Crónicas Saturnianas I : Híbr...

By alyssareigns96

2.2K 111 139

Intensa, Romántica y llena de acción! Esta historia, te cautivará desde el inicio. Zoee Holt es una extrater... More

PROLOGO: "ANTES DE TODO"
PARTE I
Cap. 2
Cap. 3
Cap. 4
Cap. 5
Cap. 6
Cap. 7
Cap. 8
Cap. 9
Cap. 10
Cap. 11
Cap. 12
Cap. 13
Cap. 14
Cap. 15
Cap. 16
PARTE II
Cap. 17
Cap. 18
Cap. 19
Cap. 20
Cap. 21
Cap. 22
Cap. 23
Cap. 24
Cap. 25
Cap. 26
Cap. 27
Cap. 28
Cap. 29
Cap. 30
Cap. 31
Cap. 32
PARTE III
Cap. 33
Cap. 34
Cap. 35
Cap. 36
Cap. 37
Cap. 38
Cap. 39
Cap. 40
Cap. 41
Cap. 42
Cap. 43
Cap. 44
Cap. 45
Cap. 46
Cap. 47
Cap. 48
Cap. 49
Cap. 50
Cap. 51
Cap. 52
Cap. 53
Cap. 54
Cap. 55
Cap. 56
EPÍLOGO
¡Próximamente!

Cap. 1

182 10 0
By alyssareigns96

1000 i'wos después de la caída de Saturno.

La tierra. Ciudad Nyx. 7:10 am.

Hoy comencé el día con una sonrisa, esperando que eso me ayudara a espantar todo lo demás, pero no estaba dando resultado.

Todo el asunto de ser hibrida seguía consumiendo el poco buen humor que albergaba por estos días ¡como si no tuviera otros problemas por los que preocuparme! Porque aparte de esta contrariada condición, tenía que mantener la farsa de que éramos unos amables vecinos Sat de luz para que los humanos del edificio no nos denunciaran por...bueno, en estos tiempos, ellos denunciaban por cualquier cosa.

La máquina de jugos comenzó a tocar una dulce melodía, anunciando que la fruta ya había sido convertida en un delicioso zumo. Y esta vez, en vez de alegrarme por tener un delicioso jugo de frutas, me sentí más frustrada.

Estúpidos e ingratos humanos. Mi raza les dio todo lo que tienen. Les dio salud, seguridad, buena educación, tecnología de vanguardia, ¡naves espaciales! Incluso esta estúpida máquina de jugos, y los muy desconsiderados se atreven a decir que se sienten incomodos ante nuestra presencia. Bueno, técnicamente ante la presencia de cualquier saturniano de luz u oscuro Sat, porque frente a mí, las reacciones eran diferentes.

La melodía proveniente de la máquina de jugos comenzó a sonar más fuerte, alejándome de mis pensamientos, y con el tronar de mis dedos, la apague para volver a mi rutina de todas las mañanas. Hacer el desayuno-odiar en silencio a los humanos-odiar en silencio a mi raza-odiar el planeta tierra-esperar por Timy, mi hermano pequeño, para desayunar-y rezar porque mi abuela no apareciera sin aviso esta mañana.

- ¿Timy? —. dije, desde la cocina.

No hubo respuesta.

Me alejé del umbral de la cocina para buscar algo para mi desayuno, pero me detuve en medio camino, al ver mi reflejo en la puerta cristalina del refrigerador.

Libere un suspiro de cansancio.

Aunque no lo crean, aun no me adapto del todo al gran cambio corporal y psíquico que conlleva ser hibrida, porque si, toda mi vida he sido hibrida, pero aquella parte de mí siempre estuvo bloqueada por un extraño encanto que una mayya me lanzo cuando era pequeña y hace tan solo dos años, que ese extraño encanto se deshizo, dejando libre a mi verdadero yo, mi verdadera esencia. Luz y oscuridad a la vez. Una Sat con dos esencias en su interior, viviendo en un planeta de porquería como este, rodeada de débiles, pero necesarios humanos, y odiosos Sat achacados a tradiciones del Saturno antiguo, que, aunque detestara admitir, también las proclamaba. Esa era yo, esta era mi vida.

