Al Estilo Emma© #1

By shipsinthesky

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Venir al mundo por error, tener trastorno de pánico y poseer un coeficiente intelectual brillante, eran cosas... More

SINOPSIS
AL ESTILO EMMA
TRÁILER
Rara
Vivian y el cliché de dios griego
Atención masculina
Coincidir
Alma gemela
La manada
Un raro hipoglucémico
Virgen protege a virgen
Mala suerte
Los amantes
Brandon, el hombre mono
El residuo de McClain
Dos tipos de amor
Asamblea
Una simple clase
Una noche de película
Secreto
En Venice Beach
Los celos
Educación sexual
Milagro de noche de brujas
El corazón más noble
Desnudando el alma
La soltería
Un domingo
Soy Colin Oschner
Hipótesis
El planeta sigue girando
Mientras el universo siguiera expandiéndose
Con Colin de manera oficial
Tiempo de una nueva historia
Libro #2: El Novio De Emma
una propuesta de 4 de marzo

El desaparecido

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By shipsinthesky

Hola, aquí Emma reportándose después de... ni siquiera llevo la cuenta... Lo siento.

Tampoco sé por dónde empezar.

¿Alguna vez se sintieron desconectados de sus celulares y del internet porque están a gusto en un lugar?

Puede que yo haya encontrado mi lugar, en el que me siento desconectada de todo, y no se encuentra en el mapa, no es un lugar físico, me refiero a una persona.

Mi lugar es una persona.

¿Alguna vez sintieron algo como eso? ¿Es normal? o ¿ya me volví completamente loca?



Emma movió sus dedos de las manos por encima del teclado sin tocarlo, hizo una vista panorámica del jardín a la media mañana del día siguiente, a veinte minutos de su clase menos preferida de los lunes, la temperatura estaba subiendo de a poco y el sol comenzó a calentarle el suéter abierto a pesar de la sombra, por lo que decidió quitarse el abrigo de hilos color amarillo para continuar con su escritura. Dobló el suéter y miró por arriba de la pantalla de su computadora; Brandon se encontraba caminando en dirección a ella, y ella pudo notar un nuevo corte de cabello en él, le raparon en los costados para poder curarle las heridas provocadas por la defensora de la justicia que Emma tenía como compañera de cuarto.

El susto fue inmediato y la reacción también. Cerró su computadora con fuerza y recogió sus pertenencias ubicadas sobre la mesa, el pulso se le aceleró y se puso a sudar por algo más que el suéter que se sacó, jamás pensó que terminaría refugiándose en una persona indeseada; encontró a Jordan platicando con un par de muchachos morenos también, era eso o que las manos de Brandon la atraparan. Emma corrió hasta Jordan con su bolso colgándole en el brazo, la computadora a punto de caerse y el suéter estaba enganchado por el asa mientras se arrastraba por el suelo. Prácticamente chocó contra el pecho de él.

Los tres muchachos se miraron entre sí.

Jordan la agarró del brazo, —Hola, Emma. —Ni siquiera le llamó la atención que ella se acercara de esa manera, su mente solo podía pensar en que ella corrió hasta él. Levantó las cejas como presumiéndoles a sus amigos de clase; todos fantaseaban con Emma después de que Jordan comentara que ella era «súper tonta y virgen» a un grupo que después se encargó de expandir la información entre socios.

Emma tomó aire, —P-perdón.

Jordan entrecerró los ojos tratando de mirar más allá que sus fantasías y distinguió cómo Brandon se detuvo a charlar con un hermano de su fraternidad mientras veía a Emma; Jordan lo entendió porque no era ningún tonto. Le hizo una seña a los muchachos para que los dejaran solos y la tomó de la mano.

—Llevo desde el jueves tratando de hablar contigo.

—N-no fuiste a la fiesta de B-Brandon —trató de disimular cuán atemorizada que se sentía, incluso estaba temblando, por eso fingió interés por no haberlo visto en la fiesta del viernes, bajo ese susto todavía le quedaba un poco de astucia.

—Cierto. Fui a un club con amigos; no nos interesan las fiestas de fraternidades como la de Brandon.

«Pero sí las fiestas donde las anfitrionas son mujeres adineradas», pensó Emma, recordando cuando chocó contra él en la fiesta de las Beta, esa vez incluso la acompañó hasta su dormitorio, pero ¿cómo? Ah, sí. Él se autoinvitó a una caminata y también le confesó que le mandó chocolates, qué espantoso.

—¿Huyes de Brandon? —le preguntó finalmente.

—No... Sí —agachó la cabeza. Pensó que estaba bien decirle eso y nada más que eso.

—¿Ya no lo quieres? —Pero no le interesó el trasfondo exacto—. Me enteré que escapaste con McClain de la fiesta, que se metieron a la fuente, que estaban demasiado borrachos. ¿Es cierto? Que estabas borracha, quiero decir. Sé que te metiste a la fuente porque lo publicaste en tu Instagram —rió—. Yo sinceramente espero que, en ese caso, McClain no haya intentado pasarse de listo contigo porque sabes cómo son los idiotas cuando se encuentran frente a una chica pasada de copas, aprovechan hasta el último para cogerlas, y todos quieren cogerte, Emma. Brandon, Colin, Eugene, todos. —¿Se incluía ahí?

Emma se ruborizó del pudor y Brandon dejó de aterrorizarla mentalmente por un minuto. Era la segunda vez que escuchaba «Colin» y «cogerte» en una misma frase en menos de veinticuatro horas, fue lo único que pudo rescatar del discurso de Jordan, en serio. Quizá... quizá debía abrirse a cualquier posibilidad.

Entonces ocurrió una de esas cosas de las que Emma sentía que el universo estaba tratando de decirle algo, que el universo le estaba gritando algo. Miró, al costado del gran cuerpo de Jordan, cómo Colin se metió a una pequeña cafetería con su mochila en hombros. Emma sonrió mordiendo su labio inferior y miró su reloj inteligente, no se suponía que él estaría libre a esa hora, debía estar en clase, se suponía.

—Recordé que tengo algo importante que hacer. —le informó a Jordan y comprobó que Brandon se había ido para caminar a pasos acelerados hasta su chico. Jordan observó cómo se cayó el suéter y ella torpemente se agachó a alcanzarlo, él no pudo evitar pensar que estaba loca porque su conducta no era normal; le chocó a propósito, él lo vio con intención porque tenía aires de grandeza, y luego ella huyó.

Emma era otra trastornada más.

Ella ingresó a la cafetería y lo encontró pagando una Coca-Cola, se acercó por detrás y se colocó de puntitas para taparle, de una manera patosa, los ojos con una mano porque la otra estaba ocupada sosteniendo sus pertenencias, incluso se enredó con su suéter, que se encontraba colgado por el asa, y finalizó empujando sin querer a una joven. Colin esbozó una pequeña y apagada sonrisa, la agarró de la mano para dar un paso al costado de la fila que estaban obstruyendo con dos clientes detrás de ellos.

Emma le dio dos besos en la misma zona de la mejilla antes de darse cuenta que él tenía los ojos medio lacrimosos, quizá irritados. Colin miró su lata para destaparla, bajo el brazo tenía un sándwich envuelto en papel plateado, no estaba disponible para repartir besos, ni siquiera la estaba mirando, solo bebió la lata.

—Me duele la cabeza —comentó antes que ella le preguntara y se recostó sobre una mesa, donde colocó la lata para desenvolver su sándwich. Emma parpadeó dos veces y se le acercó más—. Creo que me bajó el azúcar. —No quiso añadir «porque no desayuné nada antes de ir a mi primera clase del día».

Ella solo pudo pensar que debía dolerle demasiado para que faltara a clase.

—Deberías sentarte.

