buscar cosas menos arriesgadas, Al. —le propuso Eugene, moviendo su mano en el aire con los ojos entrecerrados—. O podrías buscar cosas que no arriesguen tu futuro. Supongo que no quieres volver a tu pueblo a aprender del negocio familiar, y yo la verdad dudo de tus habilidades de fontanero.

—¿Tu papá es fontanero? —le Emma preguntó mientras frotaba su garganta con una mano, tenía la voz rara después de lastimarse con el atragantamiento—. Yo pensé que tu papá era un borracho.

—Puede ser ambas cosas, ¿no te parece? —le respondió Alan tan seriamente. Simplemente odiaba a su progenitor con todo su negro corazón y, quizá, eso que le dijeron sus amigos era exactamente lo que necesitaba escuchar en momentos donde su libido mandaba—. En otras noticias, antes de que Vivian me propusiera tener coito anal sobre el escritorio de un doctor —¿realmente fue necesario decirlo explícitamente? —, nos dimos cuenta que coger a Clementina del cabello es más fácil de lo que aparenta.

Eugene sacudió la cabeza de lado a lado y lo señaló con su mano, —Déjame entenderte. ¿Ya sabes qué carajos hacerle a Clementina para hacerla llorar? Necesito escucharlo —soltó una risita.

Aparentemente ambos invocaron a la manada de zorras porque el grupo apareció en la zona, Constanza se veía completamente decaída caminando detrás de las otras ¿tres? Coral estaba en medio de Charlotte y Clementina, las tres estaban riendo como grandes amigas. Emma no pudo disimular su rabia, apretó tan fuerte el vaso que terminó echando poco del batido sobre la mesa, ¿qué le pasaba que andaba tan torpe?

—Creo que Emma también quiere escucharlo —dijo Alan y frotó sus manos como el villano de una historia a punto de expresar sus ideas para dominar el mundo. Emma pensó que Alan supuso bien—. Compramos los nudes de Clementina al amigo de Eugene, ese alvino que trafica en secreto, tiene los nudes de todas las chicas del campus, menos la de Emma. Dime, Emma, tú no mandas nudes, ¿o sí?

Emma abrió la boca ofendida y Colin no se aguantó más, la manera tan desubicada de Alan de hacerle preguntas que Colin sabía que incomodaban a Emma, agarró el batido que ella tenía en su mano y lo lanzó contra la cara del desubicado, no lo pensó ni mucho menos lo meditó, el impulso le ganó a aquel defensor de los nudes hipotéticos de Emma. Eugene se puso de pie inmediatamente porque temió ser salpicado por la bebida chocolatosa, miró la cara de Alan llena de leche, y quizá de galletas, luego miró a Colin, quien estaba tan sorprendido como cualquiera, no era común que le ganara el impulso. Emma rascó su cuero cabelludo y amablemente le pasó una servilleta a la víctima de los impulsos de Colin.

—Cole, ¿qué carajos? —le preguntó Eugene.

—Que es un idiota por meterse con los nudes de una chica —comenzó a defenderse con lo que también pensaba sobre el estúpido plan, no iba a decirles «eso le pasa por incomodar a Emma», claramente— y terminará en prisión si le manda un mensaje a Clementina para chantajearla, es una mierda de plan, Alan.

—Creo que bastaba con decírmelo. —Alan usó todas las servilletas y aceptó el paquete de toallas húmedas que Emma sacó de su bolso. Fue el único que se tragó esa excusa; Emma y Eugene sabían perfectamente porqué lo hizo, y ella no sabía qué pensar, honestamente, ¿esa fue una demostración de celos? —. Sabía que no iban a dejarme chantajear a esa zorra, así que ideé un plan B, junto con Vivian.

—Con Vivian —repitió Colin, poniendo los ojos en blanco. Ese nombre lo sacaba de quicio. Cualquier plan proveniente de la mente de Alan, el sin juicio, y Vivian, la drogadicta, era sinónimo de un grave peligro.

