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By DarkCoffee14

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Yuuri Katsuki era un conocido modelo japonés que vivía en París. Su manera de caminar, su delgada silueta, aq... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34

Capítulo 18

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By DarkCoffee14

Narra Pichit:

- Maldita sea – dije en voz baja, viendo la foto de la noticia que salía en el menú principal de mi teléfono, en la que pura coincidencia, salía un joven de cabello castaño obscuro, silueta delgada y lentes.

- ¿Qué sucede...? – preguntó Seung-gil un tanto somnoliento, moviéndose en la cama - ¿Dónde está Yuuri?

- Pues en el reino de los ángeles... O bueno, allí estará cuando me vea – dije entre dientes.

No me lo podía creer, ¿qué pensaba ese muchacho? ¿Es que acaso no se puede quedar en casa un solo día sin hacer nada raro? Incluso sabiendo en la situación en la que se encuentra y el peligro que corre al salir solo...

Seung-gil suspiró y apoyó su mano en mi hombro, tirándome hacia atrás.

- Ya lo conoces Pichit... Es un idiota – dijo él riendo. – Vas a ver que en cuanto lo llame va a responder – marcó el número del japonés y esperó un par de segundos. De repente paró en seco – Oh no.

- ¿Qué pasa ahora?

- Su celular está apagado... – respondió mi alfa en voz baja.

- ¡NO ME LO PUEDO CREER! – grité exaltado – ¿Es una broma? No, no lo es. Tú no haces bromas – llevé mi mano a mi frente. Todo iba de mal en peor.

- ¿Ahora qué? ¿Tienes idea de dónde puede estar? – preguntó él haciéndome unos masajes suaves en los hombros.

Negué con la cabeza, tomé una sus brazos y los jalé hacia mí, haciendo que me abrazara el cuello.

Su aroma me tranquilizaba, y lo que necesitaba en ese preciso instante era justo eso.

- Prende la computadora, abre el archivo de rastreador y empecemos a trabajar – le dije liberándome del abrazo improvisado.

Él acató mi orden sin chistar, se levantó de la cama y se dirigió a la habitación de artefactos de rastreo.

Desde que empecé mi entrenamiento como mánager de un modelo profesional, descubrí que había una norma fundamental que nunca debía romperse:

"Nunca le quites los ojos de encima al modelo"

Y dado que mi queridísimo Yuuri está más loco que una cabra, se aprovechó de todo y se fue de mi vista... Desgraciado.

- Ten – dijo Seung-gil ofreciéndome un par de audífonos.

- Gracias – dije a la par que me sentaba.

El cuarto de vigilancia estaba equipado con todo lo que un acosador podría desear. La diferencia, estaba en que nosotros lo usábamos por trabajo, no por simple ocio... No siempre.

Yuuri tenía un rastreador en cada una de sus prendas, él era consciente de eso, o al menos se suponía que lo era, era una de las condiciones del contrato.

Sólo que estaba en letras chiquitas en la parte de arriba, a la derecha, así que probablemente no lo notó.

- Está a 48 kilómetros – soltó de la nada Seung-gil.

- ¿Está yendo al hospital en llamas? – pregunté abriendo la boca.

- Vámonos, encenderé el auto.

- ¡Voy a llevar una pistola para darle con el gatillo en toda la cabeza!

- Pichit... - rió él revolviéndome el cabello – Con que lo traigamos ya será suficiente. Desde ya él debe saber que vamos en camino a buscarlo – se acercó y me dio un beso en la frente – te ves lindo cuando te enojas, se te hace una línea en medio de la frente.

- ¿Me estás diciendo viejo? – pregunté tomando sus mejillas y llevándolas a los lados.

Él tomó mis manos y las enlazó con las suyas, llevándolas alrededor de su cuello, acercando mi rostro al suyo.

- No me molestaría hacerme viejo si estás conmigo en ese entonces – susurró en tono dulce.

Sentí como mis pómulos empezaban a arder. Me encantaba, cada parte de él me hacía feliz.

Le di un beso. Quería que fuese algo fugaz... Pero se alargó un poco más de lo esperado.

Empezó a llevar su mano a mis cabellos, mientras que con la otra empezaba a quitarme la camiseta, su respiración y la mía empezaban a acelerarse cada vez más...

Yuuri podía esperar un rato más, era un adulto.

- Sinceramente - dijo Seung-gil con voz ronca - Si me lo por mí fuera, te marcaría en este instante - empecé a notar que sus ojos estaban cambiando; su alfa lo estaba dominando.

- No, no ahora - lo aparté con cuidado - Tendremos otro momento para esto.

- P-pero - me miró como perro arrepentido.

Maldición. Yuuri, a veces de verdad haces cosas que hacen que quede indefenso...

Seung-gil suspiró, se separó por completo de mí y ayudó a que me levantase.

