Zootopia: The New Wild City...

By Bassilix

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Una nueva y terrible droga ha aparecido. Nick y Judy se ven envueltos en un nuevo caso, pero esta vez las cos... More

El Nuevo Aliado
HISTERIA
La Tercera Regla
Por El Bien de Los Dos
Hay Algo Extraño
La Cita
Presagios
¿Donde Está Wilde?
Caiga Quien Caiga
Por Un Descuido
Secuestrada
Todos Somos Iguales
Permíteme Traicionar Tu Confianza
Presa y Depredador
Motivos
Te Puso en Mi Camino
Un Día Tranquilo
En Medio de Todo... Estás Tú
Bienvenidos a Wild City
El Kamikaze de WCPD
No Estaba Equivocado
Como Humanos
Ghost
Nota
Sentido del Olfato
Así es Wild City
Autopsia
Advertencia
Un Mal Presentimiento
Despair
Bestia
Sospecha
Malas Noticias
Información Clasificada
Ojos Rojos (1era Parte)
Ojos Rojos (2da Parte)
Ojos Rojos (3era Parte)
¿Enemigo?
Un Paseo por El Infierno
Aquel que Solías Ser
Un Valioso Consejo
Enfrentamiento (1era Parte)
Desaparecida. Nota de la autora
Aviso de una Gata desaparecida 😿😿😿
Enfrentamiento (2da Parte) (NO ESTABA MUERTA, ESTABA DE PARRANDA!)
Enfrentamiento (3ra Parte)
Enfrentamiento (4ta parte) (Lo prometo, ya casi termina :'v)
Enfrentamiento (Parte Final)
Epílogo
Capítulo Adicional

La Calma Tras La Tormenta

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By Bassilix

Pasaron tres días luego de haber acabado el enfrentamiento en la mansión Lynx. Todo se había convertido en una paz inusual jamás vista en esa ciudad.

La oficial estaba sentada sobre su cama de hospital, teniendo una intravenosa metida en su mano izquierda, observando con especial interés el cielo azul que podía apreciar desde su ventana, adornado al fondo con el magnífico océano a la distancia. Judy sonrió al sentir la paz que había en el ambiente y viendo las múltiples heridas en todo su cuerpo.

De repente alzó la oreja para escuchar la puerta abrirse repentinamente y dejando asomar la cabeza pelirroja de un zorro también lleno de lesiones pero con una sonrisa plena en su rostro.

Nick cerró la puerta y entró a la habitación de su compañera. Tenía su brazo derecho completamente inmovilizado por el daño en su hombro y el otro vendado por la larga cuchillada que había recibido, ambas producto de los encuentros con el conejo.

Judy le saludó gustosa y él se acercó a ella.

- ¿Cómo sigues? – preguntó el zorro sentándose en su cama.

- ¡Bien! ya casi no me duele, aunque es un poco molesto mover el brazo todo sedado – replicó ella riéndose y girando su hombro donde estaba la sutura nuevamente cerrada de su clavícula – ¿y qué hay de ti? ¿cómo siguen tus brazos?

- El doctor me prohibió mover este por al menos dos meses y el otro pues... – se revisó el izquierdo – estará bien con cuidados, aunque me duele todo.

Judy sonrió.

- Dijeron que fue un milagro que la explosión no haya comprometido ningún órgano ni tampoco causara ninguna lesión interna grave en mis huesos.

- ¿Lo ves? Estás protegido.

- No podía morir sin decirte lo mucho que te amo – susurró acercándose a ella y besando suavemente sus labios.

- No puedes morir porque yo te lo prohíbo.

- También por eso.

Nick bajó la cabeza un poco desanimado.

- ¿Pasó algo? – preguntó la coneja al ver la actitud de su novio.

- Roger enloqueció porque perdió a quien amaba – se volvió a verla – me pregunto si yo también lo haría si te perdiera a ti.

- Nadie puede saber como va a reaccionar en medio de la desesperación – respondió ella mirando hacia otra parte.

- ¿Tú eres capaz de perdonarlo?

Ella negó con la cabeza.

- No tengo nada que perdonarle, de todos modos, no se le puede culpar de lo que hizo, ¿o sí?

Nick la miró algo sorprendido y se paró de la cama.

- Eres tan compasiva...

- Si no lo hubiera sido, tú no estarías conmigo ahora – le respondió con algo de burla.

Nick le sonrió.

- Tienes razón.

- ¿Cómo está Badger?

El zorro esquivó la cara.

- Aún no despierta. Reyna parece un alma en pena.

- Pobre. Es horrible imaginarse por lo que está pasando.

- ¿Saber cuanto amas a alguien cuando ya es muy tarde?

- Escuché de una enfermera que no ha salido de su habitación desde que lo internaron.

Nick bajó la cabeza.

- Sólo resta esperar a que ocurra otro milagro – esbozó Judy todavía entristecida.

- Los milagros los crea uno mismo. ¿No es lo que dicen?

Judy sonrió hacia él dándole la razón.

- Iremos dentro de un rato a verlos, ¿verdad?

- Eso es obvio...

- No puedo creer que Nigel se haya puesto de nuestro lado.

Ella bufó.

- Parece que yo gané...

- ¿Qué?

- Nada, nada...