—Tss, no —mordió el sándwich y se sacó la mochila de sus hombros para quitar unos lentes de sol negros, volvió a cerrarla y colocarla sobre él. Ella estaba parada frente a él con las manos en la cintura—. Me recostaré en mi cama hasta que se me pase. —se colocó los lentes y cogió su bebida para erguirse.

—Te acompaño.

—¿No tienes clase?

—Tengo tiempo.

Colin acomodó sus lentes cuando salieron de la cafetería y bebió de la lata; el dolor de cabeza le era tan intenso que hasta le producía náuseas, lo que le puso como una verdadera batalla tener que tragarse todo eso, estaba tratando de no pensarlo y le resultó verdaderamente sencillo porque estaba estresado con sus estudios. Qué raro, ¿no?

—Cuando te duele la cabeza te da por ser estiloso —bromeó a pesar de saber que quizá no debía hacerlo, lo hizo mientras caminaban. Colin normalmente no utilizaba lentes de sol en el campus, siempre gorras, eso despertó la curiosidad de cualquiera.

—Me molesta el sol, la luz, todo.

—Está fuerte hoy —susurró. ¿Dijo que le molestaba todo? ¿Ella estaba incluida?

Colin mordió su sándwich, —Y Jordan te detuvo.

—S-s...no. —se negó a mentirle—. Yo me acerqué porque Brandon estaba dirigiéndose a mí, encontré a Jordan por ahí y lo usé como respaldo porque no deseo hablar con Brandon.

—Ajá.

—E-eso fue lo que pasó —miró sus pies al caminar porque no podía controlar esa parte de su mente que le decía que debía hablarle con sinceridad, sobre lo que pasó el sábado, no podía decírselo porque descubrió, en ese instante, que sentía vergüenza porque Brandon la tocó.

—Todavía no hablaron, ¿cierto? —la miró desde arriba porque ella se veía más abajo que nunca—. No me gustaría que se acercara a reclamártelo, pero sé que finalmente lo hará porque así es Brandon, cree que la gente le pertenece. Puedes decirle que estás conmigo —dijo seriamente— porque de ahí solo querrá matarme por meterme en sus asuntos, como diría él. Te quitarás un enorme peso de encima.

Emma se quedó callada analizándolo; Colin era capaz de recibir otra paliza con tal de quitarle un peso de encima, estaba loco de remate. No le importó el público ni si sus amigos estaban cerca o no, lo tomó del brazo y caminaron de esa manera hasta llegar al dormitorio donde cada rincón olía a desodorante de piso con fragancia a primavera, en la noche Alan se ofendió completamente después de que Emma lo llamara «cagón apestoso», así sonó en su mente, por lo que esa mañana despertó a todos con un repasador en la mano y otros productos de aseo; la verdad, no quería que lo echaran de la habitación, que Colin lo echara específicamente, incluso ordenó las camas de sus amigos como todo un hombre de la limpieza.

—Al lo dejó reluciente. —Colin tiró su mochila al suelo, se quitó los zapatos y se acostó boca abajo con la cabeza mirando la pared. «¿Alan sabe limpiar?», preguntó Emma en su interior, a continuación, se acercó a tocarle el cabello suavemente, no le gustaba verlo así—. No quiero que te quedes a mirarme mientras sufro —continuó él— porque no debes faltar a clase, yo dormiré un poco y nos veremos en el almuerzo.

—¿Estarás bien? —no pudo evitar preocuparse más.

—Siempre me pasa esto. —lo admitió.

—E-está bien. Y espero verte como nuevo en el almuerzo. —se agachó para darle un beso en la mejilla que no estaba pegada contra el colchón, pero él ni siquiera se movió, continuó acostado como un verdadero moribundo—. Ponte bien —añadió mientras caminaba marcha atrás, observó como él se quitó los lentes y cubrió su cabeza con una almohada sin decirle nada. Ella quería preguntarle si había tomado algún medicamento para el dolor, pero le latía que él deseaba que lo dejara solo cuanto antes, era obvio.

—¿Cierras las cortinas antes de irte?

Emma se limitó a cerrarlas y se fue sin hacer ruido.

Miró su reloj cuando cruzó la puerta del bloque, tenía suficiente tiempo para llegar a su clase sin tener que caminar rápidamente como una demente, como habitualmente. Levantó su mirada y su hombro chocó contra el brazo Eugene, quien tenía su atención puesta en una tableta electrónica; ambos retrocedieron para reencontrarse. Él la observó con los ojos entrecerrados y miró el edificio solo para asegurarse que no estaba loco, que no confundió su propio edificio con otro, pero no, ella salió despreocupada del lugar correcto. Ella llevó una mano a su cuello, maldiciendo en su interior y muriendo de vergüenza al mismo tiempo, luego pasó a meter todo su suéter dentro del bolso porque no sabía qué hacer con sus manos.

—¿Q-qué haces? —Eugene le sonrió con un ojo cerrado. No quería sonar pesado porque quizá decirle «¿Qué haces saliendo de mi edificio cuando Colin está en clase?» sonaría algo así como despreciativo.

—Pues, a Cole le duele la cabeza y...

—Y gracias por avisarme. No quiero que su campo energético me invada, se pone bien insoportable cuando le duele la cabeza, y sí que debe dolerle para saltarse una clase. —le explicó bloqueando el dispositivo que tenía en su mano—. No te preocupes que esto es bien normal, sufre de migraña y así.

—É-él mencionó que le bajó el azúcar.

—O quizá le bajó el azúcar—asintió como posibilidad—. ¿Acaso te llamó suplicándole auxilio para que le traigas una bebida azucarada? Es un tarado; no me llamó a mí porque sabe que lo mandaré a la mierda.

—No. Lo encontré comprando una. Bueno —miró su reloj solo para darle a entender que estaba apurada cuando en realidad no lo estaba—. Llego tarde...—y más mentiras—, eh, nos vemos más tarde, Eugene.

—Espera. Emma..., cenemos juntos.

Emma no logró disimular su cara penosa; lo único que le faltaba era que Eugene terminara siendo un Jordan disfrazado, la incomodidad de esa suposición aumentó cuando cobró conciencia de que Eugene era el hermano inseparable de Colin. Quería negarse, iba a negarse, pero quizá Eugene le leyó la mente.

—Puedes decirle a Cole, pero, vamos, tú y yo sabemos que necesita una buena razón para comer fuera de esas cuatro paredes un lunes por la noche. Yo se lo diré a Al, si me lo encuentro, espero no encontrármelo —rió—. No hablo en serio. Pero sí me gustaría comer sushi... y Al no sabe comer sushi.

Emma sonrió porque al final se tranquilizó con esa explicación totalmente necesaria, —Me encanta el sushi. Le mandaré un mensaje a Cole, aunque dudo que lo lea ahora, quizá podamos decírselo en el almuerzo. Mmm, y yo pagaré la cena, no aceptaré un no. —lo apuntó mientras se alejaba despacio.

—Juro por mi madre que iba a negarme por educación, pero si lo dices así —echó una carcajada. Y no se estaba aprovechando de la amabilidad o del dinero de su amiga, era un simple muchacho de clase media tratando de sobrevivir en California, lo aceptó porque él también sentiría la necesidad de pagar la cena, imaginando que ocupaba un lugar en la familia Hamilton, y estaba seguro de que Emma no iba a quebrar.

Cuando llegó la hora del almuerzo, momento en el que acostumbraban reunirse bajo el árbol, Emma se apresuró por salir de clase antes que cualquiera, empujando sin querer a un grupo despacioso que estaba obstruyendo la puerta con su lentitud. Caminó insegura por el jardín porque temía que Brandon se le apareciera de sorpresa y, al mismo tiempo, suficiente emocionada por ver a Colin sonriendo de nuevo.

Pero no lo encontró.

Distinguió a lo lejos cómo Eugene y Alan se encontraban comiendo solos mientras hablaban, o discutían.

Buscó su teléfono.

