Se que les debo una gran disculpa por no haber subido nada durante todo este tiempo, pero he tenido ciertos problemas, sin mencionar un fuerte bloqueo a la hora de escribir. Enserio, lo siento.
Como ya habrán observado por el titulo, este one shot esta basado en el videojuego RPG Maker llamado Ib. A diferencia de los demás one shots de este tipo que he leído, este no tiene las áreas exactas que aparecieron en el juego, salte algunas e invente otras, pero algunas se quedaron intactas.
Nota 1: Los pensamientos y algunos datos importantes estarán en negrita y entre comillas.
Nota 2: Habrán varios flashbacks que tendrán que interpretar.
Espero que les guste y díganme si se han jugado ya el juego y que les pareció.
Personaje: Akutagawa Ryunosuke.
Anime: Bungou Stray Dogs.
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El mundo es tan injusto... Tan injusto que duele. En ocasiones he llegado a pensar que Dios esta castigándome por algo malo que hice, aunque por mas que medite, jamas he podido descifrar a quien rayos le arruine tanto la vida.
Estoy cansada de que todo me salga mal; de tener que hacerme daño; de llorar...
─¿Que estas viendo, (T/N? ─Era Trisha, la única persona que se ha atrevido a dirigirme la palabra después de aquel incidente donde hice el ridículo frente a medio instituto.
─Bueno, hasta donde tengo entendido, el nombre del cuadro es «el colgado». No se en que pensaba el autor al pintar esto, pero... siento una gran tristeza solo por verlo. No dejo de pensar en cuanto habrá sufrido aquel sujeto para llegar allí.
─Bueno, ahora que lo dices... me da esa misma sensación. Debe ser realmente triste quedarse completamente solo... ─Su melancólica voz, por alguna extraña razón me pareció falsa. Como si estuviese intentando decir algo a través de ciertos mensajes ocultos que yo debía descifrar.
─Oye, Trisha iré a mirar los cuadros de la sala del fondo. ¿Quieres acompañarme?
─¡Ah, espera! ─Grito emocionada. ─¡Hay una obra bastante interesante en el piso de abajo! ¡Por favor, tienes que venir! ─Era una de las pocas ocasiones donde ella mostraba interés en algo, así que, imagino que el autor se esforzó para que todos entendieran el mensaje de su obra.
─Esta bien. Vamos. ─En seguida me cogió del brazo y me llevo hacia el piso de abajo. Para mi mala suerte toda el área estaba repleta de personas.
─Que mala suerte... Parece que no podre mostrártelo.
─No pasa nada. ─Le dije. ─Podemos intentarlo mas tarde cuando se haya despejado un poco. Mientras iré al piso de arriba a observar los demás cuadros. ¿Me acompañas? ─Le pregunté nuevamente.
─No, lo siento. Quede con unas amigas hace un rato... ─Podía oler sus mentiras. ─Pero prometo acompañarte mas tarde cuando este libre, ¿de acuerdo? ─Sonrió.
─De acuerdo.
Me aleje lo mas que pude de la multitud y subí las escaleras que llevaban al segundo piso.
Observe durante varios minutos cada cuadro, pero ninguno me llamo la atención realmente, a excepción de uno... Tenia colores realmente hermosos, pero no estaba segura de que quería transmitir con exactitud. «El mundo fabricado», decía en la parte de abajo. Era un cuadro de lo mas extraño.
─«Cada elemento es necesario. Cada elemento es fundamental. Si alguno faltase, entonces el mundo, no seria mundo.» ─Escuche a mi derecha. ─Eso es lo que quiere decir.
Una vez que mis ojos voltearon a verlo, no pude evitar sentir un poco de miedo y de vergüenza. Se veía igual de orgulloso que de costumbre; igual de calmado; igual de serio y hermoso...
─Gracias por aclararrmelo... ─Fue lo único que pude decir. El me hacia sentir inferior, como si no valiera nada... ─Adiós.
─Espera. ─Escuche por parte suya. ─Tu amiga... Creo que deberías dejar de hablar con ella. ─Sus ojos parecían arrepentidos, pero a estas alturas, yo ya no creía en el arrepentimiento de nadie. Para mi todos eran iguales.
─Ese no es tu problema. ─Quería gritarle, pero me contuve. ─¿Necesitas alguna otra cosa?
─Yo...
En ese instante las luces de la galería se apagaron por dos segundos. Cuando volvieron a encenderse, el ya no estaba. Extraño, ¿no?