Luego de eso, ambos oficiales siguieron hablando un rato más. Las cosas habían sido atropelladas desde que llegaron a esa ciudad, pero ambos estaban satisfechos de decir que se había hecho un buen trabajo. Con los dos mafiosos imposibilitados la paz en la gran metrópolis lentamente podría ser reconstruida en su totalidad.

Un par de horas más tarde, Nick y Judy seguían conversando, dando detalles que no conocían sobre la misión y bromeando como era de costumbre cuando escucharon la puerta abrirse. Ambos se volvieron a ver y se sorprendieron al ver a dos de sus preciados amigos que habían pasado a visitarles.

Dan y Luna estaban llegando con un ramo de flores blancas y dos sonrisas iluminadas en sus rostros. Luna se había quitado su disfraz de recepcionista y ahora portaba el uniforme de la WCPD junto con su placa y una pistola eléctrica, su cabello estaba suelto y sus impactantes ojos grises brillaban con entusiasmo.

- De parte de todo el departamento de la WCPD, oficial Hopps – esbozó el tigre blanco entregando el presente.

- Crisantemos. Me encantan. Gracias, Danny – exclamó la coneja abrazando el ramo. Daniel se ruborizó un tanto rascando su cabeza.

- Todos estamos muy contentos y esperamos su pronta recuperación – siguió la loba igual de sonriente.

Nick los miró a los dos.

- No sabía que ustedes fueran compañeros – replicó mirando con picardía la pareja de loba y tigre albino.

- Bueno, sí – respondió indecisa la loba – pero estábamos trabajando en campos distintos y pues... la verdad no creímos que fuera necesario aclarar eso.

- Tienes una linda compañera, tigre – repuso el zorro hacia Daniel – cuídala, que cualquiera que llegue podría intentar robártela.

- Eso nunca – respondió desentendido el felino – yo sin Luna me volvería loco.

La loba se ruborizó inquieta.

- D-D-¡Daniel! ¡¿Qué tonterías dices?!

Él se volvió hacia ella y le sonrió.

- ¿Qué? Es la verdad.

La oficial bajó la mirada y las orejas avergonzada y esquivó la vista de todos los presentes. Nick y Judy se rieron por lo bajo al ver la repentina e inesperada declaración despistada del tigre hacia la pequeña loba gris.

En ese momento, alguien más entró a la habitación haciendo que el ambiente se tensara. El gran toro se presentó en la puerta, y los dos efectivos de su división se pusieron rectos como frente a un comandante. Bullock observó a los dos oficiales de la ciudad vecina con un severo rostro serio y mudo, luego se acercó a ellos y extendió su gran y pesada mano frente a ellos.

- No creo ser el único en odiar la idea pero, el detective Bounce no se equivocó con ustedes. Aunque haya sido una trampa, el que vinieran fue una decisión muy bien tomada.

Nick y Judy se miraron fijamente entendiendo lo que el jefe de la WCPD les decía, luego se volvieron y ella estrechó su mano pequeña con la del inmenso toro.

- De cierta forma, hay que agradecérselo – respondió seriamente la coneja.

Después, el toro se dio la vuelta y caminó hacia la puerta, los otros dos oficiales se despidieron de los pacientes y se fueron tras él.

- ¿En serio vamos a echar tierra a todo el asunto con Bounce? – preguntó el zorro incrédulo.

- ¿Y tiene caso seguirle reclamando?

El zorro no respondió. Ella sonrió.

- Vamos a ver a Reyna...

- Está bien...

En otro dormitorio, la pantera se encontraba durmiendo, como todos lo días desde que había llegado allí, apoyada en el regazo de su compañero, quien seguía inconsciente. Estaba decidida a ser el primer rostro que él viera cuando se despertara, él tenía que regresar a ella, no podía quedarse con las palabras que tenía que decirle en la boca, ella no se lo permitiría, y para eso, él debía estar despierto, para escucharla decirle lo que debió haber oído hace años.

En sus sueños sintió las caricias mustias que peinaban su pelo, enredándose en los mechones negros y largos, acariciando suavemente sus orejas forradas de terciopelo, pero era sólo un sueño, ella seguía con los ojos cerrados, porque temía que al despertar esa sensación de estar nuevamente con él se haya evaporado y que solamente se convirtiera en una ilusión, de todos modos, ya había soñado tantas veces esa sensación y al despertar se veía el desencanto de que su compañero todavía seguía dormido.

Reyna abrió lentamente sus ojos como no queriendo despertar y encontrarse con su realidad, el precioso color de sus gemas verde esmeralda empezaba a vislumbrar la luz de un nuevo día, otro más de espera inútil, otro día de tormento por seguir en la expectativa entre lo real y lo etéreo, pero al encontrar sus ojos casi despiertos del todo se dio cuenta de que algo en el cuerpo inconsciente había cambiado; el gris de los ojos serios y malhumorados del tejón estaba presente en su imagen del mundo real.

Badger había despertado.

Reyna se levantó mecánicamente no creyendo lo que estaba viendo frente a ella, sus ojos se inundaron de lágrimas incrédulas y todavía atemorizadas de que fuera otro sueño en su deseo por verlo despertar. Sus labios rojos, entreabiertos de la impresión temblaban incapaces de decir su nombre, aunque se muriera por hacerlo.

- ¿Estás bien? – esbozó suavemente el tejón con una sonrisa en su rostro.

Reyna, inmóvil, sólo pudo asentir con la cabeza lentamente.

- Qué bueno. Eso significa que te fui útil al final... me alegra saberlo. Eres todo lo que me importa...