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Emma: ¿Estás bien?

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Pero Colin no respondió el mensaje.

Levantó su mirada para ver a los muchachos y caminó en dirección a ellos.

—Emmy. —Coral la detuvo. Había esperando quince minutos cerca del árbol porque sabía que Emma se encontraba allí todos los días a la misma hora. Emma giró despacio, demasiado rabiosa porque, primero, Colin no apareció, y, segundo, Coral era un grano en la frente—. No podemos no hablar, Emma —añadió.

—Observa cómo sí podemos.

Coral tocó su cabello marrón, —N-no tenía idea de que Charlotte...

—¿Me dejó marcas que nunca desaparecerán? —la interrumpió—. ¿No tenías idea de que Charlotte me fastidió tanto en primaria que a los nueve ya andaba sintiéndome como un estorbo? Con tan solo nueve años, maldita sea. —Sus ojos se ponían lacrimosos cada vez que lo mencionaba en voz alta; pasó hace tanto tiempo, ni siquiera debería recordarlo plenamente, pero fue una verdadera marca traumática—. No quiero saber nada de ti. Estoy feliz con mis amigos, c-con Colin, son todo lo que necesito ahora mismo.

Entonces, ocurrió uno de esos momentos que hacían gritar a Emma mentalmente «¡qué casualidad!», Vivian apareció caminando en escena, con una camiseta ancha en color negro y desteñido blanco, tenía en la boca su cigarrillo obligatorio antes de cada comida y una expresión de no querer amistades. Emma se apresuró para alcanzarla, dejando sin lástima a Coral, quien tomó aire y caminó en sentido contrario, últimamente pensaba que destruía más de lo que arreglaba. Por otra parte, Emma cogió a Vivian del brazo para caminar, provocando que la pelirroja zarandeara su extremidad para que la soltara.

—No me agarres así —refunfuñó.

—D-disculpa. Mi prima —miró por encima de su hombro para comprobar que ella no seguía parada ahí—, Coral estudia aquí desde hace unos días y no la soporto; lo remata juntándose con Charlotte y compañía.

—¿Con la manada de zorras?

—Ajá, sí...

—Eso es algo imposible de perdonar. —le estaba hablando como la maestra del rencor; una de las razones por las que consideraba que su corazón era negro se debía a que no sabía perdonar a los demás, la vida en general convirtió a su corazón en algo duro como roca y negro como un carbón, que disculpara a Emma por ponerle orina en el champú fue su más grande excepción—. Y ¿por qué estás aquí conmigo? En otras palabras, ¿por qué no estás almorzando a Colin o ya lo desayunaste, fiera?

Emma negó con la cabeza, —Anda desaparecido, quizá estudiando.

—Es un ñoño como tú, ¿cierto?

—Ejem, sí —sonrió ruborizándose—, pero él llevó el término «ñoño» a otro nivel. ¿Sabías que ganó la olimpiada nacional de química a los diecisiete? Tiempo antes de recibir su carta de admitido a un pre-grado en Harvard. También ganó la olimpiada de ajedrez, ¿sabes lo atractivo que es eso? Ah, y toca la guitarra, aunque se hace el tonto y no quiera enseñarme sus dotes. No ha reprobado ni un solo examen desde la primaria —llevó una mano a la zona donde se ubicaba su corazón mientras mordía su labio inferior, añadió—: Es hermoso y su sonrisa...

—¿Sonrisa? —se detuvo para mirarla con una ceja arriba—. Lamento interrumpir tu masturbación mental, pero Colin siempre tiene una cara de mierda, no sé de dónde sacas que tiene una hermosa sonrisa, la verdad. Está más frío que las bolas de un oso polar, ni sé qué le ves, eres tonta, eso sí lo sé.

Continuó mordiéndose el labio inferior con más fuerza antes de responder:

—Es el hombre más cálido que podrás conocer.

—También eres ridícula, sí —asintió.

—Es extraordinariamente alto —continuó felizmente, sin prestarle atención a los comentarios negativos— y podría taparme toda la cara con una mano, mejor no hablemos de su cabello porque no hay algo que me interese más que cuidar el mío, y no me cabe duda que tiene una rutina larguísima de cuidado capilar. Tengo un grave conflicto porque todavía no sé si lo prefiero con o sin barba, su mandíbula se ve perfecta cuando está afeitado, pero también se mira completamente maduro cuando se deja la barba, es confuso.

Vivian colocó sus manos en su cintura y se paró en una pose despreocupada con todo su peso encima de un pie, —No hay forma en la que pueda mirar a Colin de esa manera, me parece un ser humano detestable, aburrido y egocéntrico. Tampoco me resulta atractivo, como a todas, porque siempre tiene cara de mierda y no me gusta la gente que pone esa expresión solamente para llamar la atención.

Emma enarcó una ceja, —É-él no busca la atención de nadie. Y no me gusta que lo llames cara de mierda porque creo que todos tenemos la expresión que tenemos por una razón muy importante.

—¿Es traumadito? —se burló con grandes carcajadas—. ¿Presenció el suicidio de algún miembro de su familia cuando chiquito? En qué lío te metiste, Emma, pero lo bueno es que aún estás a tiempo de huir.

—Todos somos traumados por algo, y lo que a Colin le pasa en su interior no es de tu incumbencia. Por favor, no vuelvas a señalarlo de esa manera porque a ti no te gustaría que alguien te hiciera lo mismo —pidió serenamente. Creía que con actitud pacífica se llegaba a los mejores resultados en casos como ése.

—¿Sí? A nadie le importa tus clases de moral —dejó caer su cigarrillo para pisarlo y siguió caminando. Quizá la serenidad no funcionaba en casos donde Vivian se encontraba en medio—. A mí Colin no me cae bien, creo que es falso. Vamos —rió—, él es una celebridad. La cantidad de seguidores que posee en Instagram tiene ocho cifras, no entiendo qué hace alguien como él con tres mejores amigos perdedores, por eso te digo que es un falso, finge ser un alma llena de humildad con amigos de clase media. Tú también eres una celebridad, el estereotipo de rubia tonta, aunque se nota que no lo disfrutas para nada.

¿Cómo podría mantener la calma y serenidad en una conversación como esa?

—No te metas con Colin —ladró. La otra giró a verla; jamás pensó que le haría enojar de esa manera. Emma dejó de caminar y con el ceño fruncido añadió, apuntándola—: Tienes que aprender a callarte.

—Mami, creo que te lo tomaste muy a pecho. —se detuvo.

Emma se dio cuenta de algo en ese momento; Colin tuvo toda la razón cuando le dijo «Mi intuición me dice que le caigo tan mal como ella a mí; nuestras almas no sintonizan correctamente» cuando estaban caminando por Venice. Confirmado, ambos no se caían bien, y ¡qué problema para ella!, estaba enamorándose demasiado de uno y tomándole cierto cariño a otro porque, aunque Vivian la llamara rubia tonta, todavía no se olvidaba de lo que hizo por ella, y que le estaba guardando un gran secreto, bueno, dos, porque también era la única que sabía sobre lo que estaba pasando entre los dos.

Por otro lado, le impresionaba la habilidad de Colin para leer el lenguaje no verbal, bueno, Vivian tampoco era un enigma porque era bastante bruta cuando hablaba con él, con todos, era sencillo notar cuando alguien le desagradaba, aunque también se prestaba a confusiones: ¿Emma ya le caía bien o no? Porque seguía siendo hostil, aunque aceptaba que caminaran juntas, quizá esa era su manera natural de ser. Pero, en fin, se preguntó si Colin también la leía de esa manera, si la observaba mucho porque ella sí lo hacía en todo momento; ella era consciente de cómo el ceño fruncido de él se hacía más rígido cuando Alan hablaba y cómo se relajaba cuando leía un libro, cómo de vez en cuando pasaba una mano por su barba mientras hablaba sobre un tema serio y cómo le brillaban los ojos cuando mencionaba la medicina, sonreía cuando algo lo emocionaba demasiado y reía en situaciones especiales. Colin no era un enigma, la gente lo hacía ver como uno porque no le prestaban atención y mucho menos trataban de entenderlo.

