Al Estilo Emma© #1

Per shipsinthesky

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Venir al mundo por error, tener trastorno de pánico y poseer un coeficiente intelectual brillante, eran cosas... Més

SINOPSIS
AL ESTILO EMMA
TRÁILER
Rara
Vivian y el cliché de dios griego
Atención masculina
Coincidir
Alma gemela
Un raro hipoglucémico
Virgen protege a virgen
Mala suerte
Los amantes
Brandon, el hombre mono
El residuo de McClain
Dos tipos de amor
Asamblea
Una simple clase
Una noche de película
Secreto
En Venice Beach
El desaparecido
Los celos
Educación sexual
Milagro de noche de brujas
El corazón más noble
Desnudando el alma
La soltería
Un domingo
Soy Colin Oschner
Hipótesis
El planeta sigue girando
Mientras el universo siguiera expandiéndose
Con Colin de manera oficial
Tiempo de una nueva historia
Libro #2: El Novio De Emma
una propuesta de 4 de marzo

La manada

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Per shipsinthesky

Emma compró ensalada de pollo en un plato térmico, tenía intenciones de comerla sola en una mesa libre del restaurante del campus, sin embargo, encontró al cuarteto almorzando en un jardín, frente al restaurante, debajo de un árbol gigante y sobre una mesa de picnic. Una joven abrió la puerta y las risas de Alan se oyeron hasta dentro. Emma centró su atención en Colin; él estaba comiendo y escribiendo con lápiz, todo al mismo tiempo, luego miró la mesa, que planeaba utilizar, ya siendo ocupada por un grupo.

—Hola. —Se acercó, no pudo evitar sentir náuseas al ver a Alan y Eugene comiendo como unos cerdos, en cambio Jordan parecía cuidar su figura, con tanta combinación de nutrientes, después estaba Colin, comiendo espárragos con coles de bruselas y pechuga de pavo; él fue el único que no la miró, toda su atención estaba puesta en una hoja de papel borroneada—. Los vi comiendo desde el restaurante y...

—No necesitas pedirnos permiso para sentarte con nosotros, Emma, ya somos amigos —dijo Eugene, con salsa de tomate en la boca y un toque de queso derretido; estaba comiendo hamburguesa con papas.

Emma sonrió tímidamente y se sentó al lado del estudiante obsesivo, Colin.

—Oye, Emma. —Alan la apuntó con un aro de cebolla frita—. Nos enteramos de que tu compañera estaba tratando de reproducirse mientras tú dormías a su lado, eso es extremadamente caliente de pensar.

—No creo que se encontrara tratando de reproducirse precisamente, Alan. Era otra mujer.

—¿Pudiste dormir después de eso, Emma? —inquirió Jordan, preocupado.

Emma abrió la boca con ánimos de responderle a Jordan cuando de pronto, Colin se metió.

—Me preocupaste. —Se miraron—. Fue un error mío dejarte con esa loca, imagina qué tan loca está, todo lo que pudo haberte hecho, sin mencionar que estaba drogada. Estuve a punto de volver a tu cuarto para traerte conmigo, no lo hice porque...

—¿Por qué?

—Porque le faltaron huevos. —se coló Jordan.

Emma ni siquiera volteó a mirarlo.

—No quería parecer intenso —dijo Colin.

—Cole, tú no pareces intenso, tú eres intenso —corrigió Eugene.

—Se preocupa demasiado por todo. —le explicó Alan a Emma, hablando con la boca llena. Emma lo notó desde que prácticamente lo conoció; Colin no era un chico normal, era raro, igual que ella—. Mmm, Colin, Rebecca está camino al restaurante, aún no le diste un saludo de nuevo semestre, ¿le darías ese placer?

Colin miró cómo una amiga de Rebecca lo vio y se rió, él no perdió el tiempo; se levantó como bala y trotó hasta la puerta del restaurante. Emma no creyó que lo haría, estaba convencida de que Colin ya se encontraba en el proceso final de olvido, sonó como si se encontrara ahí. Guardó silencio, no entendía de lo que los muchachos comenzaron a hablar, mencionaron la poca dignidad de Colin y después se centraron en una noticia de fútbol americano universitario, miró cómo Colin le abrió la puerta a Rebecca.

—Hola. —le dijo.

—Colin —respondió Rebecca.

Él miró hacia la mesa y tragó saliva.

—¿Tienes tiempo para vernos en la noche? —Joder, ¿cuántas veces más le insistiría?

