Maldita sirena

By katiealone

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¿Qué estarías dispuesta a dar por unas piernas? ¿Por un alma inmortal? ¿Darías todo lo que te hace ser tú mis... More

Maldita sirena
Epígrafe
Sinopsis y personajes
1.- Adiós, Aquaea
2.- El coso hombre
4.- Cosas de la realeza
5.- La sirena acosadora
6.- Pasiones y obligaciones
7.- Justicia marina
8.- Soledad
9.- Locas ideas de libertad
10.- La Bruja del mar
Parte dos
11.- ¿Dónde está Ariel?
12.- Princesas y príncipes
13.- Dos princesas
14.- Lissaendra está penando
15.- Una vida de resistencia
16.- Volvamos a la acción
17.- Descubrimiento inesperado
18.- Con la bendición de la diosa
19.- A Abdel le gusta arruinar cosas
20.- Nuevos rumbos
Parte 3
21.- Carine era peor de lo que se pensaba
22.- Ariel descubre que le quieren dar vuelta como pollo a la brasa
23.- Beatriz de Yamir
24.- Aurimar se arriesga
25.- Lissaendra descubre que los hombres también mienten
26.- El dolor se cura bailando
27.- Un espíritu llamado Annorah
28.- Francis tiene que actuar
29.- Una fiesta aparentemente inofensiva
30.- Carine tiene las cosas claras
Parte 4
31.- Abdel aprende a dar clases de educación sexual
32.- Ariel y Lissaendra no aguantan más
33.- Todos necesitan libertad
34.- Dos sorpresas en el oeste
35.- Entre el amor y el deber [Parte 1]
35.- Entre el amor y el deber [Parte 2]
36.- Fuertes declaraciones
37.- Día de la creación
38.- Atlantia
39.- Un bosque al que nadie debería ir
40.- Santhony revisa el caso
Parte 5
41.- Ya sabíamos que esto iba a pasar
42.- Lizardo se arrebata
43.- El círculo mágico
44.- Decir adiós
45.- Para cumplir su destino
46.- La lucha por Aquaea [Parte 1 ]
46.- La lucha por Aquaea [Parte 2]
47.- La desgracia que nos une
48.- Última oportunidad
49.- Fin del camino [Parte 1]
49.- Fin del camino [Parte 2]
50.- Un mundo de espíritus [Parte 1]
50.- Un mundo de espíritus [Parte 2]
Nota de la autora
Epílogo
Elección de los mejores momentos
Top 10 Mejores momentos
Especial de San Valentín 2020
Extra 1: El conde y la sirena
Extra 2: El collar de la princesa
Extra 3: El baile de la duquesa
Extra 4: Espíritu que vienes del mar
Extra 5: El nuevo mundo
Extra 6: El amanecer de la reina
Extra 7: Ese estúpido tritón
Extra 8: La dama y la bruja
Extra 9: Curiosidades de Maldita sirena
Spill the T, segunda edición
Especial 100k: Entrevista a Abdel
Nueva portada y otras cositas
Se viene... 👠
👠 Cuentos de Xanardul II
Otras historias de la autora
📚 ¡Atención, damitas peruanas! 📚
🧜‍♀️ ¡Sorteo de la cajita literaria! 🧜‍♀️
Especial de Navidad 2023 [Parte 1]
Especial de Navidad 2023 [Parte 2]
🎧 ¡Maldita sirena será un audiolibro! 🎧

3.- El templo de la diosa

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By katiealone

He estado buscándote

escuche un grito de mi alma.

Nunca había tenido un anhelo como este,

ahora que estás caminado a través de la puerta (*)

—Resiste un poco más —le dijo Linet al hombre que acababa de encontrar. Sus hermanas del templo ya se acercaban para ayudarla a socorrerlo. El hombre apenas abrió los ojos, se notaba que estaba muy débil.

Esa mañana despertó temprano y sintió deseos de ver el amanecer. Cuando salió hacia el mar no imaginó que vería a ese hombre, pero hubo otra cosa más extraña. Podría jurar que vio a una mujer con él, hasta logró ver sus cabellos rojos. O quizá solo le pareció, porque cuando al fin llegó donde el hombre no encontró a nadie con él.