—¿Puedes hacerme caso? ¿Puedes dejar de hablar sobre Colin de esa manera?

Vivian giró sus ojos, —Claro, reina.

—Gracias. Ahora quiero preguntarte algo —sonrió, mordiéndose el labio inferior.

—Pregúntame mientras me trago unas costillas, ¿vale?

¿Esa fue su manera de proponerle un almuerzo? Porque, en ese caso, esa sería la primera vez que no se sentaría a comer con alguien que no fuera un muchacho y eso le agradaba bastante porque el sábado en la noche suplicó por una amiga, por alguien con quien hablar sobre cosas de mujeres, sobre el amor también, aunque la pelirroja no fuera precisamente alguien con quien compartir guardarropa o hacer un viaje a Europa, creía que podrían escucharse mutuamente y con eso le bastaba para iniciar una amistad.

—Y ¿qué traes con Alan? —Emma finalmente preguntó cuando Vivian limpió sus labios con una servilleta a la par que masticaba como animal, dejó de triturar con los dientes en cuanto la escuchó y la miró seria—. Digo, fue más que un revolcón porque, en el otro caso, no hubieses accedido a reunirte con él anoche y no uses la excusa de que te interesas por mí, por vengar mi trasero, porque no se lo cree nadie.

Vivian agarró una lata de refresco y cargó la bebida a su boca con las costillitas sin tragar todavía, Emma sintió náuseas y no pudo disimularlo, tuvo que dejar de mirarla; al final, la primera eructó al terminar de ingerir esa mezcla intolerante para las papilas de cualquiera y limpió sus labios con su muñeca derecha.

—Alan es interesante en la cama —admitió.

Emma volvió a mirarla con la nariz ligeramente arrugada después de escuchar tal cosa.

—Siempre pensé que era todo lo contrario —confesó.

—Es tres años menor que moi —llevó una mano a su pecho como una francesa elegante—, pero está bastante bien para carecer de experiencia. Oh, no me mires con esa cara. —la apuntó, negando con la cabeza. Emma se encontraba cubriendo su boca con las yemas de sus dedos mientras sonreía por debajo, era tan evidente lo que andaba pensando—. Alan será mi juguete hasta que me aburra de él.

—No me gustaría que lo lastimes —bajó sus manos y las miró.

—¿Cómo lastimarlo cuando él piensa exactamente lo mismo sobre mí?

—Podría enamorarse... o tú de él.

Vivian se echó a reír y fingió secarse una lágrima al final, —Tú no tienes idea de cómo funciona, ¿cierto?

—No, porque no estoy programada para funcionar de esa manera.

—Lo sé, tú eres tan romántica —llevó la mirada hacia arriba, poniendo los ojos en blanco, y cogió su lata de refresco. Emma sonrió a pesar del gesto despreciativo de la otra, solo podía imaginar la cara de Colin, le frustraba no saber cómo estaba con respecto a su dolor, a continuación, la de la camiseta desteñida bajó de golpe la lata sobre la mesa y asustó a su acompañante—. Uy. ¿Te asusté? Disculpa. —lo dijo con sarcasmo, claro está. Quizá Vivian no estaba en busca una amiga, ni siquiera intentaba ser amigable.

Emma sonrió forzadamente y prefirió centrarse en su ensalada, quería pensar en la hipotética existencia de amabilidad dentro del corazón de su compañera, tal vez lo que Vivian necesitaba era amor, porque había mencionado que la vida también era una mierda con ella. «Necesitas un abrazo, necesitas que alguien te diga te quiero», pensó Emma mientras clavaba vegetales con su tenedor, la miró sin levantar la barbilla; la pelirroja escupió al reír en tanto leía algo en su teléfono, bueno, la escena era tan idéntica a cualquier otra almorzando con los muchachos. Emma secó la gota de saliva que cayó sobre su mejilla.

Por momentos se sentía asfixiante; lo extrañaba, quería saber desesperadamente sobre él, incluso creyó verlo cuando salió de su última clase, lo confundió con un muchacho rubio con acné de secundaria. Pueden imaginar la cara que puso al darse cuenta que estaba teniendo ilusiones ópticas. Se sentía asfixiante, pero no hizo nada para asfixiarlo; no lo llamó, tampoco le escribió más. Sentía que lo estaba asfixiando simbólicamente con sus pensamientos. Necesitaba que alguien le dijera que era normal no evitar pensar en él, que a todo el mundo le pasa cuando se empieza a enamorar. Todo era tan reciente, no sabía lo que estaba bien o mal, no sabía hasta que punto se podía llegar antes de que el otro se sintiera sofocado. ¿Debía mandarle un mensaje a pesar de no haber recibido respuesta hace horas?

Miró su celular e inmediatamente le llegó un mensaje.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

Eugene: Ey, no apareciste en el almuerzo.

Eugene: Nos vemos en un restaurante a las siete.

Eugene: Te mandaré la ubicación en cuánto la encuentre.

Eugene: Le invité a Al y fuimos vilmente rechazados, también le escribí a Cole, pero ni respondió.

Eugene: Nos vemooos!

⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

«Pero ni respondió», releyó sosteniendo el teléfono con firmeza. ¿Eso no le parecía sospechoso? Demonios, eran compañeros de cuarto y le importaba una mierda el paradero de Colin. Suspiró con el teléfono sobre su pecho. Necesitaba calmarse porque era la nueva y Eugene era el antiguo; él sabía mucho más sobre Colin que ella, y si no le preocupaba que no respondiera era por algo, ¿cierto? Eugene asumía que Colin se encontraba empollando en «su cueva especial donde no agarra señal», ¿cierto?

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Emma: Claro. Nos vemos a esa hora!!

Emma: Oye, Colin tampoco me respondió.

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Esperó como «tonta» frente a su celular durante cinco minutos, de pie en el jardín como estatua mientras estudiantes iban y venían, y mordiéndose su pulgar con impaciencia, entonces, levantó su mirada y a lo lejos distinguió cómo Eugene se encontraba coqueteando con una mujer. ¡Por supuesto que no le iba a responder de esa manera! Metió el celular en su bolso con rabia y se apuró para dirigirse a su cuarto después de ver a unos miembros de la fraternidad de Brandon merodeando en la zona, rogaba porque Vivian llegara pronto a casa, así le llamaba a su dormitorio, porque tenía muchísimo miedo de que forzaran la cerradura, de que Brandon se encontrara esperándola. Tan grande era su temor que revisó bajo su cama para asegurarse que no estaba escondido, también dentro de su guardarropa y detrás de las cortinas del baño. Suspiró profundamente; no quería volverse una paranoica a esa altura de su vida.

Se dejó caer sobre su cama, se acostó mirando el techo y cerró los ojos, quizá, si no tuviera que pensar en Colin, estaría dañándose con pensamientos indeseados sobre lo que pasó con Brandon, en cómo fue tan estúpida para hacerlo enojar de esa manera. Entonces, tuvo una iluminación. «Oh, no», habló su voz interior, después de haber imaginado una situación espantosa, y se sentó en su cama en seguida; una situación en la que Brandon hería físicamente a Colin y por eso no le respondía. Era posible, bastante. Brandon era un salvaje, tal como Colin lo describió la noche en la que fueron a comer pizza y ella le mandó un mensaje al depravado, la noche que lamentaba profundamente haber reaccionado de esa manera porque el follador ya la había olvidado tras semanas, fue ella quien lo devolvió a su vida con ese mensaje. Conclusión, todo era culpa de ella, incluyendo la hipotética pelea entre Brandon con Colin, que finalizó con Colin malherido sin poder contestar mensajes de suma importancia para el pisque de Emma.