A unos pocos metros, Alan eructó con fuerza y Emma se tapó la nariz.

—Eres un asco, Al —habló Eugene.

—¿Él todavía la quiere? —Emma preguntó sin más, ese Colin le daba curiosidad.

—Está perdido —contestó Jordan.

—Muy perdido. Está entregando toda su dignidad al forzar una reconciliación —añadió Eugene.

—¿Por qué no son buenos amigos y le compran sexo con una desconocida o algo así? ¿No es eso lo que hacen ustedes cuando quieren olvidarse de una chica? ¿Tener sexo como si no hubiera un mañana?

Los tres rieron y Emma se sonrojó.

—Cómprenle sexo con una desconocida, dice. —Alan estaba desbordado en carcajadas—. Imagina esto, Emma: Colin es un chihuahua castrado y las vaginas son un rottweiler hambriento, el rottweiler se come al chihuahua, no es al revés. Colin debería comer vaginas, pero las vaginas lo comen a él. Es un virgencito santito... Pero jamás te atrevas a mencionarlo, es un secreto muy bien guardado por nosotros.

—Sí, muy bien guardado... —habló Eugene, rodando los ojos.

Emma miró cómo Colin sonreía para Rebecca, no podía creerlo. Gracias a ese comentario innecesario, Emma comenzó a verlo con otros ojos, no románticos, sino de pura e inmensa curiosidad. Era tan atractivo y dulce, sabía que tenía cientos de admiradoras alrededor del mundo, le parecía incoherente que Colin siguiera casto a sus veintidós años, ese era como un intento de desafiar las leyes naturales. ¿Un muchacho de veintidós años casto? Tenía que haber un motivo bien gordo para explicarlo.

—¿Me están mintiendo?

—Este es el momento en el que te decimos que sí, estamos mintiendo —contestó Jordan— para que luego no le eches burla a Colin, pero, no, estamos diciendo la verdad. Colin es casto por elección, y porque sus padres están dementes, su sexy mamá cree en la castidad hasta el matrimonio, creo que se volvió loca después de parirlo tan joven. Siempre nos preguntamos cómo mierda sobrevive, cualquier se lo preguntaría. Lo más curioso es que ni siquiera Rebecca le ha quitado esa convicción tan estúpida.

—Nunca la tocó indecentemente —comentó Alan.

Emma estaba escuchándolo todo mientras alternaba su mirada entre los muchachos y Colin.

—Pero tiene veintidós.

—A nada de cumplir veintitrés —acotó Jordan.

—A veces hipotetizamos que Rebecca lo terminó por eso —confesó Eugene—, pero tiene más sentido lo que ella usó como excusa; la gente es una mierda y basta con meterse al Instagram de Colin para notarlo, todavía tiene fotos con ella y los comentarios, cielos, desde gorda hasta fea.

—Cualquiera se ve gordo al lado de Colin —se burló Alan.

—Hizo mal a no defenderla, por eso no conviene estar con él —habló Jordan, clarito.

—Rebecca no es de su misma clase social, ¿cierto?

—No. Rebecca es pobre como Alan, o más —dijo Eugene, los muchachos hicieron una mueca en la que expresaban lo de acuerdo que estaban frente a eso.

—Y tú, Emma —siguió Alan—, ¿eres virgen?

Emma frunció el ceño. ¿Qué debía responderles?

—Sí, lo soy. —Era algo de lo que no se avergonzaba frente a ellos; los tres eran tan tontos.

Eugene escupió su comida por la inesperada confesión, en cambio Jordan sonrió.

—Uh, qué interesante —respondió Alan.

—Se supone que no le preguntas ese tipo de cosas a una chica, Alan —dijo Eugene.

—Pero no le molestó contestarlo. —Jordan siguió sonriendo.

—Shh. Ahí viene —señaló Alan. Colin estaba volviendo—. Cole, chicas lindas son aquellas que caminan a tu lado mientras tú estás ocupado cubriéndote la cara como niño emo. Avísanos si te pondrás a llorar, para preparar nuestras cámaras, digo.

Emma sintió lástima por Colin, dejó de mirarlo por un segundo y ya lo encontró ¿destruido?

—Me dijo que está saliendo con alguien más. —Se sentó, estaba reprimiendo sus ganas de ponerse a llorar—. Lo conoció en un café, es empleado, le derramó su bebida accidentalmente. Muy romántico, ¿no? No puedo creer que esté haciéndome esto, le di los mejores años de su vida; la apoyé en todas sus metas; siempre traté de ser el mejor para ella. Mi papá tiene razón, tengo el don de arruinarlo todo.