—Y el plan está en marcha desde ahora —añadió Alan mientras mandaba un mensaje, rió maquiavélicamente a propósito. Nadie entendía de qué mierda estaba hablando, el hecho que Eugene era el único que estaba siguiendo el hilo de la conversación, Emma se disoció del tema desde que Colin le lanzó su batido a Alan, y Colin perdió el interés después de que Alan le preguntara a Emma sobre sus hipotéticos nudes—. Emma, resulta que tu primita está desesperada porque le perdones de corazón.

Emma parpadeó dos veces, despertando, —¿Qué tiene que ver Coral? —preguntó sin realmente saber si quería enterarse o no—. Y se súper nota que quiere que la perdone de corazón, por eso pasea con ellas.

—Está con ellas porque forma parte del plan, acabo de mandarle un mensaje. Escuchen, las zorras la invitaron a dormir en su casa, realmente quieren unirla a su manada, lo que Coral hará es dormirlas con unas gotitas de sedante en sus bebidas, luego le cortará el cabello a Clementina y saldrá volando de ahí. Vivian me contó que tú realmente estás enojadísima porque tu prima andaba hablando con Charlotte, así que contactamos con ella para saber si estaba dispuesta a vengarte, le dijimos que tú la perdonarías de esa manera. —se burló porque Coral se lo creyó completo—. No seas tan cruel cuando la rechaces, ¿sí?

—Y-ya no quiero saber sobre nada. —Emma agarró sus toallas húmedas, después miró a Alan y pensó que quizá ya no las quería, podía comprarse unas nuevas, botó el paquete sobre la mesa y se levantó. Colin miró cada acción sin el mínimo disimulo, desde cómo se levantó hasta cómo acomodó la falda de su vestido floreado—. Tengo prueba en una hora.

—Pero nos veremos esta noche, ¿cierto? —le preguntó Alan—. Porque Coral necesitará que alguien la espere fuera de la casa en una camioneta, le dije que Colin estaría encantadísimo de ser nuestro chofer.

—Ni siquiera puedo fingir asombro. Me cagas, Alan —respondió Colin.

—¿Emma? —Alan sonrió enseñándole los dientes, una sonrisa de niño con la que esperaba comprarla porque sabía que Colin no accedería a menos que Emma estuviera de acuerdo y los acompañara también.

Emma suspiró, —Bien.

—Entonces, nos veremos en la noche —pactó Eugene.

Emma se fue y Colin se puso de pie.

—Olvidé devolverle el dinero que me prestó. —les mintió, recogió sus pertenencias y la siguió. Les vendió una mentira ingeniosa, pero no fue exactamente el más inteligente cuando la abrazó de lado al llegar hasta ella, ni siquiera imaginaba cuánto Eugene los vigilaba desde el viernes—. Nunca mencionaste una prueba. —le dijo sin dejar de abrazarla al caminar—. Y no sé porqué accediste si no estás de acuerdo.

Ella hizo que la soltara y desvió su camino para llevarlo detrás de un árbol; se cuidaba de la manada a diferencia de él. Emma cerró su boca sellando sus labios hasta que se pusieron rojos de la presión que estaba haciendo, no sabía cómo decírselo porque el asunto contenía un tema de carácter sexual sobre sí.

—Le lanzaste mi batido a Al.

—Ah, sí. ¿Quieres que te compre otro?

—¿Por qué reaccionaste de esa manera?

—N-no me mires con esa cara —negó con el dedo anular. Emma lo estaba viendo con seriedad— porque sabes perfectamente que formo parte de ese mínimo porcentaje de hombres que no utiliza la violencia para verse más masculino frente a una chica. Honestamente, no me resistí y juro por Dios que volvería a hacerlo; no aprende con palabras y me dio rabia que te hiciera esa pregunta porque sé que te incomoda todo lo que tiene que ver con ese tema. Oh, no —tuvo una revelación—. ¿T-tú me creíste celoso, Emma?

Eso fue todavía más incómodo para ella.

—N-no —titubeó grande.

—Porque mi único vínculo con los celos se debió a que fui víctima de ellos por mucho tiempo. Podré ser inseguro en ciertos aspectos, y lo admito, pero te digo sinceramente que en mi mente no caben los celos en una relación, Emma, si eso fue lo que pensaste y te molestó. Los celos en una relación no están bien.

Emma asintió por lo último, mas no sabía qué decirle.

