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By DarkCoffee14

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Yuuri Katsuki era un conocido modelo japonés que vivía en París. Su manera de caminar, su delgada silueta, aq... More

Capítulo 1
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34

Capítulo 2

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By DarkCoffee14

Narra Yuuri:

- ¿Saben? Hoy día fue un buen día – dije mientras encendía una vela que estaba al lado de la foto de mi madre – Por fin pude encontrar al bastardo que había estado siguiéndome los últimos días, ¿quién diría que era un fotógrafo famoso, no creen? – apagué el cerillo y lo dejé en el cenicero de cristal que antes había pertenecido a mi padre. Levanté la cabeza y retraje algunas lágrimas que amenazaban con salir.

No quería llorar. Ellos no querrían que llorara.

Volví a limpiar mis ojos llorosos con la manga de mi camisa e intenté sonreír.

- L-lo siento yo... Agh, enserio lo lamento, no puedo evitarlo – empecé a llorar de manera desconsolada – Aún no puedo superar esto, disculpa mamá, papá, Mari, Vicchan. Será mejor que me retire. – Junté las manos en señal de respeto, hice una pequeña reverencia y me puse de pie.

Ingresé a mi departamento con los ojos hinchados. Igual que ayer, antes de ayer, el día anterior y el anterior a ese. Me senté en el sillón de mi sala, retrayendo mis rodillas y abrazándome por completo, como una pequeña pelotita.

Desde hace tiempo me he hecho una pregunta, ¿algún día dejaría de llorar?

Es irónico que la razón de todo este dolor haya sido por colaborar con mi familia, seguir mi pasión y ser alguien en este mundo en el que solo los más fuertes son los que dominan, es decir: los alfas.

Todavía recuerdo esos días como si fuesen ayer. Eran días preciosos no cabe duda, tan llenos de risas y con tanto color...

No como los días de ahora. Monótonos. Iguales. Sin vida.

Flashback

Narra Yuuri:

- ¿Ya acabamos mamá? ¡Tengo hambre! ¡Quiero Katsudon! – dije inflando los cachetes. Los berrinches solían funcionar con mi mamá más que con mi papá, ya llevábamos casi una hora y media tomando estas fotos para el negocio familiar, me encanta ayudar y todo, pero... Tengo hambre. Quiero comer, lo necesito - ¡Katsudon! ¡Katsudon! ¡Katsudon! – me senté en el suelo y crucé las piernas y los brazos. A pesar de ser un "adulto" aún se me veía tierno como a un bebé recién nacido, así qué, ¿por qué no aprovechar el don que Dios me dio?

- Yuuri – dijo mi madre con los brazos cruzados – ¡Levántate de inmediato! ¡Vas a ensuciar el yukata!

- Hai... - respondí con desgano.

- ¿Quieres comer? – preguntó ella mirándome con gesto desaprobatorio.

- ¡Sí! – respondí entusiasmado. Al parecer no había funcionado mi pequeña escena, pero no iba a darme por vencido.

Me acerqué hasta donde ella estaba, vi que los demás presentes, tanto el fotógrafo como los maquilladores y los ayudantes de luz me miraban con atención. Justo lo que necesitaba.

Junté las manos y me arrodillé a sus pies con la cabeza inclinada.

- ¡Y-yuuri! ¿¡Qué estás haciendo!? – dijo ella exaltada.

Mantuve mi postura por al menos unos quince segundos, luego poco a poco levanté mi rostro intentando poner mi expresión más triste posible.

- Por favor madre – dije aquello último con la más alta señal de respeto.

Mi madre debía estar furiosa, me conocía lo bastante bien como para saber hasta donde era capaz de llegar para conseguir lo que deseaba, siempre me decía que eso era bueno ya que reflejaba mi perseverancia a la hora de actuar, pero, en este caso dudo que vaya a decirme lo mismo.

Se arrodilló hasta quedar a mi altura, mantenía aquella sonrisa serena que tanto la caracterizaba, cerró los ojos y se acercó a mi oído.

- Si no fuese por las personas que están alrededor, probablemente yo ya te hubiese colgado de un palo. Tenlo en cuenta para la próxima – cuchicheó.

Se alejó un poco para quedar de nuevo frente a mí, seguía con su misma expresión. Por lo que entendí, lo que me dijo significaba "Por esta tontería, hoy no cenas" ¡Perfecto!