Dejé de mirarme en la puerta del refrigerador haciendo caso omiso a aquellos rasgos híbridos que me delataban ante los demás, y la abrí solicitando unas galletas de chocolate al sistema automático que estaba instalado en el aparato. Este abrió una de las secciones para mí y me entrego las galletas, como una máquina expendedora de la antigua era.

Abrí el envase de galletas y lo deposite en un lindo plato de metal que compre en el mercado de antigüedades, y volví a ver mi rostro reflejado en él. Y suspire de nuevo.

Hoy tenía que dejar a un lado todos mis problemas con el mundo y conmigo misma porque Timothy estaba ansioso por comenzar la escuela de nuevo, como un niño normal, sin lidiar con su origen o sus problemas familiares, como yo tuve que hacerlo durante toda mi infancia, y no puedo quitarle esta increíble oportunidad de tener una vida sin tantas ataduras como la habría tenido si nada de lo que paso hace casi dos años hubiera sucedido. Es decir, por un lado, es bueno ¿No?

-vamos Timy, llegaras tarde-anuncie, terminando de preparar el desayuno.

Tome un plato cuando otra máquina acabo de hacer los huevos por mí y los deje sobre la mesita de la cocina.

Timothy se asomó por el pasillo con una mirada algo perdida y me llamo la atención, porque ayer estaba de lo más feliz por retomar la escuela. Además, el papel de aguafiestas me tocaba a mi interpretarlo, no a él, que era casi como un pequeño Sat de luz sonriente, aun cuando fuera solo un Sat codva, un "alienígena" sin esencia, es decir, Timy era casi igual a un ser humano, solo que su complexión era Sat, pero sus dones no alcanzaban para ser algo más. Los tenia, podía ocuparlos, pero a una escala mucho menor que cualquiera de nuestra raza.

-no estoy seguro de si debiera volver al colegio. —comentó algo asustado.

Enarque una de mis cejas marrones. ¿Qué estará tramando ahora?

Timy comenzó a jugar nerviosamente con las mangas de su uniforme y luego suspiro para darle dramatismo.

- ¿de qué hablas? —puse mis manos en mis caderas.

-una escuela en Nyx no es lo mío. Tienen demasiadas reglas y son muy pretenciosas y...- abrió sus ojos azules para abarcar con la mirada todo su cuerpecito, como si estuviera evaluando su aspecto. –odio este uniforme. Realmente no es lo mío, Zoee.

-ni lo mío. —confesé en voz baja, porque creía que estaba más asustada que él por este nuevo comienzo. —pero Timy...

-no quiero ir. –me interrumpe, haciendo puchero.

Me acerco a él, agachándome para estar a su altura.

-­­­­debemos pasar lo más desapercibidos que podamos. -advertí comprensiva. - es lo que debemos hacer por ahora. No podemos arriesgarnos a que nos encuentren. Aun cuando no fuera lo que soy, somos Holt y cualquiera que quiera hacerle daño a nuestra abuela o a...

-lo se...-refunfuña.

La verdad soy yo la que no me puedo arriesgar a ser reconocida por los de mi especie ni mucho menos por los humanos, porque ya ha se ha corrido la voz de mi existencia, y como siempre mi abuela me advirtió <<las legiones me van a querer utilizar como arma>> y los humanos como excusa para <<expulsar a los Sat de su planeta>>.

- ¿estás seguro de que lo entiendes?

-si lo hago...-refunfuña Timothy otra vez. Ordena uno de sus risos hacia atrás y logra mostrarme una mueca parecida a una leve sonrisa. – yo debo demostrarles a todos que somos "Sat súper normales" y tu...

-yo debo protegernos. –respondí. '

Él niega con su cabeza, y sus ojos tormentosos y azulados me evalúan.

-tú debes intentar traer a nuestra madre de vuelta. --explica, poniendo su pequeña mano en mi pecho. - o al menos averiguar qué paso con ella.

Mi hermano pequeño sabe cómo arruinar cada vez más mi día.