—No lo creo, Colin —dijo Emma, sintió que debía decir algo.

—Sabía que ya no volveríamos —echó una lágrima— y creo que lo que me hace sentir mal es saber que no valgo la pena, me esforcé hasta el límite por darle lo mejor, pero nada de lo que hago nunca es suficiente. ¿Qué tendrá ese tipo?

—Café gratis —contestó Alan.

—Quizá sea momento de seguir adelante —pensó Eugene— y como macho alfa de la manada...

—¿Quién putas te nombró macho alfa? —inquirió Jordan.

Alan se atragantó de la risa, Colin sonrió tan solo un poco y sintió rarísimo cuando Emma se atrevió a tocarle la mano como forma de darle ánimos, ambos se miraron, reaccionaron cuando Eugene siguió.

—Me autoproclamé macho alfa de la manada. En fin, declaro que Emma está lista para el rito de iniciación. Eres una de nosotros, Emma, pasaste la prueba. Felicitaciones, en nombre de todos.

—No sabía que estaba a prueba, tampoco sabía que tenían un rito de iniciación. —Emma miró a Colin, sonriéndole—. Deben ser el grupo más genial del campus, ni siquiera una fraternidad los alcanza.

—No somos un grupo, somos una manada. Tenemos un rito de iniciación, que cambiaremos de inmediato, porque el nuevo integrante será una nueva integrante. Enseñen sus muñecas, vamos, tú también, Colin.

Los cuatro extendieron sus brazos; tenían las muñecas tatuadas con un lobo.

—Qué cursis son.

—Estábamos ebrios —confesó Jordan.

—Nos las hicimos al tercer día de conocernos —explicó Colin, finalmente. Parecía animado, otra vez, sus amigos lo animaban bastante, y Emma también—, pero no te obligaremos a tatuarte, seguro no te gusta.

—No me gusta para nada. Si planean hacerme un rito de iniciación, entonces, tengan en cuenta que no pueden cortarme el cabello ni dañar mi aspecto físico de alguna manera porque les pondré orina en sus champús.

—Puedes confiar en nosotros —contestó el alfa.

Esa noche, Emma inició sesión en la comunidad en línea.

Hola, soy Emma. Ni siquiera sé porqué sigo presentándome así je, je.

Iniciaré confesándoles que no ando activa, como los primeros días, porque creo que me gané cuatro amigos en el mundo real. En la entrada anterior les hablé sobre los cuatro muchachos que conocí, que me cayeron genial, mencioné que no me sentía completamente confiada, pero, hoy, ellos me ganaron.

Me han hecho sentir importante y les interesa saber lo que pienso, no se burlan de mí; creen que soy genial, tanto que me nombraron como integrante de su «manada», así le llaman a su grupo de amigos. 

Los cuatro son fantásticos, pero C, él no deja de sorprenderme; nos interesan las mismas babosadas y se preocupa por mí, también mencionó que le parezco hermosa e inteligente, no sé cómo sobreviví ante tantos halagos de su parte. También me di cuenta que no es consciente de sus cualidades, se siente poca cosa cuando en realidad es todo lo contrario.

Me sorprende ver gente tan genial sintiéndose tan mal.

Todavía no le mencioné a mi papá sobre este cambio brutal en mí, y tal vez, no lo haga, por ahora. No quiero que se preocupe, es que fue clarísimo con respecto a los muchachos, y yo estoy bajando la guardia con ellos. Dejaré que fluya, llegará el momento indicado para contárselo.

Con respecto a mis clases, tengo mucha lectura que hacer, eso me emociona bastante.

PPublicó su nueva entrada, los comentarios que le llegaban eran tan importantes para ella. «¡Tu papá no tiene porqué enterarse! Ja, ja, ja»; «Sabía que conseguirías un grupo de amigos, no lo dudé»; «Ese tal C parece emocionarte, Emma». Emma cerró la computadora de golpe al leer ese último comentario, tal vez casi logró romper la pantalla, miró a Vivian, ella se encontraba sentada en el suelo, meditando sobre una alfombra hippie. «Ese tal C parece emocionarte, Emma». Patrañas. Imaginarlo hasta le provocaba risa.

Se duchó y salió del baño vestida en ropa de dormir, volvió a su cama para sentarse mientras peinaba su cabello húmedo, entonces, alguien llamó a la puerta con puñetazos y se oyó la canción Ameno, al otro lado. Emma sintió escalofríos, en cambio, Vivian gritó con enfado, se puso de pie para abrir la puerta.

