Cry Baby!

By DarkRoom098

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Difícil es la vida para Izuku cuando descubren que su madre tiene cáncer y que cada quimio que necesita cuest... More

Prólogo:Trouble
Capítulo I:Colors
Capítulo II:Love Is A Bitch
Capítulo III:Entertainer
Capítulo IV:|Sacrifice| ¿Y cómo es que cuando me besas, me conviertes en esto?
Capítulo V: |Pillowtalk| Sí, comportamiento imprudente.
Capítulo VI:Something's Gotta Give
Capítulo VII: Lost In Japan
Capítulo VIII: River
Capítulo IX:|I Feel It Coming|Puedo verlo en tus ojos...
Capítulo X: |Halo|" Y ellos ni siquiera hicieron algún sonido"
Capítulo XI:|Robbers|
Capítulo XII:|Feel It Twice|
Capítulo XIII:|Black Lead|
Capítulo XIV:|The Dream Synopsis|
Capítulo XV:|50 ft.|
Capítulo XVI:|No me olvides aunque este agonizando en tus brazos|
Capítulo XVII: Dolor y aquel sentimiento culpable que nos hace mentirosos
Capítulo XVIII: Justo detrás de todo lo que eres.
Capítulo XIX: All Too Well
Capítulo XX: Dios, sabes que lo estoy intentando
Capítulo XXI: Estaremos Bien
Capítulo XXII: Déjame ayudarte
Capítulo XXIII: Solo Una Mano
Epílogo: Que manera tan celestial de morir

Capítulo IV (II):|The Sinner|Mi debilidad es un hombre que me puso de rodillas.

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By DarkRoom098

No soy un hombre fiel, mi debilidad ahora es un hombre que me puso de rodillas mientras tú estabas dormida. Lo siento, sé que prometí algo pero no puedo hacerlo para siempre... Porque soy un pecador en el jardín del amor, y cuando el sol está saliendo, ya me estoy lavando las manos.

×==×==×==×

Entró en la habitación, Izuku respirando como si no quisiera hacerlo, dió la vuelta. Ojos negros, cabello negro y una musculatura increíble. El hombre que se presentaba ante sus ojos no era nadie, y él no era nada más que un camboy. Un chico olvidando sus costumbres morales y entregándose por completo al dinero, al placer de un completo extraño y la sensación de adrenalina. Él representaba unos cuarenta y cinco años, probablemente también poseía hijos, una esposa a la cual amar y una casa de ensueño en una colina. Aún así, había decidido estar con CryBaby por dos millones de dólares. Solamente un hombre adinerado podía darse el lujo de elegir, de sobrellevar las reglas del juego. Tragó en seco y dejó caer la bata que estaba usando, era momento de empezar el show...

No, nada de eso había pasado. Esa fue su imaginación del momento en que cruzaría el umbral de la puerta principal. Nunca pensó que sus ojos estarían vendados y que nombraría a Katsuki entre gemidos ante un desconocido. Su vergüenza había hecho el trabajo de bajar completamente su erección y solamente podía oír la respiración de Kate. Tan errática que fácilmente sentía el enojo entre cada exhalación. Había hecho exactamente lo que no debería hacer, podía entender perfectamente que él ya no quisiera nada con su persona.

Se levantó, listo para quitarse la venda pero... Las manos contrarias lo detuvieron.

—Supongo que esto es un desafío. Bien, lo acepto. Te lo quitaré tan lento de la cabeza, que desearás nombrarlo más para suplicar por mis caricias. Recuérdalo Izuku, mi nombre es Kate—no. Nada de esto era real, su erección no estaba nuevamente ascendiendo. La sangre no estaba bombeando hasta su sur, llenándole el cuerpo con lujuria para destilar en cada gota de sudor un éxtasis tan profundo que cada suspiro era fulgor.

Él era hetero, pero ahí estaba, siendo gustosamente atendido por un hombre.