—E-este es el momento en el que admito abiertamente que hablé con Eugene en la cena de anoche y mencionó que una vez Rebecca te dejó de hablar por dos días porque estudiaste con una chica. ¿Es cierto? ¿A eso te refieres cuando dices que fuiste víctima de los celos? —sostuvo su bolso con fuerza.

Él quería fingir que nunca estuvo vinculado con Rebecca, era un recuerdo desagradable que le producía malestar emocional, un pasado que deseaba enterrar, mas Emma se lo estaba complicando porque en verdad deseaba saber sobre su antigua relación. Tampoco la culpaba porque, en caso contrario, él también hubiese querido conocer mínimamente sobre su relación pasada, hubiese querido conocerla de su boca y no de la boca del mejor amigo, así que malditamente la entendía y benditamente la quería.

Tomó aire, como si se encontrara a punto de lanzarse al océano sin salvavidas, y la cogió de la cara con una mano, acariciándole la mejilla con su pulgar, así, mirándola, se preguntó si acaso su Dios finalmente había escuchado sus plegarias, todas las veces que le había suplicado porque la próxima mujer que llegase a moverle su mundo fuese la correcta porque estaba cansado de perder el tiempo con personas incorrectas, que lo dañaban, que lo hundían más en lugar de ofrecerle una mano para seguir nadado.

—Eugene es mi primer mejor amigo —confesó—. Me considero una persona sociable, en secundaria tenía variedad de amigos, pero pronto ella comenzó a robarme ese ámbito social. Ella se convirtió en mi mejor amiga y eso estaba mal, en ese momento no era consciente de eso. C-creo que no me estoy explicando correctamente —hundió sus dedos en su cabello y miró la copa del árbol mientras pensaba.

—¿Te refieres a que ella quería ser tu mejor amiga para tenerte en exclusividad? —tanteó. Le recordó a Brandon, como él deseaba tenerla en exclusividad. Lo dedujo rápidamente porque tenía bastante sentido.

—¡Exacto! Ella armaba planes exactamente la noche en la que mis amigos celebraban sus cumpleaños. Todo empeoró en nuestros últimos seis meses. Una chica se ofreció a darme una mano en un curso y ella se enojó mucho, le mandó un mensaje desde mi teléfono para que me dejara en paz. Si tan solo hubieras visto mi cara cuando tuve esa revelación en terapia hace poco tiempo, antes ni siquiera se me cruzaba en la mente que ella me estaba cortando los lazos —rió con desdicha. Tenía sentido que quisiera olvidar a Rebecca, de enterrarla con el pasado, era un recuerdo abrasador como el infierno—. Lo triste es que no era feliz y-y siempre evito hablar sobre esto porque es tan sencillo para la gente preguntar «entonces ¿por qué carajos no la botaste? ¿por qué carajos abandonaste tus sueños?». Yo no era Colin en ese último año de relación, s-se podría decir que el demonio de la ansiedad me poseyó porque Rebecca una noche lo invocó. Ella terminó conmigo y me hizo ver como un monstruo, y yo me lo creí.

Emma lo abrazó inmediatamente de la cintura y pegó su barbilla contra el pecho de Colin para mirarlo a la cara. Ella sabía lo que se sentía que te convencieran de que eres el monstruo cuando en realidad los monstruos otros. La gente daña y luego esperan que uno actúe como si nada se hubiese roto por dentro. Jamás había experimentado la necesidad de sanar a alguien porque normalmente todos trataban de sanarla a ella, su familia y su terapeuta, conocer a Colin y a su corazón maltratado fue una experiencia enriquecedora porque se dio cuenta que no era la única desdichada, que hasta una persona tan brillante como él tenía que pasar diariamente por situaciones de mierda para seguir encendiéndose al final del día.

—Ya no estás con Rebecca. —le recordó.

—No, ya no, y lo sé porque ya no se me cae el cabello—bromeó.

Emma sonrió sin apartarse, —Creo que tampoco soy una persona celosa.