Ella empezó a llorar.

- ¿H-Honey? – esbozó sin poder creerlo.

El tejón rodó los ojos y se puso serio.

- Te he dicho mil veces que no me gusta que me llames así. Bueno, tratándose de ti, creo que dejaré que lo hagas.

La pantera se reanimó de repente, llevándose las manos a la cara y sin pedir permiso se lanzó sobre el tejón en la cama.

- ¡Honey Badger! – exclamó loca de la alegría.

- ¡GAAAH! ¡No tan fuerte! ¡Reyna! – reclamó empujándola – ¡Reyna! ¡Todavía me duele la herida!

- Jeje, perdón...

- Bah, tú jamás cambiarás. Tan descuidada como siempre. No sé como es que eres forense.

Ella rió.

- Cierra la boca, tejón mielero.

- ¡Ni siquiera me gusta la miel!

Ambos se rieron un segundo y luego se miraron fijamente. El corazón de la pantera estaba latiendo como desbocado, pero él tampoco se quedaba atrás, se ruborizó al ver de frente los hermosos ojos de su adorada pantera, era como si todo un remolino de emociones se desatara con sólo mirarla; la sonrisa del rostro del tejón se borró medianamente y dejé una mueca de algo de tristeza.

- Creo que... tú y yo debemos hablar ahora...

Reyna no dijo nada. Badger bajó el rostro un poco avergonzado.

- No esperaba tener que... es algo complicado. La verdad... Reyna, yo...

La pantera alzó su mentón para que la encarara.

- No es necesario que me digas algo que yo ya sé, Dominic – esquivó la mirada – soy yo quien debería estar avergonzada. Me siento tan tonta, por haber tenido que esperar a casi perderte para darme cuenta...

- ¿De lo que siento por ti?

Ella negó con la cabeza.

- No, Badger. De lo que yo siento – bajó las orejas – al pensar siquiera que podía perderte fue como si mi mundo se desmoronara ante mis ojos, nunca me di cuenta de lo realmente importante que eres en mi vida y tenía tanto miedo de que no volvieras – sus ojos se aguaron – no sé qué hubiera hecho si tu...

La pantera no fue capaz de decir nada más, no con el nudo que tenía en su garganta. Reyna empezó a temblar de impotencia bajando la cabeza y postrándose sobre su regazo como si le pidiera perdón de no haber actuado antes, de no haberse dado cuenta de sus sentimientos, de haber estado tan ciega. El tejón la observó también con un trago amargo en su boca, odiaba ver llorar a Reyna y más el saber que era por su culpa que lo estuviera haciendo ahora, ya no tenía a quién más culpar de su llanto sino a sí mismo. El forense apoyó su mano sobre la cabeza de la hembra acariciando suavemente, consolándola como solía hacer, luego lanzó un suspiro y se resolvió a hablar.

- Soy yo quien debe disculparse. Supongo que no lo hice bien.

Ella levantó la mirada.

- ¿Qué quieres decir?

Badger esquivó la mirada.

- Creo que no fui lo suficientemente claro, o al menos directo. Me hice pasar por tu amigo todo este tiempo y nunca te di real constancia de lo que de verdad sentía y me sentaba a un lado y te veía de lejos. Podría decirse que tenía miedo... a que me rechazaras.

- Entonces los dos fallamos – sonrió la pantera – yo tampoco fui capaz de darme cuenta de ello, y eso que mi intuición es bastante aguda – bromeó riéndose.

Ambos se miraron fijamente.

- ¿Y entonces cómo quedamos ahora? – preguntó el tejón un poco nervioso – Ya sabes lo que siento por ti, Panther Reyna, ¿tú qué es lo que sientes por mí?

Reyna tragó un bulto.

- Si supiera qué responder ya lo habría hecho.

Badger hizo una mueca y bajó la mirada.

- No quiero que te sientas en deuda conmigo, tampoco que me aceptes por lástima o agradecimiento por recibir esa bala. Habría recibido cincuenta más por ti...

- ¿Yo sentir lástima de ti? – arqueó la ceja la pantera – Badger, no hay nadie en este mundo que yo admire más que a ti. Eres el mamífero más brillante sobre la tierra, un profesional por excelencia y un prodigio en la computación. ¿Qué más podría pedir?

El tejón sonrió de lado algo inseguro.

- ¿Un buen novio, tal vez?

La hembra se echó hacia atrás sorprendida y se tapó el rostro con las garras algo avergonzada. Badger empezó a desvariar sin saber qué decir.

- N-n-n-no lo sé... T-tú, yo, abriendo cadáveres en el día y cenando juntos en la noche. No sé, piénsalo.

Ella puso su mano en la mejilla del tejón.

Reyna se acercó a él lentamente y le sonrió con serenidad.

- Suena como el mejor de los planes...

Luego de esa frase se acercó más al tejón y unió dulcemente sus labios con los suyos. Era una sensación nueva para ambos y el que finalmente pudieran estar de esa forma había dejado en claro todo lo que necesitaban decirse, no hicieron falta palabras para expresarse los sentimientos mutuos y recíprocos que tenían el uno hacia el otro.

En ese momento, Nick había abierto la puerta lentamente, pensando que la gran felina todavía estaría rendida sobre el regazo del paciente, pero al observar la imagen frente a él, sólo pudo responder de una manera. Judy, quien estaba a su lado, se extrañó por la forma en la que el zorro se había quedado viendo dentro de la habitación sin abrir del todo la puerta.