- Vamos por el japonés - dijo él decidido - Seguiremos con esto en unos días. A solas.

(...)

Narra Yuuri:

- Hay muchas personas por aquí – decía Vitya.

- En ese lugar había muchísimos niños... – dije en voz baja. Él me tomó de la muñeca de repente - ¿V-Vitya?

- No te separes de mí – dijo con voz seca – Hay muchos alfas por aquí... Voy a hacer algo que quizás se te haga raro.

- Convivo con alfas a diario, puedo cuidarme solo – dije riendo. Pensé que estaría avergonzado, pero no me soltó en ningún instante.

Luego entendí el porqué de su accionar.

Todos los alfas que estaban por los alrededores estaban armados, algunos sacaban a personas del hospital para llevarlas a ambulancias y otras...

Se peleaban por los omegas que estaban siendo rescatados, ¿es que acaso ni siquiera en esos casos los alfas se detenían?

Muchos me miraban de arriba a abajo, algunos con lujuria en su mirar, otros con malicia y perversión. Pero para mi suerte, Vitya ahuyentaba a todos, su gruñido constante alejaba a todo aquel que se acercaba.

- ¿Me entiendes ahora?

Asentí con la cabeza y susurré un . Nunca había visto a tantos alfas tan... Hambrientos. Pero ese no era el momento.

Tenía que encontrar a Vitally, y tenía que hacerlo rápido ¿Quién sabe? Quizás ya lo habían trasladado a otro lugar.

O tal vez ya estaba muerto.

Rogaba a Dios que fuese lo primero.

Disculpa señor - dije acercándome a un médico que estaba tratando a un beta con unas medicinas - ¿Ha visto a un hombre de cabello platinado con vendas en el brazo?

- Es muy parecido a mí - dijo Vitya señalándose.

- ¿Te importa si te huelo un poco? - preguntó él - tienes un olor que se asemeja al de la persona que me están describiendo.

El médico lo miró de pies a cabeza y lo olfateó un poco, enclinándose en puntitas para llegar a su cuello. Fue en ese momento cuando me di cuenta que él tenía una marca en la parte posterior de su cabeza.

El médico que estaba en frente de nosotros era un omega.

Mis instintos empezaban a jugarme en contra, incluso cuando se trataba de un omega con dueño, ¿por qué me sucedía esto? ¿Y por qué demonios estaba celoso? Aquella persona sólo trataba de ayudarnos, no de perjudicarnos.

Además, Vitya era sólo un amigo, al igual que Vitally.

Dos amigos peli plateados, de cuerpos estructurados por los mismísimo dioses griegos, de ojos matadores y sonrisa seductora.

Pero al fin y al cabo, sólo amigos.

- Ah... Se refieren al joven Vitally, ¿verdad? - dijo el desconocido con un mirar algo triste - No sé si lograron sacarlo, estaba en las salas de al final... La explosión fue fatal. La sala de emergencias y la de niños en cuidado estaban justo en el centro de todo, no tenemos muchos sobrevivientes si soy sincero.

- ¿Está muerto? - pregunté con un hilo de voz.

- Gracias, seguiremos buscando - respondió Vitya tomándome de la mano, jalándome hacia el lado contrario.

Por casi diez minutos me mantuve en silencio absoluto mientras Vitya preguntaba a todos los presentes.

¿Vitally podía estar muerto?

Sentí que en cualquier momento podría perder la conciencia y caer al suelo. Mi mente estaba matándome poco a poco, pero nadie lo veía.

Ha sido así desde hace años atrás. Nunca he sido la clase de persona que se queja por todo, tampoco de las que arman un drama o un lío para conseguir algo. Siempre fui más de los que trataban de buscar soluciones a las cosas, beneficiando a todos; menos a mí.

Lo más lamentable de las personas como yo, es que casi nunca las cosas salen tal y como estaba planeado. Casi siempre salimos dañados, de una u otra manera. Yo, por ejemplo, me desmayo cuando ya no puedo más, pero esa es sólo una de las reacciones más comunes...

Mi hermana era similar a mí, sólo que en lugar de desmayarse, vomitaba. No importaba si era cólera, tristeza, impotencia, su cuerpo reaccionaba en su contra. Yo era uno de sus mayores soportes, y viceversa.

Pero ella ya no estaba aquí para mí.

Nadie lo notaba, y si no recibía ayuda pronto... Sentiría cómo el mundo se desvanecía en cuestión de minutos.

- Yuuri, creo que ya sé dónde está. Espérame aquí por favor - dijo Vitya apretándome la mano.

Se giró hacia mí una última vez, sonrió y luego se perdió entre la gente. Entró por uno de los pasadizos permitidos, con el apoyo de un oficial del lugar.

Esperé unos minutos mientras miraba a mi alrededor, todavía un par de alfas me observaban, pero ya me era irrelevante, no era algo nuevo.