—Duda de mi inteligencia o de mi rareza, jamás dudes de mis sentimientos hacia ti porque jamás te hubiese declarado mi afecto a menos que esperara que algún día pudiera nombrarte como algo más que mi amiga a quien disfruto besar a escondidas —confesó mientras la miraba, su cabeza se encontraba totalmente inclinada hacia abajo mientras la veía, ella se colocó de puntas para finalmente unir sus labios.

Eran las once de la noche y los cuatro se encontraban desparramados en los asientos de la camioneta negra aparcada en la acera paralela a la casa de la manada de zorras. Colin y Emma ocupaban los asientos de enfrente mientras Eugene dormitaba atrás en compañía de Alan, Alan el flatulento, quien tuvo la brillante idea de cenar burritos antes de embarcarse a tan importante misión. Colin se encontraba cambiando de emisora de radio, demostrando cuán harto estaba de la situación por cómo maltrataba el botón al cambiarlo, entonces, Alan soltó un «ahí viene» y los otros tres sacaron sus cabezas por las ventanas para no inhalar el gas tóxico que producía el diminuto, pero poderoso, cuerpo de su amigo, y qué gran amigo; quizá Alan no era buen amigo la mayor parte del tiempo, pero ellos sí, porque llevaban media hora aguantando sus gases tóxicos. Alan tocó su panza como un tambor y suspiró aliviado.

—Es el mes de mi cumpleaños, tienen el deber aguantarme, chicos.

—Nosotros te aguantamos sea el mes que sea, Al —masculló Eugene, era el que más estaba sufriendo porque se encontraba sentado directamente al lado de la bomba lacrimógena, necesitaba una máscara.

—¿Cuándo cumples años, Al? —Emma giró a verlo con una sonrisa en la cara, no podía molestarse por los gases, aunque quisiera, era demasiado pura para mandarlo a la mierda, y los cumpleaños de los demás le producían gran emoción, principalmente porque le gustaba comer pastel, adoraba el pastel.

—El treinta y uno.

—¡Cumples años en noche de brujas! —exclamó entusiasmada.

—Sí, y Vivian quiere hacer una fiesta de disfraces.

—¿Ahora también decide por ti? —Colin se burló, mirándolo a través del retrovisor. Él sí estaba enfadado por el calvario que le estaba haciendo pasar, incluso se dijo que no le hablaría, sin embargo, no se resistió a echarle burla porque supuestamente Alan jamás sería un dominado, eso era lo que decía antes.

—Nadie decide por mí, Colin Oschner. —Alan habló seriamente y se metió en el espacio entre los asientos de enfrente—. Pero ella está harta de que las Beta hagan la misma fiesta predecible de Halloween cada año. ¿Ustedes realmente se divierten en esa mierda? Porque a mí ya me hartó.

—¿Por qué le llamas «fiesta predecible»? —preguntó Emma con inocencia.

—Porque cada año se disfrazan de conejitas. —le contestó Colin.

—Me gusta la idea de hacer una fiesta esa misma noche, la gente iría porque sinceramente, nadie que esté en esta universidad por tres años desea mirar ese mismo estúpido baile que hacen cada año —apoyó Eugene, serio. Adoraba los traseros de esa hermandad, mas odiaba sus fiestas de Halloween.

—¿De qué te disfrazarás, Cole? —Emma se mordió el labio inferior de forma simpática; no había algo que adoraba más que los disfraces, que la noche de brujas, porque su familia siempre compraba un montón de golosinas para comerlas mientras miraban una clásica de terror, era como su noche favorita del año.

—Colin no celebra Halloween —le aclaró Eugene.

—Pero celebraré el nacimiento de este demonio —dijo Colin, empujándole a Alan para que volviera a su asiento, luego miró a Emma y la encontró pasmada, sorprendida, tal vez indignada—. Eh, me criaron así, p-pero sé de qué exactamente me disfrazaré en tu fiesta, Al. ¿Tú de qué te disfrazarás, señora Emma?

—También sé de qué exactamente me disfrazaré —respondió, aunque seguía atontada por la noticia de que Colin no celebrara la noche más divertida del año; quería decir que eso le restaba puntos, pero no, le sumaba, porque eso lo hacía demasiado interesante por alguna razón que ella no terminaba de entender.

—¡Oigan! ¡Es Coral! —gritó Eugene.