El teléfono vibró dentro de su bolso y lo buscó con desesperación.

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Eugene: Debe estar estudiando.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

—Debe estar estudiando, debe estar estudiando... ¡Es lo único que sabes decir! —Y ahora también hablaba sola. No, no estaba estudiando y ella lo sabía porque lo conocía mínimamente, Colin jamás evitaría responderle por tanto tiempo, más sabiendo que se encontraba preocupada... Ella lo sabía.

De pronto, Vivian abrió la puerta con su llave.

—Hola, perra —le dijo.

Emma dejó su teléfono sobre el escritorio y se encerró en el baño sin decir nada; quería estar sola, necesitaba estar sola, se sentó en el retrete tapado y practicó su respiración pacífica con los ojos cerrados, pero, por más que tratara de invocar pensamientos buenos e independientes a ese drama, su mente estaba convencida de que Brandon capturó a Colin, y realmente se estaba esforzando por imaginar una situación más alentadora como que él se encontraba estudiando y perdió su celular, o que le robaron el celular, eso era mucho más alentador, pero siempre volvía a la condenada hipótesis primera.

A las siete pidió un Uber.

Lo único que le motivó irse al restaurante fue la posibilidad de que Eugene supiera algo del desaparecido. Ató su cabello con una cola de caballo y se colocó una gorra en un intento por pasar inadvertida; no quería que la reconocieran caminando sola, aunque fuera dentro del campus, un lugar supuestamente seguro, vamos, ningún lugar es realmente seguro para una mujer solitaria como lo era Emma en aquel momento, sobre todo porque tenía a Brandon buscándola desde la mañana. Sacó sus manos de los bolsillos de atrás de su vaquero azul antes de subir al vehículo negro y saludó tímidamente al chofer.

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Emma: En camino

Eugene: Y yo acabo de ordenar por ti.

Eugene: EL HAMBRE ME GANÓ. PERDÓN.

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Cuando llegó hasta la mesa donde Eugene se encontraba bebiendo una cerveza, se sentó en seguida y chocó puños con su acompañante, chequeó el restaurante visualmente antes de sacarse la gorra, luego peinó los pelitos que se levantaron al quitársela y miró el teléfono de Eugene, ubicado en la mesa. Juntó sus manos debajo del mueble y, con el cuello metido entre los hombros, inspeccionó nuevamente el local gastronómico, era un restaurante familiar completamente ambientado con muebles de madera clara e inscripciones asiáticas en las paredes, también había plantas de color verde intenso y los que atendían la caja eran del Oriente, probablemente los dueños del local. Nadie la estaba mirando y eso estaba bien.

—¿Estaremos solos? —se felicitó mentalmente por tan buena jugada; una manera sutil de preguntarle si Colin le respondió sin sonar desesperada o sospechosa. Le llamó la atención estar sentada en un lugar para cuatro, dos asientos acolchonados ubicados paralelamente, tenía esperanza de que le dijera que no.

—Al parecer.

«¿En serio pensaste que respondería lo contrario?», se regañó en su interior. ¿Ya podía sonar desesperada? ¿Ya podía preguntárselo directamente? Agarró una servilleta de tela y la estrujó.

—Me preocupa Colin.

—Sí, a mí también.

Hora de preocuparse doblemente.

—¿Q-qué crees que le pasó?

—No puedo decirte qué creo que le pasó, pero sí puedo decirte qué espero que no le haya pasado; espero que no haya tenido un percance con Rebecca la loca —dijo suspirando. Emma abrió la boca, esa le pareció una hipótesis tan aterradora como la de ella—. La última vez que la mencionó fue en la fiesta de Brandon y sé que Rebecca no le interesa más, lo que me preocupa es que ella sí continúe interesada.

¿Eso qué significaba? Emma rascó su cuero cabelludo cercano a su nuca.

—¿Rebecca e-es motivo de preocupación?

Eugene agarró su vaso y suspiró viéndolo, —No quiero que pienses que lo que digo tiene que ver con que él y yo seamos cercanos, porque siempre veremos a la ex de nuestros amigos como una perra, pero yo tengo motivos para ver a Rebecca como una. Él ya tenía suficiente estrés de parte de su papá, ¿sabes?

—Me di cuenta que Rebecca l-lo tenía amarrado de los testículos —recordó lo que escuchó de Ben, el remplazo de Colin, accidentalmente: «Quizá a Colin le gustaba que lo tuvieras amarrado de los testículos, pero somos diferentes y no tolero esa clase de relación».

—El problema con Colin es que parece que nació sin lagrimales, lo sé, pero es el tipo de chico que le llora a la chica. Rebecca lo hacía llorar todo el tiempo, y no solo cuando rompieron. Yo conocí al Colin post ruptura, pero hemos pasado madrugadas hablando y él realmente creía que llorar y sufrir era completamente normal. Me contaba cosas como «Una vez me evitó por dos días porque me reuní a estudiar con una amiga para un examen, no tienes idea de cuánto le supliqué, sabía que me lo merecía y eso me hizo sentir más mierda, ¿sabes?». Colin es demasiado inteligente, pero creo que no hay inteligencia que pueda contra una manipuladora emocional profesional.

—N-no sabía eso. —pero lo sospechaba porque ¿quién más abandona sus sueños por una ex novia? Alguien que normalizaba el sufrimiento amoroso porque estaba enredado con alguien que se las ingeniaba para hacerle creer que eso era lo correcto. Inmediatamente pensó que Rebecca era una mujer peligrosa y le dio la razón a Eugene al preocuparse porque la chica debía ser demasiado hábil para sesgar la mente de una persona tan inteligente como lo era Colin Oschner—. Entonces, tú no debes creer completamente que ella lo terminó porque la llamaban «fea» en las redes sociales.

Eugene negó, —Creo que fue la suma de varias cosas. Tengo la hipótesis de que llegó un momento en el que Colin colapsó totalmente, en el que ya no pudo satisfacer sus caprichos de loca, entonces, lo castigó con la ruptura y no se preocupó, ella sabía que no se alejaría porque «él nunca encontrará alguien que lo soporte» y Colin realmente pensaba de esa manera hasta hace poco, creo que está sanando lentamente. —la miró a los ojos—. Yo siempre le digo que todos somos una obra de arte frente a la persona correcta.

Emma infló sus pulmones con aire y mordió con fuerza. Le encantó escuchar ese punto de vista de la persona más cercana a Colin porque él jamás le hablaba profundamente sobre Rebecca, lo evitaba. Con más razón quería abrazarlo, quería decirle que, quizá no era la correcta, pero que sí lo veía como un arte.

—Y ¿qué me dices del señor Oschner?

—Cualquiera diría que fue criado en un ejército.

—Colin evita hablar sobre él.

—Porque la universidad es su escape porque está lejos de él. Colin le envía cada mes una recopilación de cómo le está yendo en cada curso, es un padre obsesivo, yo me suicidaría si tuviese uno igual. Sueño con el día en que Cole se independice, que no lo necesite más, pero falta una eternidad para eso. ¿Sabes cuántos años más de carrera le falta? Sin mencionar que tiene planeado hacer un montón de especializaciones, en medicina, digo. No tiene más remedio que seguir aguantando a Bradley el loco.

Un camarero llegó a interrumpirlos con una fuente blanca cargada de todas las variedades de sushi, desde maki hasta nigiri, con salsa de soja, ponzu, incluyendo wasabi. Le preguntó a Emma si gustaba beber algo, a lo que ella respondió pidiéndole agua mineral, entonces, el camarero se retiró y detrás apareció el desaparecido. Emma se levantó inmediatamente al verlo; no tenía heridas, estaba sano y salvo, aunque con una cara de dormido. Maldita sea. ¿Acaso estuvo todo el día durmiendo en su cuarto?

