Suspiré. Las cosas parecían estar volviendo todo a la normalidad.
Bueno... Casi todo. Aún me falta aceptar seriamente el casamiento de Baron...
Y además... Tengo miedo de volver a ver a Badra. No sé... Cómo se comportará desde ahora. Es impredecible para mí en estos momentos.
- Vamos, vamos Camiiii, llegaremos tarde -dijo enérgicamente Alessandra golpeando la puerta de mi habitación.
No entiendo cómo tiene tantas energías desde tan tempranas horas. Yo sólo quiero seguir durmiendo, creo que me acostumbre mucho a estar en cama últimamente.... Je.
- Ya voy... -le dije yendo hacia la puerta.
La abrí y salí. Y allí, esperaban Alessandra y Guido.
Guido se mantenía callado, algo muy, muy, muy extraño para ser el Guido que conozco.
Cuando se fijó en que lo miraba sonrió de medio lado.
- Te ves diferente Camille -me dijo repentinamente.
- ¿Eh? -le dije mirándolo extrañada.
- ¡Le crecieron los pechos! -soltó descaradamente Alessandra.
- ¡Ale! -dije avergonzada cubriéndome los pechos y sintiendo como mi rostro ardía en llamas.
- Pero si es cierto... Además, no tienes porqué avergonzarte de Guido, ¡Te apuesto a que el conoce más sobre mujeres que nosotras mismas! -espetó sonriente Alessandra como si fuera lo más normal del mundo.
- ¡Oye!, mi vida íntima no es pública para que lo grites -dijo avergonzado Guido con unas mejillas levemente sonrojadas.
- A-Aún así N-no estoy acostumbrada a ser tan a-abierta como tú Alessandra -le dije aún avergonzada.
Guido soltó una risita.
- Ya déjala Alessandra, ella si es una niña buena e inocente, no le perviertas la mente -dijo Guido dándole un leve golpe en la frente a Alessandra.
- Mejor vamos a desayunar de una vez... O llegaremos tarde a clases... -les dije empezando a caminar hacia el comedor.
No puedo creer que mi padre me haya dejado ir caminando con Guido y Alessandra. Debe confiar bastante en ellos como para dejarme ir con ellos. O quizá... Simplemente esté muy ocupado como para acompañarme en el coche...
Sacudí mi cabeza.
Camille, ya casi cumples 14 años, deja de depender de tu padre. Es más, deja de depender de todos. No estarán allí para siempre.
Luego de que desayunamos, empezamos a caminar rumbo al colegio.
Nunca creí que mi colegio era tan lejos de casa... Hasta hoy.
Sin embargo Guido y Alessandra aún conservan energías, ¡Ni siquiera se sienten cansados!.
¿Será mi resistencia física?, ¡La descuidé bastante al parecer!. Si no estoy a la altura de mis amigos... Yo... No podré mirarlos a la cara.
Hablando de ellos, extrañé bastante a Karla, Claude, Vinael, Owen, Maicon, Eider, Rafael Químera y Sasha.
También extraño a Marcus y Anthony, pero ellos... Ya no estarán en el colegio. Tendré que acostumbrarme a su ausencia.
- ¡Camille! -gritaba Karla desde la entrada del colegio, estaba acompañado de Sasha y Maicon.
Me acerqué a ellos ansiosamente, y empezamos a charlar. Luego llegó Owen, para mí gran sorpresa, no traía... Peluches.
¿Es el fin del mundo acaso?.
- Camille, te ves diferente -me dijo sonriendo levemente.
- ¿Y tus peluches? -le pregunté curiosa mientras sentía mis mejillas arder.
Al parecer, no haberlos vistos en estos meses hacía más notorio mis cambios físicos.
- Ah, me conformo con que me acompañe este -dijo mostrándome un pequeño llavero que colgaba de su mochila.
Ese llavero... ¡Era el que le regalé en el hospital!. Vaya...
Poco después llegaron Vinael y Rafael. Y seguidos de ellos, llegó Eider, sobre una... Moto. Y el lucía diferente.