Llegaron al fin a la orilla, una de sus hermanas trajo una manta. Estaba muy helado, quizá pasó la noche en el agua y la corriente llevó su cuerpo hasta ahí. Un naufragio, podría ser eso, la tormenta estuvo terrible esa noche.

—Hay que traer una camilla, no podremos cargarlo solas —le dijo a una de sus hermanas—. Yo me quedaré cuidándolo, está vivo pero va a necesitar mucho reposo. Rápido, tenemos que ponerlo a salvo.

—Si, Linet, ya vengo —dijo una de ellas. La sacerdotisa lo abrigó con la manta, estaba tan concentrada en su labor que no notó que el hombre la miraba fijo.

—Me salvaste... —Murmuró él.

—No, fue la corriente la que te trajo aquí, yo no hice nada.

—Tú me salvaste —insistió el hombre. Linet también lo miró, de pronto sintió que estaba enrojeciendo. 

Era un hombre agradable a la vista, más que eso, era en verdad guapo. Y la miraba de una forma que la estremecía, sentía que todo su cuerpo temblaba. El hombre aún estaba débil, pero fue capaz de llevar una mano a su mejilla y acariciarla despacio. El corazón de Linet empezó a latir con rapidez, había pasado mucho tiempo desde que no tenía a un hombre tan cerca, y menos uno como él.

—¿Cómo te llamas? —Le preguntó ella. No apartaba la mirada, incluso posó una mano sobre la de él.

—Francis —respondió despacio.

—Yo soy Linet.

—Linet... —Dijo con una sonrisa. Sin querer ella también sonrió. 

La sacerdotisa acomodó sus cabellos con suavidad, su corazón seguía latiendo acelerado. Sabía que debido a su condición de servidora de la Diosa no podía permitirse nada con ningún hombre, y a pesar de eso disfrutó de aquel momento. De la mirada pura de ese hombre, de la suavidad de su mano en su mejilla.

—¡Ya llega la camilla! —Gritó una de sus hermanas. Linet se hizo a un lado, tenían que llevarlo adentro donde lo atenderían. Aunque ella estaría más que gustosa de atenderlo personalmente.

Con un poco de esfuerzo lo levantaron en la camilla. Sus hermanas más fuertes lo llevaban, ella iba a su lado. Francis tomó su mano despacio, y ella con una sonrisa lo acompañó hasta adentro sin soltarlo. Pero tuvo que apartarse un momento cuando la hermana mayor apareció delante de ellos, acababa de despertarse alertada por tanto alboroto.

—¿Qué ha pasado? ¿Quién es este hombre?

—Hermana mayor, lo encontré en las rocas. Al parecer la marea lo trajo aquí —explicó Linet.

—¿Se ha identificado?

—Solo dijo que se llama Francis.

—Hermana, ¿y si es un pirata? —Preguntó con miedo una de ellas—. Creo que deberíamos avisar a las autoridades.

—No creo que sea un pirata —dijo Linet en su defensa.

—¿Cómo estás tan segura? —Preguntó la hermana mayor. Se veía seria, daba un poco de miedo. La entendía, en el pasado los piratas entraron al templo e hicieron de las suyas sin ningún respeto a la Diosa. Pero ella no quería que echen a Francis, menos que lo traten como un delincuente.

—Por sus ropas, hermana. He tocado su camisa, es muy fina, nadie que no sea un noble tiene esa clase de ropa. —La mujer asintió, por un lado se sintió más tranquila, pero no creía que la hermana mayor se fíe del todo. Miró de reojo a Francis esperando que dijera algo a su favor, pero estaba inconsciente una vez más—. Si desea yo lo cuidaré, está muy débil. Apenas despierte lo interrogaré, no quiero que mis hermanas se sientan inseguras.

—Está bien, Linet, puedes cuidarlo. Pero ten mucho cuidado. Marian —dijo llamando a una de las hermanas que estaban cerca—, ve a preguntar a las autoridades, quizá se ha reportado algún naufragio importante. Puede que estén buscando a este hombre.

—Si, hermana mayor, volveré pronto. —Marian hizo una leve inclinación y desapareció de inmediato. Solo quedaba esperar noticias y ojalá que sean buenas.

—Linet, este hombre estará bajo tu cuidado por ahora. Ruego que tengas razón y sea un hombre bueno, no me gustaría saber que protegimos a un pirata.

—Yo también espero eso, hermana mayor. —La mujer volvió a asentir, todas se inclinaron apenas se retiró. 