- Está bien – dijo mientras acariciaba mi rostro. Se levantó y miró a los demás – Todos, tómense un descanso para almorzar. Las fotos deben estar listas para antes del atardecer. Nada de alcohol en el refrigerio, ¿entendido muchachos? – dijo señalando a todos como... Como lo que era, una madre responsable, una alfa dominante, líder de una gran familia, creadora de una de las empresas productoras de yukatas más famosas en la región.

- ¡Hi! Otsukaresama – dijeron todos a la vez.

Poco a poco la sala se fue vaciando hasta que solo quedamos mi mamá y yo. Cuando el último trabajador cerró la puerta, mi madre soltó un suspiró y luego cogió mis mofletes entre sus dos manos. Eran cálidas y suaves...

- ¿¡Qué voy a hacer contigo!? – dijo entre risas mientras pellizcaba mis pobres cachetes y movía mi cabeza ligeramente hacia los lados.

- ¿Amarme y mimarme por ser el mejor hijo y modelo que puedes pedir? – pregunté, haciendo una pose "sexy".

Mi madre ante aquel gesto se puso a reír, esa risa era tan dulce y tan contagiosa que no pude evitar reír también. Soltó mis mejillas y me tomó de la mano, la acariciaba suavemente entre las suyas con mucho cariño. Bajé un poco mi cabeza para verla a los ojos, esos faros color café siempre estaban rebosantes de emoción y alegría.

Una mirada de ella hacía desaparecer todas mis preocupaciones. Un abrazo de ella me hacía sentir protegido y amado. Un beso en el pómulo de ella era como sentir el roce de una delicada flor. No había palabras suficientes para expresar el cariño que sentía por mi madre, lo mucho que la valoraba o lo importante que ella era en mi vida. Sin darme cuenta, una boba sonrisa se formó en mi rostro.

- ¿Estás sonrojado? – preguntó ella mirándome fijamente.

Le mostré una de mis mejores sonrisas y le di un cálido abrazo.

- Tu belleza hace que me sonroje mamá... – dije en voz baja, lo suficiente como para que ella escuchase lo que había dicho.

- Así debe ser – dijo ella con voz sarcástica mientras correspondía a mi abrazo – Por eso es qué tú eres tan guapo. Lo sacaste de mí, no de tu padre, él es más carisma que guapura – comentó eso último entre risas – Pero ya no me hagas esas cosas niño travieso.

- Hiii – respondí canturreando.

- Vamos a almorzar – dijo ella jalándome del brazo derecho.

(...)

- No me sorprende para na-da – dijo mi hermana mientras terminaba de comer su arroz – Mi hermanito se vuelve loco cuando se trata de comida – dijo metiéndose un poco más del cereal a la boca. Ella era una beta muy talentosa, una de las mejores diseñadoras de yukata del grupo.

- Hijo, tu madre ya te ha dicho que no hagas esas cosas – dijo mi padre con voz calmada – La dejas como una mujer sin autoridad, y ambos sabemos que eso no es así – dijo dejando escapar una pequeña risa.

- ¡¿De que estás hablando querido?! – dijo mi madre dándole un codazo a mi papá. Él era un omega, desde joven había sido un chico calmado y para nada problemático, pero cuando conoció a mi madre... Todo se volvió más divertido según me cuentan.

¿Sería que algo así me pasaría cuando conociera a mi alfa? Ese pensamiento a veces rondaba por mi cabeza, pero no le daba importancia, no por el momento. Disfrutaba de estar con mi familia y no necesitaba nada más que eso.

- ¡Con permiso tengo prisa! ¡Muchas gracias! ¡Alfa pasando! – escuché a una voz conocida corriendo por los pasillos.

La puerta se abrió de golpe y vi a Minako, la mejor amiga de mi hermana y mi maestra de ballet, que estaba exhausta al parecer por correr desesperadamente. Cuando me vio literalmente se abalanzó sobre mí con unas lágrimas en los ojos.

- ¡Yuuri! ¡Felicidades! – dijo apretándome contra su pecho - ¡Estoy tan orgullosa de ti mi pequeño retoño! – estrujó mi rostro entre sus manos. Al parecer todo el mundo disfrutaba de hacer eso.

- ¿Qué sucede Minako? – pregunté separando sus manos de mi cara – Habla de una vez, interrumpes mi almuerzo...

- ¡La revista francesa a la que postulaste aceptó tenerte como modelo! – soltó de repente.

En un primer momento, no pude analizar toda aquella información. Estaba en shock.

- ¿Eh? – dije asombrado. Abrí y cerré los ojos para asegurarme de que lo que estaba pasando era real. Giré mi cabeza hacia mi familia y vi que estaban sonrientes - ¿D-de verdad?

