Volver a la rutina. Ah, como extrañaba ir a la escuela.
Este año he faltado un poco de más, ya saben, los contratiempos que existen en mi hermosa vida.
- ¿Qué opinas tú Camille? -me preguntó alegremente Karla.
- ¿Eh?, Yo... Bueno... No escuché de que hablaban -dije tranquilamente.
- Estábamos diciendo que Marcus rechazó la declaración de amor de una chica -dijo divertido Anthony.
- Cállense idiotas, no les incumbe mi vida -dijo algo avergonzado Marcus.
- Awnnnnn, Marcus está enamorado de alguien por eso la rechazó -dijo divertido Maicon mientras le tocaba con su dedo índice las mejillas a Marcus.
Marcus se sonrojó.
- Sal de cerca mío idiota y no me toques con tus sucias manos -dijo apenado Marcus alejando a Maicon.
- Hablando de amores, a Químera le gusta un chico, ¿Verdad? -dijo Claude pensativo.
- ¿Por qué dices eso? -preguntó curioso Anthony.
- Anda actuando raro -dijo Claude.
- El señor Colmillos dice que es verdad, la vez pasada Colmillos y yo la vimos sentarse a hablar con un chico de segundo grado. Ella lucia más arreglada de lo normal -dijo Owen abrazando a "Colmillos", su peluche de lobo de ese día.
- Q-quizá s-solo es su a-amigo -dijo tímidamente Vinael.
- ¡Vin habló sin ocultarse!, ¡Celebremos esto! -dijo Maicon poniéndose detrás de Vin y apoyando sus manos, sobre los hombros de Vin.
Los ojos de Vin se cristalizaron.
- Lo estás asustando Idiota -dijo Marcus regañando a Maicon.
- Claro que no, Vin es mi amigo, ¿Verdad que sí? -dijo Maicon sacudiéndolo del hombro.
- M-me a-asusta tu bri-brillante e-ener-energía -dijo Vinael alejándose de Maicon y ocultándose tras Marcus.
- Pobre Vin, ¡Maicon deja de ser malo con él! -dijo Sasha inflando tiernamente sus mejillas.
Maicon desvió la mirada y se rascó la nuca.
- Está bien -contestó Maicon.
- ¿Quien está enamorado de quien ahora eh? -le molestó Marcus orgullosamente esta vez, cruzándose de brazos.
- No es cierto, cállate. Yo respeto a las mujeres, por eso les hago caso cuando piden algo, no como tú, maldito bipolar -dijo Maicon apenado.
- ¿Como osan empezar una reunión sin mí? -dijo Rafael llegando con un espejo en manos.
Si, definitivamente se miraba al espejo. Llegó y se sentó al lado mío.
- Hola Camille -woooah, es un progreso. Ya saludo como gente normal.
- Llegó el narcisista -anunció Maicon.
- Deja de provocar a todos Maicon, solo traes problemas -dijo Claude suspirando y acomodándose sus lentes.
- Es verdad, eres bastante problemático -dijo Owen con sus características ojeras infaltables en él.
- Por cierto, siempre me pregunte... -dijo Karla acercándose a Owen- ¿por qué siempre cargas peluches? -dijo sonriente.
Karla hoy vestía de niña otra vez. Hace tiempo que no lo veía vestirse así. Por alguna extraña razón últimamente empezaba a lucir más masculino, pero hoy, nuevamente parecía la linda y tierna niña que recordaba. Repentinamente cambió. Debo averiguar por qué.
- Ah, es que dentro de él traigo algunas cosas... Útiles -dijo con una sonrisa psicópata.
Todos ya podíamos imaginarnos a que se refería. Viniendo de un diablillo peligroso como él, todo era posible.
- Por cierto, Camille andas rara. Cómo pensando mucho en algo... O alguien -dijo Karla dudando- ¿Acaso... Te gusta alguien? -dijo pícaramente tierna.
Por alguna extraña razón me sonrojé y desvíe la mirada.
- Claro que no, aún soy una niña, esas cosas no son para mí -dije rápidamente lo más determinadamente posible.
- Es que... Últimamente estás siendo más... ¿Cómo decirlo?, Ehm... Te cuidas más, pareces más infantil que de costumbre, te vistes más como una niñita caprichosa de rosa... -empezó a citar Karla.
Es verdad. ¿Desde cuándo uso mucho el rosa?, ¿Y desde cuándo luzco más infantil?. Sacudí mi cabeza.
- Debe ser tu imaginación Karla -le sonreí.
Todos me miraron fijamente. Nadie me creía.
Rayos.
Pero no estoy enamorada. ¡Esas cosas no son para niñas!.
Todos rieron. Me sorprendí un poco.
- Ya lo sabemos Camille, te estás portando como niñita porque quieres la atención de tu padre -sonrió Claude levemente y posó sus manos descaradamente sobre mi cabeza.
- ¡Yo también quiero tocar los finos y delicados cabellos de Ca-mi-lle! -exclamó Karla divamente y separó las manos de Claude.
- ¡Oigan nadie puede tocar a Camille! -dijo Anthony serio.
Todos asintieron.
Este... ¿Qué pasa aquí?, ¿Qué es toda esta conmoción por un pequeño gesto de Claude?. ¿De qué me perdí?.
Rafael se acercó a mí. Me abrazó el cuello por detrás y sonrió victorioso.
- ¿Qué es lo que discuten tanto?, Si ella se deja tan tranquilamente abrazar, no le veo lo malo -dijo sonriéndo engreídamente- Admito que abrazarla es como abrazar un peluche muy cálido -los ojos de Owen brillaron y los demás miraban fulminante a Rafael- Tal ves, sea un poco linda después de todo, no más que yo claro -dejó de abrazarme para sentarse a mi lado.
- Tú miserable -dijo Marcus muy enojado.
- Mejor corre si no quieres morir Rafael -anunció Anthony sombríamente.
- ¡Qué injusto!, También quiero apachurrarla contra mí -dijo Karla cruzándose de brazos tiernamente.
- Oigan, oigan, recen para que Nathan y Baron no estén por aquí -dijo preocupado Claude mirando a los costados.
- Ja ja ja, que miedoso eres Claude -se burló Maicon.
- Un peluche cálido, un peluche lindo, un peluche... Un peluche -Owen viajaba en su mundo, sus ojos brillaban intensamente mientras me miraba.
- ¡H-hermano! -dijo Vinael acercándose tímidamente a Rafael- ¿C-cómo e-eres-eres capaz de s-ser tan sin-sin vergüenza? -dijo agachando la cabeza- y-yo-yo-yo tam-también quie-quiero abra-a-abrazar a Camille -dijo cubriéndose el rostro avergonzado.
No entendí. ¿Acaso es pecado abrazarme?. Hum. Que yo sepa no muerdo.
Aunque ahora que lo pienso bien... Nunca nadie me abrazó tan descaradamente. Aunque siempre estoy con papá, tal ves ese sea el motivo. Papá no deja que nadie siquiera toque mis cabellos.
Aún recuerdo cuando rompió la puerta de mi habitación al lanzar a Baron por arreglarme el pelo, ja ja. Eso fue divertido.
Bueno, supongo que siempre será así.
Como sea, cada uno es único en este lugar. Así como mi padre es un buen líder, así debo serlo yo también.
Siempre protegeré a todos. Tal y como mi padre lo hace.