- ¿Qué pasa? – preguntó la coneja algo impaciente.

Nick le hizo una seña para que guardara silencio y abrió un poco más la puerta para que ella también se asomara.

Ambos fueron testigos de un dulce gesto de amor puro entre sus dos amigos y se pusieron de acuerdo al saber que ninguno de los dos debía interferir.

Los oficiales sacaron lentamente la cabeza de la apertura y el zorro cerró con suavidad la puerta.

Pero esto no pasó desapercibido ante los atentos oídos del tejón y se apartó un poco aturdido.

- Espera – le dijo a la felina viendo hacia la entrada – creo que escuché la puerta cerrarse.

- Por favor, Dominic. ¿A quién demonios le importa eso? – reclamó la hembra con una sonrisa fastidiada y volvió a halarlo hacia ella con más ímpetu.

Fuera de la habitación, en el pasillo.

- Y hasta que por fin – suspiró el zorro aliviado.

- Tardaron bastante, ¿no? Bueno, también debíamos considerar que él nunca llegó a ser claro con ella.

Nick la miró irónico.

- Zanahorias, no podía ser más claro. Badger hizo de todo para demostrarle a Reyna que la quiere. No es su culpa que ella viva en las nubes.

Judy arqueó la ceja. Nick le hizo una mueca de obviedad.

- Lo último que faltaba hacerle era pegarle en la cara con un ladrillo que dijera "me gustas, estúpida.". Reyna se pasó de ciega.

- ¿Tú me habrías pegado en la cara con un ladrillo? – preguntó ella sarcástica.

Nick se volvió a verla y le sonrió burlón.

- Si te hubieras tardado más en entenderlo júralo que sí. Uno pierde la paciencia, ¿sabes?

- ¡Qué cruel! – exclamó ella sin aguantar la risa – aun así estoy contenta por esos dos.

- Supongamos que la historia terminó bien al final.

- Supongamos...

Los dos oficiales siguieron caminando por el pasillo cuando repentinamente escucharon la voz de alguien que los llamó por sus nombres. No conocían esa voz.

- Oficial Judy Hopps. Oficial Nicholas Wilde, aguarden un segundo, por favor.

Nick y Judy se volvieron a ver de quién provenía esa voz que parecía conocerlos, pero al ver hacia atrás, ninguno de los dos sabía quién era esa. Un zorra de cabello castaño rojizo con algunas canas blancas entre mechones, la mirada dulce color caramelo y unas mínimas arrugas en su rostro; de porte elegante y señorial, obviamente era una adulta de tercera edad, aproximadamente 40 o 50 años; estaba sonriente y caminaba custodiada de dos tigres vestidos de negro que la perseguían por el pasillo. Los oficiales se extrañaron al ver a la zorra que les sonreía de una manera muy natural y familiar, como si de verdad les conociera de algo.

- Gracias por esperar – esbozó la zorra disculpándose – lamento la tardanza, no puedo caminar bien con estos tacones – extendió su mano frente a ellos y ambos se sorprendieron al ver que su dedo índice faltaba en su mano derecha – oh, lo siento – respondió la hembra mayor apartando la mano cortada entre risas y entregando la izquierda – con tantos avances que ha hecho la tecnología, nadie ha sido capaz de inventar las prótesis para los dedos de la mano o el pie.

- ¿Usted es...? – preguntó la coneja algo desconcertada.

- ¡Dios mío! ¿Dónde están mis modales? ¿Cómo están? Permítanme presentarme. Me llamo Roseline Foxy y sólo me paseaba por aquí para encontrarme con ustedes. Tenía tanta curiosidad por saber quiénes habían sido los héroes de la ciudad que vine por mí misma. Aunque no se supone que deba hacer eso, sin embargo, ya no es tan peligroso como antes. Jamás me imaginé que podría tener una oportunidad de conocerles. Les agradezco de todo corazón su espléndida labor y dedicación para con nosotros, de verdad que esta victoria nunca podría haber sido consumada sin su ayuda. En nombre de toda la ciudad, mil gracias.

- Ah, no hay que agradecer, señora Foxy... – esbozó Judy.

- Por favor, pueden llamarme Rose. Con toda la confianza del mundo.

- Está bien. No necesitas agradecernos nada, Rose. Nosotros sólo hicimos nuestro trabajo, fue un gusto haber podido ayudar a resolver el problema en el que se encontraban. Pero la verdad, no hicimos mucho – miró a Nick – yo fui tontamente secuestrada y todo lo demás se fue dando por obra del destino.

- Yo ni siquiera llegué a ver a Jack Owen ni una vez – repuso el zorro restando sus méritos.

- Y no hace falta agregar la valiosa colaboración de Nigel con la policía – siguió la coneja.

- Eso fue una sorpresa para todos.

- Sí...

Rose observó y escuchó atentamente a los dos oficiales, pero no podía dejar de sonreír al ver el buen equipo que hacían. La zorra asintió entendiendo el punto de ambos.

- Mi motivo de esta visita, no fue solamente para agradecer por haber querido ayudar a salvar Wild City, oficiales – repuso suavemente la mayor – la verdad lo que hicieron por mi mejor amigo no puede ni podrá compararse con nada en mucho años.

No le entendieron.

- ¿Se... podría explicar mejor?

