Al saber que tu novio era un híbrido te tomo desprevenida y aunque al principio fue un poco incómodo, te acostumbraste y lo amarias sin importar que.
—Koshi—lo llamaste, este te miro—Un compañero vendrá para ayudarme.—Avisaste mirando el tablero de shogi delante de él.
—Claro—
Poco después el timbre sono indicando que tu compañero había llegado, por ende, lo recibiste y lo llevaste a tu habitación.
—¿Qué es lo que se te dificulta?—te preguntó dejando sus cosas aún lado de él.
—Bueno en sí...nada—Respondiste, el chico te miro extrañado—Quiero que me expliques algunas jugadas de Shogi—
—¿Era eso?—Pregunto a lo que asentiste, saco un libro de su mochila—Sera un placer—Pasaron algunas horas y él te explicaba.
Koshi en forma de gato los observaba, vigilando a tu acompañante para prevenir que no se sobre pasara contigo cosa que en ningun momentón intento, por lo que el animal de pelaje gris algunas veces reclamaba tú atención, fallando en el intento.
De cierta forma eso lo ponía celoso.
—Te dejaré este libro—Te aviso el pelinegro—No siempre podré venir y enseñarte, yo también tengo que estudiar. Toma en cuenta que ambos somos rivales en este campo.—Aclaró—Por lo que tenemos que aprender de formas distintas para poder enfretarnos y tener una buena partida.
—Cierto. No había pensado en eso—Lo miraste—Gracias.
—Eres tan despistada—Te sonrió para después despeinar tu cabello. Sintió como una bola de pelos estaba en su pierna y lo miraba de mala manera—Un gato—lo cargo para colocarlo frente a sus ojos a una distancia prudente—
Este intentaba arañarlo de vez en cuando, sonreiste conciente de los celos de tu novio.
—Es lindo—comentó—El color del pelaje me recuerda a Sugawara.
—Pensé que no te gustaban los animales—
—No me gustan, pero los puedo tolerar si son tuyos—Te sonrió y dejo al gato en el piso—Es hora de irme—Te despeino nuevamente—Cuidate—Asentiste en respuesta.
—Meow—
—Tranquilo solo es un amigo, puedes estar en tu forma normal ahora.
—No me cae bien—Sonrojada desviaste la mirada—El te quiere como pareja.
—Koshi—lo llamaste.
—Dime—
—Ponte ropa—
Se miro y rápidamente se sonrojo para taparse.
—¡No me veas!—Después de eso fue a su habitación a buscar ropa.
El peligris siempre fue tierno a la hora de demostrar sus celos y eso te gustaba.
Fin.
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