Aumento de confianza y cariños externos mutuos.
—Oh vamos, Bakugou.
—Bakugou.
—No.
—Bakugouuuu.
— ¡No!
—BAKUGOOOOUUUU.
— ¡QUE NO, MIERDA!
Kirishima frunce el ceño y ligeramente rencoroso se voltea de mirarlo para volver a observar el cuaderno que tenía entre sus piernas. — ¡Pues bien! —Suelta, finalmente agarrando un lápiz y tratando de enfocarse en aquellos dificultosos problemas que no parecían compararse con el actual.
Y a Bakugou aquello le enojó... ¿O le avergonzó? No pudo notarlo con claridad, pues de un momento a otro el rubio lo había jalado de la camiseta y ambos se habían visto la cara; la de Kirishima lucía sorprendida, la de Bakugou, extremadamente roja.
Él entrecerró sus ojos.
—Eres un imbécil, cabellos de mierda. —Dice casi en un gruñido. El pelirrojo se confunde.
— ¡Pero, yo solo quiero hacer las cosas típicas en una relación con mi novio y ya! —Responde, y nota a Bakugou tensarse.
Y Kirishima tiene una idea descabellada.
—No puede ser, tú... ¿Tienes vergüenza del afecto? —El chico está que quiere ahogarse de la risa. — ¡Oh hombre, haberlo dicho antes! Así las cosas son más fáciles, Ashido tenía razón, eres un tsundere
— ¡NO DIGAS TONTERÍAS! —Su enojo parece aumentar más, a Kirishima no le importa, este está sumido en la idea "Bakugou tiene vergüenza, no le agrada la palabra novio" en su cabeza.
—No te preocupes Bakugou, un novio sabe lo que a su novio le avergüenza, tranquilo. No diré nada.
— ¡CÁLLATE!
— ¿Pero por qué? ¡Esto es divertido! Tu lindo novio ahora sabe que eres muy tímido como para recibir siquiera un bes— y Bakugou lo silenció.
Con un golpe, mortal y sencillo a más no poder.
Lo besó.
Y Kirishima podía confirmar que estaba igual o más rojo que su cabello.
Vale, no se la esperaba, de verdad, su chiste ni siquiera pudo durar más de cinco segundos. Pero dios mío bendito Bakugou, sus impulsos y sus labios tibios... Oh joder, sus labios, vamos, Kirishima, soñaste con esto desde primer año, tú puedes. ¡Tú puedes!
Pero a pesar de tener todas las ganas suficientes, no se movió, ni una pizca de nada.
Y permanecieron así unos diez segundos, benditos y malditos, torturadores y calmantes segundos que acabaron porque ambos estuvieron aguantando la respiración en un tipo de movimiento ingenuo.
—Vaya mierda de primer beso. —gruñó Bakugou.
—Podemos mejorarlo.
— ¿Ah? ¿Acaso te me estás insinuando maldito imbécil?
—No lo sé... Pero no creo que a Bakugou Katsuki le guste ser débil en algún tema. —Kirishima suelta una risa nerviosa, sin saber cómo reaccionaría el contrario.
—Jodido pelos de mierda.
Tuvo suerte.
Y sus labios chocaron otra vez.