Alan apagó la música frente a la pelirroja.

—Emma, andando —dijo Eugene.

—No nos interesa que tengas puesto un disfraz. —Colin sonrió y mordió su lengua, recordando la conversación que tuvieron en la madrugada, se veía completamente animado—. Vamos, será divertido. —Aunque no tenía la menor idea de lo que sus amigos planearon para la iniciación, juraron ser buenos.

—Sí, súper divertido —apoyó Jordan.

—Es medianoche y tengo que secarme el cabello.

Los cuatro se miraron entre sí, llegaron a un acuerdo entre miradas; asaltaron el cuarto para secuestrarla, la agarraron con fuerza y le pusieron una cinta negra en la boca para que no gritara más, a continuación, le ataron las manos con unos calcetines añadidos. El corazón de Emma estaba a nada de estallar, estaba muerta del susto y Vivian no movió ni un dedo para salvarla. Jordan la cargó sobre su hombro y la traslado como a una bolsa de patatas hasta una camioneta con polarizado negro. Emma trató, por todos los medios posibles, deshacerse de los calcetines, sus gritos eran ahogados por la cinta, era un desastre.

Quizá se confió demasiado.

Jordan condujo la camioneta, los demás se encontraban en el amplio asiento trasero.

—Emma, tú eres la novata, elige una canción —dijo Alan.

—Idiota, no puede hablar —respondió Jordan, viéndolos desde el retrovisor.

Eugene le arrancó la cinta.

—¡Mi papá los matará! —gritó Emma.

—Toma esto. —Alan le colocó una botella de alcohol en los labios.

—Es tequila, creo —explicó Colin—. Tranquila. No dejaré que estos tontos te intoxiquen o algo así.

—¡Están enfermos! ¡Háganme el favor de quitarme esos calcetines malolientes!

Colin le dejó libre las manos y le pasó la botella de alcohol; ella tenía prohibido consumirlo porque tomaba pastillas para controlar su mente; todos la estaban viendo con mucho entusiasmo, esperando que bebiera el puto alcohol. Lo que una persona hace por presión social... Emma se tomó de la nariz y bebió de la botella como si fuese una experta, casi devuelve todo sobre la alfombra; estaba asqueroso, demasiado.

—¡Los odio!

Los cuatro vitorearon. Emma no contuvo su risa y recostó su cabeza sobre el hombro de Colin, él la contempló como si hubiese sido hecha por Van Gogh, era tan hermosa para seguir soltera. Jordan frenó de golpe en una esquina, todos se movieron para delante, ni Colin ni Emma tenían idea de lo que pasaba.

—Emma, tienes que probar que fuiste hecha para pertenecer a nuestra manada —comenzó a decir Eugene—. Correrás hasta el café del idiota que robó a Rebecca, vengarás las lágrimas de Colin con esta lata de pintura en aerosol. El vandalismo es legal... para nosotros. —le entregó la lata de pintura.

—Ay sí. ¿Y las cámaras qué? —preguntó Emma. Por supuesto que no estaba del todo consciente; la Emma inhibida y correcta jamás hubiese considerado hacerlo—. ¿Cómo sé que no me dejarán ahí?

—Porque una manada no abandona a ninguno de sus miembros. Utilizarás esta máscara. —le entregó una máscara amarilla de pato emputado.

—Mueve tu traserito de reina —dijo Alan—. Tienes que tomarle una fotografía para validar tu obra de arte. Vamos, hazlo en honor al chihuahua castrado. Jordan, desbloquea la puerta ahora.

«¿Chihuahua castrado?», se preguntó Colin.

—Emma no tiene que hacer esto —habló el mismo—, la meterán en problemas, y a mí también. Quizá a ustedes nos les interese manchar sus expedientes, yo los mataré personalmente si arruinan el mío.

—Gracias, Colin —dijo Emma.

—Declaro que Colin tiene que bautizarse, otra vez. Tengo una máscara extra. —Eugene levantó una máscara de cerdo emputado—. Ambos están hechos un par de aguafiestas, háganlo por el honor.

Emma se colocó la máscara de pato emputado y abrió la puerta.

—Emma, no —dijo Colin.

Emma sonrió, colocándole la máscara y lo tomó de la mano con fuerza. Colin entrelazó sus dedos y corrieron a toda máquina, tres cuadras arriba; el pequeño café se encontraba completamente a oscuras.

—¿Qué quieres pintar? —preguntó Colin.