Linet al fin pudo respirar más tranquila, les hizo una seña a sus hermanas y juntas avanzaron hasta la estancia donde a veces atendían enfermos o personas que pasaban necesidad. Ella se encargaría de Francis.


***************


—¡Y entonces vi que tenía el cabello como el sol y ya no podía más! ¡En serio que era la criatura más bella de la tierra y el mar! ¡Del cielo también! Yo ya no sabía qué hacer, quería quedarme en el templo viéndola, pero había mucha gente y tenía miedo que me descubran así que... ¡Ah, por la Diosa! ¡Tengo que volver a verla!

—Ariel, cálmate —le dijo Erena con toda tranquilidad. 

Hace apenas unas horas que regresó a la isla donde su amiga y Abdel esperaban, intentó descansar un poco después de una noche de desventuras, pero al final la emoción la ganó y apenas encontró a ambos empezó a contarles toda la historia. Desde que vio el barco, pasando por el rescate del hombre, y terminando por la visión de la mujer de los cabellos dorados.

—¡No puedo! De verdad, Eri, quería dormir un rato pero estoy que no puedo con la emoción. Qué cosa más bella, por la Diosa. ¿Ya les dije lo de su cabello?

—Como trescientas veces —le dijo Abdel, él siquiera parecía entretenido con su narración—. Querida, ¿es que nunca habías visto una rubia? ¿No hay sirenas rubias?

—No, de verdad que nunca había visto a nadie con el cabello así.

—Ariel, no es que quiera desilusionarte —le dijo Erena—, pero el color de cabello rubio en las humanas es algo bastante común, hay muchas mujeres así. No es la gran cosa, luego cuando veas más cabelleras rubias se te pasará.

—No se me pasará —le dijo convencida—. Y no hay en la tierra nada como ella. —De eso también estaba segura. Esa mujer era única y no había nada que le hiciera pensar lo contrario.

—Déjame ver si entendí —habló Abdel—. Rescataste a un hombre y lo llevaste a una roca, empezaste a manosearlo, le toqueteaste el pene...

—Ugh, sí. Qué asco. No me hagas acordar de esa cosa.

—Continúo. Le toqueteaste el pene a un hombre, llevaste al tipo hasta el templo de la Diosa, viste a esa mujer rubia y no haces otra cosa que hablar de ella.

—Emmmm... sí, eso.

—A ver, antes de seguir vamos a jugar a aprender la palabra clave del día —dijo Abdel con cierta solemnidad—. La palabra es "consentimiento".

—Ajá... —Murmuró ella sin entender el punto.

—Ese hombre esta inconsciente, no te dio el "consentimiento" para que lo toques. Y menos en una parte íntima, ¿si? No puedes tocarle el pene a la gente como si nada, peor si están dormidos.

—Ay... ¿Entonces hice algo malo? —Preguntó haciendo un gesto culpable. ¿Por qué nadie le dijo eso antes? ¿Eran partes sagradas y privadas de hombres? ¿Cómo iba a saberlo?

—Es muy malo, sí. Pero por esta vez quedas perdonada porque no tenías idea de nada —respondió Abdel, y eso de alguna manera la dejó más tranquila—. Pero retomemos esta emocionante narración. Entonces tener al hombre en tus manos, literalmente, no te provocó nada. Pero ver a la chica rubia te ha movido todo el piso. Bueno, el mar en tu caso.

—Creo que es más o menos eso.

—Ajá...  —Expresó Abdel pensativo, luego de unos segundos continuó—. A mí se me hace que se te moja la canoa.

—¿Ah?

—Que te gusta la tortilla.

—No entendí.

—Que pateas con el otro pie. O con la otra cola, en tu caso.

—Caramba, Abdel, explícate. Ni yo entiendo qué quieres decir —le reclamó Erena. Ariel miraba confundida al hombre, ¿qué quería decir con todo eso? ¿Acaso era algo malo?

—Pues que a tu amiga le gustan las chicas, no los hombres.

—Es una sirena, no le pueden gustar "las chicas humanas". Además eso no es cierto, ¿verdad, Ariel ? —Erena la miró, y ella no supo qué decir. 

¿Le gustaban las chicas? No podía responder eso, la única "chica" que había visto era esa mujer del templo, que sí le gustó mucho y la dejó deslumbrada, ¿pero así de gustar-gustar? ¿Como las sirenas gustan de los tritones?