—Creo que nos merecemos una explicación de dónde te metiste, perro. —le dijo Eugene.

Emma cobró consciencia y se sentó inmediatamente, esperando que Eugene no le haya dado importancia a esa reacción, decidió mirar la fuente con sushi, fingiendo no darle interés a la presencia de quien tanto esperó, se llamó «estúpida, estúpida, estúpida» en su interior. Entonces, Colin se sentó a su lado sin emitir comentarios, sin responderle a Eugene, frotó su nariz con su muñeca derecha y bostezó el muy desgraciado, pero, sin tan solo ella supiera de cuánto deseaba abrazarla, quizá no estaría tan enfadada.

—Te hablé, Colin. —Eugene se enrabió ante la actitud tranquila de Colin, como si no fuera consciente de cuánto pudo haberlos preocupado. La verdad que Colin aún se encontraba con la cabeza en la almohada.

—Estuve toda la tarde en el hospital —comentó.

Emma frunció el ceño y lo miró, —Y no pudiste avisar, ¿cierto?

—Déjenme explicarles antes que me lancen sushi, por favor —colocó las manos sobre la mesa y los otros dos notaron que traía una tirita en la derecha. En ese momento, Emma se sintió entre enfadada y preocupada, también quería darle amor, todo al mismo tiempo; en cambio, Eugene, sabía perfectamente a dónde apuntaba todo eso—. Al principio creí que me bajó el azúcar, al final me di cuenta que era una migraña porque no me pasó después de haber comido. Me dolía tanto que fui a urgencias del hospital y les pedí que me inyectaran ketorolaco intravenoso, me acosté en un sillón reclinable y dormí toda la tarde con la sonda en mi mano, cuando desperté encontré sus mensajes y vine directamente hasta aquí, fin.

—Joder. —Emma habló en tono molesto. Esa fue la historia más inimaginable que había escuchado, realmente lo creyó malherido en la alcantarilla mientras en realidad se encontraba durmiendo en una silla reclinable de hospital, ahora tenía ganas de empujarlo en lugar de abrazarlo—. No te costaba nada mandarnos un mensaje para avisar que estabas dirigiéndote al hospital. Eso fue muy egoísta de tu parte.

—Concuerdo con Emma —apoyó Eugene—, aunque no tengo idea de porqué no tomé esa opción entre las posibilidades. Debí haberlo imaginado cuando Emma mencionó que te dolía la cabeza, sinceramente.

—Si les interesa saber, dormí como un bebé. —Colin rió con desgano. Hacía ese tipo de bromas cada vez que sabía que merecía un regaño, como queriendo apaciguar la situación o destensar el ambiente.

—Tienes razón; no nos interesa —contestó Emma y metió un sushi a su boca. Le interesaba y mucho, pero estaba demasiado enfadada como para admitirlo, maldita sea, hasta tuvo un ataque de ansiedad al imaginar el peor escenario, no merecía que fuera buena con él por al menos cinco minutos, en serio no.

—Auch —llevó una mano a su pecho. Le dolió a pesar de saber que no hablaba en serio porque ya la conocía cuando se enfadaba, sabía que siempre buscaba la manera de golpearlo cuando se enojaba.

—No te costaba mandar un mensaje —reiteró Eugene.

—Disculpa, Emma —habló pacíficamente. Ella lo miró sin destensar su ceño, incluso más disgustada que hace rato. ¿Hola? ¿Eugene no existía en la mesa? ¿El mejor amigo no se merecía una disculpa también? —. Sinceramente, no sé cómo logré caminar hasta el Uber, en ningún momento pensé en escribirles para contarles que iba camino al hospital, honestamente. El dolor me estaba matando. Llegué y les supliqué el antinflamatorio intravenoso, me colocaron en un cuarto con la luz apagada y me dormí.

—Creo que te estás sobre exigiendo —respondió seriamente—. Porque no se necesita ser un genio para saber que padeces de migraña por estrés, porque no duermes bien y no comes adecuadamente. Ojalá recapacites pronto, es una estupidez lo que te estás haciendo; que pongas la universidad antes que a ti.

—Como adecuadamente —llevó un rollito a la boca, continuó hablando con la boca llena— y duermo bien, me acuesto temprano cuando necesito despertar temprano, claro que madrugo cuando lo necesito.

—Imbécil, tú madrugas todo el tiempo. —le acusó Eugene.

—Eh, no lo escuches nunca —abrazó la cabeza de Emma para taparle las orejas, ella trató de no sonreír debajo, ese olor a Colin Oschner viajó directamente por sus fosas nasales y produjo que segregara hormonas locas—. Y ¿qué hicieron en todo el día? —la soltó para comer otro sushi. Cambiar de tema era la segunda cosa que hacía, después de bromear, para destensar el entorno denso.

—Hola, idiotas y Emma. —Llegó Alan, el que rechazó vilmente la invitación, pero que al final no se resistió a comer gratuitamente, aunque se tratara de su comida menos preferida. Cogió un nigiri y lo comió antes de sentarse al lado de Eugene—. Colin, ¿qué te pasó en la mano? —lo apuntó sin darle tanta importancia porque estaba masticando ese manjar que no sabía tan mal, honestamente, cogió otro de la misma clase.

—Se internó por medio día. —le explicó Emma.

—Pues yo les traigo una notica que los revitalizará. —ni siquiera le dio importancia a la internación. Alan gozaba de otras prioridades y a veces se le olvidaba que Colin sí se preocupaba por él todo el tiempo.

—No quiero escucharla. —se adelantó Colin.

—Agárrense de sus asientos —prosiguió y mordió su labio inferior con emoción, luego frotó sus manos por unos segundos para añadir suspenso—. Logramos vencer a Constanza, ¡vencimos a la primera zorra!

Todos se miraron entre sí... ¿Qué?

—Fingí ser Colin y le mandé un mensaje. —se explicó.

Emma y Eugene miraron al protagonista de la usurpación; Colin tragó el maki que estaba masticando y limpió sus labios con una servilleta lentamente, se encontraba tratando de no erupcionar como el Monte Fuji lo haría después de trescientos años mantenido en calma, cerró su puño derecho con nervio airado.

—¿Qué putas tenías en mente cuando decidiste hacerte pasar por mí? —golpeó la mesa con su puño. A lo largo de su amistad, Alan siempre cometía errores que le hacían a Colin dudar sobre la rara amistad que mantenían, pero que usara su nombre para hablar con una chica fue la peor de las cosas, el colmo.

—Alan —Emma suspiró—, quedamos en que no lo haríamos. —Tampoco estaba contenta, por supuesto, usó la identidad de su chico para coquetear con la amiga de su acosadora de primaria, claro que se sintió espantoso, pero lo que más le molestó fue el atrevimiento de Alan, sabía que Colin cuidaba su reputación.

—Ustedes quedaron en que no lo harían —corrigió.

—Al menos dinos qué pasó —pidió Eugene.

Colin inhaló profundamente, el apetito se le cortó inmediatamente después de escuchar semejante barbaridad. Emma lo miró de reojo y posó una mano sobre la pierna de Colin, quien la tomó en seguida, entrelazando sus dedos bajo de la mesa, incluso él se pegó un tanto más a ella, quería abrazarla como el tipo de pareja que empalaga mirar en un restaurante, también quería darle besitos, diciéndole que la quería, diciéndole «supuestamente hablé con una chica que no es la mía, ¿no te parece una locura?». Emma, por su parte, no quería ni imaginar cómo se habrá emocionado Constanza al leer al falso Colin.

—Le escribí desde mi celular, cambié mi foto de WhatsApp y listo.

—Necesitamos detalles —masculló Eugene.