- ¡Sííí! – respondió ella entusiasmada – Te quieren en París en dos días.

- ¡Es hora de celebrar! – dijo mi hermana de repente - ¡He estado esperando esto por mucho tiempo hermanito! ¡Hoy, habrá fiesta hasta tarde! – Se tiró también encima de mí y me dio un fuerte abrazo de oso.

Aquel día no pudo ser mejor. Fue una noche de pura alegría y diversión, de festejo intenso y de baile alocado. De tomar sin pensar en mañana y pasar un rato descontrolado. Una noche inolvidable no cabe duda.

Al llegar a mi cuarto, prendí la luz y fui hacia el altar de mi amigo.

- Vicchan, no sabes lo que pasó – dije lleno de emoción - ¡Me voy a Paris Vicchan! ¡Paris! ¡France! – prendí una vela y sonreí algo nostálgico – Daré mi mejor esfuerzo Vicchan. Ya verás que sí.

4 meses más tarde

- Tómense cinq minutes – dijo uno de los encargados – Monsieur Katsuki, tiene una llamada.

- Merci - dije con una sonrisa en el rostro - ¿Tiene idea de quién puede ser?

 - Su familia, Monsieur – dijo él pasándome aquel teléfono – dicen querer hablar con usted de inmediato.

- Está bien, los atenderé – dije cogiendo el celular - ¿Aló?

- ¡Yuuri! – escuché a mi hermana hablar al otro lado de la línea, estaba algo llorosa al parecer. Había estado lejos de casa por un tiempo, pero diariamente me comunicaba con ellos así que prácticamente no me fui, no del todo – Hermanito, tenemos una notica que darte ­– dijo ella algo exaltada - ¡Iremos a verte a tu presentación de hoy!

- ¿¡De verdad!? – dije con tono animado - ¡Qué bien! Los recibiré en mi casa, ahora tengo, como ya saben, un graaan apartamento para mí solo. Está algo vacío, pero entre todos nos acomodaremos. Tengo tanto que contarles...

- Nosotros también hijo – escuché a mi madre decir a lo lejos. Seguramente mi padre también estaba allí – Estaremos contigo en un abrir y cerrar de ojos, mi bebé – susurró ella dulcemente. Por un momento me imaginé a mi madre cogiendo mis mofletes como ella solía hacerlo, hacía ya muuucho tiempo que alguien me hacía ese gesto... Si bien me estaban dando más de lo que merezco o por lo menos eso pienso yo, por momentos extraño ciertas acciones que solo mi familia se tomaba la molestia de realizar.

- Te vemos allá hijo mío – escuché decir a mi padre – Tenemos que ir al aeropuerto hermanito, nuestro avión parte en una hora y media. Te quierooo – dijo Mari con voz animosa - ¡Te queremos hijo! – dijeron mis padres a la vez.

- Yo también los quiero mucho – respondí – Hasta pronto – dije. Mi hermana colgó la llamada.

Uno de los encargados de vestuario me llamó para ver mi siguiente atuendo para las fotografías. Seguí cumpliendo con mis tareas como debía, solo que mi cabeza estaba en otro lado. Esperaba con ansias el anochecer, lo esperaba con muchísima ilusión.

­Horas más tarde

Me encontraba en el aeropuerto de París. Mi presentación ya había acabado y no había visto en ningún momento a mis padres ni a mi hermana.

Según el hombre que estaba encargado de la organización del evento, ellos podrían estar en primera fila si así lo deseaban.

Pero nunca pudieron estar allí. Nunca llegaron.

Caminaba con paso apresurado, ¿y si algo les había pasado? ¿Qué tal si les robaron? ¿Habrían sido estafados? Estaba preocupado, sin embargo, a pesar de todas mis inquietudes intentaba mantenerme tranquilo.

Hasta que los vi.

El avión ****** que partió de Tokio-Japón a las 20h30 con destino a Paris-Francia no ha podido llegar a su destino.

La señal de Mayday enviada por el piloto llegó demasiado tarde a la torre de control, por lo que fue imposible enviar ayuda a tiempo.

Sentí como si el mundo se me viniese encima. Me quedé petrificado enfrente de aquel televisor que transmitía un programa de noticias internacionales en tiempo real. Volví a leer las primeras líneas del suceso: "Gran accidente aéreo"

Según dicen los informes, el piloto intentó realizar un aterrizaje de emergencia, mas no fue posible dado a las diversas fallas técnicas que el vehículo presentaba.

El accidente no dejó ningún sobreviviente.