Katsuki sonrió, fue en busca del lubricante, uno que no lo vio usar en las transmisiones del sitio. Con olor y sabor a naranja. Izuku se quedó en la cama, deseando sacarse la venda pero respetando que no podía hacerlo; Kate era su maestro en ese momento. Quedarse con ella volvía más intensa la situación, saber que la persona que lo tocaba era un perfecto desconocido era algo nuevo y extraño. Nada de lo que estaba viviendo en ese momento lo había sentido al lado de Ochako, con sus lindas curvas femeninas y el amor ágape en sus toques. Tan incorrectos, tan poco gratificantes. Ahora no sabía qué hacer; probablemente al cruzar el umbral de la puerta, sería un hombre nuevo. Siguiendo en negación por su sexualidad, pero aumentando más el peso en su conciencia. Dios, solamente faltaba que le gustará el sexo anal con él. Y no lo dudaba, le encantaba hacerlo con juguetes. Qué lentamente se calentaban con el roce, hacerlo con uno real. Sin tener el poder de controlar las estocadas, el ritmo y sosteniendo sobre su cuerpo un peso adicional... Podía jurar que su polla tenía una gotera blanquecina. Sintió nuevamente los pasos en la habitación, los pies de Kate rozando la alfombra. Su pulso se aceleró, y pudo percibir la mirada sobre su cuerpo. Estaba expuesto, solamente la blusa con tirantes lo cubría de la completa desnudez. No obstante, ésta no era particularmente muy gruesa, sus pezones turgentes por contacto sobresalían bastante.

—Te ves muy bien en mi cama CryBaby, ¿tu novia antes te había tenido así? ¿Tan vulnerable?—la mención de Ochako fue un shock, algo que no duró porque sintió un líquido caer sobre su estómago levemente descubierto—. Estira tus manos, te esposare. No olvides tu palabra de seguridad. Si algo te incomoda, dilo. No quiero hacerte daño.

—Está bien—pronunció extendiendo sus manos para sentirlas apresadas en cuero, uno que olía bastante bien... Toda la habitación olía a naranja, y metafóricamente ahora su mente pensaba en el color... Uno que asimilaba con Katsuki; maravilloso. Las hebillas sonaron despertando su mente de la ensoñación. Sus manos ya apresadas en las esposas de cuero fueron apoyadas en la cama por sobre su cabeza. Ahora sin la posibilidad de tocar y ver, el líquido en su estómago comenzaba a ponerlo nervioso. ¿Con qué hombre se llegó a topar? Ya no había vuelta atrás; estaba preso de su propia ansiedad sexual. Katsuki extasiado vió con más atención la figura de Izuku sobre su cama, dispuesto y con una erección húmeda. Estuvo tentando en sacarle una foto pero pensó en algo mejor...

—¿Te importa si grabo este momento para mí? No te preocupes, pagaré por ello—Izuku lo pensó, incluso se levantó en la cama, sintiendo el líquido caer hasta sus testículos. Ahora calentaba, lo suficiente para tenerlo gimiendo por nervios y excitación—. Tu cara no saldrá tan nítida como la mía, es obvio pero también es importante saberlo.

—¿No se lo mostrarás a nadie? Es decir, ¿será de uso personal?—Katsuki se detuvo, un peso en su estómago comenzó a volverse denso. Tanto que omitió la idea inmediatamente. ¿En qué estaba pensando? Poner a Izuku en ese tipo de situación no era cómodo y sabía lo que se sentía perder la confianza por una persona que consideraba importante. Alguien irremplazable.

—¿Sabes qué? Cambie de opinión. Sin grabaciones, solo mente y cuerpo—Izuku no lo entendió, no temía por la difusión pero el cambio de tono en su voz lo alarmó, no por su seguridad, sino por la contraria. Se escuchó tan triste que hasta él se sintió conmovido. ¿Qué había vivido para sentirse así? Tan distante a la hora de expresarse.

—Okey, pero yo no tengo problemas con algo así... Después de todo en internet deben existir un montón de vídeos míos grabados ilegalmente desde el servidor de transmisiones—Katsuki se acercó, empujó suavemente a Izuku en la cama, quitándose su boxer y liberando la erección que ya había dejado una marca húmeda en la tela.