La zorra sonrió.

- Fueron capaces de darle a Roger lo que yo no logré hacer cuando lo intenté – respondió la zorra con los ojos oscuros y una sonrisa entristecida.

Ambos oficiales se miraron.

- ¿Usted era amiga de Roger? – bajó la coneja sus orejas.

- Así es. Fuimos muy buenos amigos hace algunos años – respondió todavía con pesar – sin embargo, la última vez que lo vi, Greg, mi marido, me prohibió volverlo a hacer – se tocó su mano derecha – y aun así no fui capaz de alejarme de él. Siempre estuve vigilándolo entre las sombras, nunca creí que fuera a llegar tan lejos...

- Es difícil de creer – confesó el zorro rascando su oreja.

- ¿Puedo preguntar por qué?

- Pues hasta lo que sabía, Roger odiaba a los depredadores.

Foxy rió.

- Él no siempre fue así. Hubo un tiempo donde estoy segura que ustedes habrían podido ser muy buenos amigos – bajó la cabeza – fue una desgracia lo que le pasó, y aunque no estuvo bien lo que hizo, jamás fui capaz de dejar de preocuparme por él, incluso aunque tratara de olvidarlo. De alguna forma me sentía responsable.

Inesperadamente, uno de los guardaespaldas de la bella dama se acercó a ella y le habló al oído, aunque no evitando que los otros dos le oyeran.

- Señora, me disculpo. Informan que ya llegó su transporte por usted.

- En seguida termino – respondió la hembra con confidencia a su guardián, luego se volvió a ver a los dos oficiales y les sonrió con gentileza – me encantaría quedarme a charlar un poco más con ustedes, pero será mejor que me vaya antes que se den cuenta que no estoy. Podría ser un problema – volteó medianamente a ver el fondo del pasillo tras ella – vine, además que para verlos a ustedes, para reconocer el cuerpo de mi preciado conejo. Estaría pidiéndoles demasiado pero, me gustaría que pasaran mañana por el funeral de mi amigo, sólo para darme el pésame.

- Estaremos allí, señora – respondió Judy convencida.

Luego de eso, la zorra se despidió con un breve gesto y se dio la media vuelta junto a sus guardaespaldas para ir hacia el fondo del corredor y perderse por las escaleras.

Nick y Judy la observaron hasta el final con una única cosa en sus mentes.

- Incluso él tiene a alguien que le llore.

- La muerte siempre será dolorosa para alguien, Nick.

- ¿De verdad iremos al funeral de ese psicópata?

Ella le miró a regañadientes. Nick lanzó un suspiro y sobreentendió la respuesta de su pareja.

El cielo paulatinamente se fue nublando, pero no parecía que fuera a llover. Era como si la naturaleza se hubiera puesto de acuerdo para rendir tributo a la tristeza en el ambiente. Muchos de los efectivos se encontraban allí vestidos todos en un luto muy grande; algunos lloraban en silencio, otros, las viudas de muchos de los policías caídos exteriorizaban sus sentimientos a través de impetuosos gritos de dolor que parecían un carnaval de rugidos que se empeñaban por ver cuál era el más fuerte de todos.

El jefe Bullock de la policía, el oficial Daniel, la oficial Luna, los dos forenses y los oficiales de la ZPD rendían un sentido homenaje a todos aquellos que habían perdido la vida, pero que gracias a su sacrificio el orden en la ciudad se había restaurado, sus muertes no habían sido en vano y un nuevo aliento de esperanza comenzó a nacer en los corazones de todos y cada uno de los habitantes de esa inmensa metrópolis, esperanza de un mejor mañana.

Más de setenta tumbas estaban abiertas, para honrar a los héroes sin nombre que dieron su vida y con el valor de unos guerreros se resolvieron a proteger y resguardar a su amada ciudad.

Nick y Judy se apartaron lentamente luego de haberse profesado los votos de descanso, Badger y Reyna también se dieron cuenta de ello y entonces empezaron a seguirles.

- ¿A dónde van? – preguntó el tejón acercándose a la coneja.

- Tenemos otro funeral al que acudir...

Los forenses se miraron entre ellos.

- ¿Es en serio? – preguntó el tejón incrédulo.

- ¿Lo están enterrando hoy también? – añadió la pantera un poco abrumada.

Ella asintió, respondiendo las preguntas de ambos.

- No cuenten conmigo – replicó con rencor el tejón – no me importa lo que haya pasado con él. Ese tipo era un psicópata y nada de esto hubiera pasado si no se hubiera empeñado de vengarse de todos los depredadores. Además, trató muy mal a Reyna y jamás se lo voy a perdonar.

Judy frunció el ceño y lo miró severamente; Badger no cambió de mirada entonces ella le sonrió.

- Y también... de no haber sido por él, nunca nos hubiéramos conocido, Dom.

- Badger rodó los ojos.

- Ni gran favor que me hiciera.

- ¡Eres un idiota! – replicó la coneja empujándolo mientras reía.

- Me da igual. No iré a despedirme de ese infeliz. No pueden obligarme.

- ¿Y entonces por qué sigues caminando con nosotros? – preguntó el zorro con una sonrisa sagaz.

Badger bajó la mirada y vio sus pies que seguían avanzando sin detenerse, volvió la vista hacia arriba para contemplar los ojos de Reyna; esta le sonrió encogiendo los hombros y él le correspondió suspirando.