—No puedo creer que utilizaras mi imagen. —Colin volvió a suspirar. Desapareció por una tarde y Alan por poco no armó un perfil falso para seducir desconocidas en la red. Lo quería golpear, así que se quitó las ganas y le dio una patada bajo la mesa. Alan se quejó adolorido—. Espero que esa haya sido la primera y última vez que utilizas mi nombre e imagen sin permiso, hasta podría denunciarte, imbécil.

—Al, los detalles —insistió Eugene.

—B-bueno —dijo Alan, temeroso—. Fue tan sencillo convencerla de que era Colin quien le hablaba porque le mandé una selfi que mandó él a nuestro grupo la semana pasada —sonrió nervioso frente a la cara de perro rabioso que lo estaba mirando—. Lo que pasó fue que la invité a cenar y la dejé plantada —sacó su teléfono—, hasta me mandó una fotografía mostrándome que estaba esperando en el lugar. Miren. —les enseñó la foto de la mesa de un restaurante—. Entonces, le dije que no soy Colin, pero que sí soy amigo de Emma, la bloqueé inmediatamente después y Vivian me informó que la encontró llorando hace diez minutos. Misión cumplida, vengadores. Ahora vamos por la de nombre de bruja, la Clementina.

—Alan —dijo Colin. Pensó exactamente lo mismo que Emma «eso fue demasiado cruel». Ambos creían que Constanza era una chica callada que seguía a la reina por tonta, nada más, no parecía malvada—, me parece bastante inhumano lo que le hiciste, se habrá sentido demasiado mal. Quizá hasta te pasaste.

—¿Enloqueciste? De seguro ella fue el cerebro de todas las mierdas que le hicieron a Emma hasta ahora, no te dejes llevar por su cara de inocente, esas son las peores. No siento ni un poco de lástima hacia esa estúpida y me muero por saber qué tienen pensado ustedes para hacer llorar a Clementina la bruja.

—No tenemos pensado nada, Alan —contestó Emma.

—Supongo que todo dependerá de mí.

—Sorpréndenos. —le animó Eugene, y Colin le lanzó una mirada desaprobándolo—. Quiero decir —tosió—, haz lo que tengas que hacer, pero ya no utilices el nombre de Colin sin permiso, ¿está bien?

—Ajá —puso los ojos en blanco.

Emma se quedó callada, meditando, no sabía si deseaba que la venganza continuara, le dio bastante pena Constanza, pero ¿sentiría la misma pena al escuchar que Charlotte se puso a llorar por una maldad hecha por Alan? Probablemente no. Tenía un grave conflicto moral. El dicho «no hagas lo que no quieres que te hagan a ti» era su lema de vida y estaba yendo completamente en contra de él. Oh, maldito Alan.

—Tengo que irme. —De pronto, Colin se puso de pie y Emma fue la primera en voltear a verlo, por supuesto, de nuevo sintió asfixiarlo con sus pensamientos porque en verdad esperaba pasar tiempo a solas después de la cena y por un momento creyó que él pensaba igual que ella—. No me baño desde la mañana y no estudié una mierda en todo el día. Buenas noches. Los quiero, pero a Emma más, porque ella nunca usaría mi nombre sin permiso, ah, y porque no me despierta a mitad de la noche —fingió toser en su mano.

Emma sonrió ruborizada, los otros se quejaron de fondo por las acusaciones, pero ella solo pudo escuchar su voz interior que le decía que Colin era el ser humano más dulce del mundo, que quizá a él le sorprendería saber cuánto más ella lo quería. Lo miró cruzando la puerta del restaurante con la expresión ceñuda de siempre y, segundos después, ella recibió un mensaje, podía acostumbrarse a ese detalle.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

Colin Oschner: Sí, estoy bien.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

«Tonto», pensó Emma mientras se mordía el labio inferior en medio de una sonrisa y un rubor, como si los otros supieran lo que estaba pasando; él acababa de responderle el mensaje que mandó hacía horas.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

Colin Oschner: Me largo porque Alan me cabreó

Colin Oschner: Se podría decir que me arruinó la noche, la semana, el mes.

Colin Oschner: No puedo creer haya llegado a ese punto

Colin Oschner: No quiero que me conozcas malhumorado

Emma: No seas tonto! Veámonos!

⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

Oh, demonios. No debió escribirle eso. ¿En qué rayos estaba pensando? Bloqueó el aparato y lo colocó boca abajo, ahora ruborizada porque sentía vergüenza por parecer insistente, asfixiante, estresante. El teléfono vibró dos veces y tuvo que contar hasta tres para cogerlo con miedo, tragó saliva y los leyó:

⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

Colin Oschner: Ay Corazón!!!!! Me haces ser un irresponsable

Colin Oschner: Veámonos diez minutos porque en verdad tengo que estudiar, perdí un día entero por andar de migrañoso. Avísame cuando estés cerca y voy corriendooooo hasta ti

⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

Emma cubrió su boca con una mano mientras Eugene la observaba disimuladamente.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

Emma: Está bien 😊

⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

De esa manera, el ocupado Colin hizo un espacio en su apretada agenda para aprovechar diez minutos al lado de su enamorada, a pesar de encontrarse malhumorado o encabronado, a pesar de no haber estudiando en todo el día y eso suponía grandes conflictos mentales por su «gran irresponsabilidad».

Marcaron la camioneta de él como punto de encuentro porque no querían verse en el cuarto de ella con la compañera marihuanera quien increíblemente también estudiaba a esa hora, el aparcamiento fue el único lugar que se les ocurrió donde podían sentarse a hablar sin interrupciones, sin ser pillado dándose besos.

—Creo que Al realmente intenta hacer las cosas bien —pensó Emma.

Estaban sentados en el asiento trasero.

—Yo creo que algún día terminará en prisión por las mierdas inconscientes que hace. —le contestó serio.

Emma se arrodilló en el asiento y se acercó para acariciarle la mandíbula, —Desténsate. El mundo es demasiado amplio para vivir estresado por las mismas cosas de siempre, cambia ese paradigma tan monótono que tienes. No digo que descuides tu perfecto promedio académico, pero túrnate con otras actividades, como salir a caminar con Emma, digo —sonrió, mordiéndose la puntita de su lengua—, o simplemente comer helado con Emma mientras vegetas en su cuarto con ella, es otra opción válida.

Colin la miró seriamente y con una mano le peinó los pelitos desordenados, su cara expresaba demasiado, cualquiera en ese momento lo describiría como un auténtico hosco, quien no disfrutaba ni siquiera de la compañía de la chica que llamaba su «amiga especial». Emma apagó su sonrisa y no se dio cuenta que se achicó en su posición, su barbilla descendió y se abrazó a sí misma mirando abajo.

—En las últimas horas, mi corazón no paró de suplicarme prudencia —comenzó a decir Colin, de pronto, pero ella no lo miró— mientras que mi cerebro está entusiasmado por volver a enamorarse locamente. Debería ser al revés. La gente utiliza esa figura al revés; dicen que el cerebro es el precavido mientras que el corazón es el pasional, pero conmigo es al revés. Mi cerebro sabe que ya pasé demasiado, que necesito un descanso, que necesita segregar neurotransmisores felices; en cambio, mi corazón, quiere que sea prudente porque sabe que soy bastante desafortunado en ese sentido, mi corazón cree que estoy yendo demasiado rápido contigo, pero no puedo evitarlo; te extraño todo el día, durante mis clases, mi mente se distrae con frecuencia pensando en ti y mira que siempre ando concentrado. Deseo seguir conociéndote más, quiero verte bailar alguna vez, quiero escucharte cantar —esbozó una sonrisa acompañada con una mirada que suplicaba que ella fuera buena con él, con su corazón y su cerebro.