—Lo sé, es solo que... Da igual, prosigamos—Izuku calló, cerró sus labios para abrirlos entre gemidos ante sus atenciones. Kate abrió sus piernas y comenzó a lamer sus pezones por encima de la delgada tela, formando círculos y mordiendo cuando inconscientemente encorvaba la espalda. Izuku no se dió cuenta cuando las manos de su amante terminaron en su intimidad, formando círculos sobre su culo y dejando entrar un poco del líquido caliente. Siseó cuando dos dedos se ahondaron en su interior, no estaba bien. Se había preparado en su casa pero quería que fuera más rápido, prácticamente follando su ano—. Pídelo, nómbralo a él y pídelo. Pide que Katsuki te folle...

Izuku dudó, pero no se resistió. Su cabeza ya era un desastre, no podría haber nada peor.

—Bakugō, fóllame por favor—sintió vergüenza, más porque así lo deseaba.

Katsuki sonrió con el pezón izquierdo de Izuku en sus labios. Ascendió y beso su cuello hasta morderlo con delicadeza, al finalizar chupó fuertemente para dejar una marca. Una que sabía que Ochako vería, ya no le importaba ese noviazgo falso. La chica debía desaparecer, por su cuenta, o por las malas.

Se alejó, satisfecho por cómo volvía loco al chico hetero de su carrera en la universidad, uno que no vería nuevamente en el establecimiento por culpa de su madre y sus impulsos poco racionales. Eso no importaba mucho si podía tenerlo así, con las piernas abiertas y su culo hambriento por su polla. Estrelló sus manos contra la cama, alineando sus caderas contra las de Izuku, sin llegar a concretar penetración. El roce de ambas pollas fue como fuego, quemó cada terminación nerviosa. Ambos se agitaron, incluso Katsuki juro que él podía verlo por debajo de la tela. Era imposible, así que usó eso a su favor. Ajustó ambos cuerpos en la cama, acostó de pecho a Izuku y usando sus rodillas y pies de soporte para acomodar mejor las caderas de su sueño hecho realidad. Encarnó sus manos alrededor de las caderas contrarias, mientras alineaba su polla en la entrada rosa. Su vista estaba nublándose, por un momento la realidad lo golpeó. Estaba a menos de un centímetro de follar al hombre que lo había tenido como un idiota por semanas. Era magnífico... Se agarró con más fuerza de su culo, redondo y suave al tacto y ajustó la punta. Sin preservativo, sin nada más que el lubricante ayudándolo en su acción.

Tan sucio.

Izuku perdió el aliento con cada centímetro vertiéndose en su interior, juro por lo bajo cuando el tronco de su miembro alcanzó a rozar su próstata. A la primera, él la había alcanzando con la primera penetración. Se notaba la experiencia que precedía en sus movimientos... Ya sin su virginidad anal, entendió que poseía un gran problema. Amaba la forma en que su cuerpo era llenado, con la temperatura tiñendo sus mejillas y participando en la tartamudez de sus palabras. Tal vez la polla de Kate era un poco más grande que sus juguetes, aún así, se sentía tan bien algo cálido. Punzante y que palpitaba contra sus paredes internas, quizá Kate estaba preocupado por su estabilidad física porque se quedó ahí. Dentro suyo, sin moverse por segundos. No obstante, era diferente a las fantasías... La sensación de llenar a Izuku por completo, de llegar hasta el límite de su miembro y resbalarse en él, era increíblemente eufórica. Incluso más excitante que todo lo demás en su vida. Si era sincero, el culo de Izuku era el paraíso de cualquier top. Y ahora solamente sería suyo.

Completamente suyo.

—Maldita mierda, joder... Estás muy estrecho, me encanta tu jodido y delicioso culo—Katsuki se movió y gruñó. Izuku gimió, sintiendo una oleada de energía y lucidez en su cerebro. No lo había oído maldecir en toda la noche hasta que lo comenzó a penetrar con cautela, esa voz, las maldiciones entre dientes y el tamaño en su trasero... Hubo un click en su cabeza.

—¡Brócoli!—gritó Izuku al darse cuenta, Katsuki se detuvo en seco.