De repente hubo otra explosión.

Esta vez fue muchísimo más cerca de lo esperado.

Pude ver como los bomberos y los rescatados salían presurosos de la zona.

Pero no vi a Vitya salir.

Me quedé petrificado cinco segundos, pero instintivamente empecé a correr hacia el peligro; no iba a perder a nadie más. Muchas personas corrían desesperadas en sentido contrario al que yo estaba, recibí varios empujones y unos cuantos golpes, pero no dejé de correr.

- ¡Vitya! - grité desde donde me encontraba - ¡Vitya regresa!

Señor, no puede estar aquí - dijo una enfermera mientras me llevaba hacia atrás - Tiene que salir de aquí.

Pero...

- Ahora, vámonos. No queda nadie allí - dijo con voz cortante.

Traté de replicar lo que había dicho... Pero me bastó ver su cara para ver que decía la verdad.

No lloraba, no hablaba, no parecía sentir nada. Sus ojos estaban inexpresivos. Me fijé un poco más en su vestimenta y pude notar algo que me hizo reaccionar.

Ella utilizaba el uniforme de los niños. Trabajaba con los niños, cuya zona estaba justo al lado del lugar de emergencias; el lugar de la explosión.

- No queda nadie allí - repitió en voz baja, más para sí misma que para mí, avanzando con paso seguro y mirada al frente.

No supe qué decir.

Al salir, para mi mala suerte, no pude más.

Miré a la catástrofe que un loco realizó para dañarme, pensé en Vitally, en Vitya, en las personas que habían muerto por mi culpa, en todo y en más. Y al no poder con toda esa carga, caí al suelo, indefenso en medio de una multitud de personas desesperadas.

Dicen que a cada uno le dan obstáculos para que pueda superarse y mejorar, pero, ¿de qué me sirve mejorar si dejo un camino de muerte y daño por donde paso?

Era injusto. Era ilógico. Y lo peor de todo: no era mi culpa.

¿Vitally estaría vivo? ¿Vitya habrá conseguido salir con él? ¿Alguno de los dos estaría a salvo?

Ya no quedaba nada por hacer en aquel instante, ni siquiera podía moverme, ni despertar. Sólo estaba en medio de mis pensamientos mientras todo acontecía a mi alrededor.

¡...ri! ¡Yuuri! ¡Reacciona hombre! - escuchaba a una voz lejan llamándome no muy lejos. Sentí una cachetada en mi lado derecho - ¡DESPIERTA DE UNA VEZ KATSUKI! ¡O JURO QUE TE VOY A DISPARAR EN LA CABEZA!

- ¡Pichit déjalo! - distinguí la voz de Seung-gil.

Eran ellos dos. Poco a poco abrí mis ojos, hasta que como si de dos ángeles se tratase, vi a Pichit y a mi guardaespaldas enfrente de mí. No pude soportarlo y me abalancé a los brazos de mi mejor amigo. Él al principio no supo cómo accionar, creo que estaba pensando si matarme, o responder afectuoso.

Hizo un poco de ambos; me dio un golpe en la cabeza y luego me abrazó.

Me llevaron a un hotel que estaba cerca del lugar, alquilaron una habitación y me dejaron dormir un poco.

Cuando desperté, ambos estaban sentados en la cama de al lado, mirándome fijamente.

Me senté y solté un suspiro.

- ¿Cuánto tiempo llevo dormido?

- Un día entero - respondió Pichit casi susurrando - ¿En qué estabas pensando?

- Es algo difícil de explicar.

- Yuuri - me llamó Seung-gil con semblante serio - Nosotros además de ser tus amigos, trabajamos contigo, no... Trabajamos para ti.

- Ya lo sé... Lo lamento muchísimo - bajé la cabeza por completo. Me sentía muy avergonzado.

¿Me habrían estado buscando mucho? Seguramente Pichit casi explota al darse cuenta que no estaba allí, en su departamento. Ni siquiera creo que ellos hubiesen pensado en ir a un lugar como el bar...

- ¿Desde hace cuánto vas a ese bar? - preguntó Seung-gil mirando hacia la ventana - ¿Sabes a lo que te exponías?

- ¿Cómo sabían de...? - estaba con la boca abierta, pero no terminé de decir mi frase, ya que Pichit empezó a reír en voz baja.

Lo sabían todo.

- ¿En serio creíste que no sabríamos dónde estuviste mientras nosotros nos distrajimos? - dijo él con voz sarcástica.

Suspiró, levantó la cabeza y tomó mi rostro entre sus manos.

- Mira Yuuri - dijo él observándome directo a mis ojos - Siempre te vamos a apoyar, incluso si es una estupidez. Pero tienes que hablarlo, no puedes fugarte de la nada. No eres un chico cualquiera, no eres un omega común y corriente, ¿eres consciente de eso?