Timothy al ser un Sat codva, no tiene que regirse mucho por las reglas de las legiones, y no porque no quiera, sino porque al ser "aire" las legiones ignoran su presencia. Lo único que les queda a los pequeños Sat codva es ser manipuladores como los humanos, amables como los Sat de luz e inquietantes como los Sat oscuros, de esa forma, pueden ser reconocidos y no exiliados de ninguna parte.

Su vida es tan complicada como la de una hibrida como yo.

Mi abuela decía que al ser hibrida (luz y oscuridad a la vez), yo era como "el equilibrio perfecto" entre maldad y bondad, entre pasión y control, entre locura y cordura, y muchos antónimos terrestres más, y que por esa razón debía sentirme bendecida, ya que no tenía que lidiar con pensar solo de una manera, sino que podía hacerlo de ambas, y mis posibilidades para elegir eran miles. Pero la verdad es que ser hibrida no es tan lindo como lo hacía sonar mi abuela cuando era pequeña.

Ser una hibrida inexperta, que no sabe controlar sus impulsos y que ha tenido que acostumbrarse a nuevas e intensas emociones, no es lo más lindo de la vida. Y mucho menos lindo es el hecho de que si alguien se entera de que existo, las cosas se volverían más tensas de lo que ya están. Es por eso por lo que me oculto, y de paso oculto a mi hermano, que puede que no sea un hibrido, pero que si es tan diferente como yo.

Lo que me molesta enormemente no es el hecho de que Timy no entienda que necesitamos ocultarnos, sino que mi pequeño hermano aún tiene la esperanza de que vaya a buscar a nuestra madre, sabiendo que ella—aunque es Sat de luz—es tan fría como la nieve y tan seria como la crisis ambiental de la tierra. Además, aquella mujer a la que Timy llama nuestra madre no es más que mentiras, secretos y repetidos actos de abandonos envueltos en una mujer Sat.

No es mucho lo que hizo como madre como para ganarse una búsqueda, después de que ella misma nos abandonó a la suerte en Nyx. Y menos se merece la devoción y el cariño que Timothy le tiene. No se lo merece en absoluto.

Sé que le duele el tema de nuestra madre porque se nota en sus profundos ojos azules de Sat codva, pero no puedo hacer mucho con ello. Y él lo sabe.

Le revuelvo su pelo castaño para animarlo, porque no se me ocurre nada más que hacer por el momento, y él me observa otra vez.

-hare lo que pueda- miento. Trato de sonreír, pero hace mucho que mis sonrisas son menos que una mueca. -- sabes que lo intentare por ti.

-lo sé...-responde algo inseguro. De pronto se incorpora y sus facciones se suavizas con una sonrisa infantil. –no corres peligro intentándolo. Sabes que nadie puede matarte.

¿Qué?

Eso me ha dejado sin palabras. Él nunca habla de mi condición de hibrida de una forma tan segura y aireada. Algo pasa y necesito descubrir que es.

- ¿Por qué lo dices? -pregunto con fingida inocencia.

-eres hibrida-sonríe con complicidad, como si ser hibrida fuera algo fenomenal en nuestra sociedad tan revuelta. - tú no mueres.

Voy a decirle algo, pero él corre veloz a sentarse sobre una de las sillas flotantes, y devora su desayuno para no seguir hablando conmigo.

Jamás pensé que alguien algún día mencionara esta parte de mi vida, como asumiéndola por completo. Como si fuera de lo más normal ser hibrida y no morir porque no hay arma en la tierra, ni humana ni Sat, que afecte ambas esencias Saturnianas a la vez.

-bien, sabelotodo. –digo, acariciando su carita. –termina tu desayuno con más calma y luego te vas a la escuela.

Timy termino su desayuno rápido, ignorando mi sugerencia, toma su pequeña mochila y se despidió de mi con un empalagoso abrazo, muy típico de un Sat de luz. Y esto porque él, al crecer en una familia luz, había adoptado todas las costumbres de esa legión, al igual que yo, lamentablemente.

-nos vemos en la tarde, pequeño manipulador.

-nos vemos, Zoee. –respondió, corriendo hacia la entrada.