—¿Qué ocurre? ¿Te dolió? ¿Fui muy rápido?—la expresión de Izuku cambió, apretó sus manos y ordenó una sola cosa.

—Dame la vuelta y quítame la venda.

Katsuki se sintió perdido, ahora no podía escapar de sus ojos. Relamió sus labios con nervios y estiró sus manos para ajustarlos en la cama y quitarle la venda, temblaba y no podía creer que lo estuviera haciendo. Si algo salía mal, tenía miles de opciones en la vida. Pero una voz en su cabeza le decía que no había nadie como Izuku, que si perdía al chico hetero nada seguiría siendo igual. Al acabar con los nudos, desplazó la tela para quitarla. Quizá Izuku no asimilaba bien su situación, porque siguió manteniendo los ojos cerrados. Tan fuerte que arrugaba los párpados, incluso sus labios estaban torcidos en una mueca. Katsuki tomó sus hombros con firmeza, se acercó hasta su rostro pecoso, respirando cerca de su nariz. Él aún no abría sus ojos, porque tenía miedo. Si las hipótesis que había sacado en su mente eran correctas, estaría en frente del hombre con que juro nunca estar. Su mayor fantasía...

—Mírame—ordenó Katsuki e Izuku lo hizo. Abrió sus ojos, lentamente y chocando con el rojo ardiente de los contrarios. Su respiración se detuvo al darse cuenta, estaba en frente suyo. Del hombre que lo tenía sobre un hilo, justo debajo del precipicio de la homosexualidad. Corrió la vista, estaba incómodo. No podía seguir haciéndolo sabiendo que era él, todo cobraría un significado diferente.

—¿Por qué no me dijiste desde un principio? Ahora ya es...—cayó en la cuenta que ya había perdido su virginidad con él, y le había gustado tanto que no se sentía capaz de mirarlo a la cara. De aceptar que probablemente tenía razón, que su papel ahora era verídico y no una parte fingida de su personalidad.

—Porque de habértelo dicho antes, estarías igual que ahora. Comiéndote los malditos pensamientos en pequeñeces de mierda—Katsuki se sentó en la cama, un poco lejos y se puso de pie. Yéndose a la cocina. Para Izuku fue inevitable verle la espalda y el trasero. Cómo lo odiaba, era perfecto. Un idiota con una espalda espléndida y tonificada, un trasero que parecían ser las almohadillas de Dios y unas piernas que emparejaban completamente con su tamaño muscular. No había nada de lo cual agarrarse para recriminar, nada. Junto los labios y se quedó en la cama, con una erección que deseaba bajar.

—No estoy comiéndome la cabeza, se llama pensar. Y la gente lo hace de forma recurrente ante un problema—Katsuki volvió a la habitación con una botella de vodka rosada. No había vasos, solamente la botella. Izuku tampoco pudo mantener mucho la vista en el vidrio, Bakugō también poseía una erección. Una que secaba sus labios, incluso su abdomen y pecho prominente combinaban a la perfección con todo. Katsuki podía ser el mayor idiota sobre la tierra, pero tenía ese aire de sensualidad explosiva que lo volvía extrañamente irresistible.

—¿Y qué problemas tienes, nerd de mierda?—Katsuki quedó frente suyo, abrió la botella de vodka y tomó un sorbo, no directamente de la botella. Dejó caer el chorro en su boca, dejando caer los excedentes por su cuello, hasta acabar en pequeñas gotas por sobre su estómago. ¿Cómo sabía que ese era el licor favorito de Izuku? Probablemente a CryBaby se le escapó durante una transmisión. Mordió su labio, no podía tener más tentaciones, aún así, con él todo era diferente. Cada cosa que hacía era como ver un acto sexualmente explícito. Calentaba su estómago y miembro.

—Tú, tú te estás volviendo mi mayor problema en este momento—Katsuki no tragó el líquido, al contrario, se acercó hasta Izuku, haciéndolo retroceder un poco antes de tomar su boca y besarlo, dándole un poco del licor.