Asentí levemente con la cabeza. Él sonaba tan sincero y tan calmado... Como si se tratase de un hermano mayor.

No lo vuelvas a hacer, ¿de acuerdo hermano?

- ¿De acuerdo Yuuri? - dijo Pichit cerrando los ojos, con una pequeña sonrisa en el rostro.

- ... De acuerdo - respondí con un hilo de voz, aguantándome las lágrimas.

- Hey, no llores Katsuki - dijo Seung-gil abrazándome por el cuello, revolviendo mi cabello - ya pasó, fue un descuido por nuestra parte y... Llamémosle una "aventura" por parte tuya. Lo que nos importa es que estás bien.

Solté aire, aliviado. El sentimiento de culpa se fue de repente. Pero volvió en menos de dos segundos, cuando recordé todo lo que había sucedido.

Tomé a Seung-gil por los hombros, él estaba sorprendido por mi accionar, incluso trató de zafarse de mi agarre, pero Pichi se lo impidió.

- ¿Y-Yuuri? - preguntó el coreano algo nervioso - ¿Qué sucede?

- Necesito buscar a alguien. No, necesito buscar a dos personas - dije levantándome de donde estaba de golpe - Uno se llama Vitally, el otro Vitya. Uno es fotógrafo profesional de una niña millonaria, el otro es mesero en una cafetería cerca del centro de París. Ambos encantadores, y ambos estaban en la explosión doble; por mi culpa.

- ¿Tu culpa?

- Sí... Me enviaron otro mensaje - dije con la voz un tanto entrecortada - Nunca deseé que algo como esto pasara. Estuve con los dos en distintos momentos, y en menos de venticuatro horas, le arruiné la vida a ambos.

- Yuuri, vamos a necesitar saberlo todo desde el principio para poder ayudarte - Pichit me tomó las manos suavemente en un gesto de confianza - Todo.

No me salté ni un sólo detalle. Prácticamente, les conté cada movimiento; cada segundo y respiración. Ninguno dijo nada, no parecían sorprendidos, sino preocupados.

Pero, ¿por qué no lo estarían? Nunca en la vida pensaríamos que algo así me sucedería, ¿cuándo fue que llegamos a este punto?

- Estás bien - susurró Seung-gil - Eso es lo que más nos importa en este instante.

Los tres teléfonos empezaron a sonar de golpe.

Pichit fue el primero en responder. Se puso pálido y me pasó el celular..

- Está en altavoz - susurró antes de que empezase a hablar.

- Pero bueno, al parecer sigues vivo Katsuki - una risa enfermiza.

- Eres un malnacido, insensible, asesino - dije fríamente.

- Me entrenaron para eso, así que me siento halagado - me podía imaginar que sonreía. Esa pequeña basura...

- ¿Dónde están?

- ¿Quiénes? ¿Los alfas que iban contigo?

- Sí. Los quiero de vuelta - ni siquiera sabía si estaban vivos o muertos, pero los necesitaba conmigo.

- Los tendrás... Pero no hoy, ni mañana. Sino cuando cumplas con tu parte.

- Entonces, ¿tendrías la amabilidad de decirme cuál es mi parte? - respondí sarcástico.

- Morir.

- Habla.

- Quiero que te vayas de París. Para siempre. Quiero que te vayas y jamás regreses.

- ¿Qué...? - susurré.

¿Dejar París? ¡Mi vida estaba aquí! Era lo único que me quedaba, yo...

- Si no lo haces, los mataré a los dos. Poco a poco los iré descuartizando, hasta que mueran.

- ¡Estás enfermo! - le grité.

Se volvía a reír, parecía que lo disfrutaba. Si no usase un editor de voz, lo capturaría enseguida...

--¡Gracias! En fin, piensa en mi oferta. Si decides aceptar, llámame.

Colgó.

Pasamos tres minutos en puro silencio.

Piensa en mi oferta.

- ¿Hago las maletas? - preguntó Seung-gil.

- No. Yo haré mis maletas. Ni se les ocurra venir conmigo - tragué saliva - ya maté a suficientes personas. 


___________________________________________

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___________________________________________

Hi. 

¿Me oyen? ¿Me escuchan? 

¡HE VUELTO BITCHES!

Ufffff... Se siente bien.

Si les soy sincera, no han sido los mejores meses de mi vida. Necesitaba escribir. 

¡Gané Best Delegate en mi comité de debate! :'D 

Aprobé todos mis cursos.

Conseguí crush. 

Lloré.

Las extrañé. 

Etc. 

Quisiera explayarme más... PERO SON LAS 12:10, ME QUITARON EL CELU Y ES DIFÍCIL OCULTR UNA LAPTOP.

GRACIAS POR LOS MÁS DE 16K SON MI RAZÓN DE VIVIR.

L@s adoro

Sayonara, granos de café~~~

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