- ¿Qué?, No crean que soy patético -dijo frunciendo el ceño- Se manejar cualquier cosa, desde motos, autos, cuatriciclos, hasta helicópteros y aviones. No pregunten, solo téngalo en cuenta -dijo orgulloso entonces fijó su mirada en mí- Aún no olvide a mi objetivo, aún te mataré Camille -me dijo sonriendo cínicamente.
- Inténtalo -le dije orgullosa.
El volvió a sonreír orgulloso.
- Eso haré, solo espera un poco más -me guiñó el ojo Eider- Te mataré querida Camille -dicho esto todos nos dirigimos a nuestras clases, pues la campana que anunciaba su inicio había sonado.
Las clases fueron aburridas, pero tener a mis amigos cerca las volvía algo divertidas.
En el recreo cuando me disponía a salir de clases, Eider me tomo de la muñeca.
- ¿Podemos hablar? -me dijo.
- Primero suéltame -le dije fríamente.
- Como ordenes, pero si tratas de correr te atraparé -me dijo sonriente.
- Ya quisieras tu que Camille Galante huya de ti -le dije orgullosa.
El me soltó. Luego subimos a la azotea.
- ¿Sabes que eres una idiota cierto? -me dijo Eider cuando llegamos arriba.
- ¿Sólo me llamaste para insultarme? -le dije frunciendo el ceño.
- No -me dijo secamente- Digo que eres una idiota por varias razones, en primer lugar, aceptas venir con alguien que podría matarte, en segundo lugar, sabes bien que trato de matarte y aún así vienes junto a mi, en tercer lugar, no sabes cuidarte sola, en cuarto lugar, deberías cuidarte más las espaldas, cualquiera te matará fácilmente dentro de poco -dijo mirándome a los ojos.
Cuando iba a hablar, puso su dedo índice sobre mis labios.
- Y en quinto lugar, no deberías dejar que alguien te mate, antes que yo -me sonrió.
Entonces besó su mano. ¿Debo considerar eso como que?, ¿O acaso es una extraña costumbre de Eider?.
- ¿Qué carajos piensas que haces? -dije algo extrañada alejándome de él.
El idiota solo sonreía victorioso. Bueno, a estas alturas ya nada debería sorprenderme.
- Además, si tanto quieres matarme hazlo, antes que alguien sea lo suficientemente más hombre que tú y me mate realmente, el idiota aquí eres tú, apareces de la nada diciéndome que me matarás, ya paso más de dos años, ¿Y qué crees?, Sigo viva -le dije seriamente algo molesta.
- Digamos que, ocurrieron cosas que retrasaron mis planes -me dijo- Ah, por cierto, he visto que me observabas los labios, sé que quieres besarme, disimula -me dijo Eider divirtiéndose.
Sentí mis mejillas arder.
- ¿¡Y qué te hace pensar que quiero un beso tuyo idiota!?, ¡No te creas tan importante!, C-cobarde, p-poco hombre, i-inútil -le dije cruzándome de brazos y frunciendo el ceño.
- Aham si, digamos que te creo -entonces se puso pensativo- Espera... ¿Desde cuándo reaccionas tan bruscamente a esto?, Nunca te das cuenta de nada por lo que siempre lo dejas pasar... Pero ahora... Acabas de reaccionar... -dijo algo sorprendido- ¿Acaso... Alguien te besó en los labios? -dijo algo atónito.
Me quedé congelada. Lo juro.
- ¡C-Claro que no!, Y de todas formas eso no te incumbe... -dije yéndome de ahí.
Eider es un... Un idiota. ¡Definitivamente!, ¿Quién se cree para decirme todo eso?.
Como si fuera que es lo suficientemente fuerte y valiente como para intentar matarme, solamente sabe hablar, porque de acciones, poco y nada.
Ya me dejo del malhumor. Aunque ahora que lo pienso... ¿Por qué dijo que no deje que nadie me mate antes que él?.
¿Acaso el sabe algo que yo no?... Creo que debo empezar a averiguarlo.
Pero lo haré luego, ahora, no me interesa mucho.
Lo que me interesa es estar al lado de mis amigos, me siento mejor que en los últimos meses, creo que estar cerca de ellos, me levanta el ánimo un poco. Aunque a veces sean raros, divertidos o idiotas, je.