- Supongo que es porque me encanta hacer locuras...

A unos cuantos metros, un funeral más pequeño se llevaba a cabo; sólo había una única doliente frente a dos tumbas ya cerradas. La zorra levantó la mirada y vio llegar los dos oficiales, sorprendida les dedicó una afable sonrisa.

- Gracias por venir – esbozó Roseline sin dejar de llorar – por favor no odien a Roger.

- Ya no hay espacio para el odio, señora Foxy – respondió el zorro con completa convicción.

En ese momento Badger y Reyna llegaron al lugar y se paralizaron al ver directamente a la zorra, cubierta modestamente por un manto negro de encajes y llevando un vestido de tubo elegante y ajustado en su cintura.

- ¿Alcaldesa Foxy? – esbozó el tejón confundido.

La hembra se volvió hacia los otros dos y les sonrió.

- Ah, me descubrieron...

- ¿Alcaldesa? – replicó el oficial sorprendido – ¿Usted es la alcaldesa de la ciudad?

- ¿Sorprendido oficial Wilde?

- ¿Qué hace aquí? – esbozó la pantera sin dejar que el zorro respondiera la pregunta.

- Vine a decirle adiós a un adorado amigo mío, que por azares del destino tuvo que separarse de mi lado. Agradezco a todos ustedes por acudir a su despedida – observó la tumba – me alegra haber podido hacer algo por él al final...

Los cuatro efectivos bajaron las miradas y sorpresivamente encontraron dos lápidas de mármol blanco pulido y elegante con detalles tallados muy finos, una cama de rosas y claveles blancos en cada una y unas velas aromáticas que encendían y perfumaban dulcemente los lechos de los dos conejos. Roger y Thania habían sido enterrados uno al lado del otro y los dos ahora podrían descansar en completa paz, con la perpetua esperanza de que ellos finalmente podrían estar juntos nuevamente.

Nick observó la tumba de ambos esposos: "Roger I. Bounce y Thania Bounce Hunts" sonrió tranquilamente, sintiendo algo de felicidad por ellos dos.

- ¿Lo ves? Fuiste capaz de volver a verla, inútil...

Después de un pequeño tiempo de rezos en silencio, los cuatro efectivos se dirigieron hacia el resto de los oficiales junto con la alcaldesa a un lado, siempre acompañada de sus fieles guardianes.

- ¡Jamás me imaginé que usted podría ser la alcaldesa de la ciudad! – esbozó el zorro sin salir de su asombro.

- ¿Acaso es tan increíble que una hembra tome el poder?

- ¡No! P-pero... un zorro... pues...

Foxy le sonrió y le puso la mano en el hombro.

- Creo que estás consciente de lo que los zorros podemos lograr, querido Nicky.

- El oficial se ruborizó y sus ojos brillaron de entusiasmo.

- ¡Sí! ¡Esto es increíble! ¿Puedo tomarme una foto con usted? Finnick jamás me creería si...

Intentó acercarse a la mayor, pero inmediatamente fue interceptado por los dos guardianes que le gruñeron con rabia. Rose se rió al ver al intimidado zorro correr y escudarse detrás de la pantera.

- Lo siento. Volví a escaparme de la alcaldía, así que ya pronto debo regresar.

Nick bajó las orejas desanimado. Rose tomó a Judy de las manos y la observó a los ojos.

- Eres idéntica a Thania, ella también era una conejita muy vivaz y positiva. Nunca dejes de serlo.

Judy sonrió y asintió ante el cumplido. Luego la zorra mayor se dirigió a los dos efectivos con mucha cordialidad.

- Wild City siempre tendrá sus puertas abiertas para ustedes así que no duden en venir a visitarla de nuevo. Les prometemos que de ahora en adelante, las cosas serán mucho mejores para todos. En nombre de toda la ciudad, siempre tendrán nuestra eterna gratitud.

- Muchas gracias, señora. Y ustedes no duden en contar con el apoyo de la ZPD si vuelven a necesitarlo.

- Lo mismo digo – respondió la zorra y antes de marcharse se acercó al zorro – Oficial Wilde.

Nick alzó la vista, ella sacó un teléfono.

- ¿Una foto grupal?

Nick se alegró tanto como un niño en navidad y todos se acercaron para la foto.

Al día siguiente, los dos efectivos ya habían recogido sus cosas y estaban listos para regresar a su ciudad. Badger y Reyna estaban vestidos con ropa de calle y esperando en la entrada para recibirlos. Reyna tomó de las manos al zorro y lo miró con suma felicidad.

- Vous avez été les héros de cette ville.

- Oui – asintió el zorro.

- Et ils ne savent pas à quel point nous serons reconnaissants pour toujours.

- Merci...

- En outre, vos cheveux sentent comme une vadrouille humide.

- Oui oui merci beaucot.

- Oh, et vous avez mauvaise haleine et vous riez comme une hyène.

- Ya, Reyna. Podemos quedarnos toda la mañana fingiendo que te estoy entendiendo o podemos tener una conversación real.

La pantera se rió de él y lo estrechó en sus brazos.

- Te voy a extrañar, cachorro tonto.

Nick le sonrió coqueto y correspondió a su abrazo.

- Esos son los efectos que causo en todas luego de conocerme.

- Pórtate bien.

- Siempre lo hago.

- Sé un buen perro.

- Y tú no dejes bolas de pelos por todas partes.