Izuku intentó alejarlo poniendo ambas manos juntas en su pecho, pero las tenía heladas por culpa del cuero y su pecho era cálido. Igual que su lengua y el líquido cayendo por su garganta, cerró los ojos y nuevamente se dejó llevar. Permitiendo que el beso se volviera íntimo, intrépido y tan confidente que nunca había tenido la oportunidad de besar así a Ochako. Suspiró contra sus labios cuando acabó y el sabor del alcohol y la frambuesa se destiló en sus papilas gustativas, era evidente. Había perdido contra las posibilidades de quedarse imparcial, él no podía tener más poder en su cuerpo porque... Ya era dueño de todo. Su nueva debilidad. Lo miró rendido durante unos segundos, tensos y llenos de sexualidad mutua. Katsuki tomó su labio superior y susurró cuando acabó de pensar.

—Simplemente déjalo pasar, ella no tiene que enterarse. Nadie debe saber que eres bisexual y que esta noche estás conmigo—Izuku se detuvo, ¿bisexual? ¿Qué era ser bisexual? Katsuki notó sus pensamientos, esa forma de quedarse intranquilo con las palabras, lo hizo a propósito. Era obvio que Izuku no era bisexual, las manifestaciones que había mostrado durante las transmisiones que vio decían que era gay con todas las letras, pero temía. Y esa era culpa de su linda novia, que inconscientemente le inculcó el temor por la propia liberación de su sexualidad.

—¿Qué es ser bisexual? Yo no lo entiendo, soy heterosexual—Katsuki se rió, un poco bajo y con la burla marcada en el tono. Bajó la vista de sus ojos observo su miembro erecto y húmedo.

—Bueno, es cuando te gustan los hombres y las mujeres. Y la verdad, él no piensa lo mismo sobre tu "heterosexualidad". Tan duro como una roca—jugueteó un poco con su polla, acariciándola y liberando la tensión que poseía de hace unos momentos.

—Solo es confusión, una reacción biológica a los estímulos—aseguró Izuku, Katsuki encarnó una ceja, era tema perdido.

—Bueno, sigue manteniendo esa confusión. Tú me lo pediste y yo soy un hombre de palabra, te voy a follar—en ese momento Izuku se dió cuenta de sus propias palabras, le había dicho que mantenía fantasías en su nombre y para peor, le había pedido explícitamente que lo follara. Cerró los ojos unos momentos, le quitó con torpeza el vodka a Katsuki. Dejó caer con los ojos cerrados un buen chorro, quizá estaba emborrachando su propia vergüenza en arte. En Katsuki y su cuerpo increíble, y ese miembro que lo tenía deseando saber cuánto media, y cuánto podía soportar su propio cuerpo... Tragó todo y observó a su amante. Esa mirada, la misma que poseía CryBaby en las transmisiones, una mirada repleta de honestidad—. ¿Quieres que lo haga?

Susurró.

—Hazlo, cumple tu palabra conmigo Lord ExplosionMurder—cerró la botella con cuidado y la dejó caer en la alfombra de la habitación oscura, no se rompió pero el autocontrol de Katsuki sí. Se estampó contra los labios de Izuku, ajustándose a su forma y dejando que todas las dudas que embargaban a ambos, se fueran con el razonamiento de sus cabezas. No había razón en el placer, no tenían la obligación de hacerlo tampoco. Porque ambos eran unos pecadores en el jardín del amor.

Acomodándose en la cama, volvieron a los besos necesitados. A las respiraciones irregulares sobre los labios y los gemidos llenos de placer por un solo tacto, ahora Izuku dejó sus manos esposadas sobre su cabeza. Lejos del cuerpo de su nuevo amante, era lento al moverse y no alarmante como delataría sus manos al deslizarse lentamente por el cuero. El sudor también ayudaba mucho a liberarse. El rubio aprovechó ese momento para bajar por su cuello, mordiendo y comiendo su piel. Llegó hasta su pecho y besó por encima de la tela, luego levantó la vista y sonrió lascivamente al morder su pezón derecho. Izuku se encorvo en la cama, dejando salir suspiros llenos de éxtasis. Bakugō con una mano libre, fue con la palma hasta su erección, rozando su estómago levemente fornido. Agarró su polla y la bombeo mientras seguía abusando de su pezón.