—No sé... —Respondió—. No estoy segura.

—¿Cómo que no estás segura? Eres una sirena, no te pueden gustar las chicas humanas —le reprochó Eri. Ella también creía eso, pero entonces, ¿por qué se puso así con la mujer del templo?

—Oye, no seas así con la pobre sirenita, que a ti te gustan los hombres y encima vienes a joderla. Hazme el favor —dijo Abdel, hasta parecía molesto y se cruzó de brazos.

—¿De verdad te gustan los hombres? —Preguntó Ariel confundida.

—¡Claro que no! Este idiota cree que porque lo tengo de esclavo me gusta, deja que alucine.

—Lo que digas, primor, los dos sabemos lo que quieres de mi hermoso y exuberante cuerpo —se burló Abdel. Y por alguna razón Ariel creyó que él no estaba mintiendo, que aunque Eri lo negara había algo entre ellos dos.

—¡Ya cállate! Cómo eres insoportable, no estamos para aguantar tu estupidez. ¿Ya conseguiste las pócimas que te pedí? No estás trabajando mucho.

—No me cambies de tema ahora, querida, estamos en la parte interesante del asunto.

—No, estamos hablando de negocios. Abdel, no puedes olvidar a quién le sirves y por qué tienes eso puesto. Me tienes que obedecer. —Apenas terminó de decir esas palabras, el dije que tenía puesto Abdel empezó a brillar. El hombre hizo un gesto de dolor, pero volvió a la normalidad pronto.

—Los tendrás pronto, no pasa de hoy.

—Perfecto, así me gusta.

—De nada, zorra esclavista. —Parecía molesto, y Ariel no se atrevió a decir nada. No entendía para qué Erena quería esas cosas, ni a quién se las daba. ¿A la Bruja del mar acaso? ¿El rumor era cierto? No quería ni pensarlo.

—No me siento muy cómoda —dijo ella con timidez. Prefería cuando esos dos estaban peleando por tonterías, que cuando estaban así hablando de sus "negocios turbios"—. Abdel...

—¿Qué quieres? —Le preguntó irritado, ni la miró.

—¿Estás molesto conmigo? —No creyó que sonaría así, tan inocente, dulce y hasta tierna. El hombre la miró y ablandó el gesto, hasta le removió los cabellos despacio, como solía hacer su padre cuando era pequeña.

—No, Ariel, chiquita linda. Contigo no es el problema. Tú eres un ser puro e inmaculado, no como otras zorras egoístas que podría nombrar.

—Ya para a la tontería, me estás aburriendo —le dijo molesta Erena.

—Abdel, ¿conoces el templo del agua que vi? —Preguntó ella como para salir del tema incómodo.

—No es un templo del agua, es un templo para la Diosa del mar. Está entre Theodoria y Aucari.

—Ay... Creo que sí me llevé al hombre algo lejos después de todo. ¿Crees que su familia lo encuentre?

—No tengo idea, quizá deberías ir a chismosear al templo. Aunque en el fondo sabes que irás solo por ver a tu sacerdotisa rubia.

—Bueno... —Ariel sonrió y se sonrojó sin querer. ¿A quién quería engañar? El hombre había pasado a segundo plano, lo único que quería era ver a la chica más linda del cielo, el mar y la tierra.

—Solo te advierto que las sacerdotisas que sirven a la Diosa no tiene amoríos ni nada por el estilo, se quedan solteras por siempre.

—¿Y eso qué tiene que ver conmigo?

—No lo sé, solo decía en caso estén pasando cosas sucias por tu mente, como ponerte a hacer cosas de lesbiana con la rubia.

—¿Qué? ¿Cómo cosas de lesbiana? —No entendió, ¿lesbiana era lo mismo que dijo hace un rato? ¿Eso de gustarle la tortilla, la canoa y algo más?

—Ya deja de decir estupideces, ¿no ves que Ariel es una sirena inocente? No la corrompas, maldito degenerado —le reclamó Eri, pero Abdel solo soltó una carcajada.

—Olvídalo, Ariel, quédate así linda e inmaculada buen rato más. No vaya a ser que acabes como Erena.

—Vete de una vez a hacer lo que te pedí, lárgate antes que pierda la paciencia —le dijo Erena molesta.