Emma entrecerró los ojos, viéndolo, y usó la pintura para escribir CERDO.

—¿Cerdo él o cerdo yo?

—Cerdo tú, siempre tú —rió.

Jordan se dio cuenta que una patrulla se encontraba vigilando la zona, estaban dirigiéndose hacia el café. gritó una mala palabra y aceleró.

—Vamos, te tomaré una foto al lado de tu arte —dijo Colin.

Emma posó, enseñando sus dedos del medio.

—¡Suban ahora! ─—les gritó Eugene.

Ambos se metieron de prisa, asustados y enojados, la camioneta desapareció en segundos del perímetro.

—Casi nos meten en serios problemas. —se quejó Colin.

Emma cogió la botella para beberla a fondo blanco, todos se sorprendieron al verla.

—Déjame ver la foto, guarro —ordenó Alan, rió cuando vio a Emma posando—. Es mejor de lo que pensé.

De pronto, Emma agarró a Colin de la cara, le pellizcó las mejillas y sonrió, después, abrazó a Eugene de lado y despeinó el cabello de Alan; estaba medio borracha, muy. Era la primera vez que se emborrachaba, tenía la cara completamente roja y la camioneta se movía con más exageración para ella.

—Chicos, quiero que sepan que nunca antes había tenido amigos. Quiero abrazarlos y besarlos a cada uno —habló sin soltar a Eugene—, maldita sea, son tan especiales para mí. No imaginan cuán aterrada estaba de pisar el suelo universitario, ustedes fueron tan buenos. Creo que hasta los quiero mucho. —Emma se desplomó sobre las piernas de Colin—. Cárguenme hasta mi dormitorio, por favor. No me manoseen.

Eugene tosió una vez, —Creo que debemos poner nuevas reglas en la manada; no manosear a nuestra reina. Es importante, tampoco debemos dejar que otro lo manosee. Siempre nos cuidamos la espalda, es hora de hacerle el honor a Emma.

—¿Puedo añadir otra regla, Alfa? —preguntó Alan.

—¿En serio lo llamaste Alfa? —Jordan los estaba viendo desde el retrovisor.

—Sí, puedes añadir otra regla, omega.

—Y sí, lo llamó omega. —Colin se golpeó la frente con su mano.

—No podemos enamorarnos de la reina, es la única hembra en nuestra manada, eso no te da derecho a pasarte de listo, Eugene. Eres un alfa soltero y morirás soltero, en un duelo contra Jordan. Emma es el tipo de todos; es bonita, inteligente e inexperta, el sueño de todo universitario, pero no podemos acostarnos con ella ni enamorarnos. La segunda regla es que Emma está prohibida, en todo sentido.

—Hablas como si te gustara, Alan —acusó Jordan.

—A todos nos gusta, ¿o me equivoco?

—Románticamente, no —respondió Eugene—, aunque me encuentro completamente de acuerdo contigo, Alan Moore. Emma está prohibida porque sé que, si alguno cruza esa barrera, la cagará y la perderemos, y necesitamos influencia femenina en nuestras vidas.

—Estoy de acuerdo. Recuerden que yo no tengo ni mamá ni hermanas, Emma me será útil cuando me enamore.

—¿Tú? ¿Enamorado? —se burló Colin.

—Emma nos será útil para muchas cosas —añadió Jordan.

Jordan, Alan y Eugene bebieron cerveza en el camino al campus, a Colin no se le apeteció; él hundió sus dedos en el cabello de Emma mientras la misma dormía, sonrió cuando vio el mechón de cabello cortado.

Momentos después...

—Yo la llevaré a su cuarto. —Jordan abrió la puerta del lado de Colin, miró a Emma, ella se encontraba plácidamente dormida sobre las piernas del segundo—. Tú no podrás cargarla hasta su edificio y está tan bien dormida como para despertarla.

Colin miró sus propios brazos delgados.

—Yo la llevaré ─dijo Eugene, al ver la cara de Colin; desaprobaba que Jordan se hiciera cargo.

—Realmente están peleando por quién cargará a Emma —dijo Alan.

Jordan la agarró y cargó como bebé, con la panza arriba. Emma tenía el cuello suelto como un cable, su cabello húmedo colgaba, en un sueño profundo. Colin la miró, se notaba que no pesaba mucho, Jordan era un imbécil aprovechador; sabía que no se aprovecharía físicamente de la Emma borracha, pero le dio una rabia ver cómo la cargaba, sintiéndose poderoso. 

Continua llegint

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