Izuku perdió los segundos entre la boca cálida sobre su pezón y la mano alrededor de su miembro. Quería liberarse, odiaba las cadenas que lo limitaban a no tocar su cuerpo. Si iba a portarse mal, lo haría con propiedad. Cuando el orgasmo se aproximó en sus entrañas, se dejó llevar manchando la mano de Katsuki. Al mismo tiempo se liberó de las esposas de cuero pero mantuvo sus manos alzadas, engañando al rubio con su postura. Observó a su "usuario" con la respiración entrecortada, lo halló lamiendo sus dedos manchados, tan hipnótico que nuevamente punzo su polla. No era posible, su periodo refractario no era tan corto. Al menos duraba diez minutos, no diez segundos. Bakugō notó su mirada, terminó con el semen en sus dedos y luego se acercó hasta sus labios. Sonriendo como si pudiera ganar una medalla por ello.

—Tienes una buena dieta, no sabe tan mal. De hecho, sabe malditamente bien, podría acostumbrarme a ello—Izuku sonrió vil ante su comentario, levantó sus manos liberadas y empujó a Katsuki contra la cama. Quedando a horcajadas sobre su regazo, moviéndose inquieto sobre su miembro. Rozando sus testículos y obteniendo dos manos estampadas en sus nalgas, estaba apretando la carne con tanta fuerza que abrió sus labios para quejarse. No solamente de la presión, sino también de la sensaciones electrificante que fluían en mismos sentidos para ambos. Sus miembros estaban goteando, e Izuku estaba realmente sorprendido de lo que Katsuki podía soportar. Habían pasado unos minutos y seguía manteniendo la erección en lo alto, con las venas sobresaliendo de su piel, palpitando sangre caliente.

—Veamos entonces cómo sabe el tuyo—se arrodilló alrededor de sus caderas en la desordenada cama, levantó sus caderas y con el lubricante cayendo de su entrada, se alineó con la erección de Katsuki. Lamiendo sus labios, bajó lento. Hasta acabar consumiéndola toda en su cuerpo. Dió un ligero suspiro cuando se sentó, se percibía bastante bien. Era correcto, era perfecto y nadie podía decirle lo contrario—. Esto es bueno...

—Si es así, entonces no pares. Nunca lo hagas—Katsuki se enderezó en la cama, rodeó su cuerpo y movió sus caderas mientras mordía sus labios con besos, apretando con sus pulgares la piel de su espalda baja. Comenzó a emplear un movimiento férreo pero era un poco incómodo hacerlo en mitad de la cama. Así que Izuku le susurró contra la oreja que mejor se fueran hasta la cabecera y así lo hicieron...

Siguieron moviéndose juntos, cadera contra cadera, dejando la timidez a un lado. Probando sus labios y el sabor de su salvajismo, aferrándose a cualquier objeto que les diera la estabilidad suficiente para perderse en sí mismos. En el movimiento alrededor del placer, en la forma que su trasero consumía por completo su polla y el sonido celestial, de los gemidos, de la humedad tiránica de las caderas y como cada testículo impactaba la piel roja. Dejando sin aliento sus bocas, con el sudor recorriendo y dejando la sangre mancharse de éxtasis. Cuando acabaron la primera vez, no se detuvieron ahí, siguieron besándose y masturbándose mutuamente. Dejando que el líquido blanquecino cayera por sus muslos, hasta acabar por completo en las sábanas... Qué confidentes presenciaban el gran desastre de amantes que eran ambos chicos. Tan rotos, tan extasiados y tan correctos, que Izuku pudo ver en los ojos rojos un sentimiento que no pudo nombrar, algo que no debería presentarse a su edad. Pecado, quizás más... Porque se presentó por dinero pero se quedó ahí por las sensaciones que compartieron hasta la mañana siguiente, cuando el sol se apegó en las ventanas empañadas y ellos aún se entregaban besos...

Besos de amantes, besos repletos de peligro, besos de complejo éxtasis.

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