Emma recuperó la viveza y lo sostuvo de la cabeza con firmeza, ella se encontraba arrodillada sobre el asiento, por lo que él se encontraba pocos centímetros más abajo, Emma rozó las puntas de sus narices y le dio un cálido beso en el labio superior, sus caras se alejaron con los ojos cerrados y la boca sedienta por más. Las manos de ella bajaron hasta los hombros de él y hubo un contacto visual como ningún otro.

—Yo podré ser un desastre —susurró Emma—, pero jamás te dañaré. Y quiero que te ilusiones conmigo, que me mandes mensajes inesperados y que cuentes los segundos para volver a verme cada vez que nos despedimos. Q-quiero... —sonrió al notar que él lo estaba haciendo y le tocó la punta de la nariz antes de continuar—, quiero que siempre me mires con esa sonrisa, que te sientas seguro cuando estás conmigo, quiero ser la primera persona a quien recurres cuando tienes un problema o, todo lo contrario, quiero saber lo bien que te fue en ese examen para el que tanto estudiaste. Te quiero. Por favor, deja que yo sane tu corazón desde ahora, te juro que puedo hacerlo.

—Estuviste hablando con Eugene sobre mí, ¿cierto?

—-É-él cree que Rebecca te dañó —confesó— y tú nunca me hablas sobre lo que verdaderamente pasó con ella porque eso del acoso en las redes no se lo cree nadie, Colin. Los comentarios innecesarios de la gente sobre ella solo forman la punta del iceberg o ¿seguirás vendiéndome esa mentira como verdad?

Colin despeinó su cabello hacia atrás, —Es que para saber la verdad tendrás que hablar con ella porque ni siquiera yo sé qué fue lo que hice mal como para que rompiera conmigo en nuestro aniversario. Antes lo pensaba demasiado, «¿qué hiciste mal, Colin?», y al final solo pensaba en... nada —-negó suspirando. Al final solo pensaba en que nunca fue capaz de hacerle el amor, que por eso le terminó, que era obvio.

—-Está bien. No tienes la obligación de hablarme sobre eso. —Joder, necesitaba saberlo.

—-Y-ya pasaron los diez minutos —-abrió la puerta junto a él. Gran manera de arruinar el momento. Pero, a diferencia de lo que él creía, ella no pensaba que la quería evitar, ella pensaba que quería evitar el tema de Rebecca, y estaba en lo cierto—-. Espero que mañana podamos estudiar juntos, eh, sin los demás.

—Ajá.

Colin bloqueó las puertas cuando bajaron y metió la llave en el bolsillo de su vaquero desgastado.

—-¿Me acompañas? —-le preguntó Emma. Le faltó «porque tengo miedo de que Brandon me capture porque Vivian lo bañó con gas pimienta e hirió con un espejo después de que el loco me manoseó».

—Eh, siempre.

Se despidieron en la puerta del bloque, agitando sus manos como amigos, ella tomó el ascensor hasta su piso, esperando que ahora él llegara bien hasta su bloque porque esa tarde su ansiedad le hizo una revelación; que él también estaba en peligro frente al depravado suelto del campus. De nuevo la paranoia.

Oyó música de rap segundos antes de que las puertas se abrieran en su piso, pensó que una habitación debía estar celebrando algo realmente importante porque ese volumen estaba prohibido, especialmente a esa hora de la noche. Dobló en el pasillo de su dormitorio y encontró a un montón de mujeres paradas frente a su puerta, completamente enfadadas y con razón; la música del piso provenía de su habitación.

—Oh, ahí está Emma —señaló una morena con cabello afro muy hermoso. Todas las mujeres estaban en ropa de dormir, un ejército encabronado en pijamas—. La drogadicta no responde, llegaste justo antes de que llamemos a la consejera. Haz algo o tendrán serios problemas y sí, tú también, hermana —amenazó.

Emma sacó su llave con torpeza frente a esas caras molestas, incluso se le cayó la gorra de la mano por los nervios, se metió al dormitorio y cerró la puerta inmediatamente. Vivian se encontraba ordenando sus cartas de tarot despreocupadamente y se enfadó más que las quince chicas de afuera cuando Emma apagó la música, incluso le gritó que era una perra, siempre supo que tenía a un montón de furiosas detrás de la puerta, pero jamás le importó.

—Casi nos metes en problemas, Vivian.

—No, el que estuvo a punto de meterse en problemas es Brandon.

Emma frunció el ceño y giró a verla, —¿Qué dijiste?

—Amiga, el vino a buscarte como diez minutos después de que te fueras a cenar. —se levantó de la cama con sus cartas en la mano. Emma sintió como si sus vías respiratorias se hubiesen cerrado por segundos y comenzó a temblar, a sudar frío; ella lo sabía, sabía que iba a buscarla otra vez, que no se olvidaría del gas pimienta ni de la cortadura—. Admito que lo sabía, perra, sabía que no te iba a dejar en paz porque eso que le hice lo puso más rabioso. Pero la amenacé, lo amenacé con que tú ibas a denunciarlo si seguía molestando, que tienes a tu compañera de testigo y que las cámaras de los pasillos también captaron como lo saqué a patadas de nuestro cuarto, cómo se fue arrastrándose por el aerosol.

—¿Q-qué?

—Ya no te buscará más.

—¿En serio? —esbozó una sonrisa apagada, pero aliviada. No podía creer lo que estaba escuchando, su corazón seguía acelerado, pero cambió la razón; la maldita ilusión de que podría volver a lo de antes.

—Ajá. No te buscará a menos que quiera la denuncia, claro.

—¡Vivian! —exclamó inconsciente y brincó para abrazarla. La otra no tenía idea de porqué tanta emoción desbordada, si tan solo supiera cómo se torturó mentalmente por ese asunto, cuánto miedo le estaba dando caminar sola a plena luz del día, esa amenaza de denuncia llegó justo a tiempo. Pero Emma no pudo seguir abrazándola porque cobró conciencia y la olió. Vivian olía bajo los brazos, no era novedad.

—Sí, sí... No me abraces de nuevo —caminó en dirección a un mueble para guardar el mazo de cartas—. Alan destruyó emocionalmente a la boba amiga de Charlotte. ¿Te enteraste? El tonto se hizo pasar por tu novio porque el Colin original carece de pelotas, pero eso tú debes saberlo mejor que yo, ¿cierto? —se burló, riendo por la nariz como un cerdo animado, cerró el cajón con fuerza y giró a verla—. ¿Te ofendí?

—Esta tarde te pedí que no te refirieras a Colin de esa manera.

—Ah, lo lamento. Es que es inevitable no burlarse de Colin.

Emma se puso firme, —Él es muy importante para mí, así que te agradecería que te dirigieras con respeto. Puedes llamarme perra, tonta, rubia estúpida, etcétera, pero no te metas con Colin; él es un ser maravilloso que no merece nada más que amor, así que no vuelvas a insinuar que carece de pelotas.

—Lo que menos me gusta de ti es tu manera de tomarlo todo tan apecho.

—Los sentimientos de los demás no son un juego, Vivian.

—Está bien, maldita sea —sopló para apartar un mechón de cabello rojo que le cubría la cara, luego se sentó en su cama—. Trataré de ser más cuidadosa con los frágiles sentimientos de Colin la florecita.

—No tienes remedio. —se quejó. Nunca entendió su empeño por hacerle cambiar a los demás para que fueran amables, especialmente a los que no deseaban cambiar, exactamente como lo era su compañera. Ella realmente soñaba con una sociedad más empática, así mismo, sabía que no era más que un sueño.

Hola, muchachitos/as!

Solo quiero contarles que ando demasiado emocionada por esta nueva versión porque me permití profundizar sobre temas que anteriormente no estaban, así que, si eres lector/a antiguo/a, espero que estés disfrutando estos detalles tanto como yo. Y, si eres lector/a nuevo/a, espero que a esta altura ya le hayas tomado el hilo a la historia y que te esté gustando tanto como a mí escribirla :) Gracias por estar aquí. 

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