—Ya nos vemos, mis hermosas sirenas. No sé qué haría sin ustedes —les mandó un beso volado a cada una, se puso de pie y empezó a caminar hacia su bote. Erena solo suspiró.

—Imbécil —dijo como para ella misma. Ariel no agregó nada más. Tenía planeado volver al templo durante el día.


***************  


Francis aún no despertaba. Al asearlo, Linet descubrió que tenía un corte en la pierna que podía infectarse, así que se puso manos a la obra pronto. Quizá era un poco grave, porque hasta tuvo fiebre. La chica fue muy dedicada con él, lo limpió, curó la herida, le preparó algo para comer. Secaba su frente del sudor, pero más que eso, acariciaba despacio su rostro. ¿Cómo fue que llegó ahí? A la zona donde lo encontró no podía entrar así no más arrastrado por la marea, había varias rocas que tuvo que esquivar, alguien tuvo que guiarlo hasta ahí. No podía asegurar nada, menos con Francis inconsciente, pero ya luego vería la forma de averiguarlo.

Linet se inclinó para enjuagar ese paño y ponerle otro en la frente. Era la única que estaba en esa labor, sus hermanas se tomaron al pie de la letra lo que dijo la hermana mayor y una vez dejaron a Francis en cama no se habían acercado para nada a ayudarla. Tampoco era algo que le importara mucho, pero nunca estaba de más un apoyo. 

Llevaba tres años en el templo y se había acostumbrado a la rutina, aunque al principio se resistió mucho. No podía negar que había aprendido mucho en ese lugar, aunque seguía convencida que ese no era su sitio en el mundo. Ese no podía ser su destino.

Exprimió el paño y volvió la mirada a Francis. Entonces notó que él ya había despertado, y una vez más la estaba mirando. Se vieron y sonrieron a la vez, él tenía una sonrisa preciosa que era imposible resistir. Linet colocó el paño sobre su frente, lo notó hacer un gesto de alivio. Al fin estaba despierto, podría darle la sopa que preparó y preguntarle más sobre él. Sentía mucha curiosidad, pero más que eso, preocupación. ¿Qué le había pasado? ¿Cómo acabó a orillas del templo de la Diosa del mar?

—Me alegra verte despierto.

—¿Acaso dormí mucho? ¿Qué hora es?

—Es por la tarde, dentro de poco anochece.

—Vaya... —Murmuró él sorprendido.

—¿Ya te sientes mejor?

—Bastante bien en realidad, todo gracias a ti. Tú me salvaste.

—Yo no... —¿Cómo le decía si no estaba segura de lo que vio? —. Yo solo te encontré, ¿cómo fue que llegaste ahí?

—No lo sé... Lo último que recuerdo es el naufragio, pensé que iba a morir. Pero luego abrí los ojos y estabas tú.

—Entonces, ¿no tienes ni idea?

—¿Es muy raro que haya llegado hasta aquí?

—Algo...

—Para empezar, ¿dónde estamos?

—En el templo de la Diosa del mar.

—En la costa de Aucari —ella asintió—. Es raro... Estoy bastante lejos de casa...

—¿De dónde eres?

—De Theodoria, de la capital para ser exacto. —Linet se mostró sorprendida, sí que era lejos, era imposible que la marea lo haya llevado ahí. Tan lejos y específicamente a ese templo. La teoría de la chica de cabellos rojos se hacía más real.

—No te preocupes, ya una de mis hermanas fue a buscar a las autoridades para que pregunten por ti, te encontrarán pronto. Y ahora que sé eres de Theodoria será más fácil.

—Tampoco es que tenga mucha prisa en irme, Linet. Estaba con los ojos cerrados, y escuché que la hermana mayor te ordenó que me cuidaras solo tú. No tienes idea de cómo me agrada esa idea. —Francis sonrió, Linet se sonrojó otra vez. A ella también le encantaba la idea de cuidarlo.


Toda mi vida

dónde has estado,

me pregunto si te volveré a ver

y si ese día llega

sé que podremos triunfar,

me pregunto si te volveré a ver. (*)


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(*) Again - Lenny Kravitz

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 Ya aparecieron los beibis al fin <3 Mientras que Ariel sigue fangirleando con su rubia sacerdotisa y Abdel se declara capitán del ship XD



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