Los cuatro giraron a ver cómo Coral se encontraba cruzando el jardín delantero a toda máquina con un puñado de cabello negro recién cortado, le fue sencillo, a decir verdad, solo tuvo que esperar a que se quedaran dormidas, entonces, sacó unas tijeras y le regaló un corte de cabello gratuito a Clementina. Emma se encontraba verdaderamente incómoda porque se suponía que debía perdonarla a partir de esa tontería, le costaba creer que Coral corrió ese riesgo en busca de su perdón, ella que era tan angelical, incapaz de cortarle el cabello a alguien en otras circunstancias. Atravesó la calle corriendo y se montó.

—Oigan, aquí huele a mierda. —les dijo.

Alan le quitó el trofeo de la victoria de las manos y se echó a reír como lo haría el villano de una historia después de haberse salido con la suya. Colin encendió el motor para largarse de ahí inmediatamente mientras que Emma escondía su cuello entre sus hombros, no pensaba decirle absolutamente nada.

—Se durmieron inmediatamente —comentó Coral mientras veía cómo Alan fotografiaba el cabello para mandárselo a Vivian, quien no asistió porque le desagradaba la idea de compartir camioneta con Colin.

—Espero que no las hayas envenenado —respondió Eugene, mirando a través de la ventada.

Emma se estiró para subir el volumen de la radio, así nadie escucharía a Coral. Colin la miró, olvidándose por completo que sus amigos estaban sentados detrás, y le acarició la pierna suavemente mientras mantenía su atención en la transito vehicular, pero nadie más que Coral se dio cuenta de esa acción y la misma se sorprendió al presenciar a la dulce e inocente Emma junto a su primer novio, algo impensable para cualquier miembro de su familia porque hacía tres meses atrás estaba encerrada en su cuarto haciendo bocetos que luego no le enseñaba a nadie, bailando en un estudio de danza vacío o cocinando solamente con su papá, el único hombre con quien se relacionaba plenamente, además de su hermano.

—Emma, ¿podemos hablar? —preguntó Coral cuando bajaron de la camioneta. Estaba ahí, esperanzada, deseando que le dijera que la perdonaba por haber metido la pata al juntarse con Charlotte y compañía. El problema con ella se debía a que aún tenía una mente inmadura. ¿Quién perdona a cambio de algo?

Emma negó, —Mucha tarea.

—Serán cinco minutos.

—En otro momento.

Incómodo para los muchachos.

—¿Necesitas que te acompañemos? —le preguntó Colin, usó plural porque esa vez sí conectó sus neuronas. Emma negó con la cabeza, quería que él la acompañara, pero no era posible en ese momento.

—Te acompañaremos —le afirmó Eugene— porque seremos una mierda de amigos si te dejamos caminar sola a esta hora de la noche. Vamos, Alan, tú también, sabes que necesitas caminar más.

—Bueno. Y-yo me voy también —habló Coral tímidamente. Emma se sintió tan extraña en ese momento porque era la primera vez que un grupo de personas le estaba prestando atención a ella y no a Coral.

—Gracias por alegrarnos la noche, Coral. —le dijo Alan antes de marcharse con el resto de la manada, mas no le importó haberla dejado sola a esa hora, como se sabía, Alan tenía otras prioridades que ver.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀

En la madrugada, había una sola luz encendida en el bloque E y era la lámpara de Colin, que le alumbraba mientras mordía la goma de borrar de su lápiz, el reloj marcaba exactamente las cuatro y media, tenía el cabello despeinado para arriba y unos auriculares inalámbricos por los que escuchaba a Imagine Dragons en lugar de los ronquitos de Alan provenientes de la parte de arriba de la litera, se asustó cuando elevó la mirada y encontró a Eugene haciéndole señas parado a los pies de su cama.

—¿Qué? —pausó la música.

—Que te duermas —repitió. Despertó para ir al baño y se irritó al verlo rascando su cuero cabelludo mientras cerraba sus ojos con nervios, así que trató de llamar su atención después de haber orinado.

—¿Qué hora es? —preguntó totalmente desorientado.

—Lo que necesitas saber es que ciertos pájaros están cantando en nuestra ventana.