─¿Akutagawa? ─Dije en voz baja. ─¿Estas allí? ─Nadie podía desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. Eso era humanamente imposible. ─Si esto es una broma, no funcionará. Así que sal de donde sea que estés.
Al no obtener respuesta, opte por no darle mas importancia y salí de aquel piso. Lo extraño de todo era que el lugar aparentaba estar vació y aun faltaban dos horas para que la exposición terminara. Mis ruidosos compañeros de clase no estaban por ningún sitio. Tampoco había maestros y no había señal en el celular. Por un momento pensé que habían salido a almorzar, así que simplemente me dirigí a la salida, pero las puertas estaban cerradas. Intente varias veces abrirlas, pero no funciono.
Todo era tan raro... La desaparición de Akutagawa, el apagón, las puertas cerradas... ¿Que estaba ocurriendo?
Con la esperanza de encontrar algún guardia patrullando, recorrí toda la galería, pero nada.
Estaba realmente asustada y no podía hacer nada por mi cuenta para salir de esta.
─Alguien... Quien sea... Ayuda, por favor...
En medio de llantos y sollozos escuche un sonido extraño. Se escuchaba como si algún liquido se estuviese derramando contra el suelo. A lo mejor el miedo me estaba jugando una mala pasada, pero de no ser así, tenia que saberlo, así que una vez mas recorrí la galería.
En el segundo piso, en aquel cuadro tan extraño, «El mundo Fabricado» había pintura escurriéndose por las paredes. En cuanto me acerque, empezaron a formarse letras tanto en el suelo, como en las paredes.
«Sumérgete en el abismo». ─Pude leer.
Sin pensar en nada mas, salí corriendo hasta la recepción. Allí vi unas extrañas manchas de pintura azul. Mis rodillas temblaban del miedo, pero necesitaba saber a donde conducían, si había manera de salir de este tenebrosa galería.
El rastro de pintura conducía a aquella obra que con tanta insistencia Trisha me pidió que viera, «El Abismo de las Profundidades». Al acercarme a la parte trasera, una fuerza ajena me empujó hacia adelante. Se sintió como si estuviese sumergiéndome en un vasto y profundo océano.
Antes de darme cuenta estaba en medio de un largo pasillo. Habían cientos de retratos en las paredes. Aparentaba ser el sintió donde el autor colocaba aquellos cuadros que eran rechazados.
«El señor Guartena debe tenerle un enorme aprecio a su arte». ─Pensé.
El pasillo se dividía en dos direcciones, derecha e izquierda. No había mas caminos.
Al fondo, a la derecha, había algo que aparentaba ser una rosa negra. Tenia un color tan hermoso que por un momento pensé que era de juguete, pero el instante en que mis dedos tuvieron contacto con ella, su textura, olor... todo. Eran idénticos a las que mi madre solía plantar en el jardín de la casa justo antes del accidente. Que recuerdos...
Recuerdo que a mi madre solían encantarle aquellas flores, aunque a decir verdad, yo siempre las odie. Odiaba lo que representaban, que siempre estuvieran por encima de mi, que convirtiesen a mi madre en una flor mas que al final termino marchitándose.
«Ojala me hubieses escogido a mi y no a ellas, madre.»
Al entrar a la habitación que había justo en frente, pude divisar una pequeña llave de color azul. Delante suyo, había un magnifico cuadro de una mujer de largos y azulejos cabellos. Algunos sobresalían del cuadro, guiándome hacia un trozo de papel medio mojado.
«Cuando la rosa se marchite, tu también perecerás.» ─Decía.
En ese instante, pensé en la galería como en alguien y no en algo, como si ya no se tratara de un elemento no vivo, sino de algo que tiene vida propia y por lo tanto piensa por si mismo. Tal vez le estaba dando demasiadas vueltas al asunto y solo me estaba dejando influenciar por el miedo de estar sola en un lugar desconocido.
La llave azul pertenecía a la puerta quedaba a mi izquierda. Justo antes de abrirla me detuve un instante. No sabia que clase de cosas encontraría allí, de hecho, no sabia si realmente iba a llevarme a algún sitio, pero en esta habitación tampoco parece haber nada de utilidad que me diga como salir. Así que junte todo el valor que pude y abrí la puerta lo mas despacio posible encontrándome con otro inmenso pasillo.
─¡Corre y no mires atrás! ─Antes de voltear y ver de donde venia aquel grito desesperado, fui tomada del brazo por Akutagawa quien no paraba de decirme que corriera y evitara mirar hacia atrás.