Antes de que yo lo alcance, él ya ha abierto la puerta del departamento y se ha teletransportado hasta el elevador, porque es la distancia más segura que un Sat codva puede recorrer con su don y me sonríe burlonamente cuando se cierran las compuertas metalizadas del elevador, dejándome sola en el corredor de nuestro piso, ansiosa porque él tenga un buen día, y asustada porque no sea así.

Pero me digo que todo saldrá bien.

*_*

He terminado de vestirme para el día de hoy, siempre escogiendo prendas Sat que oculten mis rasgos híbridos de los humanos curiosos y los Sat pretenciosos. También, he terminado de arreglar mi cabello en un intrincado de trenzas estilo imperial Saturniano, tradición de luz que he mantenido durante todo este tiempo, para mantener un bajo perfil, puesto que los humanos adoran a los Sat de luz y porque es más fácil para mi desenvolverme en un territorio de leyes y tradiciones que siempre he conocido, no como la cultura de la legión oscura, en la que soy casi nula en todo sentido.

Es decir, puede que sea hibrida, pero mantenerme como luz, y dejando raya o "dormida" mi oscuridad, es mucho más seguro y más conveniente para todos.

Le hecho una última mirada a mi atuendo compuesto por un vestido corto de tonos celestes y azules, a mis tacones preferidos, y al abrigo que hace juego con el conjunto. Luzco decente, y eso es bueno. De hecho, me siento bonita y esta vez no suspiro ante mi reflejo, sino que sonrío aprobando mi estilo de luz, hasta que una nube blanca, parecida al vapor se apodera de mi atención, y la sonrisa desaparece por completo.

Mi abuela aparece detrás de mi vestida para salir, con un elegante traje verde agua de dos piezas y me sonríe con inocencia.

-Abuela. –digo, entre dientes, volteándome hacia ella, sin saludarla en lo absoluto.

Técnicamente Azul, mi abuela, no vive con nosotros. Ella es nuestra fachada para no levantar sospechas entre los vecinos, ya que es de por sí bastante extraño que una joven como yo no vaya a la escuela, y que además tenga tanto capital como para tener un piso en uno de los edificios más seguros y hermosos de la ciudad de Nyx.

-querida Zoee, estas lista. —dice ella, tampoco saludando, y no como una pregunta, sino más bien como una afirmación que hizo con su voz aterciopelada de Sat de luz.

-siempre. —respondo, sonriendo de manera sarcástica.

Esto era algo que constantemente hacíamos. Mi abuela es una buena persona, pero no tiene mucho instinto familiar que digamos. Aunque, debo admitir, que jamás ha dejado de intentarlo, algo que no puedo decir de mi ausente madre.

- ¿Qué te trae por aquí?

Azul me sonríe de nuevo, pero no de forma muy sincera.

Me indica que vayamos a la cocina para poder hablar más tranquilas y yo la sigo con paso decidido.

Esta mujer de contextura delgadísima y facciones parecidas a las mías es algo así como un "agente del destino" suprema. Podríamos llamarla, su líder. Los agentes del destino, son algo así como los policías que mantienen en orden a los humanos y a los Sat, preocupándose de que todo sea lo más "justo" posible y protegiendo la integridad de ambas razas, así, de esta forma, la vida de los humanos se mantiene en equilibrio con la nuestra y su raza evoluciona (no tanto como la nuestra, pero hacen el intento), entregándonos energías tanto positivas (luz) como negativas (oscuridad), para que podamos sobrevivir en la tierra.

Pero esto no siempre fue así... no siempre tuvimos que alimentarnos de las buenas o malas acciones de los terrestres. Pero muchas cosas pasaron en nuestro planeta, y la única solución que nos quedó para seguir subsistiendo fue vivir a costa de otros, en un planeta que no es nuestro. Aunque técnicamente debería serlo, porque hemos estado aquí desde hace muchos i'wos.

- ¿iras a la escuela también? -dice despreocupada, mientras le pide a la cafetera su café especial, que consiste en café de grano humano, con esencias de flores de Saturno. –luces tan arregladas, querida.

siempre habla tan desvinculada en relación con todo lo normal o anormal de mi vida.