- A ver si no me pegaste las pulgas.

- A ver si no fuiste tú quien lo hizo.

Los otros dos observaban con atención la despedida-amenaza que los otros dos se estaban dedicando. Badger estaba bastante serio, a su lado Judy lo miró de reojo.

- ¿Y nosotros qué? – preguntó la coneja llamando su atención.

- Meh, no soy fanático de las despedidas emotivas – confesó el doctor rodando los ojos.

- ¿Al menos un abrazo? – repuso ella abriendo los brazos.

- Odio los abrazos.

- Uy, pero no me pareció ver eso cuando Reyna te estaba abrazando en el hospital – sonrió con picardía la coneja haciendo que el forense se avergonzara.

El tejón se volvió rápidamente hacia ella y en ese milisegundo Judy lo apretó con fuerza entre sus brazos, hundiendo la cabeza en su cuello.

- Cuídense, forenses. A partir de ahora, ella verá por ti y tú por ella.

Badger sonrió y correspondió al gesto de la coneja.

- Yo ya veía por ella desde que la conocí.

- Entonces ya sabes lo que tienes que hacer. Gracias por todo, Dominic.

- A ustedes, Judy. Gracias a ustedes.

Reyna saltó y empezó a sobar su mejilla con la de ella.

- Juuudy, gracias por ser nuestros amigos. ¡Y los extrañaremos un montón! Tú no dejes de ser tan linda y suave. Volvamos a vernos un día de estos.

- Por supuesto que sí – rió la coneja apartándose un poco de la felina – pero, antes de irnos... Reyna, ¿puedo pedirte un favor?

La hembra ladeó la cabeza curiosa.

- Tenemos una salida pendiente – repuso Nick hacia el forense.

Badger sonrió.

- Claro...

- Bien, forense. Ahora el resto depende de ti – le dijo mirando a las dos hembras.

- No necesitas decírmelo, Wilde.

- Lo que tienes allí es oro puro, así que será mejor que la cuides o me enojaré contigo.

- ¿Acaso te importa tanto? – preguntó burlón el forense.

Nick bajó la mirada hacia él y le respondió seriamente.

- Es a ti a quien debería importarle.

Badger rió.

- Ya lo dije. No necesitas decírmelo...

- Más te vale...

Luego de ver un asentimiento muy enérgico por parte de la felina, la coneja se aproximó hacia el zorro con sus maletas en la mano.

- Estoy lista.

El zorro asintió y con la misma abrió la puerta del carro para subirlas.

- En nombre de todo el WCPD... – dijo fuertemente la pantera.

- ¡¡¡GRACIAS!!! – exclamaron los dos forenses al unísono y empezaron a agitar las manos viendo el auto alejarse.

Judy se llevó las manos a la cara tratando de contener sus lágrimas, Nick la tomó del hombro y la abrazó a su pecho.

- Las despedidas siempre duelen.

Ella asintió dejándose llevar por el cálido abrazo de su pareja.

Próximo destino: Zootopia.

El camino de retorno se había vuelto un poco menos tedioso que el de ida, puesto que los únicos pensamientos en las cabezas de ambos oficiales eran el de que al volver a abrir los ojos estarían de regreso en su amada ciudad, esta vez, en el caso de Nick, regresaría por la puerta grande.

Judy estaba loca a la idea de regresar a su pequeño apartamento y encontrarse con su cama y sus molestos vecinos gritando; las caras alegres de sus oficiales subordinados en la jefatura y moría de ganas por volver a ver a sus padres y explicarles el porqué de esa clavícula rota aunque esa idea le diera algo de miedo. Y aunque hasta los momentos no había pensado en eso para nada, ahora tenía un nuevo asunto que tratar, y era la relación que había establecido con su compañero, quien dormía plácidamente con la cabeza apoyada del vidrio de la ventanilla, no lo había considerado, pero tendría que rendirle cuentas a muchas personas, y, a pesar del temor por las posibles respuestas que estos podrían darle, ella no sentía que las cosas pudieran complicarse de ahora en adelante. Sólo el tiempo lo diría.

Seis horas más tarde finalmente los efectivos habían tocado suelo zootopiano. Nick y Judy empezaron a despertar lentamente de su sueño al ver como una ilusión los pintorescos edificios de su maravillosa ciudad, reconociendo cada rincón, felices de volverla a ver. El oso que les estaba sirviendo de chofer en ese momento, un policía de la WCPD, se volvió medianamente hacia ellos y les habló a través del espejo.

- Oficiales, ya hemos llegado.

Los dos policías se bajaron del auto frente a su adorada estación de policías del ZPD; todos los efectivos habían salido a recibirlos con miradas sorprendidas y felices al mismo tiempo. Judy reconoció muchas caras y también notó rostros nuevos, frescos y joviales, entre ellos logró distinguir a las dos pequeñas subordinadas amigas de su compañero guepardo y la sonrisa no podía ser borrada de su rostro. Nick, por otra parte, sintió palidecer cuando se encontró con la mirada enojada del búfalo, quien no parecía muy contento de verlo.

El jefe Bogo les hizo una seña para que fueran directamente a su oficina. Judy no entendió por qué, pero Nick parecía que iba a desmayarse.

Arrastrando los pies, como si llevara el peso de la muerte sobre él, Nick junto a su compañera llegaron al despacho del inmenso oficial. Judy saltó contenta de ver su malhumorada cara, él parecía también muy satisfecho de que ella se encontrara bien, herida, pero bien.