Colin miró la hora en su teléfono y frotó estresado sus ojos, tenía sentido que sus párpados quisiesen cerrarse, tenía sentido el ardor de sus ojos, dejó sus libros en el suelo al lado de su cama y se estiró para tomar una botella de agua ubicada en la mesa de noche, se quitó los auriculares mientras bebía el agua.

—Oye, Cole...

—Te escucho —respondió tapando la botella.

—Tú realmente sabes que puedes confiarme todo.

Colin lo miró confundido, —¿Qué te pasa? Son las cuatro y media.

—Tuve en sueño en el que estabas escondiéndome algo referente a Rebecca.

«Chica equivocada», pensó Colin, y no quería dormir pensando en ese nombre, así que se repitió «Emma, Emma, Emma, Emma, Emma, Emma, Emma» cuántas veces pudo antes de responderle:

—Qué locura.

—Sí... Y ¿sabes? Siento que Emma finalmente es ella misma con nosotros.

—Eh, sí.

—¡Shhhhh! —se quejó Alan desde arriba, luego giró dándole la espalda al resto de la habitación. Era el huésped e igualmente se atrevía a quejarse por la charla de los dueños del dormitorio, nada raro en él.

Eugene no le hizo caso y continuó, —Me alegra que esas zorras le hayan hecho una zancadilla porque éste hubiese sido otro año de porquería, con diversión monótona; Emma nos cambió la vida completamente. Jordan nos odia, ¿puedes creerlo hasta ahora? Todo por Emma, por nuestra Emma.

Colin vio ese momento como el correcto para sincerarse con respecto a la clase de relación que estaba manteniendo con Emma, pero había una barrera de inseguridad que le impedía pronunciar esas palabras, y no tenía idea de porqué, si estaba frente a Eugene, el chico que lo escuchó lamentándose aquella madrugada en la que Rebecca lo bloqueó en Twitter temporalmente, solo para llamar su atención, el chico que siempre le repetía que en cualquier momento llegaría una bomba sexi para cambiarle el paradigma.

—Quizá me siento listo p-para buscar otra relación. —casi, casi.

—Me parece excelente porque llevas tres años soltero.

—Cumpliré veintitrés y quiero que mi próxima relación sea con una mujer con la que pueda pensar en algo más que un noviazgo momentáneo porque ya no sé si pueda aguantar otra desilusión amorosa —comentó mientras se acomodaba bajo sus sábanas—. Siento que no merezco pasar por otra Rebecca.

—Te apoyo, ya pasaste demasiada mierda con esa imbécil, lo que viviste con ella equivalió a cinco desilusiones amorosas, hermano, agotaste tu cupo de corazones rotos con ella —volvió a su cama.

—Sí...

—Buenas noches, Cole —se acomodó dándole la espalda. Era consciente de que en dos horas amanecía, pero recién era hora de dormir para su amigo, el que tenía la alarma encendida para dentro de una hora y media. Pensaba que Colin era una especie de animal nocturno y que estaba totalmente loco.

—Buenas noches —respondió.

Otra madrugada sin confesarle que se estaba enamorado fuertemente de Emma Miller Balmer.

Espacio publicitario: Mi mejor amiga Delenablogspot / lectoracreep tiene un montón de historias que de seguro les gustará, de todos los géneros y preferencias. Mi favorita es "El Mundo de Sabrina", así que, si pueden pasarse por ahí, sería genial :) 

Seguir leyendo

También te gustarán

1.6K 123 15
En un lugar donde la monarquía todavía estaba presente existían tres reinos, los cuales luchaban por el poder, pues eran los más poderosos Entre esos...
76.7K 4.5K 35
Para Xia, admitir que necesita ayuda y que no tiene todo bajo control es algo inadmisible. El problema surge cuando se da cuenta de que, para resucit...
799 66 5
Desde que era niño, nunca se destacó por nada, todo porque su poder esquelético de parte de su Padre era demasiado débil, a diferencia de su hermana...
45.6K 3.9K 48
Se dice que aquellas almas destinadas a encontrarse se reúnen en un oasis lleno de paz y amor. Ambos crean un vínculo sumamente fuerte que supera cua...