Ningún sobreviviente. Aquellas palabras rondaban por mi cabeza. No podía ser verdad. No quería que fuese verdad. No podía soportar la idea de que aquella era la realidad en aquel instante, mi realidad.

- ¡Yuuri! – escuché a alguien llamarme a lo lejos.

Todo a mi alrededor se detuvo por unos segundos. Las personas y los objetos que me rodeaban dejaron de moverse. No oía nada excepto aquella voz.

Giré mi cabeza lo más rápido que pude y sonreí al ver a unos treinta metros míos lo que deseaba. Era mi hermana quien me estaba llamando, al lado estaban mi mamá y mi papá, todos con una gigante sonrisa en sus rostros. Se veían tan serenos, tan contentos y llenos de orgullo en la mirada...

- ¡Mamá! – grité sin pensármelo dos veces. Corrí hacia ellos con unas lágrimas en los ojos - ¡Mamá! ¡Papá! ¡Hermana! ¡Están aquí! – dije eufórico de alegría mientras me acercaba cada vez más.

- Hijo... ­- dijo mi madre con los brazos abiertos.

Sin pensármelo dos veces, me refugié en ellos como si mi vida dependiese de eso. Mi padre y hermana se unieron a aquel cálido abrazo. Era una sensación de serenidad total, mis preocupaciones por un momento se esfumaron de nuevo.

- Yuuri – dijeron todos a la vez – Te amamos. Te amamos muchísimo.

- Yo t-también los quiero – dije soltando unas lágrimas. Sentí como poco a poco aquel abrazo se desvanecía, dejándome un vacío.

- ¿Q-qué hacen? – dije abrazándome a mí mismo - ¡No se vayan!

- Tenemos que irnos hijo mío ­– escuché decir a mi padre a lo lejos. Ya no estaban allí, pero aún podía oírlos.

- ¡No pueden irse! – dije desesperado - ¡Aún no! Aún no estoy l-listo – sollozaba terriblemente – Por favor...

- Yuuri – escuché a mi madre llamarme con su dulce voz. Sentí la calidez de su mano pasar por mis mejillas, intenté tocarla, pero no había nada allí, solo aquella sensación.

- Mamá... - dije estallando en llanto - ¡¡Mamá!! ¡¡Papá!! ¡¡Mari!! ¡¡Regresen!! – grité cayendo de rodillas.

Me quedé ahí por unos minutos. Arrodillado abrazándome y con la cabeza gacha.

Se habían ido. Ahora sí toda mi familia se había ido.

Estaba total y completamente solo y pude sentir aquel vacío desde el primer segundo.

- ¡Yuuri! – escuché la voz de alguien no muy lejos de donde me encontraba, solo que esta vez la escuchaba acompañada de pasos apresurados – Yuuri... - la escuché a escasos centímetros de mí.

Sentí como unos brazos me rodeaban por detrás y casi automáticamente me lancé a ellos. Era Pichit, mi mánager y el omega que se había vuelto mi mejor amigo desde mi llegada.

- Lo siento mucho Yuuri... - dijo él abrazándome con fuerza – Lo siento tanto...

No dije nada, no podía articular palabra en aquel momento, y aunque hubiese podido no lo hubiese hecho.

Lo único que hice en aquel momento y en los días siguientes fue llorar.

Lloraba por lo mucho que había disfrutado con mi familia y por lo que me faltó disfrutar. 

Lloraba por las veces en las que de joven le dije a mis padres en medio de una pelea que los odiaba. 

Lloraba por no haberles prestado atención cuando me hablaban.

Lloraba recordando sus risas, sus enojos, sus propios llantos, las miles de facetas que tenían. 

Lloraba recordando a mi madre cantarme para dormir, corriendo a socorrerme en medio de una pesadilla. 

Lloraba pensando en los consejos que mi padre siempre me daba, las lecciones de vida que me quería dejar. 

Lloraba mientras recordaba que mi hermana celebraba cada pequeño logro que conseguía, mientras recordaba su optimismo en días grises.

Lloraba por no haberlos abrazado una última vez, por no decirles que los amaba.

Pero, sobre todo lloraba porque en un momento lo tenía todo y de repente, no tenía nada.

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¿Qué puedo decir? 

Ah sí, el drama no es lo mío :) 

Este es un intento de drama así que valórenlo)? 

Nah, pero de verdad espero que les haya gustado el capítulo, me costó un poquito-demasiado. Este capítulo es muuuy largo (bueno tampoco tanto pero ya me entendieron) porque es muy importante en la historia.

No se olviden de dejar una estresha sexy si les gustó ;v

Sayonara granos de café~~~

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