Mi mente no asimilo muy bien porque los maniquís del segundo piso nos estaban persiguiendo, es mas, aun no terminaba de comprender como es que podían moverse, pero mis pies solo corrían sin detenerse mientras sostenía la mano de Akutagawa quien se negaba a soltarme.
Al final del pasillo encontramos una pequeña habitación llena de libros donde nos escondimos.
─¿Estas bien, (T/N)? ─Su agitada voz poco a poco empezaba a calmarse.
─Si. ¿Alguna idea del porque eramos perseguidos por maniquís? ─La pregunta era hasta graciosa.
─Para nada. ─Dijo antes de dejarse caer en el suelo. ─¿Que rayos ocurre? ─A diferencia de mi, el parecía estar mas cansado.
─No lo se, pero tenemos que encontrar una salida rápido. ─Dije. ─Por cierto, ¿estas bien?
─Si, solo estoy un poco cansado. Descuida. ─Para ser solo cansancio le estaba costando demasiado mantener los ojos abiertos. ─¿Sabes? Voy a tomar un pequeño descanso. ¿Cuidarías mi rosa mientras tanto?
─¿Rosa? ─Pregunte. ─¿Te refieres a una igual a esta? ─El tomar cosas sin permiso no era mi estilo, pero quede hipnotizada ante la belleza de aquella flor.
─Escucha... Esa rosa es como tu vida. Con cada pétalo que pierde, tu también sufrirás y si esta llega a quedarse sin pétalos... mueres. ─Dijo antes de quedarse dormido en el suelo.
Su rosa era blanca, de uno muy hermoso, pero extrañamente esta parecía a punto de teñirse de un tenue rojo. Me pregunto a que se debe...
Recorrí la habitación con el objetivo de encontrar algo que pudiese servir como cobija o almohada y por suerte hallé unas cortinas bastante amplias.
Me acerqué con cautela donde Akutagawa reposaba y coloque con cuidado las cortinas sobre el hasta cubrirlo por la cintura.
─(T/N), no llores... ─Aquello me había tomado por sorpresa. ─No llores más...
«¿Lamentaras aquello?»
Aquella vez rompiste mi corazón en dos con tu silencio. Es la sensación mas cercana a la muerte que he tenido. Vi como desviaste la mirada, no se si por vergüenza o asco... Cual haya sido la razón, desde ese entonces he intentado odiarte con todo mi ser, aunque... no se si lo he logrado.
Lo recuerdo como si fuera ayer. En el instante que vi las páginas colgadas en el tablón de anuncios del instituto, sentí como el tiempo empezó a transcurrir en cámara lenta. Las risas de mis compañeros, la sensación de mis lágrimas resbalar por mis mejillas... y aquella mirada fría que me dedicaste. Todas y cada una de esas cosas ocurriendo en el mismo momento y por la misma razón.
Akutagawa durmió profundamente durante horas. No estoy segura de cuantas. Tampoco si era de noche o de día, pero... aun después de descansar tanto, se veía un poco afligido, como si el dormir le hubiese hecho recordar un evento realmente desagradable.
Una vez salimos de aquella habitación, caminamos por un enorme y largo pasillo. Era el sitio mejor iluminado que nos habíamos encontrado, aunque esto no significaba que no tenia aquel aspecto tan tenebroso que la mayoría de las cosas aquí. El diseño de sus paredes era un poco extraño. Estaban repletas de dibujos de flores y casas. Como si hubiesen sido pintadas por un niño de cinco años.
Narra Akutagawa
Querido tío, recuerdo la sorpresa en tus ojos cuando te hable sobre aquel amigo imaginario que tuve durante mi infancia, Rashoumon. Estabas en tu estudio dándole los últimos toques a «Ojos Rojos», un bello cuadro de un conejo rosa de ojos carmesí. Cuando entre a tu estudio, me miraste aterrorizado y señalaste sobre mi.
«¿Quien es tu amigo?» ─Dijiste.
Después de ese incidente no volviste a mirarme jamas con los mismos ojos. De hecho, creo que intentabas distanciarte de mi.
Dos meses después, me mostraste tu cuadro «Ojos Rojos» ya terminado. Lo habías convertido en una pintura realmente aterradora.
«¿Puedes sentir mi miedo, Ryunosuke?» ─A partir de allí empezaste a contarme cosas. «Las mujeres son todas iguales, muchacho. Nunca te fíes de ellas.» ─Decías. En aquel entonces consideraba cada una de tus anécdotas como historias que inventabas para atraer mi atención. Me pregunto... si realmente intentabas decirme algo.