- ¿Qué te hace pensar que yo querría estar con humanos? -respondo divertida. –porque puede que haya sido interesante hace un tiempo, pero ahora...

dejo la frase en el aire para que ella saca sus propias conclusiones.

-la verdad es que no lo sé. —hace un gesto con sus hombros, y luego toma su café. –jamás me siento muy segura frente a tus actitudes...pero creo que, si quieres que no te encuentren, debes actuar mejor la vida de una chica normal.

-cómo ir a la escuela...--señalo, sarcástica. –que gran idea, abuela.

Ella le da un sorbito a su café.

-digamos que no es muy normal que una niña de 17 años deje de asistir a la escuela en estos tiempos tan prósperos.

Prósperos. Que graciosa es. Yo no llamaría "prospero" a un momento en el que los humanos han decidido por extrañas razones volverse en contra nuestra y los nuestros hayan decidido dejarse liderar por Sats tan tiranos como los actuales gobernantes de cada legión. Así que no, estos no son tiempos prósperos, pero prefiero no discutir ahora esto con mi abuela.

-no necesito pasar por eso de nuevo...-le explico, tomando un poco de jugo de naranja. –puedo pasar desapercibida sin tener que ir a la escuela, abuela.

-entonces, ¿Qué harás? -pregunta, intrigada.

- ¿desde cuándo estas tan interesada en lo que hago? -pregunto, también intrigada.

Ella se encoje de hombros, pero su gesto arrogante me dice que se trae algo entre manos, como cuando Timy lo hace también.

-abuela, tu jamás estas aquí, así que no actúes como si te interesara mi vida. O la de Timy.

Tomo unos sorbos de mi jugo de naranja y me como una de mis galletas, esperando que ella contrataque.

-no tienes que ser tan dura conmigo, Zoee. -señala con seriedad.

Se extiende un silencio incomodo entre nosotras.

-no estoy siendo "dura contigo" –exclamo, molesta. –estoy siendo sincera y...

-a veces olvido que eres oscura también...--me interrumpe, susurrando el insulto.

¿Por qué lo susurra, si es obvio que quería que yo lo escuchara? Me molesta que utilice mi doble esencia como excusa. Y mucho más me molesta, que lo haga para fastidiarme.

-no tiene nada que ver con eso, abuela. —mascullo entre dientes.

Ella acomodo uno de sus mechones de cabello opaco detrás de su oreja algo nerviosa ante mi tono de respuesta.

-no metas mi hibridad en esto. –advierto.

-solo recuerda que ahora tu "hibridad" esta desbloqueada. –me señala con el dedo.

-Como si no lo supiera, abuela.

La verdad es que la mayor parte de mi vida la viví siendo una Sat de luz relativamente normal, inserto en una sociedad de humanos amantes de alienígenas, viviendo una vida tranquila en San Kara intentando pasar lo más desapercibida posible, para simplemente no llamar la atención de otros Sat de luz, humanos y de oscuros. Porque la única forma de que yo volviera a ser hibrida, de que mi esencia real se desbloqueara, era a través de tres pasos que debía involucrar a algún Sat oscuro.

Y ese oscuro, no podía ser nada más ni nada menos que Thayer D'laud. Pero él, es otra historia, una que no quiero volver a recordar ni revisar nunca más.

-créeme que no lo he olvidado. —murmure, mirando por la ventana de la cocina. —no tienes que recordármelo cada cinco segundos, ya me basta con vivirlo en carne propia.

-soy tu abuela, lo quieras o no, Zoee. Y debo protegerte con mi vida.

Dejo escapar una risita sarcástica, y ella hace un mohín ante mi respuesta.

¿Con su vida? Mi abuela a veces es tan cínica. Es decir, puede que me haya ayudado bastantes veces a salir de embrollos con mi madre, puede que me cubra las espaldas cuando meto la pata en las legiones, puede que me haya en enseñado a pelear y a usar diferentes tipos de armas Sat, pero que ponga su vida después que la mía, eso no lo creo. Mi abuela siempre hace todo lo que hace esperando una recompensa psíquica, solo para sentirse mejor con ella y compensar todo lo malo que ha hecho durante su larga vida en la tierra.