El jefe búfalo mala cara se sentó en su cómoda silla y miró directamente al oficial zorro, quien encogía los hombros sobre su cabeza, quizás intentando meterla dentro de ellos. Bogo gruñó.

- ¿Por dónde debería empezar? – esbozó el búfalo sin dejar de ver a Nick.

- Señor, me complace decirle que logramos culminar la misión con completo éxito – reclamó Judy tratando de descifrar las miradas de ambos oficiales.

- Escuché eso de mi homólogo el jefe Bullock, oficial Hopps. Muchas felicidades.

- Sólo cumplimos nuestro deber, señor.

- Bien hecho – replicó el búfalo cerrando la conversación con la coneja, inmediatamente se dirigió al zorro y parecía que se lo estuviera comiendo con la mirada – en cuanto a ti Wilde...

- Te dije que no me quedaría quieto – esbozó socarronamente el oficial tratando de mitigar el terror que sentía frente al inmenso rumiante.

- Incumpliste mis órdenes, Wilde. Regresaste a esa ciudad cuando yo te había relevado de tu cargo.

Judy se volvió a verlo sorprendida. Nick escondió la cabeza nuevamente. Bogo frunció el ceño aun más.

- Causaste pánico. Pusiste en peligro a miles de mamíferos, incluyendo a la mejor oficial que tiene este recinto e ¡INCUMPLISTE MIS ÓRDENES! – exclamó levantándose de su silla.

El grito resonó por toda la habitación el rostro del zorro se había puesto estoico al no tener ninguna respuesta a lo que el búfalo le reclamaba. Bogo volvió a sentarse y se serenó modulando el tono de su voz.

- En mi opinión, esas son todas causas probables para promover tu remoción y despido inmediato.

El zorro bajó las orejas algo angustiado. Judy se alzó igual de inquieta intentando defender a su compañero.

- Se-señor... si me permite...

Bogo alzó la mano frente a ella obligándola a callar.

- Pero, en tu defensa; detuviste a no dos sino tres maestros criminales, salvaste a tu compañera y restauraste el orden en una ciudad vecina, lo cual ya es bastante mérito...

Los dos oficiales se quedaron a la expectativa de lo que diría a continuación el gran búfalo; Bogo se colocó los anteojos sobre su nariz y encendió su tablet para revisarla.

- Dos meses de descanso para ambos – replicó el jefe sin verlos a la cara.

- ¡¿Dos meses?! – exclamó la coneja – señor, ¿eso no es mucho tiempo?

- Es un mes de reposo – explicó mirando por encima de su tablet y señalando las heridas de ambos – y uno de vacaciones – regresó la vista a su aparato – creo que ya fue bastante adrenalina por una temporada completa, ¿no es así?

- Uff, genial, jefe B – replicó el zorro más calmado – estos meses me vendrán de maravilla. La verdad no puedo moverme para nada – rió entre dientes.

Bogo entrecerró los ojos y rió con maldad.

- No creas que te has salvado de tu castigo, zorro. Te daré dos meses para que te recuperes, pero tan pronto regreses, ten por seguro que tu vida a partir de ese día se convertirá en un verdadero infierno.

El zorro bajó las orejas angustiado con esa afirmación y luego fue arrastrado hacia la salida por su compañera.

- Ah, y oficiales...– añadió el búfalo haciendo que se volvieran a verle – buen trabajo...

Nick y Judy sonrieron orgullosos y saludaron a su jefe para luego salir por la puerta.

- Wow, dos meses de vacaciones. El jefe B fue bastante generoso esta vez, ¿no crees, zanahorias?

Judy lo miró seria y amargamente con los brazos cruzados.

- ¿Cómo es eso que te relevaron de tu cargo? – preguntó enojada.

Nick sonrió y encogió los hombros.

- Le dije hasta el mal del que se iba a morir y me quitó mi placa.

- ¡Nick!

- ¿Qué? Fue culpa del conejo lunático. Pero aun así – esbozó con tranquilidad – no pensaste que me quedaría de brazos cruzados mientras tú estabas en ese lugar, ¿verdad?

Judy rodó los ojos y se rió.

- No tienes remedio.

- Admítelo, así me amas.

Ella lo miró desde abajo.

- Sí. Sí, lo sé... 

Bueno, dalmatas y camellos :v así concluimos y bajamos el telón a lo que fue esta impresionante y laaaaarga historia. Sé que tomó mucho tiempo culminarla, pero de verdad que las ausencias se debieron más que nada a circunstancias fuera de mis manos, espero que les haya gustado este lindo final y que me dejen algún comentario para saber si fue así o si tienen alguna opinión al respecto. 

Admito que al principio no estaba muy segura de cual camino tomaría esta historia, pero fue un experimento bastante interesante de realizar. A todos ustedes, gracias por su paciencia y me disculpan el tiempo de espera. Sigo sin  teléfono por lo tanto todavía no estaré del todo de regreso, deberán seguir esperándome pero al menos este pequeño detalle les permitirá seguir viviendo con la esperanza de que algún día yo regresaré :v 

Es todo por ahora. 

*Hace una reverencia* gracias por haber leído. 

Att: Bass-nyan 

N/a: ah, otra cosa :v si quieren saber qué dice la conversación de Nick y Reyna en francés, investiguen! >:V

Adeu :'v 

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