Querido tío, no se si estabas loco, pero desde entonces deje de comprender tu arte.
«El impostor, ¿quien sera?»
─Este es el final del pasillo. ─Dije. ─Tendremos que seguir buscando.
─Oye, Akutagawa, ¿te acuerdas de lo que ocurrió hace un año? ─¿Como podría olvidarlo? Esa vez, derramaste un centenar de lagrimas por mi cobardía.
─Hablemos de eso mas tarde.
─¡Quiero hablar ahora! ─Tus ojos llorosos fue lo ultimo que vi antes que las luces se apagaran. Ojala mi arrepentimiento fuese suficiente para curar el dolor que causo mi indiferencia.
Esa vez, todo ocurrió sin que me diera cuenta. Recuerdo que simplemente regresaba a clases y vi a todos reunidos en un mismo lugar. Muchos reían discretamente, otros simplemente se dedicaban a mirar en silencio y algunos lanzaban insultos. Al verte en el suelo llorando, me bloquee por completo y simplemente atravesé la multitud. A tu alrededor habían cientos de paginas desplegadas en el suelo.
Cuando las luces volvieron a encenderse, estabas a mi lado.
─¿Estas bien?
─Si, estoy bien. ─Respondiste. ─¿Sabes? Tienes razón. Mejor hablemos sobre «eso» mas tarde. Ahora debemos enfocarnos en encontrar una salida.
Querido tío, nunca te lo dije, pero aun con toda tu locura, eras mi persona favorita en todo en el mundo. Tu casa era mi lugar de escape cuando todo iba mal, mi refugio. Eras tan interesante, y por ello no entendía como es que siempre estabas solo.
─¿Todo bien? ─Desde el apagón, ella actuaba muy extraño.
─Si, estoy bien.
«Las mujeres son todas iguales. No te fíes de ellas.» ─Eso dijiste, ¿cierto?
─Oye, ¿recuerdas aquella vez, antes del incidente, cuando fuimos de excursión? Cuando Trisha se tropezó, ya sabes... Todos se rieron de ella.
─Ah, eso. Si, lo recuerdo. Que día aquel...
Querido tío, tenias razón. Siempre la tuviste. Ahora entiendo lo que intentabas decirme aquella vez. Que tonto de mi parte no haberte prestado mas atención...
─¿Como puedes recordar algo que nunca paso? ¿Donde esta, (T/N)?
Algo si tenia muy en claro. Ella no era (T/N). Pero si no lo es, entonces, ¿donde esta?
«Sigue el camino de pétalos.» ─Me dijo antes de esfumarse como polvo.
Narra (T/N)
El sonido de unos pasos me despertaron.
Estaba siendo cargada por alguien, alguien con un cuerpo muy delgado. Tenia un suave y dulce olor a flores primaverales, unas manos muy cálidas y una voz muy agradable. Aquella sensación era tan acogedora, que anhelaba no abrir mis ojos. Así podría ser cargada por todo la eternidad, pero no pude evitar sentir curiosidad al escuchar mi nombre repetidas veces.
─¿Ryunosuke? ¿Eres tu? ─Pregunte al ver aquellos preciosos ojos grises.
─Que bueno que despiertas. Estamos cerca de la salida. Pronto todo acabara, ¿de acuerdo?
─¿Tan pronto? ─No quería que todo regresara a como estaba antes. Estaba bien así. Encerrados aquí, huyendo de cosas extrañas mientras sujetaba su mano. No quería que eso se terminara.
─(T/N), tengo algo que decirte antes de salir. ─Se detuvo. ─Yo... he querido decírtelo desde hace tiempo...
─¿Ryunosuke? ─Las lagrimas que empezaron a brotar de sus ojos caían sobre mi rostro.
Hace un rato, dije que la sensación mas cercana a la muerte que he tenido, fue cuando sentí en carne propia su indiferencia, pero mentí. Para mi, la muerte, es todo lo que le cause dolor.
─Lo siento. Confiaste en mi, y te di la espalda. Cuando todos empezaron a mirarme no pude evitar sentir presión, así que actué frió contigo e ignore todo el dolor que sentías. Perdón, perdón...
─Si me dices «aquello», tal vez...
─¿No puedes pedir otra cosa?
─No, tiene que ser eso.
─Bien... ─Suspiro. ─«La vida es mía. Pero el corazón es tuyo. La sonrisa es mía, pero el motivo eres tu.»
Final: Juntos por siempre.