-gracias, pero no me interesan tus falsas promesas. –la recrimino. Me cruzo de brazos. –me las he arreglado sola durante bastante tiempo, y justo en estos momentos...

-sé que eres fuerte Zoee, pero si para algunos humanos se ha vuelto complicado convivir con nosotros, imagínate lo que sería si se enteraran que hay alguien más poderos y peligros que un Sat oscuro o de luz por ahí merodeando entre ellos, y ¡dioses! Imagínate lo que sería si...

-yo nací aquí abuela, ¿no lo recuerdas? -la interrumpo.

-lo sé querida...-dice sin ánimo. —pero yo viví todo el proceso en el que los humanos tuvieron que acostumbrarse a nosotros y no sabes cómo fue de difícil para ellos, querida Zoee.

La fulmino con la mirada, porque detesto que me llame así. Lo detesto demasiado. Me recuerda a alguien que en serio no quiero recordar en estos momentos.

-pero eres una nosotros. –añadió, ignorando mis implícitas amenazas. –Aunque hayas nacido en la tierra, eres Sat. Eres de Saturno, Eres como nosotros y...

-No abuela...-la interrumpo. Dejo escapar una risita carente de humor. – ¡yo no soy como ustedes! soy una "abominación" ¿lo recuerdas? Mi propia madre me lo dejo muy claro la última vez que la vi.

Dejo caer los platos sucios en el fregadero y paso una mano por mi cabello para poder aclarar mi mente y calmarme un poco. Ella hace lo suyo, sufriendo por sus errores en silencio como cualquier Sat de luz haría. Menos yo.

–soy una hibrida, no soy como ustedes.

Puedo controlar mis emociones impulsivas y oscuras, pero no por mucho tiempo, y esta conversación me está gastando mucha energía. Lamentablemente, La vida que se me otorgo por la forma en como fui concebida está llena de sufrimiento, inestabilidad y represión, secretos, y quien sabe que más. Algo que me dejo muy claro mi madre desde que me dio a luz. Mi abuela por otro lado se comporta a veces algo más "comprensiva, y siempre ha creído que yo soy algo así como un designio, como un mensaje, como una oportunidad que los dioses le han mandado a los de mi raza para establecer una paz ya inexistente y poder volver a nuestro hogar. El problema es que su hija (mi madre) la comenzó a convencer de lo inconveniente que era mi presencia, porque era la prueba de que su hija había roto la regla más importante de su legión y se había enamorado de un oscuro.

-ella jamás quiso hacerte daño...--señala mi abuela, jugando con su taza de café entre las manos, ya media vacía.

Mi abuela siempre ha defendido a mi madre. Siempre lo hará. De todas formas, es un Sat de luz. Pero no estoy física y emocionalmente lista para hablar de esa cruel y dura verdad en estos momentos. Quizás nunca lo estaré.

-abuela...--llamo su atención. Suspiro y me apoyo en la mesita de la cocina para mirarla directo a los ojos. Unos ojos parecidos a los míos, solo que ya más descoloridos por los años de vida terrestre. –dime lo que realmente tienes que decir y luego vete. Así no perderemos tiempo en charlas que sé que ahora no quieres iniciar ni tener conmigo.

Ella suspira con pesar.

-Zoee...-dice, observándome con compasión. —Kohn B. quiere a Timothy...

¿Qué?

-para ser más clara...los quiere a ambos.

Continue Reading

You'll Also Like

537K 62.6K 15
Harry había pasado por varias injusticias a lo largo de su vida. Había perdido y amado; preguntado y respondido. Pero aquella vez, cuando sabiendo qu...
6.2K 175 23
Imagina un pueblo cualquiera, grande...pero no muy grande, todos los habitantes se conocen entre ellos. Entre toda esa gente común que habita el pueb...
64.7M 6.1M 118
¿Qué harías si una noche encuentras a un chico semi desnudo y cubierto de sangre en tu patio? ¿Qué harías si es atractivo, pero también es perturbad...
66.8K 7.4K 48
An Zhe era un hongo cuya misión de vida era criar su propia espora. Un día perdió su espora. La buscó por mucho tiempo por todo el mundo antes de v...